sábado, 26 de diciembre de 2009

La crisis de la Universidad de Buenos Aires




Aritz Recalde, CEHA - diciembre 2009

“Los estudiantes, al defender la “autonomía universitaria”, sin saberlo, tal es la fuerza de los credos morales, luchan en rigor, por el colonialismo”. Juan José Hernández Arregui[1]

La crisis actual de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se vincula directamente a su incapacidad para acompañar el debate y las acciones necesarias para promover el desarrollo nacional. El conflicto por la elección de autoridades es sólo una expresión más de su imposibilidad para contribuir a la resolución de los problemas nacionales y a la producción de conocimiento socialmente relevante.
La derecha radical cobista y el izquierdismo iluminista se juntan para producir y perpetuar la crisis. Los conflictos permanentes del cogobierno universitario y la última elección de Rector de la UBA, son sintomáticos de un sistema organizado en torno de un bagaje de ideas y de doctrinas arcaicas y lo que es innegable, analizando sus resultados, las acciones terminan siendo profundamente reaccionarias. El conflicto concreto por la elección de un Rector o el debate desatado en torno de él, son hechos atendibles y habituales a la universidad. No es habitual que el conflicto impida uno de los rasgos centrales en el cual se inscribe su supuesta causa: la democracia del cogobierno. Uno de los grupos en pugna - el sector estudiantil- bloquea las acciones de los ámbitos en donde pierde la elección y lo hace en nombre de la “democratización” e impide la libertad por la que supuestamente aboga. La única elección legitima, parece, es la que gana algún candidato de la FUBA. Dejando de lado este detalle, paradójico y absurdo, lo que nos interesa remarcar son los argumentos y las doctrinas esgrimidos por la FUBA y por algunos miembros docentes y graduados de la universidad. La desubicación del “desmovimiento estudiantil”, no es un tema nuevo y por el contrario y con pocas pero honrosas excepciones, es una práctica frecuente de los cenáculos vanguardistas indigestados con bibliotecas europeas, que los distancian del país y los estrecha a los pasillos de la isla democrática. Lo grave de esta situación no son simplemente sus dificultades tácticas para hacer política y que en algún momento e indefectiblemente, los llevó a enfrentar a todos los gobiernos progresistas del siglo XX y XXI o como dijo Juan José Hernández Arregui “Han estudiado tanto que en política siempre se equivocan”[2]. El problema tampoco son sus excéntricos métodos que fomentan que haya elecciones sólo donde ellos ganan y que además lo hagan en nombre de la autonomía y el reformismo de 1918. Por el contrario, la crisis de la universidad se define por su incapacidad para democratizarse en su verdadera y única forma y contenido: servirle al país que la financia y le da razón de ser. Para comprender la desconexión, la falta de seriedad en las agendas de debate o su desprecio con el país real, solamente hay que escucharlos hablar. Por ejemplo, el estudiante crónico y presidente de la FUBA Cristian Henkel, arguye que el problema de la UBA es la falta de democratización del cogobierno caracterizado por contener “camarillas”. En su opinión si le damos algún congresal más a la FUBA y el voto a algunos docentes relegados, la UBA será democrática. Su poco original planteo iluminista y vanguardista preocupado solamente por mantener sus privilegios en la universidad, reposa en un infantilismo absurdo y simplista que tuvo alguna lógica a 6 años de la Ley Sáenz Peña, pero no en pleno siglo XXI y a 26 años de la reapertura democrática de 1983.
La representación de los intereses y los miembros del pueblo y sus organizaciones no existe para estos democratizadores. Con banderas rojas y consignas rimbombantes piden por sus privilegios que son propios de la vida interna de la universidad y en ningún momento, se discute seriamente cuál debería ser el rol de la UBA para contribuir con el desarrollo sustentable país: ¿Qué profesionales deberían formar? ¿Qué transferencia demanda la región de la C.A.B.A. y el conurbano? ¿Cuáles son los posgrados que necesita el país? ¿Cuáles son las Carreras que demanda el país?, ¿Cómo podría intervenir la universidad con acciones socialmente relevantes para los humildes?, ¿Cómo podría intervenir la universidad en los debates sobre la pobreza, la industrialización, los recursos naturales, la vivienda, la dependencia tecnológica, el medio ambiente, la energía o la salud?. A la FUBA y a muchos de los Asambleistas[3], de izquierda a derecha, radicales e izquierdistas, docentes y alumnos, no se les ocurre pensar que en un país con 40 millones de argentinos, solamente 1,3 millones van a ir a la universidad y que además y tema preocupante, aproximadamente el 70% de ellos no van a culminar sus estudios. Posiblemente tenga razón Hernández Arregui cuando estableció que “piensa, la clase media universitaria, que al pueblo hay que enseñarle a ser libre”. Frente a este panorama hay que reconocer que la única y verdadera “camarilla” es el cogobierno de la UBA que se desentiende del pueblo y del país. El día que la clase media acomodada que consume su tiempo y el dinero de los pueblos en rimbombantes luchas “por un pibe, un docente o un graduado más en el cogobierno”, se enteren a conciencia de que hay un país que paga sus estudios, van a actuar en consecuencia. El año 1918 y la “reforma” que tanto se nombra para defender el privilegio de administrar dinero ajeno sin importar para qué y con qué finalidad, nos legó medios (cogobierno) y además fines: los fines de la reforma vinculados a la impronta renovadora de la juventud coexistieron en su origen con el cogobierno, pero y es bueno decirlo, no siempre estuvieron fusionadas dichas variables. El APRA peruano, el Movimiento 26 de julio de Fidel Castro y el peronismo retomaron los “fines” de la reforma y los jóvenes y los científicos actuaron junto a su pueblo en la resolución de sus problemas nacionales, sin preocuparse demasiado por la autonomía o por que algún joven o docente entre al cogobierno para salvar a la universidad y al mundo. Ninguna revolución social y nacionalista de America Latina con la excepción del peronismo en 1973, introdujo la autonomía de la universidad como sinónimo de cogobierno. La cara opuesta de esto, es la experiencia argentina y hoy parece que a la FUA, la FUBA y a los Asambleistas y docentes, cobistas e izquierdistas, lo único que les preocupa profundamente es administrar la plata ajena sin rendir cuentas a la sociedad. Hernández Arregui lo vaticino cuando afirmó que “la vida universitaria, en su alto nivel, queda reducida a una diputa de cargos”.
