jueves, 29 de octubre de 2015

Fue ayer nomás, ¿no te acordás?


Aritz Recalde, agosto de 2013

Ayer nomás, por fines de los años noventa, participábamos de los cortes de ruta contra la desnutrición de los pibes. Pedíamos bolsas de comida para los compañeros de los comedores que estaban insertos en los barrios castigados del conurbano. Íbamos desde la universidad y no me voy a olvidar nunca, la imagen de las villas miseria cubiertas de carros de cirujas. Kilómetros y kilómetros de carros de cartoneros y de basura revuelta. En esos paisajes de miseria y desgracia que tuvimos que apreciar, ahora vemos las casitas de material, las cooperativas y la dignidad de los laburantes. ¿Te olvidaste de esa realidad?.
Hace pocos años, mis colegas que trabajan en escuelas públicas nos reconstruían la escena de la tragedia social argentina y contaban -con un nudo en la garganta- que  sus alumnos llegaban a estudiar desnutridos, famélicos de hambre o con zapatillas desechas. Iban a comer a la escuela y no podían ni siquiera prestar la menor atención… tenían los ojos fuera de órbita… Frente a esa situación y muchas veces sacando la plata de su propio bolsillo, los maestros les daban un mate cocido y un pedazo de pan. ¿Viste que ahora con la Asignación Universal por Hijo eso no pasa más?. Dale!, pensá un poco y decime: ¿no tenés memoria de esos pibes flacos en el país de banqueros gordos?.
Fue hace muy poco cuando cruzabas a los vecinos y te contaban que los rajaban de las empresas privatizadas o de las fábricas quebradas. Luego ponían un kiosco o una tienda de pilcha que duraba escasos meses y que luego cerraba. ¿Viste que ahora hay muchos negocios en todos lados  y que en los restaurantes se hace cola?. Cuanta tristeza y cuantas frustraciones patria mía!. Recordá che!, ¿hace tanto fue lo del vecino que se fundió con el maxikiosco o la verdulería?.
Hace poco, muchos amigos de familias que alguna vez fueron de clase media o trabajadora, iban a la “feria del trueque” a ver si pichuleaban lo justo y necesario, para pasar el trago amargo de la miseria espantosa. Nadie tenía ni una moneda y se intercambiaban productos y servicios. Una lechuga por un velador viejo, un kilo de pan por una lata de pintura usada, un albañil por harina. Antes te ganaba el desanimo y coleccionabas piojos y variedades de hambre. ¿Ahora estás conflictuado por qué pagas impuesto a las ganancias?.
Ayer nomás, hace sólo una década, les pagaban a los empleados del Estado con “bonos”. Entre otras cosas, esos papelitos servían para que los grupos trasnacionales fuguen los dólares de la Argentina. Corralito, corralón y patacón y dejamos de ser una nación!. Aunque te hagas el distraído, sabes que cada provincia tenía su propia moneda. Cruzabas la provincia y no te aceptaban los “patacones”. Ya sé, claro, ahora tenes inconvenientes para comprar los dólares que utilizas en las vacaciones o para subir la altura de tu colchón. Si, si, ya sé! no podes dormir por lo que ocurre en el INDEC  (qué no sabes qué es, pero algo escuchaste en la TV). ¿Se olvidaron ya de esa Argentina pataconia?.
Años atrás las crisis mundiales que veías por televisión producían recesión y ajuste en la Argentina. Luego de las crisis del Tequila, del Sudeste Asiático o dios sabe qué cosa, se producían el cierre de empresas y los frecuentes ajustes salariales. La ficción que veías por la TV se hacía realidad!. ¿Dónde estaba el viento de cola?. ¿Recordás cuando se cumplían las catástrofes anunciadas en la TV?. “Hay que pasar el invierno”, la “economía de guerra”, “el riego país”, hay que dar “señales a los mercados”!..uffff. ¿Viste que ahora nunca se cumplen los desastres que auguran todos los días y a toda hora los periodistas y la oposición?. Más allá de las mentiras de los pronosticadores del fin de la Argentina, el país crece y junto a él, sus hijos. ¿Te diste cuenta de eso?.
Hace muy poco, ibas a los mercaditos y hasta la comida o la ropa que usábamos era importada. Hacé memoria y recordá también cuando las etiquetas de la pilcha que tenías puesta eran de afuera y lo mismo ocurría con los repuestos, con los electrodomésticos o con los juguetes. El trabajador que hacía esas cosas también era del extranjero, ya que en la Argentina no se producía nada. En ese país no estaba Guillermo Moreno defendiendo a la industria y de eso seguro que te acordás, ¿no?. ¿Te olvidaste qué era no conseguir laburo en años?. Dale, hacé memoria que fue hace poco!.  
Fue hace escasos años, cuando los universitarios iniciaban un exilio social junto a miles de argentinos, que iban a hacer el trabajo que no imaginarían en su país. Viajaban con plata prestada a Europa o a los Estados Unidos y en muchos casos, en los aeropuertos los recibían como delincuentes y los atoraban con humillantes entrevistas. ¿Te acordás las colas en las embajadas?, ¿de las consultas a los parientes sobre si era posible obtener la doble nacionalidad?, ¿de los amigos clandestinos que escapaban de la policía europea para no ser deportados? y ¿de tus familiares viviendo afuera?.  Aprovechá que se vuelven de Europa corridos por el desempleo y que regresan a trabajar y a vivir a la Argentina que vos tanto criticas. Dale, pediles que te cuenten de qué país se fueron y qué nación encontraron ahora que gobernaron Néstor y Cristina.
Que época che! Teníamos relaciones carnales con los Estados Unidos, éramos el “ejemplo del Fondo Monetario Internacional”. Menen con Bush, el “uno a uno de la convertibilidad”, que país dios mío!. Hoy el ejemplo del FMI son España, Grecia o Italia. Ahora tu país es un “mal ejemplo” para los poderosos y se planta y Cristina da cátedra en la ONU o en el G 20 y se une con Latinoamérica como quiso el San Martín que te enseñaban en la escuela. Ahora que sos digno en el mundo y que tus presidentes se plantan y no dejan que te humillen los mismo que te robaron, ¿le decís soberbia a tu presidenta?.
Ahora que son tuyos la aerolínea de bandera, el correo, el agua, las jubilaciones, la moneda, y que recuperaste el petróleo que te robaban, decís que el país “está divido”. El país estaba fundido y saqueado y ¿eso era la armonía política y los buenos modales que vos defendes?. Pero claro, vos que siempre miraste al extranjero te olvidaste de ayer nomás: mirá lo que pasa en Europa y te vas a acordar!.
Hace pocos años le creíamos a los periodistas y no como ahora que tenemos la Ley de Medios!!. Era el tiempo en que Neustadt, Grondona y Clarín brindaban por las privatizaciones y anunciaban lo bueno que ello depararía al país y al mundo. Luego te diste cuenta que nos mintieron y nos robaron todo y se llevaron hasta el deseo de ser, en esa Argentina campeona del desanimo. Creíamos en el periodismo independiente y así nos fue, ¿no te parece?.
El país fue vaciado por los bancos, las AFJP y los grupos económicos que tienen guante blanco y funcionarios amigos con carretilla saqueadora. Te enteraste en el año 2001 y saliste a la calle y el Presidente de La Nación asesinó decenas de argentinos por eso. Vos que le decís autoritaria a Cristina, ¿te olvidaste que mataban gente en el país por “reclamar lo que les corresponde” como dice la canción?. Ahora que tus impuestos construyen hospitales, rutas, universidades, que ponen ladrillos con PROCREAR o que le dan una mano a las PYMES con el Banco Nación. Ahora que tus impuestos ya no generan solamente “ricos en el extranjero”, ¿decís que te persigue la AFIP?, ¿qué te agobia el Estado?.
Hace menos de diez años los viejos no se jubilaban, las amas de casa no tenían contrato ni obra social y los trabajadores conocían los despidos y no las paritarias. Claro, ahora pagas ganancias!... antes ahorrabas solamente tristeza, desempleo y mesiadura. ¿Te olvidaste ya de eso?.
Recuerdo todos los padecimientos que pasábamos los argentinos. Y siempre la misma respuesta… ¡claro!, la culpa era nuestra y frente a tanta desgracia escuchábamos el clásico “somos argentinos viste” o “este país no tiene arreglo” o eso de que “en el extranjero no pasa”. ¿Advertiste qué el país se va arreglando y que los “ejemplos del extranjero” están fundidos como motor sin aceite?. Dale, tomate cinco minutos y prendé la TV, la computadora y fíjate que pasa en el mundo.
Ya sé! Ya sé!. Cuando te iba mal la culpa de todo era del gobierno corrupto y ahora que te va bien es porque “tenés capacidad y trabajas”, te “rompes viste...”. Ahora tenés un gobierno que te permitió salir del destino linyera al que estabas predestinado y andas bacán en tu autito y tus pibes van a la escuela o la universidad y sueñan con ascender socialmente (como les contaba su abuelo de ese otro país que le habían robado!!). Ahora lo tenés frente a vos y no lo ves y por el contrario, sos de los que dicen que “está todo mal” y que la inflación te corroe la vida en la cola del supermercado mientras descargás el changuito lleno. Sos de los que en la caja del negocio y mientras compras la pilcha de primera marca, decís que “en este país no se puede vivir” y que “el INDEC” miente.  Te mintieron a vos por décadas! ¿no te parece?.
No sé vos, pero yo no me olvidé de nada de lo que ocurrió ayer nomás. ¿Decís que somos resentidos los peronistas kichneristas?!!. Y sí mi amigo!, por tanta desgracia que pasamos, por tanta ulcera que llevamos puesta entre las tripas después de masticar amarguras, lo somos un poco. ¿Pero sabes qué?, además y profundamente, amamos a esta querida patria y a su hermosa presidenta, que por primera vez en décadas, nos permite vivir mejor a todos y a todas.
La mayoría mejoramos de a poco, como hacían nuestros abuelos. Construimos de una piecita a vez y vamos agrandando la casa y la nación toda. Otros como vos, no se conforman con la piecita y quieren construir un edificio en dos meses. Y claro, como no pueden, están dispuestos a demolerlo todo.  No!!. No queremos eso para la patria y sus hijos. Sé que falta mucho y no desconozco que hay miles de colegas que siguen teniendo necesidades insatisfechas. Pero luego de malvivir lo que ocurrió y de sufrir la tragedia que conllevó el fracaso, también aprendí a conocer lo que “no quiero que se repita”.
Por eso te cuento, que por procedencia popular somos kichneristas. Sabemos, con conciencia histórica de ello, que nuestra presidenta trabaja en aras de un ideal, que es ver emancipados a los trabajadores de todos sus sufrimientos. Solamente te pido a vos que te tomes un segundo y que tengas memoria de lo que ocurría ayer nomás. Mientras tanto, nosotros vamos a seguir trabajando y soñando, ya que tenemos la certeza que nos otorga la razón y la convicción que nos da el sentimiento, de que es necesario y de que es posible, construir la felicidad de la patria y la grandeza de la nación Argentina.

