jueves, 10 de diciembre de 2009

¿Universidad reformista o universidad nacionalista?


Aritz Recalde - noviembre 2009

(Publicado en Revista Revisión)

En la historia reciente de las universidades argentinas coexisten diversas corrientes políticas y culturales sobre los diferentes modelos de educación superior. Dichas posiciones pueden sistematizarse en dos grandes perspectivas.
Por un lado, se encuentra la concepción “reformista” de la universidad cuya génesis se vincula a una interpretación parcial[1] de las jornadas de córdoba del año 1918, cuestionando y continuando a su vez, algunos rasgos tradicionales de la universidad argentina de raíz liberal[2]. Esta concepción fue refundada con el golpe militar de 1955 y en particular, con el ascenso de Eugenio Aramburu y la sanción del decreto ley 6403/55. Dicho proyecto establece una concepción política e institucional centrada en la importancia de establecer un gobierno universitario autónomo de la democracia de masas. Incluso, los miembros de la universidad pueden enfrenarse directamente al sistema político mayoritario justificando dictaduras en nombre de la defensa de sus propios intereses: 1930 o 1955[3] son dos fechas en donde importantes sectores de la universidad reformista pidieron públicamente golpes de Estado reivindicando consignas ligadas la autonomía universitaria. En la tradición reformista existe una marcada distancia entre el desarrollo social, económico, cultural y político del país y los programas de la universidad (investigación, transferencia, enseñanza y extensión). Dicha condición escindida entre la universidad y el proyecto nacional, encuentra su justificación en la supuesta existencia de una vanguardia cultural de clase media, que protegería los ámbitos de producción del saber de las desviaciones de poder externo a las casas de altos estudios. Esta corriente y retomando la tradición liberal de la universidad, reproduce en los ámbitos educativos y científicos las producciones de saber europeos y norteamericanos, estableciendo por acción deliberada u omisión, la inexistencia o la supuesta inferioridad de la cultura nacional. La reproducción de saber extranjero agudiza la separación entre la elaboración de conocimiento y los problemas nacionales: la universidad tiene como objeto de estudio privilegiado las agendas de reflexión extranjeras que y generalmente, son distantes del conocimiento socialmente relevante para el país. La Universidad de Buenos Aires (UBA) es una institución típica de esta tradición.
La tradición reformista contrasta con aspectos importantes del modelo de universidad del nacionalismo popular que fue introducida por el gobierno del general Perón y continuada por intermedio de los debates de las décadas del sesenta al setenta[4]. Dicha corriente intelectual y política sostiene que la universidad debe acompañar el modelo de desarrollo nacional y no viceversa. En este cuadro, la preocupación por la autonomía y el cogobierno pasan a un segundo plano y se priorizan los debates en torno de la consolidación de una arquitectura institucional que pueda dar cuenta de las demandas y los anhelos de la democracia de masas y de las organizaciones libres del pueblo. Las investigaciones, la extensión, la enseñanza o la transferencia se organizan teniendo en cuenta el proyecto nacional y las demandas regionales socialmente relevantes. Un modelo típico de dicha concepción fue la Universidad Obrera Nacional que se vinculó directamente desde su origen al proyecto del gobierno que se propuso industrializar el país y declarar e institucionalizar los derechos de los trabajadores. Con dicha finalidad la Universidad Obrera promovió el acceso al aula de los trabajadores[5], desarrolló carreras que se correspondieron a la producción y a la industria regional[6] y fue gobernada con representación directa de los trabajadores afiliados a la Confederación General del Trabajo (CGT)[7]. Como se observa y a diferencia de la tradición reformista, el modelo del nacionalismo popular promueve carreras y líneas de investigación no tradicionales (abogacía, economía y medicina) y ligadas a las demandas de la región y al proyecto nacional. Asimismo, incluye en sus órganos de gobierno a representantes directos de las organizaciones libres del pueblo ajenos a la universidad. En esta concepción se considera importante el conocimiento socialmente relevante que no se produce en la universidad y por eso se promueve el estudio y la problematización de la cultura local, regional y nacional en sus currículas.
La Universidad Nacional de Lanús (UNLa) es una institución que recoge desde su nacimiento muchos de los legados del modelo universitario del nacionalismo popular y en especial, en los aspectos concernientes a la importancia de generar una vinculación directa de la UNLa con el proyecto nacional y regional, promoviendo el estudio y la divulgación de la cultura nacional. En este sentido, la Rectora de la UNLa Ana Jaramillo, define a dicha casa del altos estudios como una “Universidad Urbana Comprometida” que (...) “ha decidido que es la comunidad con sus problemas la que define su currícula. También hemos decidido que, inversamente al planteo escolástico, nuestra función hoy debe ser textualizar los problemas más que problematizar los textos, si queremos modificar nuestro futuro y poder decir junto a Scalabrini Ortiz que “aquí también se aprende a defender a la patria”[8]. Como se puede observar, se produce un doble desplazamiento que modifica la visión tradicional de la universidad reformista. Por un lado, se reconoce la decisión estratégica de la UNLa de formular carreras, desarrollar investigaciones, implementar procesos de transferencia y actividades de extensión en función de las problemáticas locales y regionales. Asimismo, Jaramillo entiende que el conocimiento se produce no solo en la universidad, sino que y por el contrario (...) “el conocimiento en sus diversas formas reside en toda la sociedad. Supone que participan en la generación y distribución del conocimiento el conjunto de la sociedad civil, el Estado en sus diversos estamentos y jurisdicciones, la empresa privada, así como organismos no gubernamentales”[9]. Universidad, proyecto nacional y problemas regionales se fusionan y estructuran el currículo de la UNLa. Es bueno remarcar que frente a la fuerte impronta europeísta de la universidad liberal y reformista argentina, la UNLa reconoce la existencia de la cultura y la producción de conocimiento nacional y en especial, reivindica los aportes intelectuales de las figuras de suma trascendencia como Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Rodolfo Puiggrós, Rodolfo Ortega Peña, Leopoldo Marechal, Homero Manzi o Juan José Hernández Arregui, que dan nombre a los edificios de la UNLa. La UNLa promueve carreras de grado ligadas la región como son y por ejemplo, las licenciaturas[10] en Ciencia y Tecnología en Alimentos, en Gestión Ambiental Humana, en Enfermería o en Seguridad Ciudadana y también de posgrado, como son las maestrías en gestión de PYMES o en Salud Mental Comunitaria. Para dar cauce a las opiniones de la comunidad y como un medio para implementar una acción coordinada con las instituciones y habitantes de la región, la UNLa estableció un Consejo Social Comunitario con representación del ejecutivo municipal, de organizaciones de la comunidad y de miembros de la universidad.

