miércoles, 12 de diciembre de 2007

Medios de Comunicación y Dependencia


Aritz Recalde, abril de 2007

El desarrollo de una Política Nacional de Comunicación en nuestro país es una de las grandes deudas de los diferentes gobiernos de la historia argentina.
A lo largo del tiempo los medios de comunicación e información han funcionado como herramientas de pequeños grupos de poder para imponer sus ideas sobre el conjunto de la comunidad nacional. Es por eso, que el funcionamiento de los medios de comunicación desde su génesis se ligan a los proyectos de la oligarquía terrateniente, clase rentista y exportadora, hostil a los movimientos populares y ajena a los debates y proyectos de desarrollo endógeno, mercado internistas o industriales. Esta clase y dada sus intereses económicos agro exportadores, estuvieron ligados directamente al imperialismo británico. O sea y para resumir, la gran prensa se liga desde su nacimiento a los intereses y la inversión económica de la oligarquía y este actor social que se impone triunfante desde la batalla de Caseros en el año 1852, es un satélite de los intereses extranjeros del imperialismo mundial. La prensa de los Mitre, el diario La nación, derramaría la soberbia de la oligarquía tras la tinta de la intelectualidad liberal, punta de lanza para doblegar culturalmente al país.
Para garantizar el orden político neocolonial, el imperialismo británico y particularmente desde su derrota en las invasiones de 1806 y luego bajo los cañones de Rosas y la Confederación en el fallido bloqueo anglo francés, educaría una intelectualidad en las tierras de sur, caracterizada por ser excéntrica, ajena al sentir nacional y comprometida con la cosmovisión liberal y los intereses de la madre de los mares Inglaterra. Lo que no lograrían los cañones y las corvetas del imperio ante la resistencia patriótica nacional, sería realizado por la intelectualidad europeizada de la oligarquía y sus aparatos de prensa.

En definitiva y lo que nos interesa rescatar, es que la historia de la prensa argentina es la historia de la dependencia económica, política y cultural del país ante el extranjero. No puede existir una análisis de los medios de comunicación sin la asunción de que la Argentina es un país dependiente, un Estado neocolonial y desde aquí, que su prensa escrita, radiofónica o audiovisual, reproduzcan esa dependencia.
Este modelo de prensa escrita ligada al poder económico de una minoría, poseedora de los medios o de los fondos para costear la publicidad, sería reproducido en otras áreas y el nacimiento de la radio durante las décadas del veinte y el treinta correría la misma suerte. La gran prensa argentina a partir de aquí, es que históricamente ha sido un medio de reproducción del modelo cultural neocolonial, pieza clave para garantizar la dependencia del país frente al extranjero y su socio local, la burguesía terrateniente. Sería de tal dimensión la hegemonía cultural de la oligarquía y de Inglaterra, que por décadas el Estado argentino careció de política alguna para reglamentar el espacio de radiodifusión que funcionó sin trabas en manos de los grupos económicos locales y los oligopolios extranjeros, en contra de los intereses de los sectores populares y la producción nacional. Esta pérfida acción de reproducción cultural del extranjero, funcionó a partir de los equívocos en los usos de las nociones de “libertad de prensa” (en realidad, utilizada por los periódicos como “libertad de empresa”) y del concepto de “igualdad de los extranjeros” (que permitió y permite, al capital extranjero y sus oligopolios monopolizar los medios de comunicación). Ambos conceptos fueron sancionados con la institucionalidad liberal de la constitución del año 1853.

Deberíamos esperar al año 1946 y el proceso de ascenso de la conciencia nacional a través del peronismo, para que apareciera por primera vez la idea de planificación de la radiodifusión con fines nacionales desde el Segundo Plan Quinquenal del año 1952, que preveía los objetivos generales a cumplir por el Servicio Nacional de Radiodifusión (1). Dichas nociones del nacionalismo popular serían institucionalizadas en la ley 14.241 del año 1953, primera y última ley de radiodifusión producto del congreso sin proscripciones, las otras serían dictadas por militares y gobiernos proscriptos (incluida la actual ley 22.285 de 1980).

Para comprender los objetivos de la nueva ley deberíamos escuchar al mismo Perón(2). Primero, en el diagnóstico sobre la prensa privada, que sostenía, tenía fines meramente comerciales de pequeños grupos de poder ya que:

(…) Hoy no es un secreto para nadie que muchos consorcios y cadenas de diarios no son sino empresas comerciales, que venden papel escrito como se venden cosméticos o artículos de ferretería. (…)Cuando apareció la publicidad fueron poco a poco envileciendo su primitiva posición para servir a los móviles de sus avisadores y su propaganda. Convertidos así en un vulgar comercio, los diarios degeneraron poco a poco en verdaderos monopolios. P27.

