martes, 19 de junio de 2012

Las elecciones estudiantiles de la UBA del año 1973 y la FUA

Aritz Recalde, junio de 2012
“Hoy la universidad Argentina ya no es la universidad colonial, hoy ésta universidad sabe adónde va, con una juventud que innegablemente está destinada a sucedernos (…) Una nación que no puede confiar en sus intelectuales, no puede confiar en sí misma. Hoy la Argentina puede confiar en la intelectualidad universitaria siempre que se pliegue a la misteriosa, enigmática y potente inteligencia anónima del pueblo que sabe lo que busca, ni antes ni después, pero que cuando se mueve no solamente hace temblar al mundo y a los opresores, sino crea las condiciones para la construcción de la Confederación Iberoamericana de Naciones que fue el sueño que tuvieron San Martín y Bolívar y entre tantos otros menospreciados por la historia oficial, Hostos, José Martí, y el caso inmediato y concreto de la Patria, Juan Domingo Perón”. Juan José Hernández Arregui, 1973.[1]
Durante el mes de diciembre del año 1973, se desarrollaron las elecciones[2] estudiantiles en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). En este contexto, la Juventud Universitaria Peronista (JUP) se presentó a elecciones por primera vez en su breve historia[3].
La JUP triunfó sola y en el marco de frentes electorales, en 8 de los 11 centros de estudiantes[4], obteniendo la conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). Las tendencias electorales más importantes fueron la JUP con 20.719 votos; la Franja Morada (UCR) con 18.824 y el MOR (comunistas) que obtuvieron 9.459.[5] El dirigente de la JUP, Pablo Ventura, se refirió a los resultados electorales y estableció que “a nuestro juicio, estas elecciones en las que votó alrededor del 50 por ciento de los alumnos, reflejan el avance del conjunto del pueblo en esta etapa. Se han ganado sectores que en otros momentos se opusieron al pueblo peronista”.[6]
Una vez en la conducción de la federación, la JUP modificó el nombre de la FUBA que pasó a denominarse Federación Universitaria para la Liberación Nacional de Buenos Aires (FULNBA). Según Miguel Talento, la nueva denominación tenía que ver con que “Liberación Nacional expresa como bandera un marco de conciencia, que de ninguna manera sectoriza la denominación, sino que define los objetivos del organismo. Además, el nuevo nombre ilustra sobre el cambio de actitud de los estudiantes, cuya actitud anterior, en muchas oportunidades, los puso de espaldas al pueblo”.[7]
Uno de los temas importantes del movimiento estudiantil del la época, se vinculó a los debates en torno de la Federación Universitaria Argentina. Desde el año 1970, la FUA se encontraba divida entre la FUA La Plata[8] y la FUA Córdoba. En este cuadro, el presidente de la FUA Córdoba convoco al XIII Congreso a realizarse en la ciudad de Córdoba. En el encuentro se designaron a Miguel Godoy como secretario y a Federico Storani como presidente.
La JUP desarrolló una fuerte crítica del accionar del espacio y decidió no participar del XIII Congreso. En ese marco, convocó un congreso de la FUBA el 22 de diciembre. El temario del encuentro fue el siguiente:
1) Situación nacional;
2) Situación universitaria;
3) Situación del movimiento estudiantil;
4) Plan de acción para el verano;
5) Renovación de autoridades.[9]
El presidente de la FULNBA, Miguel Talento, sostuvo que “la presencia de la JUP en la FULNBA permitirá a la federación iniciar una nueva práctica para que los organismos que la componen vuelvan verdaderamente representativos (…) nuestro propósito es extender el numero y profundizar la organización”.[10]
Al culminar el encuentro, la FULNBA publicó una declaración estableciendo una convocatoria a que todos los Centros se comprometan a efectuar la siguiente agenda:
1) Defensa de la intervención de la universidad;
2) movilización contra todo intento de interrumpir el proceso de liberación nacional inaugurado el 25 de mayo;
3) garantizar el debate sobre la ley universitaria y las organizaciones populares;
4) Llamado a la unidad del movimiento estudiantil en una central única nacional.[11]
La profunda inestabilidad política del país inaugurada con la muerte de Perón en el año 1974 y con la posterior aplicación de la dictadura de 1976, obstruyeron la posibilidad de avanzar con la agenda impulsada por la FULNBA. Gran parte de los dirigentes políticos estudiantiles de la JUP fueron perseguidos e incluso, muchos de ellos desaparecidos. Frente al vacío político producto de la represión, y durante la dictadura y desde el regreso de la democracia, la Franja Morada designaría a los presidentes de la FUA[12].