Ambas tradiciones que fueron resumidas por una cuestión didáctica, coexisten en el sistema de educación superior argentino. En algunos casos, dichas concepciones y modelos institucionales se complementan y en otros aspectos, se contradicen. La tradición del nacionalismo popular fue interrumpida con los golpes de Estado de 1955 y de 1976, que dejaron como saldo que la reapertura de la democracia de 1983 imponga el modelo reformista retrotrayéndonos en los debates universitarios varias décadas. Muchas de las nuevas universidades del conurbano, con mayores o menores desarrollos y aciertos, han recuperado muchas cuestiones del modelo del nacionalismo popular respetando el esquema del gobierno tripartito[11] instaurado con la dictadura de 1955. Es interesante remarcar, que la experiencia de la UNLa y de manera similar a otras nuevas universidades que han implementado aspectos del nacionalismo popular, han tenido un importante desenvolvimiento y crecimiento caracterizado por el incremento de las matriculas, el ingreso de los sectores populares y la promoción de nuevas carreras de grado y de posgrado que son estratégicas para el desarrollo del país.


Bibliografía
- Jaramillo, Ana, La universidad frente a los problemas nacionales. Ed. UNLa, Lanús, 2006
- Recalde, Aritz, Universidad y Liberación nacional, Ed. Nuevos Tiempos, Buenos Aires, 2007.