Lo chocante de todo esto es la coexistencia de discursos totalmente distanciados de las prácticas. Por un lado, se enuncia un argumento de izquierda y por otro, hay una práctica liberal, de derecha y acomodaticia y por ejemplo, no podemos desconocer que entre tanto modernismo y vanguardia de los discursos hay mucho medievalista en la FUBA: sus empleados de las fotocopiadoras son verdaderos siervos de la gleba que no conocen los derechos laborales. La política del “pone un pibe de la FUBA o un docente cobista al gobierno y salvarás al mundo”, se complementa con la consigna de quién propone la concepción y el modelo de sociedad más inaplicable. El mundo nunca se ajusta al modelo teórico cobista UCR liberal y tampoco al del socialismo estrafalario y por eso estos grupúsculos ven “todo negativo” en los procesos de masas. Decir “todo negativo” es simple y no así, lo es construir una alternativa para el país y por eso les fascina “denunciar” ante Clarín y la prensa oligopólica: la Franja Morada marcha “contra” las Retenciones K y la FUBA “contra” los burgueses K. Ahora, nunca se los vio en las casas de los humildes, en el campo o la ciudad, contribuyendo y por ejemplo, a que los hijos de los trabajadores gestionen el subsidio universal por hijo recientemente sancionado, desarrollen un emprendimiento productivo o accedan a los derechos laborales que fija la ley. Todo muy mundano y simple, cosas de “burgueses cegetistas o kirchneristas”. Hay que crear conflictos y espectáculos y por ejemplo, se da la paradoja de que en los años 60 y 70 las organizaciones evitaban con complejos esquemas de seguridad la represión y hoy en plena democracia, hay que organizar el autobombo para luego “denunciar” las respuestas buscadas.
La UCR cobista, el izquierdismo y los “independientes” se enroscan en estos debates sobre porciones de poder del cogobierno como si fueran los únicos temas. De izquierda a derecha, se le rinde tributo a la UBA de Bernardino Rivadavia inaugurada en 1821: una universidad de espaldas al país, y profundamente elitista. Por suerte para la Argentina, los problemas de la UBA no son los del conjunto del sistema de educación superior y hay otras universidades que se vinculan a los intereses nacionales y a la resolución de los dramas sociales de la región. Por ejemplo, hay instituciones preocupadas por el problema social y por eso este verano la Universidad de Lanus recibirá a más de 500 niños de comedores comunitarios de la zona para hacer actividades comunitarias, deportivas y culturales. Asimismo, hay universidades que están promoviendo la formación de carreras estratégicas y la ejecución de investigaciones que sirvan a la consolidación de la ciencia y las innovaciones tecnológicas, como es y por citar solo un ejemplo, la universidad de Río Negro que está trabajando con el INVAP para el desarrollo de Ingeniería Electrónica. Estas instituciones están verdaderamente consustanciadas con el desarrollo nacional y no se ven inmersas en feroces internas del cogobierno y lamentablemente, no salen en la prensa.
El cogobierno es un privilegio de los universitarios que les otorga derechos, pero y especialmente y para ser justos con la tradición de 1918, también establece deberes y responsabilidades. En este cuadro, el desenvolvimiento de los principales sucesos del país y de la universidad han demostrado un hecho fácilmente contrastable: mientras los reformistas y la derecha de la UCR dicen bravuconadas izquierdistas o liberales, el peronismo hace obras y desarrolla acciones. Mientras históricamente los liberales y la FUBA se pelearon en el cogobierno, el peronismo desde la democracia de masas construyó obras, desarrolló la ciencia aplicada a la industria automovilista o aeronáutica y sancionó las reivindicaciones del pueblo postergado como fueron la gratuidad universitaria o los servicios sociales para estudiantes. La actualidad es más que esquemática en ello y se puede observar que hay un gobierno nacional que avanza en realizaciones en medio de estos estériles e irresponsables conflictos. Por ejemplo, hay que decir que desde 2003 el gobierno está consustanciado con el establecimiento de los derechos de los universitarios y por eso sancionó el 82 % móvil para las jubilaciones docentes, creo 8 universidades, construyó cientos de obras e implementó planes para pasar a planta a los docentes ad honorem y aumentó sueldos, entre otros temas. Asimismo y lejos de los debates infecundos y sectarios propios del ombliguismo ilustrado, el gobierno está promoviendo las carreras estratégicas para la nación (Promei, promagro, etc.), financiando la ciencia y las innovaciones tecnológicas con un nuevo Ministerio, repatriando científicos, apoyando al CONICET, entregando becas en las áreas de producción de conocimiento socialmente relevante, financiando el Voluntariado, etc. Ni la FUBA, ni la UCR cobista, ni la izquierda independiente dice nada de la inversión actual en educación Superior que realiza el gobierno. Posiblemente, su ceguera ideológica, sus feroces internas sectoriales y sus intereses individuales no se lo permitan. La UCR cobista y el infantilismo de izquierda, están solamente preocupados por sus cargos y espacios y por eso cuestionan y ven solamente “todo negativo” en la trascendente gestión universitaria iniciada en el año 2003.

