martes, 30 de noviembre de 2010

El kirchnerismo y la revolución cultural

Aritz Recalde, noviembre de 2010.

Desde el año 2003 el país está transitando por una profunda transformación cultural, que subvierte de raíz muchos de los valores y de las concepciones hegemónicas liberales y neoliberales. El renacer de una nueva cultura es producto de la reconstrucción de la conciencia nacional, que resurge tras el letargo político producido como resultado de la derrota popular con la dictadura de 1976. La revolución cultural en marcha atraviesa gran parte del tejido social y se encarna además, en acciones de gobierno como son la ley de servicios audiovisuales, el programa científico y universitario estatal, la promoción del matrimonio igualitario o en la recuperación de la conciencia histórica a partir de la política de derechos humanos, la galería de los patriotas latinoamericanos, el contenido de los actos del bicentenario o en la sanción del feriado recordatorio de la Vuelta de Obligado. A partir de éstas y otras medidas, la revolución cultural va desandando el programa neoliberal y el contenido de sus instituciones.
El neoliberalismo que caracterizó la cultura durante los años ochenta y noventa, fue impuesto a partir de la aplicación de una seguidilla de acciones militares inauguradas en 1955 y profundizadas desde 1976. Una vez acabada la etapa militar del proyecto neoliberal, el programa se organizó en instituciones públicas y privadas que transmitieron los valores de los grupos de poder antinacionales. No era la primera vez en la historia del país y la región, en que este modelo de sociedad se implementara por el método de la violencia. El liberalismo del siglo XIX se aplicó a partir de las batallas Caseros de 1852, de Pavón en 1861 y por intermedio de la Guerra del Paraguay de 1865-70. Su imposición en el siglo XX y de manera similar al XIX, se valió de los golpes de Estado y las acciones militares de 1955, de 1966 y particularmente, de 1976. Lo que fuera el contenido y la finalidad de la infame participación en la guerra del Paraguay, tuvo en el siglo XX su consonancia en la intervención de la Argentina en Nicaragua en 1977. Tras los asesinatos ejecutados dentro del país y en América Latina durante los siglos XIX y XX, la oligarquía, los grupos concentrados y el imperialismo, aplicaron la etapa cultural y de institucionalización del orden liberal. Caído Rosas, se organizó la arquitectura liberal con la Constitución de 1853 reformada en 1860 o con el código civil de Vélez Sarfield. Los intelectuales orgánicos al proyecto porteño difundieron su visión del país por intermedio de la historia oficial de Mitre o con el Facundo de Sarmiento, que oficiaron como textos fundacionales de la oligarquía portuaria para justificar su programa agrícola dependiente. Además y complementándose, Mitre nos legó un órgano de prensa con el diario La Nación.
La finalidad de la batalla de Caseros en el siglo XX puede ser comparada con el golpe de 1955 y lo mismo ocurre con los resultados de Pavón, que se acercan estrechamente al proyecto aplicado desde 1976. El terrorismo y la guerra de policía promovidas por Mitre por intermedio de Paunero y de Arredondo o por Sarmiento, son el antecedente directo de los asesinados y los desaparecidos por parte de los comandos de tareas de Videla en el siglo XX. El liberalismo necesitó de los asesinatos para imponerse y aplicó el terror contra el pueblo, bañando de sangre el país para traer la “civilización” o en el siglo XX, para terminar con el “comunismo”. Videla tuvo y de manera similar a Mitre con Rufino Elizalde o con Velez Sarsfield, a sus intelectuales orgánicos en las personas de José Alfredo Martínez de Hoz o en Domingo Cavallo. Sin desconocer la distancia intelectual y temporal que existe entre ellos, ambos compartieron la tarea de promover los cambios institucionales, políticos y culturales para aplicar el liberalismo extranjerizante y agroexportador.
Muertos sus adversarios políticos y refundadas las instituciones, estos dirigentes se abocaron a llenarlas de contenidos. La historia oficial que justificó el terrorismo aplicado desde 1955, la escribieron figuras como José Luis Romero, Gino Germani o Jorge Luis Borges, desde sus cátedras o cargos durante los gobiernos de facto o democráticos. A casi un siglo de distancia, la “civilización” venía a poner orden frente a la barbarie, pero ya no eran Rosas y los colorados del monte, sino Perón y la CGT. La oligarquía y el imperialismo en 1976 y de manera similar al siglo XIX, también tuvieron su proyecto institucional, su ley de reforma financiera y su apertura económica.