 
[1] J. J. Hernández Arregui, “Una nación que no puede confiar en sus intelectuales, no puede confiar en sí misma”. Boletín de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, Marzo de 1973.
[2] A nivel nacional los resultados fueron JUP 24.550; MOR 22.120; Franja Morada 20.402. Noticias, 10 de diciembre de 1973.
[3] Pablo Ventura se refirió a las causas por las cuales la JUP no se presentó a elecciones “cumplida la etapa de la guerra del pueblo, cambia la perspectiva de la práctica del Movimiento Peronista. Hoy el pueblo tiene el gobierno, a pesar de las contradicciones existentes. Antes impulsábamos el enfrentamiento con la dictadura. Hoy propugnamos instancias de participación de masas en apoyo del gobierno popular, profundizando el proceso de reconstrucción nacional”. Boletín de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, Diciembre de 1973.
[4] La JUP triunfó en Arquitectura, Medicina, Económicas, Derecho, Filosofía, Agronomía, Veterinaria y Odontología. En Ciencias Exactas y en Farmacia ganó el MOR. En ingeniería triunfó la Franja Morada. Boletín de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, Diciembre de 1973.
[5] Boletín de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, Diciembre de 1973.
[6] Boletín de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, Diciembre de 1973.
[7] Noticias, 24 de diciembre de 1973.
[8] La FUA – La Plata estaba formada por comunistas e independientes. La FUA – Córdoba estaba compuesta por la Franja Morada alfonsinista y MNR (sector de los socialistas populares).
[9] Noticias, 21 de diciembre de 1973.
[10] Noticias, 24 de diciembre de 1973.
[11] Quedó constituida la mesa ejecutiva con 15 miembros: 7 JUP; 4 Franja Morada (3 JRR y 1 JR); 3 por el MOR y 1 por FAUDI – TUPAC. El presidente era Miguel Talento (JUP Derecho). La opinión, 23 de diciembre de 1973.
[12] http://www.fua.org.ar/?page_id=96

lunes, 18 de junio de 2012

Industrialización y poder nacional

CUADERNO DE TRABAJO DEL CEHAN° 12
INDUSTRIALIZACIÓN Y PODER NACIONAL

Aritz Recalde
Junio de 2012 

“Hay que tener siempre presente que aquella nación que pierde el control de la economía, pierde su soberanía”. Juan Perón[1]

 “Sin industrialización no hay independencia económica base de la soberanía nacional. Y sin soberanía nacional no hay autonomía cultural. Tal tarea sólo puede cumplirla el Estado Nacional (…) Toda industrialización es un intento consciente del país que ejecuta para alcanzar la plena soberanía.” Juan José Hernández Arregui[2]

“El poder de una nación se mide por sus riquezas y la riqueza de las naciones no sólo depende de sus ventajas naturales, sino, principalmente, de la importancia del trabajo nacional. Fomentar y proteger ese trabajo representado por la industria nacional, es no sólo derecho, sino el deber de la Nación.” Carlos Pellegrini[3]


OBJETIVOS
“Durante muchos años de dijo y se repitió que la Argentina es un país agrícola – ganadero. Esta verdad -como todas las verdades del liberalismo- es una verdad a medias y trae contrapeso de la otra mitad, que es una  mentira. Ese estribillo se repitió tanto y durante tanto tiempo que acabó por convertirse en un axioma: somos un país agrícola ganadero; luego, no podemos ser un país industrial.  (…) Por ella seguíamos siendo un país colonial y un país que se medía con fanegas de trigo y cabezas de ganado. (…) La carencia de industrias origina los siguientes males: Dependencia económica (…) Dependencia política (…) Desequilibrio económico (…) Desocupación (…) Empobrecimiento técnico (…) empobrecimiento económico.” Manual Práctico del segundo Plan Quinquenal (1953)[4]

En el cuaderno número 12 del CEHA, vamos a abordar la relación existente entre la industrialización y el poder nacional. El poder nacional de un Estado, se define a partir del análisis de sus capacidades de decisión política dentro y fuera del país y se concretiza por eso, a través del ejercicio pleno del derecho a la autodeterminación y la soberanía política por parte de los Estados y las organizaciones libres del pueblo. En torno de este principio, el Cuaderno desarrolla 2 hipótesis:

Hipótesis 1: la fortaleza o la debilidad del poder nacional de un Estado está directamente relacionada a su nivel de desarrollo económico.

Hipótesis 2: dentro de las actividades económicas, la industria es la base del poder nacional.

Con la finalidad de alcanzar los objetivos planteados, el Cuaderno elabora dos ejes de análisis:
-       Analiza las relaciones entre el poder nacional y la industrialización;
-       Menciona las modificaciones que puede traer aparejada la industrialización sobre la arquitectura institucional, cultural y social.
En todos los casos, consideramos que la economía y en particular la industria, generan “condiciones de posibilidad” para el cambio político, social, cultural o institucional. Ahora bien, en ningún caso lo determinan. Por un objetivo meramente didáctico, es que presentamos de manera simplificada las variables de estudio y las relaciones entre ellas. 

