Aritz Recalde, marzo de 2013
“El nuevo instrumento de dominación, más sutil pero
no menos efectivo, es la superioridad científica y tecnológica de los países
desarrollados”. Amílcar
Herrera
“El
campo científico – tecnológico debe aportar conocimientos para desarrollar una
capacidad adecuada, que permita disponer suficiente poder nacional de decisión,
pues cada sector de conocimiento contribuye a fortalecerlo; tener disponible en
el momento preciso la tecnología adecuada para lograr los mejores resultados en
cada una de las actividades económicas y exportar tecnología con el máximo
grado de complejidad posible; sustituir progresivamente la importación de
tecnología realizándola a niveles adecuadamente económicos”. Juan Perón
La historia de las
naciones está caracterizada por la lucha permanente de los pueblos por alcanzar
su liberación. En este marco, los países se desenvuelven en un estado de enfrentamiento
permanente, cuyo objetivo primordial es la apropiación y la distribución del
poder social. El resultante de ese enfrentamiento frontal o solapado, deriva en
el desarrollo de unos Estados y en la dependencia estructural y crónica, de los
otros. El hambre del subdesarrollo latinoamericano, es el plato preferido que
alimenta el alto nivel de vida de los habitantes de las metrópolis. En la lucha
por la supervivencia de las naciones, la ética imperialista que profesan las
potencias, se puede disfrazar de progreso, de civilización, de liberalismo o de
democracia, pero en el fondo, no es más que la visión del poderoso mundo
metropolitano en expansión.
Con la finalidad
de alcanzar o de consolidar la hegemonía geopolítica, las potencias organizan e
implementan programas bélicos y la guerra o la paz, son momentos
circunstanciales de una misma etapa imperialista. Los centros del poder mundial,
planifican e imponen modelos económicos tendientes a exportar sus excedentes productivos
y a saquear los recursos naturales y materiales de los otros Estados. La tarea militar y las imposiciones económicas,
se operan a partir de la acción política y de una batalla cultural permanente.
En este marco, las capacidades para la
guerra, la política, la economía y la hegemonía cultural, se apoyan sobre la fortaleza
científica y tecnológica de los pueblos y de las naciones. A partir de acá,
que el campo científico y tecnológico, es uno de los terrenos primordiales en
donde se desarrolla el enfrentamiento por la disposición del poder de las
naciones.
El Imperio Inca es un buen ejemplo del
fuerte vínculo existente entre el conocimiento, la tecnología y la actividad
política. Recientemente, la presidenta Cristina Fernández anunció públicamente el
“Plan Argentina Innovadora 2020: Plan
Nacional de ciencia, tecnología e innovación”. En el contexto del
lanzamiento del Programa, hizo una referencia especial a los aportes de
conocimiento realizados por parte de los pueblos americanos y en particular, reflexionó
sobre algunas de las contribuciones efectuados por el Imperio Inca. Cristina destacó la importante capacidad de
esta nación para desarrollar:
I-
La agricultura. La presidenta comentó que los Incas se destacaron en el cultivo
del amaranto, que es un
vegetal sumamente resistente al clima y que tiene más proteínas que el trigo o
el maíz. Además, se refirió a las terrazas de cultivo que siguen en pie en la
ciudad de Cusco y que les permitió a esos pueblos disponer de un piso ecológico
y de un sistema de riego para controlar la humedad del suelo. El resultante, fue
mejorar considerablemente el rendimiento de las plantaciones de alrededor de 80
especies vegetales que manejaron.
II-
El conocimiento de la astronomía. Tal cual estableció Cristina, los Incas tenían
un observatorio astronómico. La presidenta
mencionó que ese conocimiento les permitió, entre otros temas, determinar las
fechas de las cosechas. Además, indujo a los Incas a desplazar las poblaciones a
lugares cercanos a la amazonia, cuyas condiciones climáticas eran aptas para
aumentar el número de cosechas al año.
III-
El control de razas animales. Cristina mencionó que los Incas trabajaban la
lana del guanaco y de la vicuña. Tal cual
estableció la presidenta, estos animales no producen el efecto desertificación
que generan las ovejas y las cabras. Además, esa lana tiene
propiedades térmicas que les permitían a los habitantes resistir el frío a más
de 5.000 metros de altura.
Recuperando las
opiniones de Cristina Fernández de Kirchner, quiero destacar que buena
parte de la capacidad política de los
Incas para edificar su Imperio, se vinculó a capacidad de organización tecnológica
y productiva estatal.
Los Incas consolidaron
un imperio sobre un territorio que va del sur de Colombia, al centro de la
Argentina, pasando por Perú, Ecuador, por Bolivia y por Chile. Su inmensa organización
política, incluyó a diversas comunidades sociales y culturales, que fueron
anexando en un período extremadamente breve de tiempo (1438 – 1533).
Los Incas eran un
imperio y buena parte de su expansión territorial, se organizó a partir de la
guerra que les permitió controlar los territorios de las otras etnias. A partir disponer la posesión política y
militar de los pueblos, se fueron apropiando de sus recursos culturales y
tecnológicos. Los Incas no fueron
grandes inventores, ni importantes descubridores en el plano científico y
productivo, pero tuvieron la estratégica
capacidad de asimilar los desarrollos culturales y productivos de su época.
Esa habilidad, les otorgó una considerable supremacía tecnológica, que
favoreció la posibilidad de alcanzar mayores rendimientos en la agricultura y en
la producción animal. El excedente producido
en la economía fue apropiado por el Estado imperial y con ese recurso, generó
las condiciones para la nueva organización geopolítica de América. El aumento de la producción les permitió a los
Incas:
- Financiar los importantes programas de obra pública, que congregaban a miles de personas que había que
alimentar, vestir y movilizar.
- Solventar los programas de expansión
militar de los ejércitos, que recorrieron y combatieron en todo el
continente.
- Costear el mantenimiento de una
burocracia de funcionarios públicos y religiosos de los territorios
ocupados. En este universo, se incluyeron los funcionarios incas y a los miembros
de los señoríos y aristocracias aliadas de los pueblos anexados.
El Imperio fue
derrotado con la llegada del español Pizarro. El enfrentamiento de dos
civilizaciones también deja varias preguntas y algunas enseñanzas. La primera
cuestión interesante, tiene que ver con encontrar una respuesta a cómo hicieron
los escasos 160 españoles, para derrotar a 20.000 guerreros incas. No hay una
sólo causa, pero entre ellas, hay dos factores que me interesa destacar y que son
la tecnología militar y el manejo del arte de la guerra que tenían los europeos.
El español poseía el caballo y el arma
de fuego. Además, el invasor europeo ostentaba mayor destreza para desenvolver
la batalla cultural. Pizarro profundizó las disensiones internas de un Imperio Inca
que fue organizado sobre la explotación de más de 100 reinos ocupados política
y militarmente. El arte de dividir a los
enemigos, es una de las cualidades más importantes del colonialismo europeo y
los Incas fueron una de sus víctimas más poderosas. Posteriormente, los
españoles eliminaron la clase dominante incaica y con ello, debilitaron la
posibilidad de reorganización cultural y política del imperio.
En definitiva, la SUPREMACÍA POLÍTICA de una nación
depende estrechamente de su CAPACIDAD PRODUCTIVA y esta última condición, se
liga directamente a los AVANCES TECNOLÓGICOS de un Estado.