Aritz Recalde, octubre 2012
“El
desarrollo de la ciencia y la tecnología argentina ha sido hasta ahora fecundo,
pero insuficiente. Fecundo, por el efectivo nivel de acumulación de
conocimientos científicos y tecnológicos alcanzado, principalmente impulsado
por cuatro factores:1) El crecimiento de las universidades; 2) La incorporación
de tecnología proveniente del exterior; 3) La investigación aplicada
particularmente al sector agropecuario; 4) y el avance de la investigación de posgrado (…) Insuficiente,
también, porque el país aún no ha organizado convenientemente vinculaciones
estables y verdaderamente productivas entre el sistema científico –
tecnológico, el gobierno, el sistema de producción y el sistema financiero”. Juan Perón[1]
“Las
facultades reglamentarán la enseñanza para graduados, organizando centros de
graduados y cursos de perfeccionamiento o especialización”. Articulo 60 de la ley Orgánica de Universidades 14.297/54
La
legislación educativa sancionada en el año 1947, fue la primera en la historia
del país que mencionó la necesidad de que las universidades impulsen la
educación de los egresados de las casas de altos estudios. Dicha demanda de
especialización académica de los graduados, surgió como el resultante de las nuevas
exigencias en cantidad y en calidad, del sistema productivo y tecnológico argentino.
Tal
cual se lee en los dos Planes Quinquenales o en el Plan Trienal, la revolución
justicialista promovió la industrialización del país. Llevado al plano
universitario, el modelo de desarrollo industrialista impulsó:
I- La demanda
masiva[2]
de recursos humanos altamente capacitados, atento que la economía del país alcanzó
cifras de pleno empleo.
II- La
organización de un sistema universitario planificado, articulando sus
funciones con el Estado, la producción y el trabajo.
III- La promoción
de nuevas áreas de conocimiento en el universo de las ciencias aplicadas al
procedo de industrialización. Con dicho objetivo, el artículo 2, inciso 4, de la Ley 13.031/47 sostuvo
que eran funciones de las universidades “Estimar el estudio y desarrollo de la ciencia
aplicada y las creaciones técnicas, adaptándolas a las necesidades regionales”.
IV- La regionalización
de la educación científica y cultural, adecuando el conocimiento universal
a las diversas demandas del país. Es por eso que la Constitución Nacional del
año 1949 sostuvo que la universidad “tenderá a profundizar el estudio de la literatura, historia y folklore de su zona de influencia
cultural, así como a promover las artes
técnicas y las ciencias aplicadas con vistas a la explotación de las riquezas y
al incremento de las actividades económicas regionales”[3].
V-
La necesidad de investigar y de explotar con
sentido nacional los recursos naturales del país y el artículo 2 de la ley
13.031/47 mencionó que “Son funciones de
las universidades de las cuales no podrán apartarse: 12) Crear y sostener
institutos de investigación, cursos de perfeccionamiento o de especialización,
para profundizar el estudio o aprovechamiento de las riquezas naturales de la
zona del país donde tuviera su centro de acción cada universidad; 13) Reunir
antecedentes y proponer soluciones para los diversos problemas económico
sociales de la Nación”.
En este marco, se ubicaban los estudios de
especialización de posgrado para los graduados que implantó el peronismo. El
artículo 100, inciso c) de la ley 13.031 de 1947 introdujo un
apartado “De la enseñanza para graduados
(Cursos y carreras de especialistas)”. El texto mencionó que “Las facultades reglamentarán la enseñanza
para graduados, organizando cursos de perfeccionamiento, de especialización y
carrera de especialistas, con el objeto de propender a la formación de los
técnicos que necesita el país en cada una de las ramas de las ciencias y de actualizar
los conocimientos de los profesionales. Se le dedicará preferente atención a
aquellas materias que no figuren en el plan de estudios para estudiantes”.
En
ésta misma línea, la ley 14.297/54 en su artículo 25 estableció que las
facultades deberían promover la apertura de institutos y cursos de
investigación incluyendo a los graduados.
Tal cual
se observa, la universidad tenía que:
-
Promover centros de investigación incluyendo a
graduados;
-
Ampliar la oferta educativa abriendo cursos y
carreas de especialistas
La
oferta educativa de posgrado tenía que:
- Ser socialmente
relevante, atendiendo las necesidades y las demandas del conjunto del país;
- Ampliar
campos del conocimiento que no son estudiados en el nivel de grado;
- Capacitar
a los graduados para actualizar sus competencias profesionales de manera permanente.
[1] Juan Perón, Modelo Argentino para el Proyecto Nacional,
Ed. del INJDP, Buenos Aires, 2006. Pp. 48-49.
[2] El peronismo declaró
la gratuidad de la universidad el 22 de noviembre del año 1949. Además, sancionó
por ley el derecho a becas de los estudiantes universitarios. El artículo 87 de
la ley 13.031/47 estableció que “El Estado creará becas para la enseñanza gratuita, cuya distribución
entre las diversas universidades de la Nación, se hará por el Poder Ejecutivo.
Para proceder a dicha distribución, se tendrán en cuenta las características y
necesidades regionales, sociales, económicas y culturales, referidas a cada
universidad, procurando que con la concesión de becas se cumplan, de la manera más
acabada posible y con un sentido social, los fines asignados a la universidad.
Habrá dos clases de becas: las de estudio y las de estímulo”. Tal cual se lee, las becas eran orientadas a satisfacer las necesidades
de educación regionales.
[3] Artículo 37, inciso
IV, 4. Con esta finalidad, la revolución creó la Universidad Obrera Nacional
que impulsó diversas ramas de la ingeniería en función la región donde se
radicó cada Facultad regional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario