viernes, 25 de abril de 2008

4 PROPUESTAS UNIVERSITARIAS PARA ACOMPAÑAR EL DESARROLLO PRODUCTIVO NACIONAL


Aritz Recalde, Lic. En Sociología y docente UNLP
Sebastián Tapia, Secretario General de la Federación Universitaria Argentina

Abril de 2008

El texto que sigue a continuación aborda la relación entre el desarrollo nacional y la universidad Argentina a la luz de la huelga de productores agropecuarios. El mencionado conflicto y en algunos casos, fue patrocinado por las organizaciones estudiantiles de la autodenominada “izquierda” y de la “derecha”. Los claustros docentes mantuvieron y en líneas generales, una marcada indiferencia, con pocas pero valiosas excepciones. Contrastando con dicho posicionamiento diversas organizaciones políticas, sindicales, sociales, estudiantiles, algunas vinculadas y otras no, al gobierno nacional, respaldaron las retenciones en una movilización masiva en la Plaza de Mayo. En este cuadro, la corriente de estudiantes y profesionales nacionales de la cual formamos parte apoyamos las retenciones y al pequeño trabajador y productor argentino, distanciándonos de aquellas interpretaciones que “enfrentan” las retenciones con los medianos y pequeños productores agrícolas. Estamos convencidos que y conjuntamente a las mencionadas retenciones, es importante impulsar el conjunto de políticas públicas anunciadas por el gobierno para complementar y fomentar la producción a pequeña y mediana escala.

En el texto que presentamos al lector tenemos como objetivo promover un conjunto de medidas para el sistema universitario nacional con el fin de acompañar al pequeño y al mediano productor y al trabajador argentino, sea o no agrícola, este o no empleado en la actualidad. Con dicho fin, nos vamos a diferenciar claramente del “consignismo” de la mencionada izquierda o la derecha, agrupaciones proclives a repetir frases vacías, abstractas y típicas de la clase media estudiantil del “animémonos y vayan” siguiendo la terminología de Arturo Jauretche. Detrás los anuncios de la “revolución socialista” o “reforma agraria” enarbolada desde algunas agrupaciones desde el aula y la universidad, se esconde una posición de comodidad, en varios casos de irresponsabilidad y sin excepciones, de falta de compromiso concreto y sustancial con el país. En vez de comprometerse con el trabajo diario junto a los productores y trabajadores locales, anuncian medidas que siempre tienen que “aplicar otros”, desentendiéndose de su rol y su deber de estudiante, de profesor, de administrativo o de graduado financiado por el pueblo argentino.

Nuestro punto de partida es simple: la universidad es del pueblo y el “universitario” debe ponerse a su servicio, acompañando las decisiones de los habitantes de las regiones conjuntamente al desenvolvimiento de las políticas publicas locales y provinciales. Las provincias y municipios financian la educación superior y no tienen y salvo marcadas excepciones, ámbitos concretos para formular propuestas y líneas de trabajo en la universidad que esta “enclaustrada” en su territorio y gobernada a si misma y muchas veces de espaldas a la región.
A partir de aquí, es que proponemos construir otra universidad y que no le vamos a pedir las soluciones del país a “terceros”, a los otros, siempre y sin excepciones, al “gobierno”, sino que y por el contrario, vamos a comprometernos desde nuestro rol de universitarios, para poner el gasto de los argentinos al servicio de los argentinos, sin tantas palabras y con más actos concretos.

