miércoles, 6 de agosto de 2014

Eva Duarte y la política de la Argentina


Aritz Recalde, agosto de 2014

“Luchamos por la independencia y la soberanía de la Patria, por la dignidad de nuestros hijos y de nuestros padres, por el honor de una bandera y por la felicidad de un pueblo (…) soy peronista, entonces, por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo”. Eva Duarte (17/10/1949)

La figura de Eva Duarte (Los Toldos 1919 – Buenos Aires 1952) expresó en buena medida, el proceso de refundación que protagonizó la clase política argentina de las décadas del cuarenta y cincuenta. A continuación, vamos a mencionar algunos aspectos fundamentales de su legado político. 

Composición social de la clase dirigente
Con la asunción del peronismo los representantes de la oligarquía fueron destronados del mando político del gobierno y del Estado, profundizando los cambios iniciados por Hipólito Yrigoyen y el radicalismo.
La clase alta ligada a los factores de poder de Europa fue derrotada políticamente en las urnas, debilitada en la economía con las expropiaciones y tema que queremos resaltar, sufrió una capitulación cultural.
Con la revolución justicialista el mundo de valores de la oligarquía dirigente entró en una crisis terminal, frente a un nuevo sujeto político que postuló a los trabajadores mestizos y a los empresarios nacionales como los actores revolucionarios de la historia. La denominada “barbarie” que denostó cultural y políticamente la clase dirigente, era desde ahora, el motor de la historia y del progreso nacional.
Eva Duarte representó el nuevo actor político y contribuyó activamente a la lucha cultural de la revolución, contra el sentido del mundo impuesto por las potencias occidentales y sus aliados internos.
Tal cual demostraron sus biógrafos, Eva Duarte transcurrió su infancia y juventud en un hogar humilde. Incluso, al fallecer su padre no fueron pocas las carencias económicas de su familia, cuestión que condujo a su madre realizar tareas de costura para poder sobrevivir, entre otras actividades. Eva provenía socialmente del pueblo trabajador y según sus mismas palabras “no deben olvidarse ustedes que he salido de las filas de ese pueblo trabajador, que se forjó en el dolor del taller y en el dolor del trabajo” (30/11/1946). Su educación lejos estuvo de la universidad y de los ámbitos culturales de la clase alta y fue su paso por la vida social del pueblo, la que forjó su personalidad. Su compromiso con los humildes y su clara conciencia política, la acercaron a los obreros y la vincularon a los destinos nacionales.
Alcanzó el lugar de la Primera Dama presidencial y cuestión fundamental, ejerció un rol preponderante en las decisiones de las políticas públicas. El gobierno estaba, desde ahora, en manos de representantes del pueblo y gobernaba para el mismo pueblo argentino. En sus palabras “lo esencial del peronismo es, justamente, esa vinculación con la justicia social con las grandes directivas de la nacionalidad, porque el Peronismo es, sobre todas las cosas, un esfuerzo magnifico de las masas obrera para recuperar la Nación (…) por primera vez en la historia de la Patria, trabajadores y gobernantes constituyen una misma cosa” (3/08/1946).
En otro discurso reiteró que el pueblo que “había sido gobernado por cien familias, ha tenido el privilegio de contar ahora con ministros obreros” (17/04/1948). El inmenso resentimiento que generó la figura de Eva en las clases adineradas y dominantes, representó cabalmente su envergadura política.  El poder del pueblo y de su líder era identificado por la oligarquía y no exagera Eva cuando sostiene que si sus enemigos la “odian es porque les preocupa mi acción, debido a que ella tiene por objeto la ayuda social” (10/01/1949).

Los valores de la clase dirigente se derrumbaron estrepitosamente frente a un gobierno que encontraba las virtudes en los trabajadores descamisados, mestizos y pobres. Por procedencia social y por conciencia política, la figura de Eva fue fundamental en la conformación de la identidad y de la organización de la clase trabajadora argentina.