Para revertir este diagnóstico, la ley 14.241/53 en su artículo 2 establecía que el servicio de radiodifusión no es un negocio privado, sino que por el contrario, es de interés público. Asimismo, el artículo 5 planteaba que la organización y el régimen de prestación de los servicios de radiodifusión se basarían en el principio de la subordinación del interés particular, al interés social, cultural, económico y político de la Nación. A partir de aquí, los licenciatarios privados deberían implementar un plan de acción dentro de las finalidades consagradas para la radiodifusión por el Estado nacional (artículo 6, inc. d).

La prensa al moverse por intereses privados empresariales (3) se vinculaba directamente a los designios y ambiciones de los grandes grupos económicos extranjeros, tal cual afirmaba Perón:

(…) Hoy no hay quien no utilice la publicidad para fines propagandísticos con resultados variables. Pero los imperialismos se sustentan en algo más serio que la simple publicidad. A ellos no les es suficiente publicar un aviso para vender su artículo, sino que deben imponerlo a toda costa, y para eso no es suficiente avisar. Por eso los Estados han creado todo un servicio publicitario, disfrazado con diversos nombres o siglas. Op. Cit. Pp 27-28

Perón se refería el monopolio de la información mundial desarrollado por las agencias norteamericanas Associates Press (AP) y United Press International (UPI) y para situarlo en la actualidad, podríamos ver la función de las cadenas de información como la norteamericana CNN o la inglesa BBC(4). Para contrariar la acción de la prensa internacional Perón apoyó la aparición de la Agencia Telenoticiosa Americana (hoy denominada agencia TELAM). Tengamos en cuenta que en la época de nacimiento de la agencia, no existían muchas experiencias desde el tercer mundo de producir su propia noticia y que dicha agencia es muy anterior a la aparición de la cubana Prensa Latina o del actual TELESUR.
Pero además y cuestión central, la ley 14.241 ponía límites al capital extranjero para la adquisición de medios. El artículo 6° establecía que para ser poseedor de un medio de comunicación era requisito ser argentino nativo. Tratándose de personas jurídicas o de sociedades, deberían estar constituidas con arreglo a las leyes del país, debiendo el 70% del capital pertenecer a argentinos nativos y el presidente y los miembros del directorio de la sociedad deberían ser argentinos nativos y el personal superior de la explotación, tanto técnico como administrativo, debería ser argentino nativo o naturalizado, pero todos ellos con domicilio real en el país. Una ley como esta en la actualidad impediría que el capital español o norteamericano siga ejerciendo la tiranía cultural sobre la opinión pública nacional, victima de los intereses comerciales y políticos empresariales extranjeros.

Perón y continuando con este concepto, establecía que el pueblo organizado desde el Estado nacional debería hacerse protagonista en el desarrollo de las políticas de comunicación ya que:

(…) La preparación de la opinión pública de un país soberano es parte de la soberanía que ejerce el Gobierno y no puede cederla al extranjero sin verse incurso en el delito de alta traición. Op. Cit. P 33.

Con este objetivo el Estado nacional en el año 1951 desarrollaría la TV, que a diferencia de la radio y los periódicos, nacen con fondos públicos. Pero además y cuestión central, el artículo 20 de la ley 14.241 establecía la existencia del Servicio Oficial de Radiodifusión que tenía por fines principales:

a) Contribuir a consolidar la unidad espiritual de la nación exaltando las genuinas tradiciones y sentimiento patrios y procurar un mejor conocimiento patrio del país;
b) Jerarquizar los programas radiotelefónicos mediante trasmisiones calificadas y servir de vehículo difusor para la acción del Estado.

Asimismo, el Estado desarrollaba el Servicio Internacional de Radiodifusión, cuyo objetivo principal sería cumplir las tareas específicas de difusión en el exterior de las actividades del país con el fin de difundir un mejor conocimiento de la nación.