PROPUESTA I- Direccionar los ingresos, egresos e investigaciones a las Ciencias Aplicadas
Con el fin de acompañar al productor y el trabajador consideramos importante y como punto de partida, analizar el comportamiento de la economía nacional en relación a las carreras y los presupuestos universitarios. Este punto de partida, nos permite sostener que la reconstrucción de la industria nacional y su influencia en el crecimiento del PBI o en la recaudación tributaria, ponen a este sector de vanguardia, como prioritario y estratégico para el país y las políticas públicas. Contrastando el crecimiento industrial argentino y con la importancia que le otorga el gobierno nacional en sus programas de política, podemos observar que las universidades autónomas siguen promoviendo, prioritariamente, las carreras de servicios más acordes al país de los años noventa que al actual y venidero. En este sentido, promovemos modificar el perfil del Sistema Universitario Nacional que se caracteriza por su alta proporción del ingreso y del egreso en las carreras ligadas a los servicios y no a la producción agrícola o industrial. Consideramos prioritario además, iniciar el debate de la importancia fundamental para el país de favorecer las carreras de las Ciencias Aplicadas a la producción nacional.

Si analizamos el promedio de la distribución de estudiantes del conjunto de las Universidades Nacionales del año 2005, distinguiendo por las distintas Ciencias podemos observar que el 75,7 % están anotados en las ciencias Básicas, Humanas, de la Salud y Sociales. El restante 24,3 % se ubica en las Ciencias Aplicadas. Las Ciencias Sociales ocupan el mayor número de ingresos y egresos de alumnos y profesionales. Solamente las carreras de Derecho y de Economía y Administración aportan el 34,86% del total de egresados del país del año 2005. Otro dato central, tiene que ver con que las Ciencias Sociales ocupan el 41,75% de los alumnos de las universidades nacionales en el año 2006.

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Propuestas universitarias para promover el desarrollo nacional
1- Promover el ingreso estudiantil a las Carreras de las Ciencias Aplicadas.
2- Otorgar becas a las Carreras consideradas Prioritarias para la producción de la región en la cual esta ubicada cada universidad.
3- Fijar metas de desarrollo de Patentes y de proyectos de ciencia aplicada al desarrollo tecnológico regional conjuntamente con las instituciones científicas del Estado provincial y los productores locales.
4- Desarrollar un Presupuesto Participativo en cada universidad con las organizaciones de trabajadores, de productores, el Estado municipal y el gobierno provincial sobre un porcentaje de los recursos de investigación.
5- Examinar los perfiles y programas de las universidades conjuntamente con los productores, trabajadores y el sector público con la finalidad de acercarlos a las necesidades del pequeño y mediano productor regional y provincial.
6- Implementar una política de retención de matrículas para enfrentar la alta deserción: promover títulos intermedios, descentralizar ingresos, articular la universidad con otros niveles educativos, desarrollar horarios nocturnos, etc.

PROPUESTA II- Implementar una Secretaria de Vinculación Económica Social que asesore gratuitamente a los productores y trabajadores de las regiones
Las universidades, casi sin excepciones, no disponen de ámbitos institucionales permanentes para la articulación de sus actividades con la comunidad y el Estado. En muchos casos, se atienden solamente las actividades de consultoría rentadas por el sector privado o público. No estamos en contra de que la universidad genere recursos externos, cuestión importante. Ahora bien, consideramos además, que debe brindar y prioritariamente, servicios gratuitos a la sociedad que aporta los recursos para su manutención. Con dicho objetivo y tras un estudio del presupuesto consideramos que existen los recursos humanos y económicos para implementar dicho asesoramiento gratuito a la comunidad y al Estado. Nuestra propuesta hace hincapié en que el asesoramiento lo podrían garantizar aquellos profesionales que tienen una relación contractual que gira entorno de las 40 horas semanales (dedicación exclusiva) y las 20 horas semanales (semiexclusiva).

En las universidades argentinas en el año 2006 había 148.712 docentes y 45.730 docentes universitarios que deben trabajar entre 20 y 40 horas. Dicha dedicación permite dictar horarios en dos turnos, disponer de horarios de consulta y desarrollar las materias los dos cuatrimestres seguidos, lo cual es necesario supervisar para que se cumpla en su totalidad, lo que hoy no ocurre. Hay que tener en claro que estas dedicaciones y con pocas excepciones, les permiten a los docentes cobrar los doce meses del año.