Normas
- Constitución nacional de 1949.
- Estatuto de la Universidad Nacional de Lanús - www.unla.edu.ar
- Estatuto de la Universidad nacional de Rio Negro - www.unrn.edu.ar
- Ley 13.031/47.
- Decreto ley 6403/55.
- Ley 20.654/74.


[1] El movimiento de la “reforma del año 1918” estableció “fines” y “medios”. Entre los fines mencionados en el Manifiesto Liminar estaba la necesidad de reactualizar los contenidos y las formas de transmitir el conocimiento y su relación con la sociedad. Los “medios” sugeridos para alcanzar los fines fueron el cogobierno (distinto de gobierno tripartito posterior a 1955). Finalmente, la tradición reformista vigente hasta la actualidad, se apoderó de los medios sin discutir demasiado con que fines los utiliza.
[2] Tradición cultural y política ligada a la fundación de la corriente intelectual iluminista porteña de Bernardino Rivadavia y de la Universidad de Buenos Aires de 1821. Las elites porteñas expresaron la frustración del imperialismo militar británico: la derrota militar de 1806 culminó con el triunfo cultural y político ingles que fue implementado por los intelectuales al servicio de los intereses del extranjero.
[3] El gobierno tripartito tradicional (docentes, estudiantes y graduados) fue concedido por Eugenio Aramburu a los socios del golpe de Estado que intervinieron de manera violenta las universidades: PS y UCR. La segunda forma del gobierno tripartito (docentes, no docentes y estudiantes) fue introducida en el año 1974 con la ley 20.654 dando paso al gobierno cuatripartito actual de muchas universidades.
[4] En el año 1973 se implementó el modelo del nacionalismo popular en las universidades a partir de una acción protagónica de la juventud que acompañó la revolución justicialista. Dicha experiencia articuló de manera positiva la tradición del reformismo (cogobierno) con el nacionalismo popular (universidad al servicio del proyecto nacional).
[5] Dicha medida fue complementada con la sanción de la gratuidad universitaria y con la supresión de los aranceles el día 22 de noviembre de 1949 (decreto 29.337/49).
[6] La noción de regionalización aparece mencionada en el artículo 2 inciso 4, de la ley 13.031 del año 1947 que estableció que entre los objetivos de la universidad estaba el de “Estimar el estudio y desarrollo de la ciencia aplicada y las creaciones técnicas, adaptándolas a las necesidades regionales”. La constitución del año 1949 se refirió a la regionalización de la universidad de la siguiente manera: “Cada una de las universidades, además de organizar los conocimientos universales cuya enseñanza le incumbe, tenderá a profundizar el estudio de la literatura, historia y folklore de su zona de influencia cultural, así como a promover las artes técnicas y las ciencias aplicadas con vistas a la explotación de las riquezas y al incremento de las actividades económicas regionales”.
[7]La U.O.N. -actual Universidad Tecnológica Nacional o UTN- fue creada por la ley 13.229/48 e inaugurada en octubre de 1953. Entre las carreras promovidas estuvieron las de Ingeniería Ferroviaria e Ingeniería Química en Tucumán o la de Ingeniería Aeronáutica en Córdoba. El Rector tenía que ser un obrero egresado de la Escuela Sindical de la CGT y trabajaba con un Consejo de Coordinación Industrial con representación del capital y el trabajo.
[8] Jaramillo, A. La universidad frente a los problemas nacionales. Ed. UNLa, Lanús, 2006. P 8.
[9] Op. Cit. Pág. 19.
[10] La UNLa organiza las carreras en dos etapas: un primer ciclo corto de Tecnicatura y un segundo de licenciatura. Los títulos intermedios son un importante elemento para reducir la deserción y para vincular la educación a la producción y el trabajo. La noción de “carreras cortas” tuvo como antecedente el proyecto institucional de Rodolfo Puiggrós en la UBA del año 1973 que buscó acercar la educación a los trabajadores.
[11] La mayor innovación en el gobierno de las Universidades Argentinas la realizó la Universidad Nacional de Rio Negro que institucionalizó un sistema de toma de decisiones con participación de las organizaciones del trabajo, de la producción y el Estado.

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