A los asesinatos de opositores, la persecución de simpatizantes o de “barbaros”, le siguió la organización de las instituciones y la imposición cultural. Luego del exterminio de los rivales del siglo XIX, transcurrió la calma de los cementerios bajo el ciclo político que va de Roca al Centenario. La oligarquía educó a los hijos de los caudillos asesinados, intentando convencerlos de que sus padres estaban bien ejecutados. Lo mismo ocurrió en la etapa que va de Videla a De La Rua, que fue un momento en el cual el neoliberalismo triunfante se impuso desde las instituciones culturales. La teoría de los dos demonios, la desmalvinización, el fin de la historia, las relaciones carnales con EUA o la extranjerización de la cultura, fueron transmitidos como valores y verdades incuestionables por el aparato de la colonización pedagógica. Las montoneras y los caudillos denigrados por Sarmiento y por Mitre en el XIX, fueron los “subversivos y los terroristas” del siglo XX, desacreditados y difamados por la escuela liberal o por el historicismo social que ocupó las instituciones universitarias desde la época de la libertadora y a partir de la apertura democrática de 1983.
Yrigoyen y Perón, ambos a su manera y en su tiempo, enfrentaron al liberalismo, a la oligarquía, al imperialismo, a su proyecto económico, a sus leyes y a sus valores. Desde el año 2003 el país y de manera similar al proceso de mediados del siglo XX, es parte de un renacer de la conciencia histórica y de la cultura nacional. Estamos ingresando, como a mediados de los años cuarenta, en una profunda revolución cultural. La crisis del año 2001 fue una bisagra que expresó la fragmentación de los valores del liberalismo y la eclosión de una nueva cultura nacional.
Desde el 2003 se está combatiendo la conciencia pastoril y dependiente de la oligarquía terrateniente, al cuestionarle el proyecto económico de país. El gobierno está apoyando la industria y con ello, el símbolo de la dependencia nacional y de la republiquita agroexportadora, cruje frente a la aparición de un pensamiento vigoroso, que se apuntala y se proyecta en una economía sólida y prospera, que genera empleo, desarrollo y sindicatos. La nación se afirma con la industria, que es un paso fundamental e irremplazable de la soberanía política y cultural. El INVAP o Atucha II, son dos importantes símbolos del renacer y de la refundación de las grandes metas y epopeyas científicas nacionales, que son hijas directas de la industrialización.
Otro paso fundamental en la lucha contra los valores neoliberales, se está ejecutando con la política de los derechos humanos y con la reivindicación de la militancia de los años setenta. Dichas medidas ofician como un acto de revisionismo histórico que pone en tela de juicio el proyecto de la oligarquía y se la sienta en el banquillo de los responsables de la tragedia nacional. Se está terminando la justificación del terrorismo liberal difundido bajo las frases del “algo habrán hecho” o de la “teoría de los dos demonios”.
Caen los valores neoliberales y además, están siendo debilitadas sus instituciones de transmisión de la cultura. La ley de servicios audiovisuales y el apoyo del gobierno a los medios públicos y no comerciales, están construyendo una pluralidad de voces, frente a la tiranía mediática de los oligopolios comerciales. Los grupos mediáticos, los factores de poder concentrado y el aparato de prensa del extranjero, ya no están solos.
El gobierno está derribando los valores de la oligarquía y sus instituciones. La sanción de la ley de matrimonio igualitario es revolucionaria en el plano del derecho y además, lo es en el plano cultural.
A este paquete de medidas, se le suma la justicia social del subsidio universal, las jubilaciones o las paritarias, que modifican la conciencia del pueblo en lo que respecta a sus derechos. En este marco, la política de integración regional busca romper con la dependencia y el europeísmo de los sectores medios y genera los puentes hacia una refundación cultural nacional latinoamericana.
La vertiginosa transformación cultural se organiza en torno de la recuperación de la conciencia histórica y a partir de un fuerte cuestionamiento de la tradición liberal. La interpretación historiográfica de José María Rosa, Arturo Jauretche o de Norberto Galasso, desfiló en el bicentenario, ocupa la galería de los patriotas latinoamericanos y se consagró con el feriado del 20 de noviembre.