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Consideramos y atendiendo las cifras que los titulares, adjuntos y JTP con dedicación exclusiva y semiexclusiva podrían participar de la Secretaria de Vinculación Económico Social junto con gran cantidad de profesionales que lo harían de manera voluntaria. Por ejemplo, existían en el año 2006 3.671 titulares con dedicación exclusiva que tienen que trabajar 40 horas con un sueldo con antigüedad promedio que a enero del año 2008 era de $ 5.510 ($ 7160 ofrece el gobierno en el 2008). Había 1.808 asociados con la misma dedicación con un sueldo promedio $ 5.075 ($6578 ofrece el gobierno en el 2008). Había al 2006 5.283 adjuntos con un sueldo promedio a enero de $ 4350. (5638 ofrece el gobierno en el 2008). Existían 4.496 JTP con la misma dedicación con un sueldo a enero de 2008 de $ 3.987 ($5146 ofrece el gobierno en el año 2008).

Tengamos en cuenta, primero que hoy y en relación al año 2006 hay mayor cantidad de docentes. Segundo, observemos la propuesta salarial de la SPU actual que propone un aumento aproximado del 27% y cuestión que se va a hacer efectiva en breve, ya que fue rechazada por los gremios para “mejorar” y nunca, para empeorar el ofrecimiento de: 10% aumento en abril + 9,5 % en septiembre + 5% de recomposición en diciembre + 2,5% en enero 2009). Tercero, atendamos que en varios casos una Cátedra esta formada por un Titular, un Adjunto, un JTP y varios ayudantes. Cuarto, que a este sueldo se le suma aquellos ingresos relacionados con la inversión educativa estatal o privada motorizados desde la universidad: régimen de Incentivos, subsidios extranjeros, cargos en postgrados, proyectos de investigación CONICET, consultorias de la universidad, fondos de la Secyt, etc.

Otro dato a tener en cuenta es la carga de alumnos que tienen los docentes. En este caso consideramos la importancia de la dispersión existente entre Carreras y años, pero pese a eso, es un dato importante a analizar que nos permite avanzar en la implementación de la mencionada Secretaria. Al año 2006 existían, aproximadamente, 1 docente cada 9 alumnos en las universidades nacionales. Por supuesto, este promedio es algo engañoso pues va de profesores que atienden cientos de alumnos, a los que tienen una relación uno a uno e, incluso, aquellos que sólo dictan cursos de manera esporádica, pero permite tener una idea de la cuestión. Incluso, al respecto podría ponderarse la dedicación con la cantidad de docentes y con sus distintos niveles, tarea que queda para un futuro informe y que, seguramente, dará cuenta de la existencia de una masa de docentes jóvenes que soportan la inmensa cantidad de alumnos sin que ello sea debidamente reconocido y, a la inversa, una porción de profesores cuyo prestigio les permite dedicaciones formales y retribuciones altas.

La Secretaria de Vinculación económico Social debería tener participación permanente de las Organizaciones Libres del Pueblo y del Estado provincial y municipal y podría tener las siguientes funciones:
1- Asesorar técnicamente de manera gratuita a las organizaciones de la comunidad y al Estado provincial y municipal.
2- Aplicar el Presupuesto Participativo o las Audiencias Públicas para articular sus proyectos con la sociedad y el Estado.
3- Planificar el Voluntariado Universitario permanente.
4- Coordinar el Servicio Social Obligatorio de un año para todos los graduados.

PROPUESTA III- Implementar un Servicio Social Obligatorio para graduados y un Voluntariado permanente para alumnos.
Creemos a conciencia, que la condición de estudiante y de graduado es un “derecho”, pero además, implica un profundo “deber” por parte de los argentinos que vamos a la universidad pública financiada por otros argentinos. Teniendo en cuenta la relación entre presupuesto 2008 (solamente analizando el fondo de dinero de la ley de presupuesto 26.337) y la proyección de egresados media para este año, cada profesional le costaría a la sociedad, aproximadamente $89.862[1]. A partir de aquí y entre otras cuestiones, es que promovemos un Servicio Social Obligatorio de un año para los egresados con el objetivo de que le “devuelvan” al país la inversión del Estado y que se formen en una práctica profesional con compromiso social. Este Servicio debe ser federal: los profesionales deben regresar a las pequeñas localidades del interior que pagan la universidad y que no la usufructúan.