 Y por si no sabías, “yo voto a los candidatos de Cristina”!!!!

viernes, 23 de octubre de 2015

Leonardo Castellani y el periodismo


Aritz Recalde, octubre de 2015

“Se monta y arma un grande y completo aparato de hacer opinar a la gente en este sentido y no esto otro … ¡y a eso se llama libertad de opinión!.  Este aparato responde a un pilotaje invisible y está fuera de todo control nacional político o no político”. Leonardo Castellani, año 1943

Leonardo Catellani (1899-1981) fue un escritor de cuentos, de poesía y novela[1]. Además, fue un pensador profundo y un prolifero crítico de temas literarios, filosóficos, educativos y políticos. Nacido en la provincia de Santa Fe, entró al noviciado cordobés de la Compañía de Jesús y en los años treinta fue designado en Roma como sacerdote. Como parte de sus estudios, se graduó en filosofía en París y en su regreso a la Argentina ejerció la docencia y el periodismo. Portador de una gran erudición, sus más de cuarenta tomos y artículos recorren, principalmente, los temas literarios, educativos, filosóficos y religiosos.

El periodismo, la verdad y el poder
Leonardo Castellani destacó que el lector de periódicos considera que la noticia tiene que tener veracidad y autenticidad. Es en este sentido que manifestó que “por naturaleza, el periodismo debería estar al servicio de la verdad” (Castellani 1955: 298).
El autor sostuvo que más allá del “deber ser” del periodismo, dicha actividad dista de ser un medio objetivo e imparcial de transmisión de verdades. En realidad, Castellani menciona detrás de las páginas del periodista se desenvuelven “imperialismos extranjeros, empresas crudamente comerciales, logreros sin escrúpulos ni conciencia, ideologías funestas, pasiones oscuras y potentes… el oficialismo, la oposición, la ambición, el interés, la codicia, la avaricia, la maldad, el error, el plebeyismo, la irresponsabilidad, la tiranía oculta del anonimato y el embauque… y también a veces el amor a la verdad y la cura del bien público” (Castellani 1955: 299). Tal cual sostiene Castellani, el terreno de la práctica periodística está sujeto a fuertes presiones de las potencias extranjeras y a la despiadada puja política de poder dentro del país. Lejos de ser un ámbito laboral caracterizado por la libertad de acción y de pensamiento, el periodismo argentino fue un terreno de disputa y de confrontación permanente.
Una de las manifestaciones de la dependencia cultural y política de la prensa argentina, se expresaba en que cumplía una función de desprestigio de la cultura nacional. En sus palabras “un autor extranjero, aunque sea bellaco, tiene en esta nación la propaganda a favor, extranjera y nacional; un autor nacional, aunque sea bueno, tiene en esta nación la propaganda en contra; luego esta nación no es nación, sino una cosa así como La Nación. Si fuera nación conocería y acogería lo suyo” (Castellani 1958: 487).

Como resultado del proceso mencionado, el autor entiende que en la medida que los periodistas han renunciado a la verdad, “han prostituido esa misión (…) son una cosa prostituida, abierta al soborno, y a la traición y a toda infamia” (Castellani 1943: 302).

El periodismo es una actividad comercial
Castellani destacó que buena parte de la prensa argentina funciona con las pautas de una empresa comercial. En su punto de vista, abrir “un diario para hacer plata significa infaliblemente renegar de la verdad. El mundo es así o actualmente está así” (Castellani 1955: 299). La prensa de su época tenía objetivos meramente financieros, cuestión que impedía que las instituciones alcancen un planteo objetivo de la realidad. Ahora bien, si un editor se proponía cambiar el funcionamiento económico del periodismo  tenía que saber que “hacer un diario para defender la verdad significa infaliblemente perder plata” (Castellani 1955: 299).