 EL PODER NACIONALY LA INDUSTRIA
 “El objetivo a perseguir es romper definitivamente la dependencia financiera, tecnológica y comercial, asegurando  para todos los argentinos el poder de decisión económica sobre los resortes de su propio desarrollo que así se manifiesta plenamente autónomo.” Plan Trienal Para la Reconstrucción y Liberación nacional 1974-1977[5]

Industria y planificación
“Cabe una reflexión relativa al poder de decisión: a lo largo de nuestra historia, dicho poder se ha conformado, tejiéndose una red de compromisos políticos que representan diferentes intereses. Si las alternativas son neocolonialismo o liberación, y si hemos optado por la liberación, el ajuste de ese poder es indispensable para lograr que responda a nuestros intereses. En lo político, liberación significa tener una Nación con suficiente capacidad de decisión propia, en lugar de una Nación que conserva las formas exteriores del poder, pero no su esencia. La Nación no se simula. Existe o no existe.Juan Perón (2006: 37)

La soberanía política de un Estado depende directamente del nivel de desarrollo de su estructura económica. Un país dependiente económicamente, tarde o temprano, delega las decisiones de política a sus acreedores o a sus proveedores externos.  Por esta razón, las potencias industriales manejan la economía y organizan la vida y la muerte de los pueblos y de los gobiernos del conjunto del planeta. En este cuadro, dentro de las acciones productivas, la industria es la actividad fundamental del poder nacional. Es por ello, que la promoción y la consolidación de la industria son etapas irremplazables de la organización nacional independiente. El proyecto industrialista le devuelve el poder de decisión a la comunidad nacional y por eso, la autodeterminación política del Estado se organiza desde la planificación de su desarrollo integral. En la historia de la Argentina del siglo XX, los puntos más altos en la planificación de nuestra independencia económica se ubicaron en los siguientes momentos:
-       Primer Plan Quinquenal (1946 – 52);
-       Segundo Plan Quinquenal  (1953- Incompleto por golpe militar);
-       Gestión de Aldo Ferrer (1970 – incompleto por cambio de gobierno);
-       Plan Trienal (1974 - Incompleto por golpe militar);
-       Plan Industrial 2020 (2012- en ejecución).

Soberanía política y justicia social
“En la reforma económica está el secreto de nuestro porvenir libre o esclavo, o del bienestar de las penurias de los argentinos y del juicio definitivo que la historia formulará sobre los hombres y las instituciones que asumieron la responsabilidad de mandar en esta tierra.” Arturo Jauretche[6]


Industria, política y frente nacional
En la vasta zona de países rezagados, que abarca a dos tercios de la población humana, América Latina vive su segunda revolución nacional. La primera, de la Independencia, fue obra del pueblo en armas. La segunda y actual, es la de su desarrollo integral”. Enrique Gugliarmelli [7]

La lucha por la industrialización integral genera las condiciones de posibilidad para articular el frente nacional de liberación. La alianza dependiente entre el capital financiero, las corporaciones trasnacionales y la oligarquía local, es un factor político retardatario de todo tipo de desarrollo soberano e inclusivo. En el marco del proyecto nacional industrialista, el empresario y el trabajador, pueden ser incluidos como sujetos organizadores de la política de Estado y como beneficiarios de la riqueza social. En este marco, los conflictos de clase dentro del frente del pueblo, no desaparecen sino que se modifican en su dinámica. En su lugar, se subordinan a la lucha contra el programa del subdesarrollo que es conducido por el enemigo externo y sus aliados dentro del país. El avance del proceso industrialista, es un paso sin el cual no se pueden mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. A partir de este punto de partida, se generan las condiciones para mediar los conflictos de clase en términos institucionales, permitiendo mejorar las condiciones sociales del pueblo y evitando con ello, en enfrentamiento civil permanente propio de los proyectos agroexportadores.

Industria y justicia social
“El justicialismo (…) subordina el capital a la economía y ésta al bienestar social. (…) Se ha elevado el standart de vida general del pueblo. (…) La economía justicialista de basa en el consumo.Raúl Mende[8]
El aporte de valor agregado que genera la industria es un medio fundamental para la creación de puestos de trabajo. Sobre dicha plataforma laboral, se generan las condiciones para la inclusión social y la inserción de las masas a la vida económica y cultural del país. El aumento del empleo fortalece la capacidad de consumo de los habitantes y robustece el mercado interno del país. En una economía en crecimiento centrada en la industria y en el mercado interno, el aumento de salarios fortalece la capacidad de consumo y la demanda de productos. A partir de acá, que la ecuación salario y consumo, son piezas fundamentales del sistema industrialista. Una economía industrializada permite a la nación enfrentar con mayor solidez las oscilaciones de los precios de nuestros productos agropecuarios, las operaciones de dumping o las trabas a las importaciones producto de las crisis internacionales. En este contexto y tal cual se demostró históricamente, frente a crisis económicas y a procesos de fuerte dependencia externa, los ajustes se produjeron sobre las condiciones sociales de los trabajadores. A partir de acá, que la fortaleza económica es un instrumento básico para la defensa de los empleos y de las condiciones de vida de los trabajadores. La actividad industrial y los empleos derivados de ella, permiten al Estado recaudar los impuestos a partir del los cuales se financian las políticas sociales y educativas. El fortalecimiento de la estructura económica y la producción de riqueza que genera el trabajo, son los elementos fundamentales para la formulación de los programas de emancipación social del pueblo.