La relación entre la partida de presupuesto 2008 atendiendo solamente el fondo de la ley mencionada y los alumnos, nos da como saldo una inversión aproximada del Estado de $ 4398,72 por cada estudiante al año[2]. Esta inversión es un derecho de los argentinos, pero además, implica un deber de la juventud con la sociedad: proponemos que las universidades desarrollen un Voluntariado Permanente y que destine presupuesto, infraestructura y personal, para ejecutarlo. Asimismo, que es prioritario que el Sistema Universitario otorgue créditos académicos a los estudiantes y profesionales que hagan dichas prácticas sociales.

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PROPUESTA IV- Fomentar el protagonismo social para fiscalizar que la inversión educativa llegue a los trabajadores y productores de la región.

Consideramos elemental establecer que solamente con la participación de la sociedad Argentina y sus organizaciones, tanto públicas y privadas, conjuntamente con los estudiantes, profesores, graduados, funcionarios y administrativos universitarios, podremos modificar el comportamiento, en varios casos, poco comprometido de la universidad con la región. Hay que superar las frases vacías y el “animémonos y vayan”, y poner la universidad al servicio del pueblo argentino. A partir de aquí, es que llamamos a la comunidad, tanto universitaria (los usufructuarios de la inversión) y no universitaria (los que nos pagan), a que:

1- Exijan sus derechos a que sus problemas sean textualizados en la universidad y que se les busquen soluciones y se les brinde asesoramiento permanente gratuito.
2- A que controlen y fiscalicen a conciencia la forma en que se invierte el gasto universitario exigiendo un rendimiento de cuentas: hay que averiguar los temas y cuánto se gasta en lo que investiga promoviendo temas prioritarios para la región; se deben publicar los salarios y las dedicaciones de los docentes e investigadores; se deben publicar los contratos de las secretarias de trabajo a terceros; hay que exigir que los docentes trabajen las 20 o las 40 horas a favor de la comunidad, el municipio y los grupos sociales más desprotegidos.
3- Las organizaciones libres del pueblo y el Estado municipal y provincial, deben exigir el derecho a ingresar al gobierno de universidad y tal cual ocurre en diversas universidades del país, de Latinoamérica o de Europa. El debate del “cogobierno” y la democratización de la isla democrática debe dejar paso al debate de “la universidad del pueblo con el pueblo dentro”.
4- Difundan la importancia de implementar el Servicio Social Obligatorio, el Voluntariado Permanente o las Audiencias Públicas.


[1] Relación ley de presupuesto 2008 mencionada sobre 62.900 egresados.
[2] Relación 1.285.000 alumnos sobre presupuesto 2008.

martes, 1 de abril de 2008

La Guerra de Malvinas: el pueblo, América Latina y los "doctores liberales"


