CRÓNICA
DE UNA INFAMIA RADICAL
Las
elecciones de autoridades de la FEDERACIÓN UNIVERSITARIA ARGENTINA (FUA)
ejecutadas recientemente, son una muestra clara y rotunda, de las dificultades
que encuentra la juventud para consolidar un ámbito de organización, de debate
y de formulación de proyectos a mediano y a largo plazo. Año a año, el
movimiento estudiantil se ve inmerso en un decadente encuentro caracterizado
por los actos de corrupción y de infamia. El primer responsable de tan
decadente accionar lo protagoniza la agrupación radical FRANJA MORADA, que
conduce la presidencia de la FUA desde el año 1973 hasta la fecha. Una simple
mención a la forma en que se desarrollan las elecciones de autoridades de la
FUA, da muestra cabal de lo que estamos estableciendo.
(...) La desinformación y la desorganización son las únicas reglas de la jornada eleccionaria. No existen o no se presentan los PADRONES de electores, cuestión que permite que se anoten o se impugnen de manera desordenada y de a ratos escandalosa, a los representantes de las distintas fuerzas políticas. La Franja Morada y su comisión electoral son juez y parte en cada impugnación dándose el lujo de reconocer o de negar la representación de los estudiantes de todo el país. Una vez reunidos los estudiantes radicales con sus guardaespaldas y sus operadores, se da lugar al CONGRESO. Paradójicamente, es un Congreso en donde no se debate nada y es un ámbito en el cual los hechos principales transcurren a puertas cerradas. Las “comisiones” de debate no se implementan y miles de estudiantes que viajaron de todo el país para estar en el Congreso, se quedan sin encontrar en las aproximadamente 72 horas de caos generalizado, un lugar para expresar sus puntos de vista. La Franja Morada ACREDITA A SUS ELECTORES a puertas cerradas y sin presencia de los fiscales de las otras fuerzas. Posteriormente, permiten el ingreso de otras agrupaciones y les impugnan, en una tragicómica operación, a sus representantes arguyendo los más extravagantes y primitivos argumentos. Con esta ridícula y oprobiosa actitud, queda claro que se gana la elección de antemano. Una vez acreditados los electores que le permiten a la Franja Morada triunfar en la elección, se abre paso a la VOTACIÓN. El lugar se de la elección se separa físicamente del ámbito donde se ejecuta la acreditación con el objetivo de que las fuerzas “acuerden” las alianzas. En vez de que los electores de manera transparente voten en el mismo momento de ser acreditados, se prolonga la elección hacia la madrugada para que cada fuerza rejunte los “cartones”. La juventud vota a la madrugada como si fueran vampiros: entre las 24 horas y las 7 de la mañana se producen las ALIANZAS. Para garantizar los acuerdos no existen prácticamente plataformas, no hay debates y casi nadie presenta propuestas para dar contenido a la unidad y al rejunte de “cartones”. En este marco, se producen coimas, se implementan amenazas y las alianzas no se hacen en base a acuerdos programáticos o ideológicos, sino que se realizan por intermedio de prebendas incluyendo la persuasión de “barras bravas”. Los miles de estudiantes que realizaron el esfuerzo de ganar o de competir en sus centros de estudiantes, se enteran a la madrugada de los resultados de la elección sin poder discutir o proponer medida alguna en el marco del benemérito Congreso.
(...) La desinformación y la desorganización son las únicas reglas de la jornada eleccionaria. No existen o no se presentan los PADRONES de electores, cuestión que permite que se anoten o se impugnen de manera desordenada y de a ratos escandalosa, a los representantes de las distintas fuerzas políticas. La Franja Morada y su comisión electoral son juez y parte en cada impugnación dándose el lujo de reconocer o de negar la representación de los estudiantes de todo el país. Una vez reunidos los estudiantes radicales con sus guardaespaldas y sus operadores, se da lugar al CONGRESO. Paradójicamente, es un Congreso en donde no se debate nada y es un ámbito en el cual los hechos principales transcurren a puertas cerradas. Las “comisiones” de debate no se implementan y miles de estudiantes que viajaron de todo el país para estar en el Congreso, se quedan sin encontrar en las aproximadamente 72 horas de caos generalizado, un lugar para expresar sus puntos de vista. La Franja Morada ACREDITA A SUS ELECTORES a puertas cerradas y sin presencia de los fiscales de las otras fuerzas. Posteriormente, permiten el ingreso de otras agrupaciones y les impugnan, en una tragicómica operación, a sus representantes arguyendo los más extravagantes y primitivos argumentos. Con esta ridícula y oprobiosa actitud, queda claro que se gana la elección de antemano. Una vez acreditados los electores que le permiten a la Franja Morada triunfar en la elección, se abre paso a la VOTACIÓN. El lugar se de la elección se separa físicamente del ámbito donde se ejecuta la acreditación con el objetivo de que las fuerzas “acuerden” las alianzas. En vez de que los electores de manera transparente voten en el mismo momento de ser acreditados, se prolonga la elección hacia la madrugada para que cada fuerza rejunte los “cartones”. La juventud vota a la madrugada como si fueran vampiros: entre las 24 horas y las 7 de la mañana se producen las ALIANZAS. Para garantizar los acuerdos no existen prácticamente plataformas, no hay debates y casi nadie presenta propuestas para dar contenido a la unidad y al rejunte de “cartones”. En este marco, se producen coimas, se implementan amenazas y las alianzas no se hacen en base a acuerdos programáticos o ideológicos, sino que se realizan por intermedio de prebendas incluyendo la persuasión de “barras bravas”. Los miles de estudiantes que realizaron el esfuerzo de ganar o de competir en sus centros de estudiantes, se enteran a la madrugada de los resultados de la elección sin poder discutir o proponer medida alguna en el marco del benemérito Congreso.
LA
HISTORIA DE LA JUVENTUD ARGENTINA, CON SUS ACIERTOS Y CON SUS ERRORES, NO SE
MERECE TAL HUMILLACIÓN
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