La revolución económica, política y cultural de los años cincuenta, fue la materia a partir de la cual se conformó la conciencia nacional del activismo de los años sesenta y setenta. Desde el 2003 está naciendo una nueva generación de jóvenes que es educada en un país industrial y en el contexto de una revolución cultural. A partir de aquí, el proceso iniciado afirma la conciencia histórica del pueblo argentino y anticipa el renacer de una nueva generación política liberadora, en la antesala de la consumación de la conciencia nacional.

sábado, 20 de noviembre de 2010

El feriado de la soberanía nacional y la política exterior argentina

Aritz Recalde, 20 de noviembre de 2010

Con el opio en las venas y los ríos de sangre africana, la ambición sobre el canto de olas navega hacia la muerte. Cenizas del 38 incandescentes tejiendo cadenas en el rio.
Tremola en el Paraná el Pabellón celeste y blanco, batalla de la Vuelta de Obligado.
Restaurador vi tu rostro en el mar del pueblo indignado, a Juan Bautista escupiendo las verdades del bronce cañón, a Mansilla y su fuego convertido en sol.
Tremola en el Paraná el Pabellón celeste y blanco, batalla de la Vuelta de Obligado.
Letra de Tercera Posición, Rock Nacional y Popular.

La sanción del feriado del 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, es una acción que corona la aplicación de la mejor política exterior de la historia del país desde su independencia a la fecha. El feriado recupera nuestra conciencia histórica, que y como estableció Juan José Hernández Arregui, es un paso infranqueable en el cual transitan los pueblos para consolidar la conciencia nacional y la vida política independiente. El feriado de la soberanía nacional no es un hecho aislado ya que no fue casualidad que la Batalla de Obligado desfiló en el bicentenario de la patria y que el brigadier General Juan Manuel de Rosas, tiene su imagen colgada en la galería de los patriotas latinoamericanos. En el desfile del 25 de mayo de 2010 en la nueve de Julio y en los cuadros de la Casa Rosada, están expresados los símbolos de lo mejor del revisionismo historiográfico nacional y popular, que es desarrollado por los intelectuales como José María Rosa, Rodolfo Puiggrós, Fermín Chávez, Rodolfo Ortega Peña, Pacho O´Donell, Arturo Jauretche o el gran maestro Norberto Galasso.

El mejor homenaje que hace el gobierno nacional a la Batalla de Obligado de 1845, es su política exterior, que es soberana e independiente y que está fundada sobre las bases de la multilateralidad. Dicha política se organiza a partir de la promoción de la integración latinoamericana como eje vertebral de las relaciones. Este posicionamiento permite que la Argentina se relacione de igual a igual con países como Rusia, India, China, Vietnam, Estados Unidos y con el conjunto de naciones de Europa, de Asia y de África. Dichas vinculaciones se organizan a partir de la cooperación y atendiendo nuestros intereses como país soberano e independiente, dejando atrás las relaciones carnales menemistas. El ingreso del país al “G 20” es emblemático de los logros del gobierno que consolidó una inserción del país en el mundo por la puerta grande. En el plano de la integración de América Latina se han dado los pasos más importantes de la historia del continente, desde la época de Bolívar y de San Martín. La maduración de la integración alcanzó logros desde la UNASUR que son prácticamente inéditos, como fue detener los golpes de Estado contra procesos nacionalistas y populares en Bolivia o Ecuador o a partir de negociar la paz entre Venezuela y Colombia. La UNASUR contiene en su seno a miembros del MERCOSUR y el ALBA y actualmente se perfila con posibilidades reales para sustituir a la OEA y morigerar la injerencia de Estados Unidos en la región.
La política multilateral e integracionista aplicada por Néstor y Cristina, tiene su antecedente directo en Juan Perón. En su gobierno se planteó la tercera posición y se iniciaron las negociaciones multilaterales con los países socialistas, manteniendo además, vínculos con Europa o con Estados Unidos. Fue Perón el fundador del principal antecedente del MERCOSUR que es el tratado del ABC entre Argentina, Brasil y Chile, cuestión que se complementó con la firma de tratados con varios países del continente. Fue Perón además, quien al ver fracasar los acuerdos con los gobiernos, propuso la formación de una asociación entre los pueblos a través de la organización de una central sindical latinoamericana (ATLAS). En su haber quedó marcado el apoyo de Argentina a la Guatemala de Arbenz, a la revolución Boliviana de 1952, la ruptura del bloqueo a Cuba en 1973 y el ingreso del país al bloque de las naciones No Alineadas en Argel. Juan Perón había retomado muchas de las acciones y las opiniones de Hipólito Yrigoyen. Dicho dirigente dignificó la política exterior luego de décadas de sometimiento y defendió la posición neutral del país en la primera guerra, promovió la formación de un frente de países latinoamericanos y rechazó el expansionismo norteamericano. Yrigoyen revirtió la política aplicada tras la batalla de Caseros de 1852 que y salvo algún atisbo marginal como la doctrina Drago, implicó que nuestro país sea una semicolonia británica. Dicha dependencia se profundizó después del golpe de 1930 con acciones como Pacto Roca Runciman o los negociados con las empresas de transporte.
Hipólito Yrigoyen retomó aspectos de la política exterior de Juan Manuel de Rosas, cuyo objetivo fue organizar el Sistema Americano para reunir en un régimen federal al antiguo Virreinato. En este marco, se enfrentó y derrotó al imperialismo francés que protagonizó el bloqueo de 1838 y al anglo francés en 1845. La acción antiimperialista de Rosas fue reconocida por José de San Martín que se ofreció a combatir a Inglaterra y a Francia y le entregó su sable utilizado en la Independencia. Las acciones de los unitarios, la derrota de Oribe en Uruguay, el imperialismo británico y los errores y traiciones políticas de Urquiza, le impidieron culminar su obra. Lo que vino después es conocido por todos: los países del Virreinato divididos y sumergidos en la violencia en las batallas de Pavón o en la Guerra de la Triple Alianza. San Martín lo consideró su heredero al donarle el sable y actualmente Cristina lo reconoce como uno de los fundadores de la dignidad nacional.
Fuera de las acciones de Rosas, de Yrigoyen, de Perón, de Néstor y de Cristina, nuestra política exterior fue dubitativa y dependiente. La triste historia de la dependencia incluyó la participación del extranjero en la batalla de Caseros por el pedido explicito de varios argentinos. Involucró el sometimiento a Inglaterra que fuera el agresor contra el país en 1806, en 1808 o en 1845. Fuimos una semicolonia británica y francesa que llegó al Centenario reivindicando el sometimiento económico, político y cultural. Caído Perón llegaría el ingreso al FMI, la aplicación del Plan de estabilización con Arturo Frondizi, la importación de la doctrina de seguridad nacional norteamericana con Ongania y la participación desde 1976 en las acciones terroristas en Nicaragua o el Salvador. El punto máximo de la dependencia exterior, fueron las “relaciones carnales” con EUA o la venta de armas a Ecuador en el contexto de la guerra con Perú, durante Carlos Menem.
Para revertir este proceso llegó Kirchner y recuperó la perspectiva latinoamericana de la política exterior dando por tierra con muchas de las rivalidades históricas con Brasil o con Chile. Fue Néstor quien y continuando la acción de Juan Perón con el ATLAS y el ABC, convocó a los pueblos y gobiernos a derribar el ALCA en 2005. Fueron Néstor y Cristina los que reivindicaron a los combatientes del atlántico sur luego de la “desmalvinización alfonsinista” y lo realizaron defendiendo nuestros derechos en los organismos internacionales y dignificando económicamente a los patriotas que jugaron la vida peleando al enemigo. Valga este homenaje a Rosas y al pueblo que a lo largo de la historia defendió nuestra soberanía como en 1806, en 1837, en Obligado, en Malvinas y en la defensa diaria e impostergable, de nuestra industria, de los recursos naturales y de los interese del país y los trabajadores.