Aritz Recalde
1 de abril de 2008

El 2 de abril se conmemora la iniciación de una guerra de un país dependiente, la República Argentina, contra el ejército mercenario de un imperio, Inglaterra, que invadió y que ocupa actualmente y de forma ilegítima desde el año 1833, un territorio que es y seguirá siendo nacional: el archipiélago de las Islas Malvinas, su mar adyacente y la plataforma submarina son argentinas. De la mano del imperio del norte se derramó sangre criolla por una causa que, salvando las diferencias que podemos poseer sobre los errores[2], la falta de preparación, el primitivismo político o los dudosos intereses de la Junta Militar que la condujo, era y continúa siendo una causa nacional: la defensa de la soberanía y la integridad política, territorial y espiritual del país. Este punto de partida no debe ser negociado: la sangre derramada de los jóvenes argentinos que murieron defendiendo el país de la agresión del imperio británico seguirá siendo una espina clavada en lo profundo del ser nacional. La causa de Malvinas y la de sus héroes combatientes, no debe ser claudicada políticamente, ni olvidada por la cultura del pueblo argentino y latinoamericano y por el conjunto de las naciones del Tercer Mundo que a lo largo de su historia enfrentaron a un imperio.
La actitud agresiva y expansionista de los imperios ya había sido denunciada por el general Perón cuando, en la apertura de la Cátedra de Defensa Nacional de la Universidad Nacional de La Plata en el año 1944, había establecido que en el planeta existían dos tipos de naciones, las “satisfechas” y las “insatisfechas”. Las primeras, ante la carencia de un bien, no dudarían de ocupar y oprimir a las otras naciones: la historia del hombre es la historia de los pueblos por liberarse de la opresión colonial y semicolonial. Detrás de la mencionada ambición material, en el año 1806 el imperio británico inició una ocupación del Virreinato que fue resistida por criollos y españoles, improvisando y dando nacimiento al ejército argentino, pueblo en armas que 176 años después enfrentó nuevamente al ocupante imperial. El desembarco en el Puerto Soledad en el año 1833 y la ocupación efectiva de las islas en 1867 durante el gobierno liberal de Mitre que estaba “ocupado” en la vergonzosa Guerra del Paraguay, le dio al imperio británico una base y un puerto naval para movilizar materiales y hombres en su política colonial sobre Australia y Asia.[3] Asimismo, le permitió al pirata exportador de manufacturas industriales y de las corrientes intelectuales de la economía política liberal, obtener una posición estratégica para el control de los mares y los recursos naturales del sur del planeta. De aquella usurpación que fue denunciada por Manuel Moreno durante el gobierno de Rosas a la actualidad, hay cuestiones que han cambiado y otras que permanecen invariables: el hurto ilegítimo y la ambición material que supone la ocupación siguen siendo las mismas. Ha variado y parcialmente, acompañando los avances científicos y productivos del capitalismo, el recurso que ambiciona el imperio: la explotación de petróleo de la plataforma submarina y la obtención de recursos marítimos con fines alimenticios[4], desatascándose el Krill. Estos son los motivos fundamentales de la ocupación de nuestro suelo. Demás está decir que, la ubicación de las islas le sigue permitiendo a Inglaterra y a la OTAN contar con un paso entre dos océanos de un valor “geopolítico” de suma importancia en el Atlántico Sur.

