domingo, 19 de mayo de 2013

203 años de la Revolución de Mayo

Aritz Recalde, abril 2013

La revolución del 25 de mayo del año 1810 condensó un conjunto de debates que continúan teniendo profunda actualidad. A 203 años del suceso, consideramos oportuno recuperar algunos de ellos.
El conflicto inter imperialista y la lucha contra todo tipo de colonialismo
En el contexto de la Revolución de Mayo, el mundo iniciaba una nueva etapa del conflicto entre los imperios europeos por la disposición del planeta. En particular, de debe destacar el desenvolvimiento vertiginoso y agresivo del colonialismo francés e inglés. La expansión napoleónica le permitió a Francia ocupar España en el año 1808 y ello derivó en las siguientes consecuencias:
-       Aceleró la necesidad de Inglaterra de buscar nuevos mercados para su producción en América, en África y en Asia. Al bloqueo económico producto de la ocupación napoleónica, los ingleses sumaron la independencia de sus colonias norteamericanas que iniciaron una política proteccionista. Una de las manifestaciones de los intereses británicos producto de la guerra con Francia, fueron las invasiones militares inglesas de 1806.
-       Generó un vacío de poder que amplió el margen de acción política de los americanos. La caída de Fernando VII permitió a los latinoamericanos rediscutir los alcances de sus facultades políticas en relación a la metrópoli. Finalmente y luego de la restauración monárquica en 1814, ello derivó en la declaración de la independencia del año 1816.
-       La debilidad geopolítica relativa de España, dejó un mayor margen para el avance del neocolonialismo inglés, portugués y francés. El país enfrentó agresiones armadas de los portugueses sobre la Banda Oriental en 1816, de los ingleses en Malvinas en 1833, de los franceses en 1838 y de ambos imperios en el año 1845. La resistencia heroica del año 1845 contra la nueva dinámica colonialista mundial, le permitió decir al general San Martín que esa lucha era de “tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España”.
La Revolución de Mayo y la posterior independencia del año 1816, son una página importante de las luchas americanas contra el colonialismo europeo. Esa disputa sigue vigente ya que los ingleses ocupan las Malvinas. Además y es bueno destacarlo, el continente suramericano recibe permanentemente diversas agresiones por parte de las metrópolis europeas y de los EUA. A 203 años de la Revolución de Mayo, el colonialismo no desapareció, sino que sigue vigente bajo nuevas formas.
La lucha por la emancipación política y social
El colonialismo español estableció una arquitectura política en América, que estaba centrada en las siguientes asimetrías:
-       Nacionales: los españoles accedían a cargos de conducción política y administrativa que fueron cercenados a los criollos. Estos últimos, disputaban los ámbitos de poder ocupados por la burocracia europea.
-       Racial: los negros eran esclavos y los pueblos originarios formaron parte de los campos de explotación laboral española.
-       Étnica: las cultural locales eran negadas bajo un colonialismo cultural religioso, de matriz fuertemente europeísta.
Durante la etapa se produjo una importante disputa sobre la necesaria democratización política. Dicho debate, incluyó la exigencia de los miembros de la Primera Junta de ser reconocidos por la Junta Central de Sevilla. En este marco, se profundizó la disputa por los cargos públicos y los derechos políticos al ejercicio de gobierno. A partir de 1810 se fue imponiendo el modelo de una revolución democrática anti absolutista, en sintonía con los valores de la Constitución española liberal de 1812. Finalmente, en 1816 declaramos la independencia.
En paralelo a la ruptura con las asimetrías nacionales, se gestó una agenda que incluyó la emancipación cultural, social y política de los negros esclavos[1] y de habitantes los pueblos originarios. Esas inquietudes libertarias en el plano racial, étnico y social, emergieron en la Asamblea del año XIII y por intermedio de figuras como Gervasio Artigas y José de San Martín.  
En la actualidad, los americanos seguimos luchando por alcanzar el derecho a la igualdad de participación política en los espacios de toma de decisiones en el mundo. Asimismo, continuamos enfrentando la intromisión de los representantes de las potencias occidentales en nuestros países.
La lucha contra el racismo y el reconocimiento social y cultural de los pueblos originarios, marca el ritmo de los gobiernos populares en el continente. El caso de Evo Morales en Bolivia  es una expresión clara y contundente, de que las luchas por el reconocimiento racial y étnico siguen vigentes.
El debate sobre el programa económico
En el contexto de la Revolución de Mayo, se debatió el modelo de desarrollo económico que podía implementar el continente.
Desde la ocupación militar, España ejerció un sistema de monopolio comercial con las colonias. Ese régimen fue vulnerado por la acción del contrabando. A partir de 1809 además, España impulsó un tratado de libre comercio con los ingleses como producto de que ambas naciones se aliaron temporalmente frente a los franceses.  
Desde el año 1809 el libre comercio se instaló para quedarse, como una manifestación de los intereses británicos y los de sus aliados internos en el continente. Anteriormente, Mariano Moreno intentó persuadir de las bondades del libre comercio al Virrey Cisneros con su obra la Representación de los Hacendados. Más allá de la tarea de los intelectuales, el origen del tratado de libertades comerciales de 1809 fue más bien el resultante de la geopolítica británica, que una virtud de persuasión del abogado y secretario de la Primera Junta.