La universidad será democrática si se compromete con los intereses del pueblo y no importa si la gobierna un docente o un alumno más o uno menos. Frente este panorama sólo podemos reconocer una cosa: a la izquierda de la democracia de masas que acompañó y acompaña al peronismo no hay nada, solo discursos de una clase media autodenominada vanguardia. Solamente hay un liberalismo de izquierda y de derecha preocupados por mantener y perpetuar sus propios intereses.
[1] Juan José Hernández Arregui, Nacionalismo y Liberación. Ed. Peña Lillo. Ed. Continente. Buenos Aires, 2004. P 144
[2] Muchos docentes y la FUBA enfrentaron públicamente a Hipólito Yrigoyen, a Juan Perón, a Arturo Frondizi, a Arturo Yllia, a Néstor Kirchner y actualmente son opositores a Cristina Fernández.
[3] Hay que reconocer que la oposición a la Asamblea por los miembros de las Facultades de Ciencias Sociales, Ciencias Exactas, Medicina, Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Filosofía y Letras e Ingeniería, encuentra entre sus argumentos cuestiones más profundas y por ejemplo, en el comunicado del 14/12/09 sostienen que “La UBA es de sus docentes, graduados, estudiantes y trabajadores no docentes, pero también del conjunto de la sociedad que la sostiene con el valor de su trabajo. Defendemos a la autonomía como principio fundamental para el ejercicio de una práctica regida por el interés del conocimiento, pero rechazamos el aislamiento universitario. Creemos necesario profundizar la defensa de la Universidad pública y gratuita y trabajar por una Universidad con compromiso social, creadora y popular. Juzgamos imprescindible vincular la producción académica de excelencia con los principales temas de la agenda pública, de modo de constituir a la UBA en voz pública respecto de los grandes temas sociales y políticos, a partir de su tarea específica, esto es, la producción de conocimientos. Queremos, en definitiva, una universidad definida por su misión principal y no por los diversos pragmatismos, dependientes de las coyunturas, que suelen devenir en simple y llano oportunismo”.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Historia, Presente y Futuro del Peronismo Universitario



