Aritz Recalde, octubre de 2011
Art. 1º – Las universidades nacionales son comunidades de trabajo que integran el sistema nacional de educación en el nivel superior con el fin de impartir enseñanza, realizar investigación, promover la cultura nacional, producir bienes y prestar servicios con proyección social y, haciendo los aportes necesarios y útiles al proceso de liberación nacional, contribuir a la solución de los grandes problemas argentinos. Art. 2º – Son funciones de las universidades: Formar y capacitar profesionales y técnicos, con una conciencia argentina apoyada en nuestra tradición cultural, según los requerimientos nacionales y regionales de las respectivas áreas de influencia. Ello, mediante una educación formativa e informativa que fomente y discipline en el estudiante su esfuerzo autodidáctico, su espíritu indagativo y las cualidades que lo habiliten para actuar con idoneidad moral e intelectual en su profesión y en la vida pública o privada orientada hacia la felicidad del pueblo y a la grandeza de la Nación fundada primordialmente en valores de solidaridad social; Promover, organizar y desarrollar la investigación y la enseñanza científica y técnica, pura y aplicada, asumiendo los problemas reales nacionales y regionales, procurando superar la distinción entre trabajo manual e intelectual. La orientación será nacional y tendiente a establecer la independencia tecnológica y económica; Elaborar, desarrollar y difundir el conocimiento y toda forma de cultura en particular la de carácter autóctono, nacional y popular; Estimular el estudio de la realidad nacional y el protagonismo que corresponde a la Argentina dentro del orden mundial y del proceso de integración regional y continental. Ley Orgánica de las Universidades Nacionales 20.654 de 1974.
“Los convoco a todos una vez más aquí, desde este lugar emblemático, desde una Universidad que estamos inaugurando, a esa tarea inconclusa de los hombres y mujeres que desde el 25 de Mayo de 1810 soñaron con un país diferente”. Cristina Fernández de Kirchner (1)
En la actualidad, existen tres (2) grandes concepciones acerca del rol que puede desempeñar la universidad en relación al país. Ellas son el liberalismo, el reformismo y el nacionalismo popular. La primera, fue promovida por la oligarquía porteña y sus representantes políticos, conjuntamente al capital extranjero y los operadores de las metrópolis. El reformismo, está estrechamente ligado a la aplicación dentro de la universidad, de las transformaciones que se producían en el país por intermedio de la gestión de Hipólito Yrigoyen. El nacionalismo popular universitario, es el modelo institucional implementado por la revolución antiimperialista conducida por Juan Domingo Perón.
El modelo del liberalismo universitario, se desplegó ampliamente por intermedio de la acción de la oligarquía porteña luego de las guerras de la independencia. Los promotores de dicha concepción, tuvieron como finalidad prioritaria la de contribuir al desenvolvimiento e institucionalización, del programa de gobierno agroexportador y dependiente del extranjero. Con esa intención, la elite portuaria organizó un sistema educativo para pocos e instruyó a los hijos de la oligarquía, en la adquisición acrítica de los patrones culturales importados de Europa. A partir de acá, que la institución formó dirigentes que aprendieron soluciones extranjeras, para los problemas nacionales. Esta malformación educativa neocolonial, favoreció la agudización de nuestra condición dependiente y subdesarrollada y permitió que la riqueza nacional se fugue hacia el extranjero. Los intelectuales educados en dichas universidades, se abocaron a la divulgación del libre cambio económico y a la promoción del remplazo de las razas locales por la blanca europea o norteamericana. Se trató de extirpar al productor local y desplazar al criollo, para importar en su lugar, a un extranjero de raza blanca y “civilizado”. En este marco, los universitarios oficiaron como ideólogos de los sistemas de gobierno que prohibieron la participación política mayoritaria y que reprimieron a los sectores populares. El liberalismo universitario tuvo como perspectiva y referencia cultural y política, a Europa y a los Estados Unidos y le dio la espalda a los dirigentes del continente americano que se propusieron consolidar la autodeterminación nacional.