lunes, 15 de noviembre de 2010

El 17 de octubre de Cristina Fernandez

Aritz Recalde, noviembre 2010.

Para la Agencia Periodistica del Mercosur

La masiva movilización de despedida de Néstor Carlos Kirchner lejos de ser un homenaje a la muerte, fue una clara demostración de su vitalidad política. El desfile popular que saludó los restos en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos y la inmensa procesión que cubrió las calles, reconocieron y ratificaron las acciones de un dirigente que marcó una etapa trascendente de la nueva Argentina.

La movilización pública, de manera similar al 17 de octubre del año 1945, fue una ratificación de los rasgos centrales del modelo de país. En 1945 los argentinos revalidaron el modelo industrial iniciado en el año 1943 que dejó atrás el proyecto liberal oligárquico. En la despedida del 28 de octubre de 2010, el pueblo ratificó el proyecto productivo inaugurado en 2003, que echó por tierra al neoliberalismo financiero y ello se expresó en la participación de los trabadores de la Confederación General del Trabajo (CGT) o de las cooperativas.

Aquel 17 de octubre, las masas dejaron atrás el proyecto de la oligarquía reflejado en los dirigentes empresarios y en los partidos demoliberales. La movilización de este 28 de octubre repudió a la oligarquía y lo expresó claramente al denunciar a su figura emblemática: se pronunció un fuerte repudió al vicepresidente opositor, Julio Cleto Cobos, que es el símbolo de la traición política y de la resolución 125 –medida a la cual asestó el tiro de gracia y que suponía regular las retenciones a la agro exportación para derivar esos fondos a obras y servicios públicos-.

El pueblo en el año 1945rechazó al imperialismo norteamericano encarnado en la figura del embajador Braden. Los participantes del homenaje a Kirchner reivindicaron las críticas de Néstor al FMI y su defensa a los programas populares latinoamericanos asediados por la CIA, como fueron los casos de Bolivia y Ecuador.