¿Existe la libertad de prensa?
Tomando distancia del postulado liberal, Leonardo Castellani mencionó en los años cuarenta que el verdadero problema de la “libertad de prensa consiste en quien nos libertará de la prensa”, ya que la información que se produce y distribuye en el país está “dirigida, amañada y si es preciso fraguada. Se eligen las agencias, se hinchan y decoran (o mutilan) los telegramas, se les adoba el tono, se dispone el lugar de ellos, se los resume en tendenciosos titulares, se los condensa en editoriales y por último se invita a teorizadores a escribir estudios filosóficos o literarios que respondan al sentido del diario y hagan de marco teórico a su información” (Castellani 1943: 302).

Tal cual postula el autor, el periodista al momento de construir la noticia estaba atado a los intereses del grupo editorial. Castellani destacó que los diarios regulan de manera tendenciosa las fuentes periodísticas, aplican técnicas de presentación de la información y cuestión importante, se justifica teóricamente la línea editorial del periódico. Con dicha finalidad, se identifican los técnicos adecuados a esa tarea, que no necesariamente son aquellos que pueden explicar objetivamente el tema abordado.
¿El periodismo para qué?
“Vienen tiempos de masas, de inmensos movimientos colectivos, de colaboración no solamente entre hombres y entre clases, sino entre naciones y entre continentes. Si no somos capaces de unirnos los argentinos, somos menos que nada, y más valía que siguiéramos siendo una colonia de España”. Leonardo Castellani, año 1968

Pese al severo diagnostico, Leonardo Castellani ejerció el periodismo publicando textos en diarios y revistas como Criterio, Cabildo, Azul y Blanco, Dinámica Social o La Prensa.
Desarrolló su actividad con pasión y haciendo de su escritura un elemento de debate y de polémica, convencido de que su verdad iba a contribuir a la unidad de los argentinos consustanciados con la emancipación social y con la defensa de los intereses nacionales. En su punto de vista, “seguimos hablando para que siga respirando la patria. Mientras habla una nación, no está muerta” (Castellani 1968: 305).


Material citado
Castellani Leonardo (1943) Doll y la libertad de Imprenta, en Castellani 1999.
                         (1955) Castellani y el periodismo, en Castellani 1999.
                        (1958) De cultura argentina, en Castellani 1974.
(1968) ¿Para qué seguimos? en Castellani (1999).
 (1974) Crítica Literaria y Notas a Caballo de un país en crisis, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, Buenos Aires.
(1976) Lugones. Esencia del liberalismo. Nueva Crítica literaria, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, Buenos Aires.
 (1999) Castellani por Castellani, Ediciones Jauja, Buenos Aires.
Montejano Bernardino (1974) Estudio Preliminar, en Castellani (1974).




[1] Un listado de sus principales obras puede consultarse acá: http://www.hjg.com.ar/txt/lc/bibliog.html

viernes, 16 de octubre de 2015

El 17 de octubre de 1945 y la Nueva Argentina


Aritz Recalde, octubre 2015

El 17 de octubre del año 1945 los trabajadores fundaron el peronismo como movimiento político y manifestaron la decisión férrea y trascendente, de profundizar la Revolución Justicialista iniciada en 1943.
El motivo originario que desató de la movilización, fue la detención de Juan Perón por parte de sus colegas militares. Con la decisión de liberar al General, el 12 de octubre de 1945 se reunió la CGT y determinó con 18 votos a favor y 11 en contra, la realización de una huelga para el día 18. Adelantándose y superando a la dirigencia, el 17 de octubre del año 1945 las bases obreras salieron multitudinariamente a la calle.
A partir de la histórica movilización, nació el peronismo como movimiento político revolucionario y junto a él, surgió la Nueva Argentina industrial, soberana y justa.
La marcha de los trabajadores permitió que nuestro país abandone su condición de colonia agropecuaria anglo norteamericana. El 17 de octubre liberó a Perón y cuestión más fundamental aún, torció el brazo de la GEOPOLÍTICA mundial, poniendo a la Argentina como epicentro del nacionalismo anticolonial de los pueblos del tercer mundo. La movilización implicó el repudio a la intervención del imperialismo norteamericano y a su embajador Spruille Braden. La revolución venció en un mismo tiempo a la oligarquía, al poder económico concentrado, a los partidos de oposición, a los medios de comunicación y al imperialismo internacional. En la jornada, el pueblo se hace consciente de su poder y a partir acá se fortaleció su conciencia nacional y antiimperialista.
En el terreno POLÍTICO interno, el 17 de octubre implicó el apoyo explicito de los sectores populares a Juan Perón, desarticulando la oposición de sus adversarios civiles y militares dentro y fuera del gobierno. La movilización fue la garantía para recuperar la soberanía política del país y al debilitar a la oligarquía, esta se vio impedida de aplicar el fraude electoral vigente desde 1930. Las elecciones libres de febrero del año 1946, son el resultado de la movilización popular y no una mera concesión del régimen.
El 17 de octubre fortaleció el frente político entre los trabajadores y los sectores nacionalistas del ejército. Resultado del acuerdo, es que se produjo el ingreso protagónico de los obreros en la planificación de la política estatal. Como resultado de la movilización, los asalariados pasaron a ser el centro de las decisiones del gobierno. Lo expresó claramente Eva cuando sostuvo que “este pueblo, que había sido siempre gobernado por cien familias, ha tenido el privilegio de contar ahora con ministros obreros”. Desde febrero de 1946 y como dijo Eva, “Patria, trabajadores y gobernantes constituyen una misma cosa” y varios dirigentes gremiales alcanzaron lugares estratégicos de la gestión, como fueron el sindicalista de comercio Ángel Borlenghi (Ministro de Interior), el abogado de la Unión Ferroviaria Atilio Bramuglia (Canciller) o el dirigente del vidrio José María Freire (Secretario de Trabajo y Previsión). Un tercio de los cargos del oficialismo en las legislaturas fueron para los trabajadores, que también ocuparon espacios institucionales en las embajadas (agregadurías obreras).
El liberalismo había postulado que el sujeto de la nación era la clase alta blanca porteña y el extranjero (inmigrante). El 17 de octubre refundó cultural y políticamente el país, que desde ahora, sería conducido revolucionariamente por obreros, morochos y pobres del interior sufrido y profundo y como describió Eva “cuando las clases dirigentes vegetaban, el pueblo fue el que tomó la antorcha de mando. Cuando los demás fracasaban en su misión ejecutiva o negaban capciosamente el derecho al poder de las masas argentinas, fue ese pueblo el que supo enfrentar el destino de la Republica (…) Esta fue la resurrección del Hombre, en la Argentina. Vale más un solo brazo de nuestros trabajadores que mil libros destinados a engañar una conciencia o a disfrazar la ansiedad de un pueblo”.
La movilización ratificó la senda de INDEPENDENCIA ECONÓMICA y le permitió al país profundizar el proceso de industrialización apoyado desde 1943. Al liberar a Perón y otorgarle el mando de la Argentina, los obreros confirmaron  el programa de nacionalizaciones iniciado con la recuperación de los puertos, del comercio exterior o los bancos. Gracias al triunfo de la movilización, se profundizaron las políticas nacionalistas del Estado y se fue consolidando la Nueva Argentina potencia mundial.
El 17 de octubre instauró la ERA SOCIAL en la Argentina y los trabajadores obligaron al capital a distribuir la riqueza social y como postuló Eva “los pobres serán menos pobres y los ricos menos ricos”. La movilización es el resultante de que el pueblo argentino decidió defender los logros sociales de la revolución iniciada en 1943. Tal cual documentó el libro de Claudio Díaz, desde 1936 a 1940 los sindicatos firmaron 46 convenios y entre 1944 y 1945 la cifra aumentó a más de 700. Resultado del triunfo de la movilización, el trabajador fortaleció una conciencia de sus derechos frente al capital y el Estado y se decidió a exigir y a defender un piso de bienestar nunca antes alcanzado.