DESCARGALO COMPLETO ACA

[1] Perón, Juan, Modelo Argentino Para el Proyecto Nacional, Instituto Nacional Juan Domingo Perón, Buenos Aires, 2006, p. 94.
[2] Hernández Arregui, Juan José, Imperialismo y Cultura, Amerindia, Buenos Aires, 1957, p. 326.
[3] Extraído de Gugliarmelli, Enrique, “Carlos Pellegrini: protección de la industria nacional”, Revista Estrategia, N° 45, marzo de 1977.
[4] Manual Práctico del segundo Plan Quinquenal, Presidencia de la Nación, Buenos Aires, 1953, pp. 191-193.
[5] Plan Trienal Para la Reconstrucción y Liberación nacional 1974 – 77, Presidencia de La Nación, Buenos Aires, 1974, pp. 14-15.
[6] Jauretche, Arturo, El Plan Prebisch. Retorno al coloniaje, Peña Lillo Editor,  Buenos Aires, 1975, p.  135.
[7] Gugliarmelli, Enrique, “Función de las Fuerzas en la actual etapa del proceso histórico argentino”, Revista Estrategia N° 1, mayo de 1969, p. 27.
[8] Mende, Raúl, El justicialismo, Mundo Peronista, Buenos Aires, 1952, pp 98-99.

sábado, 16 de junio de 2012

LAS ELECCIONES DE LA FEDERACIÓN UNIVERSITARIA ARGENTINA


CRÓNICA DE UNA INFAMIA RADICAL

 Por Aritz Recalde - mayo 2010


Las elecciones de autoridades de la FEDERACIÓN UNIVERSITARIA ARGENTINA (FUA) ejecutadas recientemente, son una muestra clara y rotunda, de las dificultades que encuentra la juventud para consolidar un ámbito de organización, de debate y de formulación de proyectos a mediano y a largo plazo. Año a año, el movimiento estudiantil se ve inmerso en un decadente encuentro caracterizado por los actos de corrupción y de infamia. El primer responsable de tan decadente accionar lo protagoniza la agrupación radical FRANJA MORADA, que conduce la presidencia de la FUA desde el año 1973 hasta la fecha. Una simple mención a la forma en que se desarrollan las elecciones de autoridades de la FUA, da muestra cabal de lo que estamos estableciendo.
(...) La desinformación y la desorganización son las únicas reglas de la jornada eleccionaria. No existen o no se presentan los PADRONES de electores, cuestión que permite que se anoten o se impugnen de manera desordenada y de a ratos escandalosa, a los representantes de las distintas fuerzas políticas. La Franja Morada y su comisión electoral son juez y parte en cada impugnación dándose el lujo de reconocer o de negar la representación de los estudiantes de todo el país. Una vez reunidos los estudiantes radicales con sus guardaespaldas y sus operadores, se da lugar al CONGRESO. Paradójicamente, es un Congreso en donde no se debate nada y es un ámbito en el cual los hechos principales transcurren a puertas cerradas. Las “comisiones” de debate no se implementan y miles de estudiantes que viajaron de todo el país para estar en el Congreso, se quedan sin encontrar en las aproximadamente 72 horas de caos generalizado, un lugar para expresar sus puntos de vista. La Franja Morada ACREDITA A SUS ELECTORES a puertas cerradas y sin presencia de los fiscales de las otras fuerzas. Posteriormente, permiten el ingreso de otras agrupaciones y les impugnan, en una tragicómica operación, a sus representantes arguyendo los más extravagantes y primitivos argumentos. Con esta ridícula y oprobiosa actitud, queda claro que se gana la elección de antemano. Una vez acreditados los electores que le permiten a la Franja Morada triunfar en la elección, se abre paso a la VOTACIÓN. El lugar se de la elección se separa físicamente del ámbito donde se ejecuta la acreditación con el objetivo de que las fuerzas “acuerden” las alianzas. En vez de que los electores de manera transparente voten en el mismo momento de ser acreditados, se prolonga la elección hacia la madrugada para que cada fuerza rejunte los “cartones”. La juventud vota a la madrugada como si fueran vampiros: entre las 24 horas y las 7 de la mañana se producen las ALIANZAS. Para garantizar los acuerdos no existen prácticamente plataformas, no hay debates y casi nadie presenta propuestas para dar contenido a la unidad y al rejunte de “cartones”. En este marco, se producen coimas, se implementan amenazas y las alianzas no se hacen en base a acuerdos programáticos o ideológicos, sino que se realizan por intermedio de prebendas incluyendo la persuasión de “barras bravas”. Los miles de estudiantes que realizaron el esfuerzo de ganar o de competir en sus centros de estudiantes, se enteran a la madrugada de los resultados de la elección sin poder discutir o proponer medida alguna en el marco del benemérito Congreso.