El 17 de octubre los trabajadores defendieron las leyes sociales, la baja de alquileres y el conjunto de las acciones de la Secretaria de Trabajo y Previsión. La última caravana humana que despidió al ex mandatario, se conformó de miles de trabajadores sindicalizados, de organizaciones sociales o de jubilados que reconocieron la importancia de la medidas como las 800 mil viviendas construidas por el Plan Federal, los 3,5 millones de subsidios de la asignación universal, la entrega de más de 2 millones de jubilaciones o las importantes reducciones alcanzadas en los índices de la pobreza, el desempleo y la indigencia.

Como en el año 1945, una parte importante de la sociedad ratificó el camino iniciado y está dispuesto a profundizar el modelo. Entre ellos, se encuentra un fragmento considerable de la juventud que reconoció en Néstor la posibilidad de volver a creer en la política, manifestando su admiración por las acciones antiimperialistas ejecutadas contra el ALCA o por aquellas ligadas al freno que se puso a los golpes de Estado en el continente.

La juventud, e importantes sectores de clase media, se identifican en la sanción de la Ley de Servicios Audiovisuales, en la política de Derechos Humanos, en la inversión histórica en ciencia y técnica, en la democratización de la televisación del deporte nacional o en la valiosa propuesta cultural del Sistema de Medios Públicos en canales como ENCUENTRO o en programas como 678.

El respaldo popular dado a Cristina permitió romper el bloqueo y la feroz campaña mediática contra el gobierno ejecutada por los monopolios. A partir de aquí, quedó demostrado que Néstor no era “tan malo” como estableció Clarín y que Cristina tenía mejor opinión pública que aquella supuesta condición de ser una “soberbia que compra carteras”.

La manifestación consiguió mejorar la performance electoral de cara al 2011 y pone a Cristina como candidata indiscutible del espacio del oficialismo. El homenaje permitió -al menos por ahora- disciplinar a algunos sectores díscolos del kirchnerismo que venían ejecutando acciones divisorias para ocupar candidaturas. En dicho cuadro, el gobierno dispone del apoyo explicito de la CGT que liga directamente su viabilidad histórica al modelo económico y político abierto en 2003. Si el proyecto triunfa crecerá la industria y a partir de allí, aumentarían los afiliados y el poder de los sindicatos. Caso distinto es la clase política y el Partido Justicialista, cuya dirigencia, en muchos casos y no en todos, apuesta a su juego propio a sabiendas de que no depende en el corto plazo del modelo.

El desafío que tiene que franquear el oficialismo va a ser el de garantizar la unidad política de un frente de gobierno que contiene a empresarios, a trabajadores, a sindicalistas, a gobernadores, a intendentes y a sectores medios. Dicha tarea implica promover nuevas figuras capaces de articular la heterogeneidad y de conducir el Partido y la política de alianzas para las internas simultaneas y obligatorias del año entrante. El triunfo electoral del 2011 y el correcto y necesario trasvasamiento generacional del proyecto, van a depender de la solidificación de la herramienta política.

Frente al espacio oficialista la oposición mediática va a jugar una guerra a todo o nada por la no aplicación de la Ley de Servicios Audiovisuales. Los grupos concentrados del campo se encuentran divididos, con buenos precios internacionales y con economía en crecimiento, cuestión que no permitiría repetir lo ocurrido en 2009. En este último año consiguieron convencer a la opinión pública de que fue la resolución 125 y no la crisis mundial o la sequía, las causantes de la recesión y de la caída de la actividad económica.

El capital financiero va a oponerse a la reforma de la legislación que impulsa el gobierno nacional por intermedio de Carlos Heller. Lo mismo va a ocurrir con el trascendente proyecto de distribuir ganancias de las grandes empresas –motorizado por la CGT-, que va a tener en los grupos concentrados un fuerte rechazo. La posibilidad de reformar la Carta Orgánica del Banco Central como viene proponiendo el oficialismo, va a correr igual suerte. En este cuadro, no deben descartarse que se repitan acciones desestabilizadoras al estilo del asesinado del militante Mariano Ferreira, del fomento de inflación o de la aplicación de operaciones psicológicas constantes desde los medios.