El 17 de octubre es la afirmación plena de la soberanía política y económica de la Argentina frente a las potencias extranjeras y a la oligarquía. La jornada fue la garantía del cumplimientos de los derechos sociales de los trabajadores, que dejaron de ser explotados y humillados. El 24 de marzo del año 1976 fue la respuesta frontal y brutal, a la movilización nacional y popular del año 1945 y la dictadura se propuso hacer de la Argentina una semicolonia de los EUA y una tierra de desigualdades y opresiones contra el trabajador. Más allá de la violencia militar de las dictaduras y social y económicas de las democracias demoliberales, la Revolución Justicialista no fue derrotada ya que y tal cual mencionó Eva “el peronismo no es, en esencia, otra cosa que el gobierno ejercido por el pueblo, y los pueblos no renuncian nunca a los derechos adquiridos. Si necesario fuera, el pueblo del 17 de octubre saldría otra vez a la calle a demostrar a los falsos apóstoles, a los farsantes, a los ambiciosos y aun a los traidores que no se le engaña fácilmente, y mantiene su fe en quienes, como Perón, no los han engañado nunca”.



martes, 29 de septiembre de 2015

Relecturas de Malvinas


Aritz Recalde, septiembre 2015

·         A la derrota militar y política, le sigue la cultural
En el año 1982 se produjo una derrota militar argentina en la guerra de las Islas Malvinas y el Atlántico Sur. Ese mismo año se había demostrado errónea la estrategia política de la Junta Militar y los británicos consiguieron el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU, de la OTAN o de Chile, aislando a nuestro país. Argentina obtuvo el sustento de varios gobiernos de la región, sin poder revertir la estrategia colonialista británica. 
Habiendo alcanzado el éxito militar y político, el gobierno inglés se propuso remachar su dominio sobre las Malvinas a partir de un rotundo y definitivo triunfo cultural. Con esta finalidad, el imperialismo británico desarrolló una estrategia ideológica  orientada, principalmente, a persuadir a los sectores medios argentinos.
Este mecanismo de sugestión neocolonial ya había sido utilizado por Inglaterra en el siglo XIX y como resultado de esta operación, varios políticos e intelectuales argentinos apoyaron públicamente la agresión militar europea en nuestro continente. La embestida de Inglaterra y de Francia de 1845 fue acompañada por Domingo Faustino Sarmiento, que publicó el Facundo con el objetivo de derribar a Juan Manuel de Rosas y de favorecer la ocupación militar extranjera. Algo similar ocurrió en el año 1838 en el contexto de la guerra con Francia, que fue apoyada públicamente por Juan Bautista Alberdi, Florencio Varela o por Esteban Echeverría, entre otros. Esteban Echeverría mencionó en el Dogma Socialista sin parecer sentir contradicción ideológica o al menos vergüenza alguna, que ellos operaron políticamente a Juan Lavalle para que acompañe la armada enemiga francesa.
En la historia de todos los pueblos del mundo existen personajes locales al servicio del extranjero (cipayos). Lo extraño del caso argentino, es que estos personeros alcanzaron lugares predominantes en la política del país y en la organización de su cultura. Echeverría tiene monumentos con su nombre y Sarmiento es considerado el “padre de la escuela pública”. Haciendo analogías, es como si el pueblo de los EUA homenajeara con algarabía al grupo intelectual que ideó o que impulsó al piloto de avión que destruyó las Torres Gemelas en 2001 o los que bombardearon Pearl Harbor de 1941. Sarmiento alcanzó la presidencia del país y nadie le enrostró que apoyó a las fuerzas extranjeras británicas en 1845 o a las brasileñas en 1852. Es como si los franceses a la salida de la Segunda Guerra Mundial, elijan de presidente a un aliado confeso del enemigo alemán o japonés. Difícilmente un país con conciencia nacional cometa semejante agravio a su historia y a sus mártires que lucharon defendiendo el territorio contra el ejército opresor. Parece una realidad habitual que los Estados doblegados política y culturalmente por las potencias coloniales, rindan tributo a los “aliados de sus enemigos”. Esa deformación política y cultural se hizo sistema de pensamiento, programa de cátedra universitaria y línea editorial del periodismo.

A la salida de la guerra de Malvinas del año 1982, los británicos se propusieron aplicar el mismo programa ideológico utilizado desde 1852, cuando cayó Juan Manuel de Rosas. Los argentinos debían ser doblegados culturalmente, impidiendo la conformación de una conciencia nacional. Con esa finalidad los colonialistas ingleses y sus aliados norteamericanos, agitaron una concepción que postula lo siguiente:
a-     La guerra de Malvinas no es una manifestación del colonialismo europeo mundial, sino que simplemente se originó en los excesos de Leopoldo Galtieri y de un nacionalismo autoritario y retrogrado argentino. La política colonial del imperialismo, deja lugar a un relato psicológico y subjetivo que responsabiliza a la Junta Militar argentina.
b-    No existió en el año 1982 en nuestra población un sentimiento nacional y una voluntad de defender el territorio, incluso por medio de las armas. La historia derrotista de la desmalvinización, postula que las movilizaciones de apoyo a la guerra de 1982, son el producto de una mera “operación ideológica” ejercida por la dictadura argentina.
c-     No hubo una batalla entre ejércitos en el contexto de la guerra, sino que se enfrentaron “chicos” (argentinos) y “soldados” (ingleses). Se dan dos operaciones ideológicas conjuntas. Por un lado, la acción militar de nuestro país es borrada y pese a que el saldo de bajas del enemigo es considerable. Se da por hecho que la Argentina no puede ni siquiera pensar un enfrentamiento militar o de resistencia a la prepotencia colonial. Para la ideología de la desmalvinización no es posible que exista un sentimiento nacional de defensa de nuestro suelo. Por otro lado, se busca humanizar al enemigo militar que causó las 649 víctimas y cientos de heridos, que cometió crímenes de guerra (hundimiento del Crucero Belgrano con 323 muertos argentinos) o que obligó a nuestros soldados a morir extrayendo minas. No son poco los argentinos que en lugar de denunciar los crímenes de guerra ingleses, sostienen que sus tropas eran “amigables” y que les daban alimento y “cariño” a los “chicos de la guerra”. El victimario se hace víctima y pareciere que los asesinos ingleses, en realidad, venían a traer la “civilización” y la “libertad” a Malvinas.