El reformismo es hijo del radicalismo de principios del siglo XX y ofició como una corriente de renovación cultural de avanzada para la época. Estudiantes, intelectuales o profesores, recuperaron muchos de los planteos del gobierno de Yrigoyen e intentaron aplicarlos en la universidad. En este marco, se puede ubicar la referencia latinoamericana del Manifiesto Liminar o la iniciativa reformista tendiente a renovar la clase dirigente, desplazando a los conservadores e imponiendo en su lugar, a docentes y a funcionarios ligados a los sectores medios radicales. Lo que fuera un modelo de progreso y una renovación cultural y que se expresó en figuras que adhirieron al reformismo como Manuel Ugarte, Deodoro Roca o Alejandro Korn, derivó en un programa institucional conservador y antipopular. A partir de la caída de Yrigoyen, el planteo reformista y en muchos casos, resultó ser más una mera preocupación por la autonomía y la defensa de los privilegios universitarios, que una proclama o una propuesta con objetivos transformadores para el país. La historia demostró cabalmente, que el reformismo al tener una perspectiva elitista y vanguardista, no pudo acoplarse fácilmente a los cambios sociales y políticos originados por la industrialización y la apertura democrática de masas, iniciada con las jornadas del 17 de octubre del año 1945.
El modelo universitario del nacionalismo popular, plateó la superación histórica de ambos programas educativos. Primero y tomando distancia del liberalismo, propugnó la posibilidad de asenso social en la educación superior. La sanción de la gratuidad universitaria del 22 de noviembre del año 1949 y la promoción de los derechos sociales de los estudiantes (3) , permitieron el ingreso de todas las clases sociales a la institución e hicieron de la educación superior, un instrumento de igualación y de progreso social ascendente.
Asimismo y cuestión revolucionaria para la historia del sistema científico argentino, Perón promovió la formación de Carreras e investigaciones para la industrialización del país y impulsó la organización de un sistema científico regional aplicado a la innovación y la producción. Dicha decisión que favoreció la producción de energía atómica, de autos o de aviones, implicó la ruptura del coloniaje cultural impuesto con la división internacional del trabajo, la ciencia y la tecnología, que había remachado la condición mental pastoril de nuestros intelectuales. La apertura de las carreras de ingenierías de la Universidad Obrera, es una muestra importante de la regionalización del conocimiento propuesta por la revolución peronista. La estratégica decisión de avanzar en la regionalización del conocimiento, quedó cristalizada en la Constitución del año 1949 que sostuvo que “Una ley dividirá el territorio nacional en regiones universitarias, dentro de cada una de las cuales ejercerá sus funciones la respectiva universidad. Cada una de las universidades, además de organizar los conocimientos universales cuya enseñanza le incumbe, tenderá a profundizar el estudio de la literatura, historia y folklore de su zona de influencia cultural, así como a promover las artes técnicas y las ciencias aplicadas con vistas a la explotación de las riquezas y al incremento de las actividades económicas regionales”.
Con dicha noción, se produjo un cambio epistemológico profundo en los intelectuales y los hombres de la ciencia y la cultura. En este contexto, la ley universitaria del año 1947 estableció entre las funciones de la institución “estimar el estudio y desarrollo de la ciencia aplicada y las creaciones técnicas, adaptándolas a las necesidades regionales” y “crear y sostener institutos de investigación, cursos de perfeccionamiento o de especialización, para profundizar el estudio o aprovechamiento de las riquezas naturales de la zona del país donde tuviera su centro de acción cada universidad”. Ya no se trataba de importar teorías de la “civilización europea”, para ajustar la realidad del país a ellas, sino que había que producir conocimiento desde el sur del continente con la finalidad de resolver los problemas regionales y alcanzar la independencia nacional.
Dicha perspectiva, le permitió al nacionalismo superar la noción vanguardista del reformismo que en nombre de la autonomía, escindió el funcionamiento de la institución educativa del desarrollo nacional y de los anhelos de la democracia y de las organizaciones libres del pueblo. El cogobierno en la opinión del nacionalismo, debería ser un medio para alcanzar los objetivos nacionales y nunca un fin en sí mismo.