 Frente a esta infamia solo nos queda hacer una reflexión. La UCR utilizó la FUA para apoyar el golpe de Estado del año 1930. En el año 1955 se sirvió de ella para apoyar el golpe terrorista contra Juan Perón. En plena dictadura militar de 1976 eligió a dos presidentes de Federación como si nada pasara. ¿Hoy utiliza la FUA para hacer dinero o para disponer de cargos políticos para beneficio propio?. Más allá de este interrogante, lo que es seguro que la FUA no es un instrumento político o gremial que se utilice para apoyar las demandas de la juventud universitaria. Asimismo, no es esgrimida para contribuir al desarrollo nacional y a la emancipación de las organizaciones libres del pueblo.  

LA HISTORIA DE LA JUVENTUD ARGENTINA, CON SUS ACIERTOS Y CON SUS ERRORES, NO SE MERECE TAL HUMILLACIÓN

 Queda en manos del conjunto de los estudiantes y universitarios del país, sin distinción partidaria o ideología alguna, la enorme responsabilidad de hacer una autocrítica del funcionamiento actual de la federación. El paso siguiente será proponer y consolidar una FUA nacional y popular que contribuya a consolidar un espacio de juventud verdaderamente consustanciado con los intereses del país y de la región

viernes, 15 de junio de 2012

Gunnar Olsson y el pensamiento nacional

Aritz Recalde, junio de 2012 [1] 
“Aquí queremos señalar lo siguiente: que, por un lado, para nosotros ciencia y política son dos manifestaciones de una misma cosa, que en el caso analizado, históricamente determinado, como es el caso del desarrollo de la sociedad y el estado francés e inglés, se implican mutuamente; para esas burguesías ello se manifiesta o se resume en un determinado concepto de política. Política es la aplicación de la Ciencia, de la Teoría. En su manifestación más avanzada esa teoría es la Economía Política. La política define así la función del Estado como liberación de las leyes económicas del feudalismo como de los pueblos “atrasados” que con su política se oponen al desarrollo de la “economía”, donde la economía es el sistema capitalista, que en ese momento, dadas las relaciones de poder y de desarrollo económico, significa el enriquecimiento de Inglaterra (…) en su desarrollo histórico, la burguesía inglesa desarrolla un tipo de sociedad que corresponde a sus intereses. Esa sociedad encuentra su expresión teórica en la ciencia de la Economía Política, que la considera como “la sociedad”, es decir, la sociedad verdadera y universal, la sociedad racional. A su vez, esa ciencia es un instrumento político de su desarrollo, por su propio contenido”. Gunnar Olsson (A 3erM, N 5, P 49)
 “La política es la afirmación de una realidad: el ser nacional, que hacia el pasado se manifiesta en una serie de gestas de autoafirmación, historia que a su vez es la base real de la forja de la conciencia y voluntad de un sujeto que encarna en sí el ser nacional: el pueblo. La política es la autoconcepción y realización de este pueblo, la lucha por la defensa y desarrollo de sí mismo como comunidad política, es decir, soberana. La política no es la liberación de las fuerzas productiva, sino la liberación de la capacidad creadora del pueblo, la defensa por su autodeterminación”. Gunnar Olsson (A 3erM, N 5, P 51)
En el N ° 5 de Antropología del 3er Mundo (A3erM)  Gunnar Olsson publicó “Notas sobre el pensamiento nacional”. Tal cual lo establece el título del texto, el autor se propone introducir algunas categorías explicativas de las practicas de los intelectuales ubicados en el campo del nacionalismo.
Su punto de partida y tal cual se lee en el epígrafe, se origina en los siguientes supuestos:
-       El pensamiento se produce situado geográfica e históricamente. En este cuadro, la lucha por el poder y los ámbitos de producción de la cultura, se relacionan estrechamente y no pueden analizarse por separado;
-       La historia las ciencias humanas y sociales, debe situarse en el marco de las estructuras de poder de su época y su espacio de surgimiento;
-       La Filosofía jurídica política originada en Francia y la Economía política inglesa, otorgaron una “racionalidad científica” a los modos de dominación burguesa Europeos;
-        Las ciencias sociales y humanas justificaron “racionalmente”, la expansión imperialista de Europa sobre las colonias de América, Asia y África.