viernes, 5 de noviembre de 2010

17 de octubre 1945

Aritz Recalde
octubre 2010
El 17 de octubre de 1945 el pueblo se hizo presente en la plaza pública e inauguró una nueva etapa en la historia argentina: se abrió paso la década del nacionalismo popular revolucionario. La movilización popular cambió la historia del país y del continente. El pueblo y tras el letargo resultado de las acciones militares de Caseros y de Pavón y luego de haber presenciado la decadencia del radicalismo durante los años treinta, se expresó masivamente en las calles desnudando el asenso de la conciencia nacional.
Con la masiva movilización popular la clase trabajadora dirimió el conflicto que tuvo Juan Perón con los militares que lo habían detenido el 13 de octubre y que lo habían llevado en la cañonera Independencia a la isla Martín García. Previamente y a partir de una fuerte presión de las corporaciones, el imperialismo, la prensa y los partidos de oposición, Perón había sido obligado a renunciar a sus funciones de Vicepresidente, de Ministro de Guerra y de Secretario de Trabajo y Previsión.
El 17 de octubre y la detención de Perón se relacionaron directamente a las acciones iniciadas por la revolución de 1943, que aplicó importantes medidas sociales y económicas a favor de los trabajadores y la industria nacional. Algunas de ellas fueron la fijación de los precios de los alquileres, la expropiación de puertos en manos extranjeras o la creación del Banco Industrial. Además y cuestión fundamental, el gobierno impulsó la apertura de la Secretaria de Trabajo y Previsión Social. Desde la Secretaria los representantes de los trabajadores realizaron una experiencia inédita de articulación entre el Estado, las demandas sociales y los delegados sindicales. En torno de las acciones de la Secretaria y del Consejo Nacional de Posguerra, los trabajadores y los técnicos del Estado y la industria, promovieron el paquete de leyes y de medidas como fueron el Estatuto del Peón del Campo, las normas de Maternidad, de Menores, la legislación de Arrendamientos o las de Vivienda.
La detención de Perón del 13 de octubre buscó revertir el reloj de la historia quitando a los obreros los derechos adquiridos desde el año 1943. Fue tal el impulso revanchista contra los trabajadores que las patronales se negaron a pagar el feriado del 12 de octubre y colocaron carteles en las puertas de las fabricas con la consigna “el 12 de octubre vayan a cobrárselo a Perón”. La inquietud dentro de las bases y las dirigencias gremiales fue en asenso e incluyó las visitas de los sindicalistas al General Avalos y al presidente Farrell los días 15 y 16 de octubre respectivamente, a los que se les pidió que garantizara las conquistas sociales. Las palabras de Avalos y Farrell no consiguieron apaciguar la inquietud de los trabajadores que produjeron diversas manifestaciones, muchas de las cuales fueron reprimidas por la policía.
En dicho marco de incertidumbre, las conducciones gremiales se reunieron el 16 de octubre y con 16 votos contra 11, convocaron una huelga general para el día 18 estableciendo que “la CGT, en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtenerse y considerando que éstas se hallan en peligro ante la toma del poder por las fuerzas armadas del capital y la oligarquía, declara un Paro General en todo el país por el término de 24 horas, que se hará efectivo el día jueves 18 de octubre, a partir de la cero hora”.
El pueblo se adelantó al día 18 y el mismo 17 de octubre y proveniente desde distintos lugares del país, fue llegando a la Plaza de Mayo. Luego de una seguidilla de intrigas entre los militares, el general Perón ingresó a la Casa Rosada y desde el palco se dirigió a los manifestantes: “Trabajadores. Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honores en mi vida: ¡la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino!....” “Ha llegado el momento del consejo. Trabajadores: únanse, sean hoy más hermanos que nunca”. Este discurso cambiaría para siempre la historia del país.
La jornada le permitió a Perón iniciar la campaña política que culminó con el triunfo electoral de febrero del año 1946. Asimismo y cuestión central, el día 17 de octubre nació una nueva fuerza política que terminó con el sistema bipartidista de conservadores y radicales, dando nacimiento al Partido Laborista que fue la columna vertebral del futuro Partido Peronista. Arturo Jauretche ya se lo había adelantado a Amadeo Sabattini cuando le escribió el 11 de octubre afirmando “Ya no hay otra alternativa para el país que Perón o la oligarquía. Nosotros nos vamos con Perón. No le extrañe que el pueblo haga los mismo”. La fuerza social se transformó en fuerza política y tras la elección del año 1946, se expresó hacia la organización del Estado inaugurando el programa de gobierno que generó las condiciones de vida más altas de América latina en toda su historia.
El 17 de octubre dio por tierra el programa político del imperialismo norteamericano enarbolado por su embajador Spruille Braden y el de la oligarquía terrateniente que cerró filas en el frente opositor de la “Unión Democrática”. A partir de este suceso, el gobierno entrante aplicó desde el año 1946 el programa industrialista organizado desde el Consejo Nacional de Posguerra -I y II Plan Quinquenal-. Asimismo y cuestión fundamental, la jornada de octubre le permitió al país disponer de soberanía para desarrollar la política exterior multilateral y latinoamericanista.
El 17 de octubre permitió el asenso de los militares nacionalistas. La fecha fue clave para la consolidación de la independencia económica y la industria nacional, ya que dio por tierra la posibilidad de asunción del poder de la oligarquía. Además y cuestión fundamental, el 17 de octubre derrotó al imperialismo norteamericano que tendía los tentáculos sobre América Latina.
Desde ese día y cuestión que llega hasta el presente, la vida de los trabajadores del país y de América Latina ya no sería la misma.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Nestor vuelve