Es posible afirmar entonces que, la guerra iniciada en 1982, más allá de la opinión que tengamos de la conducción militar en manos de la dictadura, nos dejó varias enseñanzas. La primera, cuyo origen se remonta al año 1806 y a las luchas de la independencia, supone la afirmación de que existe un fuerte contraste entre la predisposición del pueblo postergado a la lucha contra el imperio en relación a los “doctores”, que guerra mediante, siguieron comerciando con los agresores: mientras los soldados morían en combate en el buque General Belgrano, el Ministro de Economía argentino y docente de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Alemann, honraba la deuda externa y hacía lobby de las empresas europeas destruyendo la industria nacional. En los fríos suelos del sur se combatía a muerte y en los cómodos gabinetes de los doctores de la escuela de Rivadavia, de Mitre o de Martínez de Hoz, se implementaba un programa de entrega de la industria nacional y de saqueo sobre los trabajadores desparramados en las costas malvinenses. Perdimos la guerra militarmente pero, lo que es peor aún, fuimos derrotados políticamente y culturalmente por los operadores políticos “internos” del poder imperial que actúan en gobiernos democráticos o militares sin hacer distinciones.
Otra de las enseñanzas que nos legó la guerra tiene que ver con el comportamiento de las distintas naciones. En este sentido, fue notoria la asimetría en la actuación de las potencias centrales en relación a las naciones latinoamericanas, con la triste excepción de Chile que apoyó a los ingleses. Mientras encontramos un apoyo solidario y un ofrecimiento militar, por ejemplo, de parte de Cuba o de Perú, los países “desarrollados” cerraron acuerdos para enfrentar a la Argentina: Francia votó en contra del país en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, junto a Estados Unidos e Inglaterra y tanto URSS como China se “abstuvieron” de apoyar a nuestro país. El sueño de Leopoldo Galtieri de contar con el apoyo norteamericano en la guerra por sus favores en la lucha contra la revolución nicaragüense, como no podía ser de otra manera no se cumplió: las naciones colonialistas acordaron enfrentar de forma conjunta a nuestro país. En este marco y mientras el Ministro de Economía Alemann hacía oídos sordos a las solicitudes de varios sectores del país de confiscar empresas y bancos ingleses o de implementar medidas de suspensión de tráfico marítimo y comercial con Europa, las naciones imperialistas a través de la Comunidad Económica Europea declaraban un feroz bloqueo a la Argentina. El pueblo iba a la guerra y los doctores mantenían la paz económica y la entrega del país a las empresas del agresor y sus aliados. Es necesario recordarlo: sólo la unidad del Tercer Mundo y de Latinoamérica cortará las cadenas de opresión sobre nuestras naciones que ejercen Europa y Norteamérica.
La derrota en manos de ejército enemigo conducido por el gobierno de Margaret Tatcher, fue anunciada por el Gral. Menéndez que se rindió ante los militares británicos. Todos los argentinos conocieron la noticia de la derrota de la gesta de combatientes argentinos contra los soldados de un imperio usurpador. Lamentablemente, pocos de estos ciudadanos percibieron que el enemigo no estaba solamente en Malvinas: tras la salida de Galtieri, ingresó a la presidencia Reynaldo Bignone y de su mano, Domingo Felipe Cavallo fue nombrado presidente del Banco Central, en cuya gestión se transfirió al Estado nacional 15.000 millones de dólares de deuda externa privada[5]. Aquel precepto que establece que la guerra no se da exclusivamente en el campo de batalla sino que, termina de resolverse a través de la política y de la economía, adquirió ribetes dramáticos en nuestro país. Los argentinos abandonamos Malvinas, los ingleses y los norteamericanos con sus bancos y grandes empresas siguen en la Argentina.
Los combatientes regresaron a la patria por la puerta trasera, sin laureles y sin pueblo que los recibiera y muchos de ellos terminaron en el suicidio. Tras décadas de movilización y luchas, los ex combatientes consiguieron recién en la década de 1990 un modesto subsidio del Estado, que durante la gestión presidencial anterior fue elevado a la cifra del equivalente de tres jubilaciones mínimas. El resarcimiento económico es importante pero, es únicamente una parte del asunto para aquellos argentinos que esperan el reconocimiento de su país por haber jugado su vida enfrentando a un imperio.
Mientras tanto y paradójicamente, los “doctores liberales” operadores del interés extranjero, fueron y siguen siendo admiradores del pensamiento y la acción del liberalismo británico y ocupan lugares importantes de los gobiernos democráticos, las universidades y la prensa “independiente”.

Por eso en este nuevo aniversario decimos:

-La derrota militar de Malvinas fue acompañada por una derrota política y cultural que profundizó la destrucción de la industria del país y que favoreció la ocupación de tierra argentina por empresas e intereses ingleses y norteamericanos, conjuntamente con la desaparición y muerte de miles de luchadores sociales;

-La recuperación de Malvinas necesita como paso previo, reconstruir la conciencia nacional, ya que ninguna semicolonia “espiritual” puede ser libre políticamente;

-Sólo la unidad de los pueblos del sur nos permitirá sostener nuestro derecho integral a la independencia económica y a la soberanía política;