Olsson menciona que uno de los más aguzados críticos de la relación existente entre la producción científica y la política de dominación burguesa, sería Carlos Marx. Con el objetivo de analizar la sociedad capitalista, el autor alemán desarrolló un importante trabajo teórico y en palabras de Olsson, “En principio, Marx se presenta como el crítico de la Ideología Burguesa; en sus más relevantes aspectos: Filosofía, Política, Economía. A través de esta crítica teórica, reconstruye la Historia en su verdad” (A 3erM, N 5, P 49).
Olsson y continuando la opinión de Marx, recupera la tarea de crítica a las producciones teóricas y científicas Europeas. En este caso, su análisis se sitúa en nuestro tiempo y espacio y a partir de acá, que Olsson entiende que dichas producciones científicas eran instrumentadas como un medio de dominación sobre los trabajadores y los pueblos del tercer mundo. Frente a esa condición, el pensamiento nacional tenía que constituirse profundizando la crítica de la ciencia europea liberal iniciada por Marx.
Para realizar el estudio de las producciones académicas europeas, Olsson recuperó el concepto de la “política” formulado por el marxismo. Tal cual expresa el autor, para “Marx la lucha del proletariado deviene política en la medida que el proletariado toma conciencia de clase; tal como lo plantea Marx al final de la miseria de la Filosofía, en la medida que de “clase para el capital” deviene “clase para sí”. Es decir que el proletariado, como sujeto histórico, es concebido por la ciencia antes de que sea concebido por sí mismo. La concepción teórica precede a la concepción real (…) el político es un científico” (A 3erM, N 5, P 50).
La producción científica en tanto es un medio para la formación de la conciencia de clase, se consolida como una actividad política. Sobre el supuesto de la dimensión política que tiene toda producción científica, Olsson se propone:
-       efectuar un estudio crítico de los alcances políticos de las producciones teóricas de la UBA;
-       revisar los contenidos y las prácticas de los ámbitos de producción científica a partir de la especificidad del tercer mundo y de América Latina;
-       organizar una teoría que contribuya a la afirmación política nacional y popular. En sus palabras “es el desarrollo de la conciencia por la lucha contra esa dependencia, conciencia, voluntad y lucha que en cuanto sociales tienen una existencia objetiva y por lo tanto su propia necesidad; necesidad, por supuesto, que la “ciencia” no puede medir. Es lucha por la liberación, que se hace necesaria a través de su propio desarrollo” (A 3erM, N 5, P 53).
-       articular la especificidad de la teoría nacional con el proyecto político peronista ya que “Es en la lucha política en la que encuentra su verdadero fundamento y su contenido de verdad el pensamiento dialéctico (…) La política, en la forma determinada que asume en el Peronismo y en general en el Tercer Mundo, lleva en sí una concepción propia y original de la naturaleza de lo social, de la relación del ser y la conciencia, de la función de la ciencia dentro de la conciencia social y de una serie de problemas ligados a éstos” (A 3erM, N 5, P 53).
La necesidad de formular una teoría nacional, lleva a Olsson a revisar los alcances del pensamiento marxista en lo referente al cambio social y político de América Latina. A partir de acá, es que cuestiona el supuesto de la “universalidad” implícito en el marxismo que postula al proletariado como el sujeto de la historia que marchaba, indefectiblemente, al socialismo. Sobre éste principio teórico, el internacionalismo aparecía como el marco de acción y como la estrategia revolucionaria universal. Con dicho punto de partida, los nacionalismos eran criticados por ser ideologías burguesas o retardatarias y “dentro de ese contexto de ideas, la afirmación del ser nacional aparece como irracionalidad, como afirmación de los particular que niega lo universal, sinónimo de lo racional” (A 3erM, N 5, P 54).
Tomando distancia, Olsson menciona las revoluciones de China y de Cuba y las define como expresiones de “un marxismo que deviene instrumento del desarrollo de políticas nacionales”. En estos procesos de cambio, la articulación de clases o pueblos históricamente situados, pasaban a ser el centro de los cambios de la historia, desplazando el presupuesto universal del “proletariado internacional como había querido Marx” (A 3erM, N 5, P 53).