Aritz Recalde, octubre de 2010

“La conciencia nacional es la lucha del pueblo argentino por su liberación. (…) La opción es de hierro. Nación o Factoría. No hay una tercera alternativa”. Juan José Hernández Arregui

La despedida del pueblo argentino al ex presidente fue masiva y se derramó inagotable en una procesión acongojada por el vacio que causó la muerte del líder, sentida como la despedida del amigo y del compañero de ruta. Además, la marea humana que bañó las calles del país se vertió esperanzada, de a ratos apasionada y demostró que Kirchner no va a morir fácilmente en el acervo cultural del pueblo: quedó comprobado que Néstor vuelve. La manifestación popular evidenció la profundidad del cambio que se está produciendo en la sociedad argentina y afirmó la continuidad histórica en el proceso de formación de la conciencia nacional. En las jornadas de despedida se movilizó el capital cultural del pueblo que se transmite de una generación a otra, como conciencia histórica. En los trapos pintados por los pibes y las organizaciones, regresaron las montoneras y los caudillos federales, los anarquistas y los socialistas, las masas que caminaron con el peludo Yrigoyen, el arcoíris de razas que realizó el 17 de octubre, la juventud maravillosa de los setenta, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y los piqueteros de los años noventa. En las banderas y en los canticos, entre el humo del choripan y el paty, la música del bombo y el ritual callejero, bien argentino y plebeyo, desfilaron los próceres que y para pesadilla de la oligarquía y los escribas del monopolio, regresaron desde la alegría y la movilización política de miles de argentinos y latinoamericanos. En los trapos y banderas se reflejó la conciencia nacional e histórica del pueblo que se pintó en las imágenes de Carpani, de San Martín, de Martín Fierro, de Túpac Amaru, de la CGT, de Cámpora, de Perón, de Evita, de Múgica, de Malvinas, del Eternauta, del Che, de Cooke, de Rosas, de Paco Urondo, de Discepolo, de Rodolfo Walsh o de la JP. Bajo estas banderas se movilizaron los jóvenes y los jubilados, las organizaciones sociales, las cooperativas, los sindicatos, las universidades o los profesionales. Las clases sociales se reunieron unidas en un mismo pueblo, reconociéndose en la identidad “yo soy argentino, soy soldado del pingüino”. La nación encarnada en el político popular y como tantas veces en la historia, demostró que Néstor vuelve.

La voluntad popular plebiscitó el programa inaugurado por Kirchner y pese a la feroz ofensiva política y mediática desarrollada contra su figura, no se puede esconder el reconocimiento masivo al cambio de política. El año 2003 cortó en muchos aspectos con el programa neoliberal y reafirmó la voluntad nacional en el único sentido posible de la palabra en América Latina: industrialización, soberanía política, justicia social e integración regional. El pueblo y con distintos niveles de conciencia y de comprensión, plebiscitó a Néstor que es el símbolo de la reconstrucción nacional. El programa económico del año 2003 impidió que seamos una factoría de servicios, una colonia agroexportadora o un mero banco para servir a las especulaciones bursátiles de los poderosos. En su lugar, inició un proceso de desarrollo industrial que hoy y pese a lo mucho que falta, ya esta pariendo a sus hijos y a sus nietos en los obreros afiliados a la CGT, en los jubilados que reciben haberes o en las miles de organizaciones sociales, juveniles, culturales y sindicales que germinan y que florecen en todo el país.