El peronismo universitario tiene HISTORIA:
En el año 1949 creamos el MINISTERIO DE EDUCACIÓN;
En el año 1949 decretamos la GRATUIDAD UNIVERSITARIA y en el año 1954 le dimos fuerza de ley;
En el año 1949 ELIMINAMOS LOS CURSOS DE INGRESO;
En el año 1947 instituimos por ley las DEDICACIONES EXCLUSIVAS para los docentes;
En el año 1949 abrimos la UNIVERSIDAD OBRERA NACIONAL con carreras industriales, con horarios nocturnos para los trabajadores y con un gobierno con representación popular;
Entre 1946 y 1955 permitimos el ingreso de más de 10 mil ALUMNOS LATINOAMERICANOS;
En el año 1949 le dimos SANCIÓN CONSTITUCIONAL A LA AUTONOMÍA de la universidad y al derecho al acceso a BECAS a los trabajadores;
En el año 1974 le suministramos VOZ Y VOTO A LOS NO DOCENTES en el gobierno de la universidad;
En menos de 20 años escribimos 3 leyes universitarias: 1947, 1954 y 1974;
En el año 1974 expulsamos de la universidad a los representantes de la reacción Roberto Alemann y José Alfredo Martínez de Hoz;

El peronismo universitario tiene PRESENTE y entre los años 2003 y 2009:
Sancionamos el RÉGIMEN JUBILATORIO DEL 82 % MÓVIL para docentes.
Creamos 8 NUEVAS UNIVERSIDADES;
Aumentamos la INVERSIÓN EN LAS UNIVERSIDADES NACIONALES en más del 400 % y se sancionó una ley de financiamiento educativo;
Aumentamos los SALARIOS DOCENTES más de 400%;
Dispusimos de presupuesto para que cobren los docentes ad honorem y por eso más de 3.000 trabajadores lo están haciendo actualmente;
Duplicamos los sueldos y el número de becarios del CONICET que ya superan los 5.500;
Apoyamos la creación y financiamos los COMEDORES UNIVERSITARIOS en todo el país;
Dispusimos de 30 mil BECAS BICENTENARIO para que los hijos de los trabajadores estudien las carreras estratégicas para la Argentina;
Financiamos la creación de NUEVAS OBRAS Y LA REMODELACIÓN de cientos de instituciones en todas las universidades con una inversión cercana a los 200 millones de pesos;
Creamos el MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN PRODUCTIVA y financia actualmente más de 2.000 proyectos para promover su desarrollo en la Argentina;
Implementamos la política de REPATRIACIÓN DE CIENTÍFICOS ARGENTINOS en el exterior que ya alcanzan a 600 colegas que regresaron a nuestro país;
Apoyamos masivamente la EXTENSIÓN y creamos y financiamos el programa de Voluntariado universitario que cuenta con cerca de mil programas de trabajo con la comunidad;
Apoyamos la EDUCACIÓN TÉCNICA en todos los niveles, sancionamos una ley e instauramos los programas de mejoramiento de disciplinas como ingeniería, agronomía, farmacia, veterinaria y bioquímica, entre otras;
Disponemos de partidas presupuestaria para desarrollar CURSOS GRATUITOS DE POSGRADO para los docentes y no docentes de la universidad;

El peronismo universitario tiene FUTURO: sumate a construir la universidad y el país que soñamos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

¿Universidad reformista o universidad nacionalista?