A partir de estos principios, Olsson estableció algunos lineamientos políticos y metodológicos para la organización del pensamiento nacional. Tal cual adelantamos, la producción científica nacional no tenía que reproducir acríticamente los postulados y conceptos de la arquitectura teórica liberal o de izquierda marxista europeos.
Frente a la “megalomanía de la Razón Universal”, Olsson sostuvo que el pensamiento nacional tenía que identificar la estructura social y las luchas de poder propias de nuestro continente. En este cuadro, el postulado central era “la afirmación de la realidad, de la existencia, actual, del sujeto histórico: el pueblo argentino en nuestro caso, y de todos los pueblos que luchan por su liberación” (A 3erM, N 5, P 56). El sujeto social fundamental era el “pueblo argentino” y no la “clase obrera universal” o el “individuo de la democracia liberal”. La noción de pueblo, suponía el reconocimiento de la existencia de conflictos políticos en torno de la articulación de clases sociales propia de los Estados subdesarrollados. Dicha práctica social, se desarrollaba en torno de patrones culturales e identidades propias y diferenciadas del modelo de la lucha de clases europeo propiciado como “marco universal de acción”.   
La producción científica nacional partía del supuesto de que “la política, como forma teórico práctica de vida de ese sujeto, es decir como forma de existencia y desarrollo, tiene como objeto consciente la organización que permita su libre desarrollo, organización que se ha constituido históricamente, donde se distinguen un líder, los encuadramientos y las bases, donde el líder es tal porque es el que ha sabido interpretar las necesidades del pueblo” (…) dialogo que es posible porque se posee un lenguaje común, que se resume en una doctrina” (A 3erM, N 5, P 56). Tal cual se lee, Olsson daba una relevancia fundamental a la consolidación concreta e histórica, del sujeto pueblo como fuerza política y social emancipadora. Por el contario, buena parte de la sociología de su época habían caracterizado a dicho intento (peronismo) como desviación burguesa, como expresión política autoritaria o como una identidad retardataria de la conciencia de clase. Olsson suponía que el estudio objetivo de los conflictos sociales, implicaba reconocer la práctica del pueblo y su construcción política concreta.
Tal cual mencionó el autor, la articulación política de las clases sociales encuadradas dentro del sujeto pueblo, compartían un conjunto de valores en común denominado por Olsson como “doctrina”. A partir de acá, una de las tareas fundamentales de las ciencias sociales tenía que ver con apoyar la formación y consolidación de la doctrina y “Dentro de este contexto, la ciencia y la teoría en general se realizan como un momento del desarrollo de la conciencia nacional, o sea la conciencia de ese sujeto histórico absoluto que es el pueblo argentino (…) Es un medio para el autodesarrollo del sujeto (…) La ciencia devendrá real, objetiva en la medida que tenga la capacidad de integrarse a la vida del sujeto histórico, a la política del pueblo”.
Finalmente, Olsson introdujo el supuesto de que los conflictos políticos de los años sesenta generaban las condiciones para avanzar hacia nuevas formas de organización de las estructuras de poder capitalista. Dicha superación del sistema capitalista, iba a producirse en la medida de que el nuevo orden social sea un elemento de afirmación política y de emancipación concreta del pueblo. No se trataba de importar modelos o de imponer formulas intelectuales a los trabajadores, sino que y por el contrario, el “socialismo nacional” iba a producirse como parte de la maduración y evolución de la conciencia popular acumulada en la práctica real histórica.  En dicha línea, argumento que “Es dentro de este marco donde el concepto de socialismo toma sentido concreto, es decir, político. El socialismo devendrá real en la medida en que sea aceptado e incorporado a las reivindicaciones del pueblo, en la medida en que sea considerado un medio apropiado de autorrealización. Lo concreto de este socialismo es que nunca puede entrar en contradicción con el principio de soberanía política. En ello reside la esencia del concepto de socialismo nacional (…) Esa necesidad de ubicarse en el plano de lo concreto de la política, proviene además de que la historia del siglo actual nos ha enseñado que es posible el desarrollo de un imperialismo que tiene como bandera le socialismo” (A 3erM, N 5, P 57).