La mujer argentina y el sindicalismo
Eva Duarte intervino activamente en el proceso de construcción del nuevo sindicalismo argentino, cuyas organizaciones fueron refundadas a partir del año 1943.
Desde su juventud y trabajando en los ambientes artísticos, participó de la Asociación Radial Argentina creada en el año 1943 para defender a los trabajadores. Su trayectoria con los obreros la encontró convocando la movilización del 17 de octubre de 1945 o debatiendo con los ferroviarios para que abandonen la huelga de 1951.
La cultura sindical que poseyó, sus dotes de dirigente y su cercanía con Perón, le permitieron oficiar como una polea de trasmisión importante entre los trabajadores, las organizaciones sindicales y el gobierno.
Su estrecha vinculación con el mundo sindical y su innegable capacidad política, permitió que las organizaciones de trabajadores la propongan para que forme parte de la formula presidencial en el año 1951. En el Cabildo Abierto del Justicialismo dirigentes de la envergadura de José Espejo o de Armando Cabo, la impulsaron como candidata. Frente a la reacción militar y a su deteriorado estado de salud, Eva no aceptó la candidatura aclarando que renunciaba a los “honores”, pero no a la “lucha” y al “trabajo” (31/08/1951).
Será la primera y la última mujer trabajadora en la historia del país, que ocupe ese lugar de poder y de legitimidad dentro del sindicalismo.

Modelo de activista político: vocación solidaria y formación de cuadros
La injusticia social no sólo es odiosa porque niega torpemente los derechos del pueblo, sino porque es la incubadora, el caldo de cultivo de todas las tragedias colectivas que han cubierto de luto y de oprobio a la humanidad”. Eva Duarte (1/08/1950)

En su corta vida Eva realizó un importante trabajo social. Incluso y es bueno destacarlo, conoció a Perón en el contexto de las acciones solidarias organizadas luego del terremoto de San Juan del 1944 que dejó el saldo de miles de muertos.
Como militante política, Eva desarrolló una acción integral que la encontró de organizadora, en la gestión de gobierno y en la formación doctrinaria.
Acompañó la movilización del 17 de octubre de 1945 y participó activamente de la campaña electoral que llevó a Perón a la presidencia en febrero de 1946.
En el terreno de formación de dirigentes, dictó clases de “Historia del Peronismo” en la Escuela Superior Peronista (1951). Resultante de sus cursos se publicó en formato de libro una obra con el mismo nombre.
Con dotes de naturales de oradora que fueron perfeccionados por su paso en el cine y la radio, protagonizó encendidos discursos caracterizados por una prédica anti burocrática, anti oligárquica y antiimperialista.  
Su figura fue reapropiada en los años sesenta y su humanismo social y su filosofía de la acción política radicalizada y crítica, se incluyó en los discursos de un sector importante de las organizaciones libres del pueblo. Dijo en sus discursos cargados de fervor revolucionario que “la justicia social se cumplirá inexorablemente, cueste lo que cueste y caiga quien caiga” (20/05/1947) o que “nosotros debemos ser fanáticos, no peronistas vergonzantes” (28/05/1952). Conformó un discurso combativo que sostuvo que “no quiero para el peronismo, a los ciudadanos sin mística revolucionaria” (17/10/1949). 
Eva propugnó una prédica clasista que cuestionó el accionar de los poderosos del extranjero y tema no menor, incluyó a los actores del mismo movimiento peronista. Dijo Eva sobre la injerencia de los poderes externos y sus aliados “la mano de la oligarquía, pagada por el oro extranjero, quiere ahora en sangre al General Perón, al líder de los trabajadores” (30/09/1948). En sus palabras “nosotros luchamos por que haya menos pobres, y para ello es necesario que haya menos ricos” (18/03/1950). Sobre los “enemigos” de adentro aseveró que “es necesario que cada uno de los trabajadores argentinos vigile y no duerma, porque los enemigos trabajan en la sombra de la traición y a veces se esconden detrás de una sonrisa o de una mano tendida” (17/10/1951).
Su relato y su prédica incluyeron la lucha y el enfrentamiento de clases, de Estados y de partidos. En varias ocasiones, fustigó a los enemigos de la revolución y lejos estuvo de ser conciliadora con sus adversarios políticos del “imperialismo” y de la “oligarquía”. El 17 de octubre de 1948 ante una Palaza de Mayo colmada aseveró que “Una vez más, mis queridos descamisados, capitalismo foráneo y sus sirvientes oligárquicos y entreguistas han podido comprobar que no hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos (…) el capitalismo foráneo y la oligarquía se llenaba la boca con la palabra libertad para poder encadénanos fácilmente” (17/10/1948). Un año después insistió en la misma Plaza de Mayo que “los viejos enemigos no han desparecido” (17/10/1949),