Aritz Recalde - noviembre 2009

(Publicado en Revista Revisión)

En la historia reciente de las universidades argentinas coexisten diversas corrientes políticas y culturales sobre los diferentes modelos de educación superior. Dichas posiciones pueden sistematizarse en dos grandes perspectivas.
Por un lado, se encuentra la concepción “reformista” de la universidad cuya génesis se vincula a una interpretación parcial[1] de las jornadas de córdoba del año 1918, cuestionando y continuando a su vez, algunos rasgos tradicionales de la universidad argentina de raíz liberal[2]. Esta concepción fue refundada con el golpe militar de 1955 y en particular, con el ascenso de Eugenio Aramburu y la sanción del decreto ley 6403/55. Dicho proyecto establece una concepción política e institucional centrada en la importancia de establecer un gobierno universitario autónomo de la democracia de masas. Incluso, los miembros de la universidad pueden enfrenarse directamente al sistema político mayoritario justificando dictaduras en nombre de la defensa de sus propios intereses: 1930 o 1955[3] son dos fechas en donde importantes sectores de la universidad reformista pidieron públicamente golpes de Estado reivindicando consignas ligadas la autonomía universitaria. En la tradición reformista existe una marcada distancia entre el desarrollo social, económico, cultural y político del país y los programas de la universidad (investigación, transferencia, enseñanza y extensión). Dicha condición escindida entre la universidad y el proyecto nacional, encuentra su justificación en la supuesta existencia de una vanguardia cultural de clase media, que protegería los ámbitos de producción del saber de las desviaciones de poder externo a las casas de altos estudios. Esta corriente y retomando la tradición liberal de la universidad, reproduce en los ámbitos educativos y científicos las producciones de saber europeos y norteamericanos, estableciendo por acción deliberada u omisión, la inexistencia o la supuesta inferioridad de la cultura nacional. La reproducción de saber extranjero agudiza la separación entre la elaboración de conocimiento y los problemas nacionales: la universidad tiene como objeto de estudio privilegiado las agendas de reflexión extranjeras que y generalmente, son distantes del conocimiento socialmente relevante para el país. La Universidad de Buenos Aires (UBA) es una institución típica de esta tradición.
La tradición reformista contrasta con aspectos importantes del modelo de universidad del nacionalismo popular que fue introducida por el gobierno del general Perón y continuada por intermedio de los debates de las décadas del sesenta al setenta[4]. Dicha corriente intelectual y política sostiene que la universidad debe acompañar el modelo de desarrollo nacional y no viceversa. En este cuadro, la preocupación por la autonomía y el cogobierno pasan a un segundo plano y se priorizan los debates en torno de la consolidación de una arquitectura institucional que pueda dar cuenta de las demandas y los anhelos de la democracia de masas y de las organizaciones libres del pueblo. Las investigaciones, la extensión, la enseñanza o la transferencia se organizan teniendo en cuenta el proyecto nacional y las demandas regionales socialmente relevantes. Un modelo típico de dicha concepción fue la Universidad Obrera Nacional que se vinculó directamente desde su origen al proyecto del gobierno que se propuso industrializar el país y declarar e institucionalizar los derechos de los trabajadores. Con dicha finalidad la Universidad Obrera promovió el acceso al aula de los trabajadores[5], desarrolló carreras que se correspondieron a la producción y a la industria regional[6] y fue gobernada con representación directa de los trabajadores afiliados a la Confederación General del Trabajo (CGT)[7]. Como se observa y a diferencia de la tradición reformista, el modelo del nacionalismo popular promueve carreras y líneas de investigación no tradicionales (abogacía, economía y medicina) y ligadas a las demandas de la región y al proyecto nacional. Asimismo, incluye en sus órganos de gobierno a representantes directos de las organizaciones libres del pueblo ajenos a la universidad. En esta concepción se considera importante el conocimiento socialmente relevante que no se produce en la universidad y por eso se promueve el estudio y la problematización de la cultura local, regional y nacional en sus currículas.
La Universidad Nacional de Lanús (UNLa) es una institución que recoge desde su nacimiento muchos de los legados del modelo universitario del nacionalismo popular y en especial, en los aspectos concernientes a la importancia de generar una vinculación directa de la UNLa con el proyecto nacional y regional, promoviendo el estudio y la divulgación de la cultura nacional. En este sentido, la Rectora de la UNLa Ana Jaramillo, define a dicha casa del altos estudios como una “Universidad Urbana Comprometida” que (...) “ha decidido que es la comunidad con sus problemas la que define su currícula. También hemos decidido que, inversamente al planteo escolástico, nuestra función hoy debe ser textualizar los problemas más que problematizar los textos, si queremos modificar nuestro futuro y poder decir junto a Scalabrini Ortiz que “aquí también se aprende a defender a la patria”[8]. Como se puede observar, se produce un doble desplazamiento que modifica la visión tradicional de la universidad reformista. Por un lado, se reconoce la decisión estratégica de la UNLa de formular carreras, desarrollar investigaciones, implementar procesos de transferencia y actividades de extensión en función de las problemáticas locales y regionales. Asimismo, Jaramillo entiende que el conocimiento se produce no solo en la universidad, sino que y por el contrario (...) “el conocimiento en sus diversas formas reside en toda la sociedad. Supone que participan en la generación y distribución del conocimiento el conjunto de la sociedad civil, el Estado en sus diversos estamentos y jurisdicciones, la empresa privada, así como organismos no gubernamentales”[9]. Universidad, proyecto nacional y problemas regionales se fusionan y estructuran el currículo de la UNLa. Es bueno remarcar que frente a la fuerte impronta europeísta de la universidad liberal y reformista argentina, la UNLa reconoce la existencia de la cultura y la producción de conocimiento nacional y en especial, reivindica los aportes intelectuales de las figuras de suma trascendencia como Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Rodolfo Puiggrós, Rodolfo Ortega Peña, Leopoldo Marechal, Homero Manzi o Juan José Hernández Arregui, que dan nombre a los edificios de la UNLa. La UNLa promueve carreras de grado ligadas la región como son y por ejemplo, las licenciaturas[10] en Ciencia y Tecnología en Alimentos, en Gestión Ambiental Humana, en Enfermería o en Seguridad Ciudadana y también de posgrado, como son las maestrías en gestión de PYMES o en Salud Mental Comunitaria. Para dar cauce a las opiniones de la comunidad y como un medio para implementar una acción coordinada con las instituciones y habitantes de la región, la UNLa estableció un Consejo Social Comunitario con representación del ejecutivo municipal, de organizaciones de la comunidad y de miembros de la universidad.