·         ¿Qué buscan los argumentos de la desmalvinización?

a-     Buscan impedir que la clase política Argentina haga un análisis geopolítico nacionalista y soberano del tema Malvinas. Se trata de ocultar la voluntad expresa del imperialismo británico y norteamericano de mantener y de profundizar la ocupación de Sudamérica y del Atlántico Sur. En su lugar, la opinión pública local debe fustigar meramente a la Junta Militar y no al criminal extranjero y a su acción expansiva mundial. Resultado de la estrategia neocolonial, no se analizan las agresiones de la OTAN y de las potencias occidentales contra nuestro país y no se estudia el accionar del imperialismo británico y de sus operadores en el continente.  
La política exterior del ex presidente Carlos Menem es un síntoma, trágico, de la derrota cultural y política del país. Durante su mandato, se firmó en España en el año 1990 una Declaración conjunta de las delegaciones de la Argentina y del Reino Unido. Resultado de la Declaración las partes avanzarían en un acuerdo de “Promoción y Protección de Inversiones”: los ingleses no sólo se quedarían con las Malvinas, sino también con las empresas privatizadas argentinas. El texto permitió a los ingleses obtener permisos de pesca y derechos de explotación comercial. Por si ya no fuera poco lo que lograban con ese tratado, los británicos consiguieron que la Argentina esté obligada a informar sobre el movimiento de las Fuerzas Militares de nuestro país. Tal cual se observa en el proceso actual de militarización de las islas, queda claro en los hechos de que no existió “reciprocidad” en este humillante tratado.
Para la dirigencia menemista los ingleses ya no eran colonialistas, sino buenos socios inversores. Ocurrió lo mismo que a la salida de Rosas: los asesinos europeos eran absueltos de su responsabilidad y teníamos que pedir disculpas por haber defendido nuestro suelo. Bajo ésta ideología de la desmalvinización y poco tiempo después, argentinos y británicos se unieron en la Guerra del Golfo: “el colonialismo inglés había terminado y ambas naciones combatirían juntas a la barbarie en el nuevo orden mundial”.   

b-            Se proponen eliminar la voluntad de defensa del territorio y con ello, debilitar nuestra conciencia nacional. Quieren desconocer la hostilidad manifiesta del hombre argentino frente al extranjero agresor.
Ambos reflejos nacionalistas son tan viejos como nuestra Independencia y ello posibilitó que actualmente no seamos una colonia española, inglesa o francesa. Se esconde o se presenta como un “absurdo”, la voluntad expresa del pueblo de defender su suelo y sus recursos. La desmalvinización supone una escritura de la historia que relativiza o esconde las resistencias del pueblo a las invasiones inglesas de 1808, de las Malvinas de 1833 o contra la agresión europea de 1845. Por el contrario, se hace apología de la ideología del “afrancesado” Bernardino Rivadavia y del “pro británico” Bartolomé Mitre.
La ideología de la desmalvinización se asienta en el supuesto de que nuestro país es pacifista y que repudia la violencia. Paradójicamente, varios de los mismos sectores que postulan que la defensa del suelo que movilizó miles de personas a favor de la guerra es un “absurdo” o una “invención demagógica”, apoyaron la muerte de personas detrás de otras causas como el “socialismo” o la “libertad”. No son pocos los que se escandalizan con la decisión de muchos jóvenes de combatir en Malvinas, mientras que consideran “heroico” la muerte de de miles de guerrilleros que lucharon por el “marxismo” o por el “socialismo”. Parece lógico que la juventud deje su vida en la guerrilla en los montes tucumanos, que acompañe las acciones armadas en todo el continente cayendo en selvas desconocidas y no así, que alguien esté dispuesto a enfrentar a los ingleses para defender la soberanía territorial. 
No son pocos los que fustigan la voluntad de ir a la guerra contra Inglaterra en 1982 y se honran haber luchado por “libertad” cuando acompañaron el bombardeo de Buenos Aires de 1955. A los sucesos tenebrosos de los meses de junio y septiembre de 1955, los llamaron “Revolución Libertadora” y a los jóvenes terroristas de los Comandos Civiles, “patriotas idealistas”. Es bueno destacar, que entre el bombardeo  de junio de 1955 y los 27 fusilados del año 1956, murieron más argentinos que en combate en 1982 (no cuento el crimen de guerra del crucero General Belgrano, donde no hubo enfrentamiento ya que se estaba fuera del teatro de operaciones).
Los promotores de la desmalvinización, no aplican la misma severidad historiográfica para evaluar el conjunto de las guerras en las cuales intervino la Argentina. No son pocas las escuelas y universidades donde se enseña que la Batalla de Caseros y la Guerra del Paraguay son actos de “libertad”. Poco y nada se dice que murieron miles y miles de argentinos y sudamericanos. Solamente en la Guerra del Paraguay se calculan 40.000 bajas argentinas y casi un millón de habitantes del país que fue brutalmente agredido. Escasos son los análisis de la Batalla de Caseros donde los ejércitos del Brasil, de Mitre y de Urquiza, derrocaron a Rosas. No existe registro de la cantidad de muertos y ninguno analizó la participación de los jóvenes en los enfrentamientos. No se mencionan a los miles y miles de “chicos de la guerra” que murieron en conflictos internos absurdos y humillantes contra países hermanos.     

·         Algunas preguntas aun abiertas
¿Una mala conducción militar le quita legitimidad a la decisión del pueblo de combatir por su tierra?
Bartolomé Mitre fue un pésimo conductor militar en Paraguay y llevó a una guerra fratricida al pueblo argentino. Es bueno destacar, que también Mitre como Galtieri, entabló una sangrienta acción militar contra el pueblo argentino. Son escasos o nulos, los estudios históricos que lo juzguen críticamente como a Galtieri. Posiblemente y para nuestra dirigencia de ideología racista, Mitre estuvo justificado en que asesinó paraguayos y no se atrevió a enfrentar al europeo que “venía a civilizarnos”.
La conducción militar de la guerrilla argentina llevó, casi sin excepciones, a la derrota y a la muerte a sus cuadros y a militantes.
Hay un caso interesante para analizar y es el del registro cultural e histórico de las guerras del Pacifico y del Chaco protagonizadas por Bolivia. En ambos casos se produjeron derrotas que tuvieron origen, entre otras cuestiones, en la pésima conducción militar y en la decadencia de la dirigencia política del país. Los bolivianos consideran a sus soldados patriotas y a su dirigencia la juzgaron críticamente como incapaz e incluso, como traidora de sus intereses nacionales. La sociedad boliviana, a diferencia de un sector de la argentina, no siente vergüenza de la guerra ni de la voluntad de sus soldados de luchar por su suelo.

¿La diferencia militar de los Estados enfrentados, invalida la decisión de muchos argentinos de ir a Malvinas?
No son pocos los que consideran ilógico la decisión de muchos argentinos de combatir, por el hecho de que los ingleses tenían superioridad militar. Lo mismo ocurría en 1806, en la Independencia iniciada en 1816 o en las defensas contra las agresiones de 1838 o de 1845.
Esta misma realidad, no impidió el surgimiento de organizaciones revolucionarias en el siglo XX en todo el continente.

·         Reflexión final
Leopoldo Galtieri es un dictador genocida y es el responsable de la pésima conducción militar que trajo aparejada la derrota de la guerra. Más allá de esta realidad, sostenemos que la desmalvinización cultural es una operación ideológica del imperialismo británico y de los EUA. La guerra de Malvinas reflejó una voluntad nacional histórica de defensa del territorio y la soberanía, sin la cual hoy seriamos una colonia extranjera.