Juan José Hernández Arregui estableció que “toda lucha por la liberación contiene en su seno la emancipación cultural”. Consciente o inconscientemente, fuimos participes desde el año 2003 del derrumbe de los símbolos de la tiranía neoliberal. Con la crítica de Néstor al FMI o con Fidel Castro en la escalinata de Derecho, regresaron los grandes relatos a la arena política nacional que estuvo adormecida con el discurso único. Kirchner se reconoció en la militancia de los años setenta y bajó el cuadro de los milicos y dio por tierra las leyes de perdón a los asesinos y a los entregadores del patrimonio nacional. El presidente recibió a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y con esa actitud señaló a los criminales de la aplicación de un modelo que destruyó al país y que había que dejar atrás con justicia y con culpables presos. Luego y para sorpresa de muchos, incluyó a la gestión de gobierno a las organizaciones sociales que habían combatido a la dictadura y el neoliberalismo. Los escribas del odio iniciaron los ataques contra los “piqueteros en el gobierno”, contra la política de “derechos humanos”, que eran y en su ladina opinión, el resultado del resentimiento “montonero”. A partir de aquí, nuevamente discutimos los años setenta, los montoneros, la militancia, la política, la derecha y la izquierda, los muertos y los vivillos de la historia.

Con Kirchner se volvió a hablar de imperialismo en vez de “globalización”, reapareció la palabra América Latina y soberanía en la política exterior en vez del término “relaciones carnales con Estados Unidos”. En la política exterior recuperamos lo mejor de nuestra historia. Juan Manuel de Rosas movilizó al pueblo y cruzó las cadenas al Paraná para detener al imperio anglo francés y fue Néstor quien en pleno siglo XXI, derrotó al imperio norteamericano, no con cadenas y con cañones, sino con una masiva manifestación que reventó el estadio en Mar del Plata y le dijo no al ALCA junto a Chávez y a Evo Morales. Kirchner y cuestión que explica el porqué la juventud lo sigue fervientemente, fue el dirigente que se animó a decir las cosas por su nombre y que realizó grandes proezas. Fue quien le dijo a Bush que “no lo patotee”. Es quien se subió a un avión para ir a la selva en el rescate de Ingrid Betancourt. Fue el político que desde la UNASUR puso el cuerpo para garantizar la continuidad en la presidencia de Evo y de Correa. Néstor es quien le dijo a cara destapa y en plena luz del día a la oligarquía, que actuaba como “comandos civiles” y fue el dirigente que convoco al pueblo a las calles a enfrentar al enemigo histórico de la nación. Fue Kirchner quien enfrentó al monopolio mediático que pone y que derriba gobernantes, y nos dejó frases como “estas nervioso… que te pasa Clarín”.

Con Néstor y con Cristina Argentina se está reconstruyendo el Estado que edifica las cientos de miles de casas de los trabajadores, las rutas, las represas eléctricas, los gasoductos, las escuelas, las universidades o los satélites. Es el Estado que financia y como no ocurría hace décadas, la ciencia y la técnica nacional y que repatría científicos. Es el gobierno que reivindica la defensa de Malvinas y que dignifica a los combatientes. Es el gobierno que cambió la Corte y que intervino las mafias de la policía federal. Es la gestión que recuperó el dinero de los trabajadores en manos de los especuladores extranjeros y que lo puso en los estómagos de los hijos de la patria con el subsidio universal. Es el proyecto que redujo la pobreza, la indigencia, el desempleo y la deuda externa. Néstor expresa además, la alegría de los argentinos que se evidenció en la fiesta del bicentenario y en el futbol para todos.

Este gladiador como lo definió Maradona, tuvo aciertos y limitaciones, pero lo que es seguro, es que puso sus convicciones en juego hasta las últimas circunstancias. Fue un dirigente que se metió al barro, a la realidad de la política con sus blancos y sus negros, con los idealistas y con los tahúres, con los justicialistas o con los izquierdistas. Pese a que no lo entienda el progresismo argentino de modelitos socialdemócratas de buenos modales o de revoluciones socialistas impolutas, Néstor fue un verdadero peronista que lucho por su país y que mejoró la vida de la mayoría de los argentinos como nadie lo hacía desde la muerte de Juan Domingo.

Los desafíos que se abren al país, a las organizaciones libres del pueblo y a Cristina no son pocos. Los oligopolios mediáticos y económicos conspiran junto al imperialismo. La comadreja Cobos y su clase política derechista y decadente, verdaderos emblemas neoliberales de la traición, están al acecho. Pese a eso, confiamos plenamente en Cristina y no vamos a dar ni un paso atrás. La acción política, la militancia y la unidad del kirchnerismo con el conjunto de las organizaciones populares, van a ser la garantía del triunfo en el año 2011 y del cumplimiento de todo lo que falta por hacer en el proyecto nacional. Y como dijo Perón “pretender retroceder sobre nuestros pasos, es imposible para la comunidad argentina del presente. (…) Su empeño es tan vano como nadar contra la corriente. En la lucha entre el nadador y la corriente, a la larga, ganará siempre la corriente”.

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