Para el peronismo y en tanto la independencia económica es un objetivo impostergable para alcanzar la soberanía política, la universidad debe contribuir desde la enseñanza y la investigación, a su resolución. A partir de este postulado, la universidad tiene que articular estrechamente sus acciones con el mundo de la producción y el trabajo, superando la noción conservadora de “extensión” reformista. La universidad en la concepción peronista, forma parte del programa de desarrollo nacional y ya no es una “isla democrática” separada del Estado y de la democracia popular. Con este objetivo, el Segundo Plan Quinquenal estableció que “Las universidades nacionales asesorarán al superior gobierno de la Nación con respecto a los asuntos técnicos y las investigaciones que el Poder Ejecutivo les requiera” (4).
La institución se integra al país y las demandas y las necesidades de las organizaciones libres del pueblo, son las que organizan el tipo de Carreras a promover y las investigaciones a implementar. Con dicha finalidad y durante los gobiernos peronistas, se crearon ámbitos permanentes de coordinación entre la universidad y el conjunto del Estado y los miembros de la democracia de masas . En este contexto y por ejemplo, es que la dirección de la Universidad Obrera Nacional tenía un consejo asesor con participación de la producción y la institución estaba a cargo de cuadros profesionales provenientes de la Confederación General de Trabajo.
Tal cual se puede observar en la actualidad, el nacionalismo popular es el único programa universitario integral que articula las cuatro funciones clásicas (6) de la universidad, con las aspiraciones de los representantes de la democracia de masas. El reformismo y su infundado “temor” a la democracia y la opinión de las mayorías, se platea la planificación de Carreras e investigaciones atendiendo solamente la intervención del cogobierno. Su “prudente” distancia de la supuesta irracionalidad de las masas, lleva a la universidad cogobernada a promover su vínculo con el conjunto del país que la financia, a partir de la ventanilla de la “extensión”. Por el contrarío, el peronismo sostiene una visión integral y democrática de la política universitaria, que parte del supuesto de que la oferta de Carreras y el destino de las investigaciones, debe centrarse en la resolución de los problemas nacionales y la emancipación de las organizaciones libres del pueblo. Con este objetivo, el Plan Trienal (1974 – 1977) estableció que “El sistema universitario reorientará la actividad de docencia, investigación y servicio a la sociedad en función de los intereses nacionales y populares, convirtiendo a la Universidad en un ámbito donde el desarrollo de los conocimientos científico – técnicos deje de encararse en función de las necesidades de los sectores de mayores recursos. Será prioridad fundamental de la acción de las universidades el estudio de los problemas que contribuyan auténticamente a la Justicia Social” (7) .
El nacionalismo universitario abandona la noción conservadora y vanguardista de la “extensión” y plantea la integración de las organizaciones libres del pueblo al gobierno de la institución y además y cuestión fundamental, las incluye en la formulación de sus cuatro funciones. La oferta de Carreras debe atender los problemas de la región y del país. Las investigaciones tienen que tener una función social relevante. La universidad debe articular su acción con el mundo productivo, recuperando el conocimiento de la comunidad y transfiriendo al medio el generado en la institución. La institución debe promover acciones solidaras y coordinadas con los representantes de la comunidad. Tal cual lo estableció el Segundo Plan quinquenal “la ciencia y la técnica tienen una función social que cumplir, según surge del objetivo fundamental (…) El Estado, mediante la educación y la enseñanza en todos sus ciclos generales y especiales, y los demás recursos a su alcance, promoverá el desarrollo de una clara conciencia científica y técnica nacional que contribuya a la creación de una cultura nacional y concurra a la consolidación de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política” (8).