Tal cual mencionó el Papa Francisco, actualmente el mundo va a la Tercera Guerra Mundial por el control del territorio, los mercados y los recursos naturales. El enfrentamiento se da en los planos económicos, políticos y militares. En el terreno cultural la lucha es implacable. Las potencias con el manejo del cine, las cadenas de información o las universidades, hacen de su manejo terrorista del mundo un acto de civilización. Los países y pueblos agredidos son presentados como la causa originaria de la violencia y no como las víctimas de un sistema injusto y opresivo.  

Actualmente, los británicos y su socio EUA, continúan con las acciones colonialistas en Iberoamérica, en Europa, en Asía y en África. Debe quedar claro que las Malvinas son un “piso colonial” y no un “techo” y si Sudamérica no consolida su conciencia antiimperialista, será agredida por las potencias extranjeras que ambicionan nuestros territorios y recursos, incluyendo los de la Antártida.




domingo, 6 de septiembre de 2015

Juan Perón y los sindicatos de trabajadores

 Aritz Recalde, septiembre de 2015

“La organización masiva de los trabajadores fue obra de Perón. Este progreso, no sólo es un hecho histórico, sino la herencia que Perón ha dejado, con su resultado, la resistencia heroica al sistema de millones de trabajadores”. Juan José Hernández Arregui

·         La etapa fundacional de la Revolución Justicialista y los sindicatos
La Revolución Justicialista se desarrolló a partir de transitar tres etapas fundamentales: la social, la política y la económica. La fase social del proceso político permitió la emancipación del obrero y de sus familias, que alcanzaron derechos al trabajo digno y regulado por el Estado, a la educación, a la salud o al espaciamiento. La etapa política de la revolución transformó la fuerza social en poder institucional, garantizando el triunfo electoral de febrero de 1946 y la asunción del Estado por parte de las organizaciones libres del pueblo. A partir de acá, la Argentina avanzó con la consolidación de la independencia económica traducida en los dos Planes Quinquenales. El proceso de transformación iba camino a consolidar la cuarta y última fase de la revolución, que era la institucionalización y el  trasvasamiento generacional. Este proceso no se produjo por causa del golpe de Estado de 1955 y de la seguidilla de dictaduras cívico - militares.
La etapa social de la revolución se inició desde el año 1943 y en particular, a partir de la asunción de Juan Perón en el Departamento Nacional de Trabajo. El futuro presidente tejió una  red de relaciones con las tres grandes centrales sindicales de la época, que eran la CGT 1, la CGT2 y la Unión Sindical Argentina (USA).
Con la participación activa de Domingo Mercante, entabló relaciones con miembros de la CGT 1 de La Fraternidad y de la Unión Ferroviaria (UF). Entre otras figuras destacadas de la UF, Perón inició contacto con José Domenech y con el abogado del gremio Atilio Bamuglia (socialista). José Domenech que luego se distanció del peronismo, es quien designó en la ciudad de Rosario al futuro presidente como “el primer trabajador”. Bramuglia ocupó lugares fundamentales en la política Argentina, como fueron los cargos de gobernador interventor de la provincia de Buenos Aires en 1945 y el de Ministro de Relaciones Exteriores y Culto del primer gobierno justicialista.
Una de las primeras intervenciones de Perón en un conflicto gremial, fue en el marco de un frigorífico en la  localidad de Avellaneda. El gremio de la Carne estaba inscripto en la CGT 2 y tenía en la dirección a José Peter (comunista). La intervención de Perón resolvió el conflicto a favor de los obreros y garantizó la liberación de la cárcel de Peter. Tiempo después, el oficialismo se impuso en la conducción del sindicato con Cipriano Reyes, quien participó activamente en la fundación del Partido Laborista, que llevó al triunfo a Perón en el mes de febrero del año 1946. Proveniente de la CGT 2, Perón hizo excelente relación con el dirigente socialista del gremio de comercio, Ángel Gabriel Borlenghi, al cual acompañó en la sanción del régimen jubilatorio presentado en un acto con más de 150.000 trabajadores, en el mes de diciembre del año 1944.

La estrategia de construcción sindical de Perón que transcurre del año 1943 a 1945, se organizó en dos frentes:
a-     Acción Social. La etapa incluyó la sanción de leyes de defensa del obrero y de mejora de las condiciones de empleo, salud y trabajo de la población.
Según la investigación de Claudio Díaz, desde 1936 a 1940 los sindicatos firmaron 46 convenios y entre 1944 y 1945 más de de 700. La determinación de la agenda de problemas y las propuestas de soluciones (leyes, convenios, obras de infraestructura, etc.-) la realizaron en conjunto el gobierno y los dirigentes sindicales.
Sin las agrupaciones de trabajadores, Perón hubiere hecho muy poco en plano de la gestión social. La movilización del 17 de octubre del año 1945, fue el producto del reconocimiento popular del trabajo social de los sindicatos y de las capacidades extraordinarias de su nuevo líder.
b-    Acción Política. Perón tuvo una estrategia política de debilitamiento de los sindicatos opositores y de creación de nuevos ámbitos de representación de los trabajadores. Por ejemplo, en el año 1943 surgieron la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y en 1944 la Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar (FOTIA), entre otras. 

Luego de que Perón es detenido el 12 de octubre de 1945, se reunió la CGT y determinó con 18 votos a favor y 11 en contra, la realización de una huelga general para el día 18. En poco tiempo el General nacionalista había contribuido a emancipar socialmente a los trabajadores, concientizándolos de la importancia de movilizarse por la defensa sus derechos. El 17 de octubre del año 1945 las bases obreras salieron a la calle superando a sus dirigentes y protagonizaron un día histórico para los trabajadores latinoamericanos. En la jornada los obreros derrotaron con una movilización de masas, al imperialismo norteamericano (Braden), la oligarquía interna (SRA, UIA, etc.-) y a los partidos del régimen de derecha a izquierda.
La labor política en los sindicatos, le permitió a Perón conformar la estructura de cuadros dirigentes que fundó la principal herramienta electoral de 1946 (Partido Laborista) y que gestionó el Estado desde 1943 a 1955.

·         Los sindicatos en la óptica de Juan Perón: cinco aspectos fundamentales
“El peronismo fue el que agitó las masas, el que organizó el proletariado. La Confederación General del Trabajo, que no llegaba a 200.000 afiliados en la época pre – peronista, y estaba dividida en dos centrales irreconciliables, pasó luego a tener 4.000.000 (…) Eva Perón fomentaba el odio a la oligarquía y actuaba como agitadora de la lucha de clases”. John William Cooke

1)     Los sindicatos eran reconocidos legalmente por el Estado, abandonando la etapa represiva de los gobiernos anteriores.
Una vez que Perón alcanzó protagonismo en la revolución iniciada en el año 1943, derogó buena parte de la legislación represiva contra los gremios[1]. A partir de su gestión, se aprobaron normas que canalizaron históricas reivindicaciones obreras como son el Estatuto del Peón Rural, los Tribunales del Trabajo, los beneficios jubilatorios, el Instituto Nacional de las Remuneración (fijaba el salario mínimo, entre otras funciones), la prevención de accidentes, el cumplimiento de la jornada de 8 horas o los aguinaldos.
Dando reconocimiento institucional a las organizaciones de trabajadores, en el año 1947 se sancionó la ley de Asociaciones Profesionales 12.921 y en 1953 la de Convenios Colectivos de Trabajo. Ambos instrumentos legales, sentaron las bases del funcionamiento de sindicalismo argentino actual.
La Constitución Nacional aprobada en el año 1949, incluyó un apartado sobre los Derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura. Nunca los derechos de los obreros habían alcanzado semejante importancia y menos aún, el rango constitucional que adquirieron.  