LA RECUPERACIÓN DE MALVINAS SIGUE SIENDO UNA CAUSA EMANCIPADORA CONTRA UN ENCLAVE COLONIAL EN EL SUELO AMERICANO


[1] Editor del blog http://sociologia-tercermundo.blogspot.com/
[2]El En el Informe Rattenbach se realiza un estudio sobre el inicio, desarrollo y finalización de la guerra: http://www.cescem.org.ar/informe_rattenbach/home.html
[3] Ramos, Jorge Abelardo, “1981: en defensa de las Malvinas solicito a la Corte medidas cautelares” en Adiós al Coronel, Mar Dulce, noviembre de 1982, p. 181.
[4] Guglianmelli, Juan Enrique, “¿Las negociaciones por Las Malvinas en una nueva etapa?”, Revista Estrategia, Nº 43/44, enero-febrero de 1977. Pensar con Estrategia, Colección Pensamiento Nacional de la Universidad nacional de Lanús (UNLA), Remedios de Escalada, Buenos Aires, 2007, pp 321- 331.
[5] Galasso, Norberto, La Dictadura Procesista (1976-1983), Cuadernos para otra historia, Centro Cultural Santos Discépolo, Buenos Aires, 2005. p. 35.

A la juventud Argentina: ¡Malvinas Volveremos!