Varias de las nuevas universidades nacionales que tuvieron apertura en el conurbano bonaerense, son una expresión de la actualidad y la vigencia del nacionalismo popular universitario. Por un lado, continúan la tradición peronista contribuyendo a la democratización popular del conocimiento y desde su misma radicación, favorecen el acceso a las aulas a los grupos sociales más débiles. Por otro lado, esas instituciones están regionalizando el conocimiento o como dice la rectora de la Universidad Nacional de Lanus, Ana Jaramillo, se trata de textualizar los problemas, más que de problematizar los textos (9) . La apertura de una Universidad Nacional que lleva el nombre de un referente de la cultura nacional como Arturo Jauretche y que dio apertura a Carreras estrechamente ligadas a la región, como son los casos de la Tecnicatura en producción vegetal, Bioingeniería o licenciatura en Relaciones del Trabajo, es una muestra de ello.
Otro dato importante de la actualidad del nacionalismo popular, es la existencia de universidades que desarrollan un estrecho vínculo con el Estado y con las organizaciones libres del pueblo. En este contexto, las universidades nacionales de Lanus y Arturo Jauretche, tienen un Consejo Social con participación de la comunidad. En este marco, la universidad de Rio Negro, creó un Consejo de Programación y Gestión Estratégica que se compone con miembros de la legislatura de la provincia, de la producción y del trabajo, entre otros.
El nacionalismo popular tiene pasado, presente y todo parece indicar, que será el modelo institucional a partir del cual, se organizarán las nuevas universidades.
Citas1- Palabras de Cristina Fernández en la inauguración de la Universidad de Merlo http://www.presidencia.gov.ar/discursos/25402-palabras-de-la-presidenta-en-la-inauguracion-de-la-universidad-de-merlo
2- Una cuarta concepción universitaria es el nacionalismo católico de derecha, que hoy tiene una escasa representación en el sistema de educación superior. La izquierda argentina y pese a que participa en el gobierno de algunas universidades, carece de alguna propuesta concreta para organizar la universidad. Por el contrario, tiene una visión instrumental de la institución, de la cual se “deben sacar los cuadros” para consolidar el partido de vanguardia socialista. Al carecer de un frente de masas y de representación popular electoral, la izquierda sostiene una posición “reformista conservadora” dentro de la universidad, con el objetivo de no cambiar la institución para poder mantener sus lugares de poder. La izquierda universitaria a partir de acá, implementa una práctica estrechamente ligada a la del “reformismo conservador de derecha”. La izquierda y la derecha, coinciden en su crítica las propuestas de vincular la universidad a las demandas de la democracia de masas, del Estado y de los productores nacionales. Una excepción, puede encontrase en las obras de Oscar Varsavsky o Amílcar Herrera. Ambos proponen un sistema científico y universitario distante del reformismo y estrechamente ligado al nacionalismo.
3- La ley del régimen universitario 13.031/47 en los artículos 87 a 91, introdujo las becas para la enseñanza gratuita. La Constitución Nacional de 1949 en el capítulo III, Inciso IV, 6, garantizó el derecho a las becas de los estudiantiles. La ley orgánica de universidades 14.297/54 en su artículo 1, inciso 7, planteó la necesidad de “asegurar la gratuidad universitaria”. La ley orgánica de las universidades 20.654/74 en el artículo 55, incluyó las becas de ayuda económica, de estímulos, de asignaciones de familia y para estudiantes extranjeros.
4- Segundo Plan Quinquenal, Presidencia de la Nación, Buenos Aires, 1954. P 59.
5- El Consejo Nacional Universitario fue creado por la ley 13.031/47, artículos 111 y 112 y ratificado por la ley 14.297/54 en el artículo 61.
6- Enseñanza, investigación, extensión y transferencia.
7- Plan Trienal para la reconstrucción y la liberación nacional, PEN, Diciembre de 1973. Juan Domingo Perón, Obras Completas, Ed. Docencia, 2007. P 120
8- Segundo Plan Quinquenal, Presidencia de la Nación, Buenos Aires, 1954. Pp 77 y 78.
9- Jaramillo, Ana, La Universidad frente a los problemas nacionales, Colección pensamiento Nacional, UNLa, Buenos Aires, 2006.
No hay comentarios:
Publicar un comentario