2)     Los sindicatos son el centro del armado político electoral y de la administración del Estado
“Los objetivos de las organizaciones de trabajadores consisten en la participación plena, la colaboración institucionalizada en la elaboración del Proyecto Nacional y su instrumentación en la tarea del desarrollo del país. Los trabajadores tienen que organizarse para que su participación trascienda largamente la discusión de salarios y condiciones de trabajo. El país necesita que los trabajadores, como grupo social, definan cuál es la comunidad a la que aspiran, de la misma manera que los demás grupos políticos y sociales. Se requiere la presencia activa de los trabajadores en todos los niveles”. Juan Perón.

El Partido Laborista fue el centro de la estrategia electoral del peronismo y se organizó a partir de la acción y movilización de los dirigentes sindicales. El primer presidente del partido fue el telefónico y ex USA Luis Gay, que era segundado en Buenos Aires por Cipriano Reyes (carnes).  
Una vez al mando del gobierno, Perón les otorgó a los sindicalistas un tercio de los cargos legislativos de la nueva fuerza, modificando la composición de clase de la dirigencia política. Los trabajadores llegaban al poder desplazando a las elites políticas tradicionales.
Perón se propuso exportar la revolución y le otorgó a los sindicatos la tarea de difundir la ideología justicialista en los pueblos de América. Los dirigentes de la CGT ocuparon lugares en las agregadurías obreras de las Embajadas Argentinas en el mundo. Además de las agregadurías obreras, los sindicatos intervinieron en la fundación de la Asociación de Trabajadores Latinoamericanistas Sindicalistas (ATLAS). Los obreros iban a impulsar la ideología de la Tercera Posición, que ubicó al país fuera de la egida directa de los EUA y de la Unión Soviética. Una de las causas de la salida de Luis Gay (telefónico) de la Secretaría General de la CGT, fue su relación con la central norteamericana AFL – CIO.
En paralelo al trabajo con los pueblos, Perón impulsó la unidad de los gobiernos iberoamericanos por intermedio de firmas de convenios y acuerdos comerciales.
Varios dirigentes gremiales alcanzaron lugares estratégicos en el gobierno, como fueron los casos del trabajador de comercio Ángel Borlenghi (Ministro de Interior), del abogado de la Unión Ferroviaria Atilio Bramuglia (Canciller) o del dirigente del vidrio José María Freire (Secretario de Trabajo y Previsión).
La participación en el gobierno de los obreros, no les impidió mantener una agenda de reclamos y huelgas, como fueron los casos de los trabajadores bancarios, portuarios o ferroviarios.  

3)     Los sindicatos tienen que ser masivos y debe unificarse en una sola CGT.
“Si los trabajadores se dividen pierden todo su poder. Yo he visitado numerosos países del mundo donde hay dos o tres centrales obreras: es como si no hubiera ninguna”. Juan Perón

Perón encontró tres centrales gremiales en el año 1943 e impulsó la organización de una sola herramienta sindical unificada. Durante los primeros gobiernos justicialistas existió una CGT única, que fue conducida por las secretarías de Luis Gay, Aurelio Hernández, José Espejo, Eduardo Vuletich y en 1955 por Hugo Di Pietro.  
Varios años después y previo a asumir su tercer mandato, Perón abogó por la unidad de las CGT y ello permitió la unificación bajo la secretaría de José Ignacio Rucci.
Perón impulsó el esquema de funcionamiento gremial con representación única por rama o actividad. El presidente justificó la propuesta en que la proliferación y fragmentación de los sindicatos, debilitaba el poder de negociación política de los obreros.

4)     Los sindicatos son instituciones de fomento y no meramente de lucha
Previo a la asunción del peronismo, los diversos gobiernos conservadores y radicales, habían reprimido la actividad de los trabajadores organizados. El sindicalismo socialista o anarquista de inicios del siglo XX, protagonizó diversos enfrentamientos a un régimen político que utilizó la violencia reprimiendo la acción gremial, declarando el estado de sitio para impedir los reclamos o incluso, conduciendo acciones sangrientas como las represiones en los talleres Vasena y en la Patagonia.
Con la Revolución Justicialista se terminó la época de represión y los obreros no necesitaron encarar una resistencia y una lucha permanente contra el gobierno. En este contexto, se generaron las condiciones para que los sindicatos desarrollen actividades de fomento social y cultural. Con apoyo del gobierno, los sindicatos obreros construyeron hoteles, campings, predios deportivos, hospitales, planes de vivienda o diagramaron programas de salud y acciones de capacitación.       

5)     El sindicalismo tiene que conformar y consolidar una conciencia nacional y política revolucionaria.   
“Si un mérito nadie le niega a Perón es el haber desarrollado en los trabajadores sentido de clase y la conciencia de su fuerza (…) el merito del nuevo movimiento es hacer del imperialismo el problema central”. John William Cooke
La Revolución Justicialista impulsó la formación política e ideológica de los trabajadores. Con esta finalidad, la revolución inauguró la Escuela Superior Peronista donde dictaron cursos Juan Perón y Eva Duarte. Las clases del Presidente derivaron el su obra “Conducción Política” y seis de las disertaciones de Eva se reunieron en “Historia del Peronismo”.  
La revolución elevó la conciencia política y social de los trabajadores, por intermedio de tres grandes mecanismos. El primero y principal, con la justicia social y con el derecho concreto al ejercicio del gobierno político por los obreros. Los logros sociales generaron una conciencia de los derechos de los trabajadores argentinos, frente al capital y al Estado. El segundo aspecto, fue la democratización del acceso educativo y cultural en todos sus niveles, permitiendo que los trabajadores ingresen masivamente a la educación secundaria, técnica o universitaria (gratuita desde 1949). Finalmente, organismos como la Escuela Superior o el dialogo permanente entre el líder, Eva y los cuadros de conducción y las organizaciones de base, conformaron una ideología que solidificó una identidad que permitió la defensa de los derechos de los trabajadores y del patrimonio de la Nación Argentina.
La ideología de los trabajadores y la tarea de sus estructuras organizativas, permitieron la resistencia a las dictaduras iniciadas en 1955 y el regreso de la democracia y de Perón en el año 1973. Además y cuestión fundamental, la conciencia nacional y antiimperialista de los trabajadores, quedó expresada en su agenda programática de las décadas del cincuenta al setenta. El Programa de La Falda (1957), de Huerta Grande (1962) y del primero de mayo de la CGT de los Argentinos (1968), son expresiones concretas de la conciencia revolucionaria de los trabajadores.
Es importante destacar, que las reivindicaciones de los tres programas sindicales no eran un tema meramente intelectual y declarativo, sino que formaban parte de las acciones concretas de la revolución justicialista en su etapa fundacional.  El Programa de La Falda y el de Huerta grande postulaban el manejo estatal del comercio exterior, que ya se había alcanzado con el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI). Huerta Grande propuso la nacionalización de los bancos, cuestión que ya había sido realizada con la administración estatal de los depósitos y con la reforma del Banco Central del año 1946. El Programa de la CGTA, en línea con la Falda y Huerta Grande, convocaba a la nacionalización de empresas públicas en sintonía con el gobierno de 1946 a 1955 que había estatizado ferrocarriles, comunicaciones o energía[2].