por Iciar Recalde
abril de 2008

"Que flamee en los archipiélagos la bandera argentina. Pero sola, sin compañía. Que no hay soberanía compartida." José María Rosa "Oíd, mortales, el grito sagrado:"¡libertad, libertad, libertad!"Oíd el ruido de rotas cadenas,ved en trono a la noble igualdad.Ya su trono dignísimo abrieronlas Provincias Unidas del Sudy los libres del mundo responden:"Al gran pueblo argentino, ¡salud!Al gran pueblo argentino, ¡salud!"Y los libres del mundo responden:"Al gran pueblo argentino, ¡salud!"Sean eternos los laurelesque supimos conseguir,que supimos conseguir.Coronados de gloria vivamos...¡o juremos con gloria morir!,¡o juremos con gloria morir!," Estrofas del Himno Nacional Argentino
Dentro de unos pocos días, el 2 de abril del año 2008, el país dependiente volverá a conmemorar uno de los eslabones de las largas luchas de los pueblos latinoamericanos en su camino por romper las cadenas de la dependencia imperial. Creemos que en esta fecha es necesario de una vez por todas recuperar el sentido heroico de nuestra nación en su lucha por construir una nación soberana: cerca de 13.000 argentinos fueron a Malvinas, 649 nunca volvieron, los restantes entraron sin pena ni gloria por la puerta trasera de la patria desvastada por una de las dictaduras más sangrientas de la historia argentina y continúan al día de la fecha silenciados y olvidados. Para muchos ciudadanos progresistas, los caídos en Malvinas y los ex combatientes que han sobrevivido, estarían encorsetados en una guerra sin sentido, conducidos por la fuerza de la comandancia de un militar díscolo y alcohólico, donde no habría otra cuestión de fondo para el pueblo pobre que combatió contra los británicos.
A pesar de que en las escuelas argentinas entrado el siglo XXI se sigue repitiendo todas las mañanas escolares aquella frase que dice que "La bandera argentina nunca fue atada a ningún carro vencedor de la Tierra", la enseñanza de las nuevas generaciones de argentinos continúa acallando la historia del saqueo imperial y de las luchas de nuestro pueblo por revertirla y presentando acontecimientos cargados de fechas a memorizar y a repetir en una historia donde la Revolución Francesa y las revoluciones industriales europeas marcan el ritmo de lo que los jóvenes argentinos deben conocer de la historia en las aulas de las escuelas públicas. O más atrás, al dedillo las monumentales civilizaciones griegas y romanas. Demás está decir que nada se dice del papel de Argentina y América Latina en las tan mentadas revoluciones industriales porque no hubo una América de venas abiertas desangrándose por las políticas genocidas del Primer Mundo en expansión. La división internacional del trabajo se enseña en sus justos términos: Argentina país agroexportador minero debe gratitud y reconocimiento a la Europa proveedora de manufacturas para el deleite y las posibilidades de surgimiento de la cultura de élite nacional porque al fin y al cabo, somos descendientes de europeos, somos el espejo de Europa sin hibridación cultural indígena o más acá, somos legatarios de la metrópoli norteamericana que nos dicta las modas y nos permite pasear por Buenos Aires creyéndonos en la misma Nueva York a la luz de los slogan publicitarios a la vista porque para las ofertas tenemos sale, para las computadoras, Laptop Computers, Monitors, para los churrascos, ross beef… somos cualquier cosa menos criollos y argentinos y tenemos una historia esbirra fiel de ese mandato. Antes del año 1995, enseñar en la escuela pública argentina la Guerra de Malvinas no era obligatorio, pero con la reforma educativa de ese año se fijó para todo el Tercer Ciclo de la hasta hace poco EGB, estudiar en el área de Ciencias Sociales la Guerra de las Malvinas, con la salvedad de que a partir de ese contenido mínimo de enseñanza, cada provincia tendría la libertad para hacer sus propios diseños curriculares y, consecuentemente, cada docente gozaría de la autonomía para abordar el tema, otra nota más de la carencia de un proyecto de nación donde primen contenidos obligatorios para la formación de los ciudadanos en una noción de nación compartida justa, libre y soberana. En la escuela argentina se imparten conocimientos en castellano rioplatense pero se enseña a pensar a las nuevas generaciones en inglés o en francés según la variación identitaria del docente de turno en su pasaje por la universidad pública o los terciarios privados. La Guerra de Malvinas se presenta en los manuales de Historia para el Tercer Ciclo como una de las tantas desventuras nacionales, repleta de fechas de desembarcos, equívocos, rendimientos y muertos. Nada se dice de su sentido concreto para un país del Tercer Mundo, nada se dice de la deuda pendiente del pueblo argentino con los miles de combatientes que apenas entrados en la adolescencia marcharon al frente de batalla sin otra compañía que el miedo, el coraje y el amor a su Patria. Es hora de que el Estado argentino confeccione un proyecto de estudio para todos los niveles de la enseñanza escolar abocado al estudio de la guerra y, por sobre todas las cosas, promueva mecanismos de identificación con el sentido de la reivindicación y de la soberanía del pueblo argentino sobre las Islas Malvinas y del Atlántico Sur, consecuentemente con el reconocimiento a todos aquellos integrantes de las Fuerzas Armadas y civiles que arriesgaron su vida para recuperar nuestras islas. Los ex combatientes son y serán en la memoria del pueblo argentino héroes nacionales, no víctimas sociales más allá de los justificativos que el Proceso de Reorganización Nacional haya puesto a jugar en la acometida bélica. La Guerra de Malvinas no fue una simple locura nacional, sino que por el contrario y más allá de los equívocos del momento respecto a la forma de resolver el conflicto en aquel contexto, fue una acción nacional contra las políticas coloniales de un imperio. Los ingleses derramaron sangre criolla en tierra argentina: esto no lo justifica ni Galtieri, ni Junta militar alguna, sino la actitud de piratería de las naciones centrales en relación a nuestras comarcas subdesarrolladas. Deberemos discutir luego la cuestión de la correlación de fuerzas, la legitimidad de un gobierno de facto al servicio de los intereses extranjeros o el envío al campo de batalla a argentinos con armamento precario, hambreados y muertos por el frío pero, lo que no podemos dejar de enseñar a las nuevas generaciones de jóvenes argentinos es que la guerra fue un acto de legítima defensa de la soberanía nacional y las Malvinas e Islas del Atlántico Sur son argentinas. No debemos claudicar jamás a nuestra soberanía tal como lo establece la Cláusula Primera de las Disposiciones Transitorias de la Constitución Nacional Argentina: "La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescindible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de soberanía respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino." Emprendimos un camino, el de la reconstrucción de la patria que, como decían los nuestros, dejará de ser colonia o la bandera flameará sobre sus ruinas.

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