La aplicación de dicho sistema económico, tenía implícito los debates acerca de la implementación de un sistema:
-       De comercio interno o de otro orientado hacia el de ultramar.
-       De producción artesanal e industrial o aquel caracterizado por el perfil agrario y meramente importador de manufacturas inglesas.
A partir de acá, se fue polarizando la lucha política de las Provincias Unidas entre:
-  Los promotores de una defensa de las actividades industriales y artesanales del interior.
- Los defensores del libre comercio con los ingleses, aplicado desde los puertos del litoral y de Buenos Aires.
Mariano Moreno modificó buena parte de su postura librecambista de la Representación, en el Plan de Operaciones presentado a la Primera Junta. En el Plan cuestionó la acumulación de “fortunas agigantadas en pocos individuos”, impulsó el monopolio del Estado sobre la minería, apoyó las confiscaciones de particulares y promovió la regulación del comercio europeo, entre otras medidas. Pese a ello y particularmente desde le Primer Triunvirato, el modelo económico de dependencia con los británicos obstaculizó nuestro desarrollo industrial.
Buena parte de los conflictos entre el federalismo y el unitarismo posteriores, se centraron en la posibilidad o en la negativa, de aplicar el esquema de libre comercio que benefició, principalmente, a la oligarquía porteña.
El debate sobre la necesidad de industrializar el continente y de superar la dependencia económica y tecnológica, sigue vigente. Si la primera independencia fue principalmente política, la segunda y definitiva, será la de la industrialización de Iberoamérica.
La dinámica de la lucha política
El 25 de mayo de 1810 confluyeron varios actores políticos. Por un lado, presidió la Primera Junta Cornelio Saavedra[2] en representación del ejército, habiendo sido comandante del Cuerpo de Patricios conformado por representantes voluntarios desde las invasiones inglesas de 1806. Mariano Moreno, Juan José Castelli y Manuel Belgrano, representaron a los grupos de la pequeña burguesía ilustrada. Además, participaron sacerdotes como Manuel Alberti y comerciantes de nacionalidad española como Domingo Matheu y Juan Larrea.
Es de público conocimiento, que durante la etapa se produjo una fuerte disputa entre el sector de Moreno y el de Saavedra. Éste último, cuestionó la metodología política de Moreno que se puede conocer en el Plan de Operaciones y en la forma que intervino militarmente el Alto Perú. Moreno estableció en el Plan que “jamás en ningún tiempo de revolución, se vio adoptada por los gobernantes la moderación ni la tolerancia (…) los cimientos de una nueva república nunca han de cimentarse sino con el rigor y el castigo, mezclado con la sangre derramada (…) no debe escandalizar el sentido de mis voces, de cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa”.
Contrariamente, se preguntó Saavedra acerca de la Revolución de Mayo ¿consiste en llevar adelante el sistema de terror que principió a asomar?. En su memoria autógrafa, Saavedra cuestionó la indisciplina militar de Castelli, que en su opinión, lo llevó a la derrota contra Manuel Goyeneche. Además, el titular de la Primera Junta fue sumamente crítico del manejo del tema religioso[3] efectuado en la intervención militar de Castelli.
En el contexto de su disputa, el Cabildo aprobó la incorporación de los diputados del interior y se formó la Junta Grande. Esta decisión implicó el desplazamiento de Moreno que renunció tras la medida. Pocos meses después, la burguesía porteña desplazó a Saavedra y organizó el Primer Triunvirato.
Moreno murió en su viaje a Europa y Saavedra prácticamente desapareció de la política, hasta su muerte en 1829.  
Tal cual se observa, en la revolución del Mayo confluyeron una diversidad de actores. En ese marco, quedó expresada la tensión entre la propuesta de radicalización de los intelectuales y la posición más moderada de Saavedra. El enfrentamiento entre los sectores, impidió que ambos bandos - en mi opinión con matices pero con muchos puntos de encuentro-, se mantuvieran en poder más allá de algunos meses. Ello abrió el paso a la oligarquía porteña y debilitó la acción anticolonialista que demandaba la hora.
En la actualidad, queda claro que el debate sobre cuáles deben ser los mejores métodos políticos, los actores sociales a convocar y los tiempos de los procesos de cambio, no está agotado.  




[1] En el Plan de operaciones Moreno propugno por la “prohibición de la introducción de la esclavatura”. Mientras tanto, propuso dejar libres los esclavos en posesión de los enemigos de la Primera Junta y a los “otros, rescatándolos con un tanto mensual de los sueldos que adquieran en la milicia, para de esta forma no descontentar a sus amos”. 
[2] El otro militar de la Primera Junta fue Miguel de Azcuénaga.
[3] Conociendo la acciones antirreligiosas de Castelli, Belgrano le escribió a San Martín que al tomar la conducción del Ejército del Norte “Ruegue a Nuestra Señora de las Mercedes (…) Acuérdese usted que es un General cristiano, apostólico, romano”. Carta de Belgrano a San Martín del 6/04/1814.

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