Por primera vez en el país la comunicación tenía fines de interés público y no privados. Con este objetivo, el proyecto de ley la 14.241 establecía que el servicio de radiodifusión “es, potencialmente, el medio ideal para mejorar el grado de consolidación política de la Nación y de la cohesión espiritual de sus habitantes. (…)en países de tan dilatada extensión territorial como escasa densidad demográfica, donde la presencia de un agente unificador que actué en forma instantánea y uniforme sobre todos los habitantes, para dar la fisonomía que mejor cuadre a la nacionalidad, puede reportar considerables beneficios. (…) como medio de divulgar en forma rápida y asequible los actos y propósitos gubernamentales de interés general, con los que el pueblo pueda tener una versión directa de la acción de sus gobernantes”. El proyecto planteaba que “mayormente donde se percibe la misión civilizadora que se reconoce a la radiodifusión es en la faz cultural”.

Luego del año 1955 este proyecto quedaría en el camino y la radiodifusión regresaría al dominio de la lógica empresarial del capital trasnacional, cada día con más fuerza, de origen norteamericano. Junto con la decadencia del proyecto político del peronismo y particularmente en las décadas del ochenta y noventa, los estudios de la comunicación y su relación con el fenómeno de la dependencia neocolonial quedarían en el olvido, dejando como saldo la complicidad de muchos intelectuales ante la concentración y formación de oligopolios de la comunicación, la alarmante composición de capital extranjero de la TV o radio y la privatización de la lógica de funcionamiento del servicio de radiodifusión.
Pese al retroceso actual de muchos de los debates en relación a la ley 14.241, no podemos desconocer los avances alcanzados en los últimos años en la formulación de una agenda de temas para formular un Plan nacional de Comunicación: nos referimos a la Iniciativa Ciudadana Por una Ley de Radiodifusión Para la Democracia que define 21 puntos para escribir un nuevo marco normativo. La propuesta aborda temas diversos, que van desde la noción de servicio público, pasando por el derecho de los medios comunitarios a la comunicación, tocando temas como el de la democratización de la entrega de las licencias, el lugar de la cultura local y el arte en relación a la publicidad o el debate sobre la existencia de un defensor del público.
De más esta decir, que tanto Telesur, como Canal Encuentro o parte de la programación de Canal 7, son un ejemplo claro de las inmensas posibilidades y potencialidades que tiene el Estado para poner la tecnología y las comunicaciones al servicio de los pueblos y el bien común.

Más allá de estos proyectos anteriormente mencionados, debería quedar claro a los hijos del suelo del sur americano, que la única solución de fondo a la acción profundamente antinacional y antidemocrática que ejerce la prensa y los medios de comunicación contra el país, tiene que ver con una formulación, divulgación e implementación de una Política Nacional de Comunicación. Esta política y entre otras cuestiones, deberá formular los lineamientos para la construcción de una Cadena de Televisoras Públicas de alcance nacional y Latinoamericana.

En este camino de rencuentro con la soberanía cultural y política argentina y latinoamericana, la ley 14.241 aparece como un importante antecedente.

Citas:
En este link podes leer un trabajo sobre la ley de medios de 1953:
http://www.isepci.org.ar/aritz.pdf

1) Cámara de Diputados de la nación, Proyecto de ley de Servicio de Radiodifusión, 22-10-1953. Todas las citas que se presentan a continuación, tanto del proyecto, como de la ley definitiva pertenecen a este documento
(2)Juan Perón, Política y Estrategia. No ataco, crítico. “La Publicidad” 03-1951. Ed. Pleamar 1983.
(3) En Argentina los grupos de medios de mayor importancia son Clarín (con un 18 % de la norteamericana Goldman Sachs SA) y por ejemplo, dueño de canal 13, canal 14 TN o Radio Mitre. El grupo que le sigue en importancia es la Española ADMIRA de Telefónica Internacional, propietario entre otros medios, de canal 11 y Radio Continental. Debajo de estos están el grupo de EUA Grupo Hicks, Muse, Tate & Furst Incorporated (HMT&F) que producen las revistas Gente o Billiken. El grupo Avila y Vila, etc.
(4)En nuestro país se repite el proceso mundial y latinoamericano de concentración de la información que ocasiona que a nivel mundial, existan solamente 10 grandes Compañías Trasnacionales, principalmente de EUA (Time Warner, General Electric, etc.), 50 grupos regionales con capital de Japón, EUA y Europa (The New York Times, CBS, etc.) y 90 grupos subregionales (Televisa de México, Cisneros de Venezuela, Globo de Brasil o Clarín). Mastrini Guillermo y Martín Becerra. 50 Años de concentración de medios en América latina. Del patriarcado artesanal a la valorización en escala. Cátedra de políticas y planificación de la comunicación de la UBA.

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