Ambas tradiciones que fueron resumidas por una cuestión didáctica, coexisten en el sistema de educación superior argentino. En algunos casos, dichas concepciones y modelos institucionales se complementan y en otros aspectos, se contradicen. La tradición del nacionalismo popular fue interrumpida con los golpes de Estado de 1955 y de 1976, que dejaron como saldo que la reapertura de la democracia de 1983 imponga el modelo reformista retrotrayéndonos en los debates universitarios varias décadas. Muchas de las nuevas universidades del conurbano, con mayores o menores desarrollos y aciertos, han recuperado muchas cuestiones del modelo del nacionalismo popular respetando el esquema del gobierno tripartito[11] instaurado con la dictadura de 1955. Es interesante remarcar, que la experiencia de la UNLa y de manera similar a otras nuevas universidades que han implementado aspectos del nacionalismo popular, han tenido un importante desenvolvimiento y crecimiento caracterizado por el incremento de las matriculas, el ingreso de los sectores populares y la promoción de nuevas carreras de grado y de posgrado que son estratégicas para el desarrollo del país.


Bibliografía
- Jaramillo, Ana, La universidad frente a los problemas nacionales. Ed. UNLa, Lanús, 2006
- Recalde, Aritz, Universidad y Liberación nacional, Ed. Nuevos Tiempos, Buenos Aires, 2007.