Los derechos políticos de las mujeres
Eva contribuyó a la sanción de la ley 13.010/47 de voto femenino y cuestión fundamental, impulsó la organización de la rama femenina dentro del movimiento justicialista. En su punto de vista, el voto femenino “restablecerá esa apremiante ausencia de iniciativa pública de  la mujer, ente el panorama dinámico de su país. El voto femenino avasallará el tutelaje incomprensible que las leyes ejercen sobre la mujer argentina y la colocará, por fortuna, en el plano de la vigencia política a que su sacrificio permanente le ha dado justo derecho” (12/02/1947)
La mujer argentina ingresó a las legislaturas y comenzó a formar parte del gobierno, ya que en palabras de Eva “en el seno de nuestra democracia no cabe distingo absurdo entre sexos, sino la unidad moral, recia y firme, sin cuyo requisito la política carece de responsabilidad y de conciencia” (26/02/1947). A partir de Eva, el sector femenino intervino de la vida sindical y de los debates de poder, cambiando para siempre el rol de la mujer en la sociedad y en la política.    

Modelo de gestión de políticas públicas
La revolución justicialista modificó de raíz la estructura del Estado Argentino. Por un lado, el gobierno se propuso la emancipación social del pueblo trabajador y organizó las instituciones del Estado social de derecho. Por el otro, el objetivo de la independencia económica derivó en la promoción de un nuevo sistema de instituciones y de regulaciones de los recursos naturales, del comercio o del conjunto de los servicios públicos.
El Estado liberal no tenía como objeto central de su política al pueblo, sino y principalmente, a las clases altas. A partir de acá, es que la revolución fundó un nuevo sistema institucional que la Constitución de 1949 legalizó.
En éste marco, Eva trabajó en la recientemente conformada Secretaría de Trabajo y Previsión y luego creó y condujo la Fundación de Ayuda Social Eva Duarte de Perón (1948).  La labor de ésta última se orientó a la ayuda social de las clases populares. En su punto de vista “la limosna humilla y la ayuda social dignifica y estimula” y una vez resuelto los problemas del pueblo argentino “no serán tampoco necesarias la Fundación de Ayuda Social y nuestra asistencia” (5/12/1949).
El modelo de gestión caracterizado por la acción operativa, directa y ejecutiva del Estado, fue sumamente exitoso. La Fundación incluyó una logística de distribución masiva de bienes y de servicios y promovió ambiciosas obras públicas como escuelas, proveedurías, hospitales, hoteles de recreación como Embalse o Chapadmalal, la ciudad universitaria de Córdoba y diversos hogares de la tercera edad. 
La intervención de Eva en la gestión del Estado, incluyó la formación de ámbitos educativos como es el caso de la "Escuela de Enfermeras Eva Perón".

Embajadora política y cultural ante el mundo
La República Argentina tiene en Europa una jerarquía que jamás alcanzó (…) Los principios sociales expuestos por nuestro líder, el general Perón, son ya destinos del mundo”. Eva Duarte (17/08/947)

Eva viajó a Europa en el año 1947. A diferencia de lo ocurrido en buena parte de la clase política de la Argentina en los siglos XIX y XX, no regresó segada por el extranjero. En su viaje por el Europa sostuvo que “he visto desolación, hambre, miseria, angustia, y vuelvo con la certidumbre de que es inútil cerrar los ojos a la realidad y dejar que la oligarquía y el capitalismo no siga atacando (…) me sentía orgullosa de ser parte del pueblo y de ser argentina” (23/08/1947).
Según registros periodísticos, les habló a 300.000 españoles que la recibieron efusivamente, demostrando el lugar central de la revolución justicialista y de su Primera Dama, en el teatro de la política mundial. En su viaje por España, Italia, Portugal, Francia, Suiza y el Vaticano la recibió el Papa, entre otras figuras relevantes del poder mundial.
En sus discursos públicos disertó sobre la impostergable tarea de la justicia social y visitó casas en barrios humildes. Desde Madrid sostuvo que “La Argentina dio otra vez al mundo la certeza de que los derechos del trabajador no eran mera letra muerta (…) hemos defendido y combatido por le hombre olvidado, desechando combatir solamente por su habilidad para producir (…) nos hemos permitido ser justos, equitativos y solidarios para con nuestros hermanos que no tienen ya diferencias sociales” (9/06/1947). Desde Italia mencionó que Perón lucho para que no “haya hombres demasiado pobres, ni nadie demasiado rico, con miras a una justicia social para todos los hogares, aboliendo las diferencias sociales” (7/8/1947).

Con su práctica Eva estaba desarrollando una campaña internacional de exportación de la revolución justicialista y de su ideología de gobierno. El programa nacionalista realizó ayuda social a varios países y tema importante, marcó una concepción ideológica acerca del rol del Estado, de la política internacional, de los trabajadores en el poder y de la necesaria regulación de la economía por parte de los gobiernos. 

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