[1] El trabajo forma parte de mi proyecto de doctorado titulado “Ciencias sociales, universidad y política en las décadas de 1960-1970: la revista Antropología 3er. Mundo”. Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

viernes, 8 de junio de 2012

La revolución de mayo y el neocolonialismo

Aritz Recalde, junio de 2012
Durante el año 1810 recorrió la extensa América del sur, un fuerte reclamo por el derecho a la afirmación política de los pueblos. En dicho proceso revolucionario, coexistieron diversas corrientes políticas e ideológicas que se van a enfrentar a lo largo del tiempo. Una de las manifestaciones del enfrentamiento entre los proyectos revolucionarios, tuvo que ver con la interpretación misma de los procesos políticos.
En este marco, la interpretación historiográfica de las jornadas de mayo no fue neutral y objetiva. Una de las manifestaciones de la parcialidad en la interpretación historiográfica, la realizó la llamada historia oficial. Dicha corriente intelectual, tiene entre sus plumas a Bartolomé Mitre, que estableció que la revolución de mayo se produjo con un sentido anti español, separatista y favorable al libre comercio. Relativizando ésta lectura de la revolución, el revisionismo histórico argumentó que el libre comercio se sancionó anteriormente a la revolución (1809) y que durante las jornadas de mayo se produjeron manifestaciones públicas y documentadas de apoyo al monarca Fernando VII. En ésta misma línea, el revisionismo demostró que buena parte del partido criollo, promovió la revolución democrática con el objetivo de modificar la arquitectura de poder monárquica que cercenaba la participación política de los criollos. No existía en ellos, el sentimiento anti español y el racismo contra nuestra condición hispánica mencionado por Mitre. Por el contrario, había en el primer gobierno patrio y en los ejércitos de liberación, representantes españoles (Chilavert). Asimismo y en sentido inverso, en el frente monárquico contrario al gobierno cabildante, se ubicaban individuos nacidos en América (Goyeneche).  La revolución separatista fue declarada recién en el año 1816 y se produjo debido a la restauración monárquica de Fernando VII y a su negativa a reconocer derechos  políticos a los territorios americanos.
Tal cual adelantamos, la operación historiográfica de Mitre no fue objetiva y por el contrario, Bartolomé desvirtuó la historia para justificar que la ruptura con España derivara en un neocolonialismo con Inglaterra. Mitre hizo escuela en su apología británica y tal es así y por tomar un ejemplo, que contrariando el sentimiento independentista y revolucionario de mayo de 1810, el 10 de febrero de 1933 el vicepresidente argentino Julio Argentino Roca (H) sostuvo que la Republica Argentinapor su interdependencia reciproca es, desde el punto de vista económico, parte integrante del imperio británico”. Tomando distancia al proyecto neocolonial mitrista, en el año 1846 San Martín le escribió a Rosas rechazando la agresión inglesa en el país y sostuvo que “A su recibo ya sabía la acción de Obligado (…) A un tal proceder, no nos queda otro partido que el de no mirar el porvenir y cumplir con el deber de hombres libres, sea cual fuere la suerte que nos depare el destino; que por mi íntima convicción, no sería un momento dudosa en nuestro favor, si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá en esta contienda, que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España”. Contra la opinión de San Martín, luego de la batalla de Caseros que derrocó a Rosas, nuestra política exterior se articuló de manera subordinada a los agresores ingleses de 1806 y 1845 y que ocupaban Malvinas desde 1833. El vaticinio neocolonial de Mitre se cumplía para desgracia del país y del continente.
El neocolonialismo de los sectores liberales que sostenían que la revolución de mayo se realizó para acercar el país a Inglaterra o Francia, tuvo otras importantes consecuencias. El proceso de mayo de 1810 se produjo en el contexto de las invasiones napoleónicas en España. Gran parte del pueblo ocupado y referentes como José de San Martín, habían enfrentado al agresor francés. En esta batalla, se movilizaron desde el año 1808 los liberales españoles promotores de las juntas populares y de la acción antiimperialista. Pocos años después de las guerras desatadas contra Francia, Bernardino Rivadavia era nombrado Secretario del Primer Triunvirato. Rivadavia y paradójicamente, fue denominado por nuestra historia oficial - con marcada admiración-, como “afrancesado”. Continuando los ideales de Bernardino en el año 1838, frente a la agresión Europea contra la Argentina el también afrancesado Esteban Echeverría, se puso a favor del ocupante, ya que en su opinión “el género humano es una sola familia y que nadie es extranjero en la patria universal (…) Hay alianza virtual entre todos los pueblos cristianos tratándose de propagar y defender los principios civilizadores que los emigrados argentinos debían considerarse, por lo mismo, aliados naturales de Francia o de cualquier otro pueblo (…) por parte de la Francia estaba el derecho y la justicia; tuvieron el coraje de alzar solos la voz para abogar por la Francia y contra Rosas”.
Por otro lado y tomado distancia de la perspectiva liberal dependiente, estaban los dirigentes de la revolución de mayo como Cornelio Saavedra, Mariano Moreno o posteriormente, los patriotas de la estirpe de José de San Marín. Estos sectores promovían la revolución democrática anti absolutista y la independencia frente a todo tipo de colonialismo sin bandería alguna.  El pueblo de las orillas se había hecho milicia en las invasiones inglesas de 1806 y en 1810 se dirigió a los cuarteles y a los regimientos de Patricios al mando del teniente coronel Cornelio Saavedra. En las jornadas de mayo, también se movilizaron la pequeña burguesía y los intelectuales como Moreno, Castelli o Belgrano. Entre ambos sectores, existieron fuertes y acalorados debates. Para Saavedra, Moreno postulaba metodologías extremas inaplicables en el contexto de la época. Para algunos morenistas, Saavedra era un moderado y un retardatario. Ahora y pese a sus diferencias, ambos acompañaban el proceso de revolución democrática anti absolutista iniciada con la Junta de Mayo y negaron cualquier posibilidad de que nuestro país sea dominado por Inglaterra, por Francia o por cualquier otra potencia extranjera.

Tal cual comentamos, distantes de la actitud revolucionaria de Moreno o de Saavedra, estarían los liberales porteños como Rivadavia o Mitre.  El sector liberal abogó por la soberanía política, para poner al país bajo la tutela económica y cultural extranjera.
Actualmente, la segunda independencia nacional que es la de nuestro desarrollo económico, cultural y social, sigue vigente. En este marco, la emancipación definitiva del país y el continente, va a ir sepultando al neocolonialismo y a sus historiadores. Seremos argentinos y latinoamericanos o no seremos nada.






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