Normas
- Constitución nacional de 1949.
- Estatuto de la Universidad Nacional de Lanús - www.unla.edu.ar
- Estatuto de la Universidad nacional de Rio Negro - www.unrn.edu.ar
- Ley 13.031/47.
- Decreto ley 6403/55.
- Ley 20.654/74.


[1] El movimiento de la “reforma del año 1918” estableció “fines” y “medios”. Entre los fines mencionados en el Manifiesto Liminar estaba la necesidad de reactualizar los contenidos y las formas de transmitir el conocimiento y su relación con la sociedad. Los “medios” sugeridos para alcanzar los fines fueron el cogobierno (distinto de gobierno tripartito posterior a 1955). Finalmente, la tradición reformista vigente hasta la actualidad, se apoderó de los medios sin discutir demasiado con que fines los utiliza.
[2] Tradición cultural y política ligada a la fundación de la corriente intelectual iluminista porteña de Bernardino Rivadavia y de la Universidad de Buenos Aires de 1821. Las elites porteñas expresaron la frustración del imperialismo militar británico: la derrota militar de 1806 culminó con el triunfo cultural y político ingles que fue implementado por los intelectuales al servicio de los intereses del extranjero.
[3] El gobierno tripartito tradicional (docentes, estudiantes y graduados) fue concedido por Eugenio Aramburu a los socios del golpe de Estado que intervinieron de manera violenta las universidades: PS y UCR. La segunda forma del gobierno tripartito (docentes, no docentes y estudiantes) fue introducida en el año 1974 con la ley 20.654 dando paso al gobierno cuatripartito actual de muchas universidades.
[4] En el año 1973 se implementó el modelo del nacionalismo popular en las universidades a partir de una acción protagónica de la juventud que acompañó la revolución justicialista. Dicha experiencia articuló de manera positiva la tradición del reformismo (cogobierno) con el nacionalismo popular (universidad al servicio del proyecto nacional).
[5] Dicha medida fue complementada con la sanción de la gratuidad universitaria y con la supresión de los aranceles el día 22 de noviembre de 1949 (decreto 29.337/49).
[6] La noción de regionalización aparece mencionada en el artículo 2 inciso 4, de la ley 13.031 del año 1947 que estableció que entre los objetivos de la universidad estaba el de “Estimar el estudio y desarrollo de la ciencia aplicada y las creaciones técnicas, adaptándolas a las necesidades regionales”. La constitución del año 1949 se refirió a la regionalización de la universidad de la siguiente manera: “Cada una de las universidades, además de organizar los conocimientos universales cuya enseñanza le incumbe, tenderá a profundizar el estudio de la literatura, historia y folklore de su zona de influencia cultural, así como a promover las artes técnicas y las ciencias aplicadas con vistas a la explotación de las riquezas y al incremento de las actividades económicas regionales”.
[7]La U.O.N. -actual Universidad Tecnológica Nacional o UTN- fue creada por la ley 13.229/48 e inaugurada en octubre de 1953. Entre las carreras promovidas estuvieron las de Ingeniería Ferroviaria e Ingeniería Química en Tucumán o la de Ingeniería Aeronáutica en Córdoba. El Rector tenía que ser un obrero egresado de la Escuela Sindical de la CGT y trabajaba con un Consejo de Coordinación Industrial con representación del capital y el trabajo.
[8] Jaramillo, A. La universidad frente a los problemas nacionales. Ed. UNLa, Lanús, 2006. P 8.
[9] Op. Cit. Pág. 19.
[10] La UNLa organiza las carreras en dos etapas: un primer ciclo corto de Tecnicatura y un segundo de licenciatura. Los títulos intermedios son un importante elemento para reducir la deserción y para vincular la educación a la producción y el trabajo. La noción de “carreras cortas” tuvo como antecedente el proyecto institucional de Rodolfo Puiggrós en la UBA del año 1973 que buscó acercar la educación a los trabajadores.
[11] La mayor innovación en el gobierno de las Universidades Argentinas la realizó la Universidad Nacional de Rio Negro que institucionalizó un sistema de toma de decisiones con participación de las organizaciones del trabajo, de la producción y el Estado.

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