[1] El gobierno iniciado en junio de 1943 clausuró la CGT 2 y detuvo a varios dirigentes comunistas, entre ellos a José Peter. Los militares intervinieron la Fraternidad y la Unión Ferroviaria de la CGT 1. Ese mismo año sancionaron un Estatuto de Organizaciones Gremiales que controlaba el accionar de los gremios.
[2] Las ideas estatistas que otorgaban una importancia central a las nacionalizaciones, ya estaban expresadas en los funcionarios del gobierno de 1946 en las iniciativas José Figuerola (Secretaría Técnica de la Presidencia, entre otras), Juan Eugenio Maggi (Agua y Energía Eléctrica, entre otras) o Juan Ignacio San Martín (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado, entre otras).

jueves, 30 de julio de 2015

Las justicias, los abogados y el poder


Aritz Recalde, julio 2015

Las clases y los grupos de poder definen las pautas de lo que consideramos justo e injusto. La justicia se construye en torno de los valores de los sectores dominantes y de sus concepciones del orden social y político. La justicia es una definición relativa y varía en torno de la lucha por el poder y de la disputa por el sentido que le damos al ordenamiento económico, cultural y político. Los parámetros para diferenciar lo justo de lo injusto, se precisan históricamente y se modifican en cada contexto.
Las nociones de justicia se construyen y se transmiten entre las distintas generaciones por intermedio de tradiciones, valores religiosos y otros patrones culturales. Los grupos, clases y personas aplican las nociones de justicia en sus relaciones sociales básicas, como son la familia y el conjunto de instituciones educativas, sociales y culturales.
Una de las formas de organizar y de cristalizar las nociones de la justicia, la realiza el Estado con el derecho y con sus organismos de aplicación. Con acierto Juan Bautista Alberdi en su Fragmento Preliminar de 1837 sostuvo, que el “derecho no es una colección de leyes escritas (…) era nada menos que la ley moral del desarrollo armónico de los seres sociales (…) el derecho sigue perfectamente armónico con el sistema  general de los otros elementos de la vida social; es decir que el elemento jurídico de un pueblo se desenvuelve en un paralelismo fatal con el elemento económico, religioso, artístico, filosófico de este pueblo”. Las leyes son una cristalización del poder y de la moral y los valores de los grupos humanos en una época y lugar.

Para garantizar el efectivo cumplimiento de las leyes, la sociedad actual otorga suma importancia a los abogados y al Sistema Judicial. Al momento de ejercer su práctica laboral, es frecuente que el abogado suponga que desempeña una acción imparcial de aplicación de normas. El aparto judicial emplea las leyes escritas presumiendo que ejerce un mecanismo objetivo y justo, de resolución de conflictos y de regulación social. En realidad y tal cual postuló Alberdi “saber, pues, de leyes, no es saber de derecho; porque las leyes no son más que la imagen imperfecta y frecuentemente desleal del derecho que vive en la armonía viva del organismo social”. Para Alberdi, el derecho era una realidad viva y para alcanzar su conocimiento cabal y profundo, había que analizar histórica y filosóficamente la realidad nacional. 
Los abogados y de manera muy distinta al postulado de Alberdi, conocen algo de leyes y poco saben de la realidad cultural, histórica o política del organismo social que intentan regular. A partir de acá consideramos oportuno resaltar dos aspectos:

Primero: difícilmente exista justicia si la aplican los abogados, que solamente conocen algo  de leyes. El abogado en su ignorancia funcional, difícilmente captará el “elemento económico, religioso, artístico, filosófico del pueblo”.
La justicia es un tema demasiado importante como para dejarla en manos de los abogados. La aplicación de la justicia requiere una perspectiva interdisciplinaria y tiene que disponer de la intervención de las organizaciones libres del pueblo poseedoras y forjadoras de cultura y valores[1].  

Segundo: el supuesto de universalidad y neutralidad de la ley escrita y de sus órganos de aplicación, impide la existencia de una verdadera justicia. En su lugar se favorece la perpetuación de un sistema opresivo y potencialmente antisocial. Las clases dominantes hicieron de la ley escrita y del comportamiento de sus administradores, una garantía de sus privilegios. Con esa finalidad:
a-     Bloquearon la participación del pueblo en la actividad política, conformando un poder legislativo oligárquico que sancionó un sistema normativo de injusticias, asentado en la opresión legal e institucional de las mayorías.
b-    Legislaron con un lenguaje complejo, autorreferencial y con una argumentación de difícil interpretación para la mayoría. El razonamiento jurídico es endógeno y se justifica reiterando leyes, jurisprudencia o doctrina del propio sistema. La ley escrita suele carecer de sentido común, de sensibilidad cultural y de entendimiento profundo de las relaciones sociales y de poder.
Si la ley escrita no es producto del orden cultural, moral e histórico de un pueblo, se torna exótica para la comunidad que intenta regular. Corrientemente, las normas que reglamentan la vida social son incomprensibles para las personas y ello hace de la justicia una entidad abstracta e ilegible para el pueblo. Buena parte de nuestro sistema de leyes nació como una copia de la norma escrita extranjera y adolece de formas propias y originales.

c-     Se conformó un Sistema Judicial clasista, oligárquico y corporativo. El Poder Judicial ha sido un  reducto controlado por las clases dominantes y no es casualidad que sus cargos sean vitalicios y los circuitos de designación de los funcionarios sean incomprensibles o desconocidos por la mayoría.
El aparato judicial se considera superior a la división de poderes y ello le permite desconocer el mandato popular y bloquear la tarea de la democracia de masas. Esta potestad es utilizada para obtener  privilegios propios de su corporación: la Corte argentina evitó la necesaria jubilación de los jueces, esquivó pagar impuestos y derogó leyes sobre mecanismos de designación y de remoción de sus miembros. Además y en nombre de la Constitución Nacional, bloquean la potestad legislativa cuando asume un  gobierno popular y se presentan como un “límite” al Poder Ejecutivo. El Poder menos democrático de los tres, se conforma como el árbitro político del país subordinando a los parlamentos y los poderes ejecutivos.
El pueblo que no accede al Poder Judicial por su composición clasista y corporativa, enajena su voluntad democrática y su actividad partidaria se encuentra limitada a los márgenes que la corporación de jueces y de abogados considera posible o necesaria. No es una casualidad por ello, que hoy las clases dominantes pierden elecciones e igualmente conservan sus privilegios por su poder económico y por su dominio judicial y mediático.


·         No existirá justicia con una ley escrita por la oligarquía, ya que el derecho está torcido. La aplicación de muchas leyes no garantiza justicia sino que y por el contrario, suele reforzar las estructuras desiguales de una sociedad.
·         Resultante de las asimetrías del orden internacional y de la organización constitucional y normativa interna, el país se encuentra sujeto a una indefensión judicial.
·         No existirá un orden justo si la aplicación de justicia es controlada meramente por abogados y menos aún, por abogados liberales de la elite.

Habitualmente se afirma que la justicia es ciega. El problema es que no es sorda y que a la hora de tomar decisiones escucha más a algunos factores de poder que a otros.





[1] Es en este sentido en que la revolución boliviana que conduce Evo Morales dio sanción constitucional a la “justicia indígena originaria campesina”. 

Desarrollo nacional o desintegración

  Aritz Recalde, julio 2025    Ser o no ser Nación, esa es la cuestión El tiempo actual nos enfrenta a todos los argentinos a un dilem...