jueves, 27 de abril de 2017

PROGRAMA DE 12 PUNTOS PARA LA UNIDAD NACIONAL Y LA RECONSTRUCCIÓN DE LA ARGENTINA


 CENTRO DE ESTUDIOS HERNÁNDEZ ARREGUI (CEHA)

La Unidad Nacional para la reconstrucción: Unidos o dominados. El programa neoliberal que impulsa CAMBIEMOS forma parte de una estrategia geopolítica internacional cuyo objetivo es retrotraer los derechos económicos, sociales, políticos y culturales de Iberoamérica. Como resultado de su accionar, la riqueza del Continente será apropiada por las Corporaciones (CEOS) y por los gobiernos de las Potencias Extranjeras. Frente a ese plan, es necesaria la Unidad Nacional de los sectores del trabajo, la producción, la cultura y del conjunto de las Organizaciones Libres del Pueblo.

1. Impulsar un proyecto productivo, industrialista, sustentable y justo. Argentina debe modificar el programa de miseria planificada caracterizado por la apertura comercial, el cortoplacismo y la especulación financiera que destruye empresas y genera desempleo y pobreza. De continuarse el actual modelo de desarrollo, la injusticia será la norma y se pondrá en riesgo la paz social. El CEHA considera fundamental el aumento de las cadenas de valor de la industria y el agro, haciendo de la producción una fuente de empleo y de desarrollo nacional y social en el largo plazo. El Gobierno de Reconstrucción deberá impulsar medidas de protección y regímenes arancelarios para empresas argentinas, terminando con la importación indiscriminada que impide el desarrollo de la producción estratégica nacional. La obra pública, la banca estatal y el mercado interno pujante deben ser pilares fundamentales del nuevo programa de desarrollo. El Gobierno de Reconstrucción tiene que fomentar las cooperativas, el compre nacional y el cumplimiento pleno de la legislación social y medioambiental.

2. La propiedad tiene una función social y debe contribuir al orden colectivo. El CEHA considera vigentes los principios fundamentales de la Constitución Nacional del año 1949. La producción debe ser planificada con un sentido nacional y colectivo ya que el “libre mercado” es un mecanismo de apoyo a los oligopolios y la extranjerización económica. Las empresas energéticas y de servicios y los sectores económicos estratégicos deben estar en manos de la Nación. El pan, la carne, la leche y el resto de productos que componen la mesa de los argentinos, no pueden volverse divisa de exportación o especulación. El Gobierno de Reconstrucción deberá regular precios y reducir la inflación manteniendo la actividad productiva y el valor de los salarios, los subsidios y las jubilaciones. El Estado debe sancionar una nueva ley de Entidades Financieras que permita el control del ahorro nacional y que limite la fuga de riquezas. El Gobierno de Reconstrucción debe fortalecer las empresas públicas en áreas estratégicas y controlar el Comercio Exterior.

3. En Argentina los únicos privilegiados son los niños, los ancianos y el pueblo. El Gobierno debe dedicarse a saldar la deuda social y no exclusivamente a pagarle a los grupos especuladores extranjeros. Los servicios financieros no pueden estar por sobre el desarrollo nacional y los derechos de los trabajadores. Es inmoral la actual sub-ejecución de los presupuestos en salud, empleo y educación, cuando en paralelo se atienden puramente los pagos a bonistas extranjeros. La construcción de viviendas públicas fue desarticulada, dejando familias sin hogar y a los obreros de la construcción sin empleo. El país demanda el establecimiento de una emergencia social y la conformación de un plan integral de empleo juvenil y de desenvolvimiento de la atención pública de salud, educación, vivienda popular, deporte y esparcimiento. Argentina requiere un Plan Estratégico Alimentario que termine con el flagelo del hambre en el corto plazo. El Gobierno de Reconstrucción deberá elaborar un Plan Nacional de Seguridad interior enfrentado las causas sociales de la violencia y actuando contra al crimen organizado que azota las barriadas humildes.

4. Es la hora de los trabajadores. La democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo y no una gerencia de oligopolios extranjeros o de CEOS. El Estado, las organizaciones sindicales y de la economía popular tienen que conformar un Consejo de Reconstrucción Nacional que conjuntamente a las entidades de la producción, el agro o la cultura, contribuya a buscar las soluciones a los problemas argentinos.  Los históricos Programas de La Falda, Huerta Grande, del 1 de mayo de la CGTA, los 26 puntos de 1986 o el documento Los trabajadores somos la esperanza de la Corriente Federal de Trabajadores, son la expresión consciente del pueblo trabajador. Tal como mencionó la CGT en el mes de agosto del año 2016: “No hay que haberse graduado en Harvard para darse cuenta que vamos de mal en peor.”  El CEHA considera que los trabajadores son la columna del Movimiento Nacional y que la Política Pública debe tender al pleno empleo y a la defensa y cumplimiento de los derechos laborales.

5. No hay desarrollo y paz social sin democratizar los esfuerzos. Es imprescindible avanzar en una Reforma Fiscal y Tributaria integral, que tienda a la equidad social y que privilegie las actividades productivas. La mayor carga impositiva debe recaer en los sectores financieros, oligopólicos y concentrados y no sobre el trabajo y las PYMES como ocurre en la actualidad. La reforma tributaria de CAMBIEMOS se caracterizó por eximir de impuestos a los ricos y por cargar en las espaldas de los que menos tienen un severo ajuste. El resultado de este inmoral programa es la pobreza del pueblo y el impedimento del desarrollo de las PYMES y las cooperativas.

6. Construyamos un país federal e integrado. El país requiere una nueva Ley de Coparticipación y la construcción de consensos transversales para consolidar un federalismo real y no solamente enunciativo. El Gobierno de Reconstrucción deberá impulsar un programa nacional de desarrollo que tienda a la integración del territorio y a la resolución de las inequidades geográficas, productivas y sociales entre todas las Provincias. El CEHA considera necesario implementar un reordenamiento territorial y poblacional argentino a través de políticas estatales, terminando con la marginalidad social y tendiendo a achicar la desigualdad entre regiones.

7. La educación, la ciencia y el deporte son la base de desarrollo nacional. La justicia social es inviable sin antes alcanzar la independencia económica y ésta sólo es posible si el país es soberano cultural y científicamente. El CEHA ratifica la centralidad que tiene el Estado en la planificación y en el desenvolvimiento de la educación, la ciencia y el conjunto de la actividad cultural. El Estado Nacional tiene que tener mayores responsabilidades en el financiamiento y en la organización de contenidos de la educación básica y media. CAMBIEMOS está poniendo en riesgo el sistema educativo al no aplicar la Ley de financiamiento, al eliminar fondos para infraestructura y al proponer el corrimiento del Estado Nacional en materia cultural y científica. El Gobierno de Reconstrucción deberá trabajar por la soberanía científica y con dicha finalidad tendrá que priorizar la inversión en el área, planificando estratégicamente la actividad en torno del desarrollo de la industria y de la solución de los grandes problemas argentinos y sudamericanos.  El cierre de teatros o la desaparición de clubes de barrio por los aumentos actuales de tarifas, impiden el derecho popular al acceso y participación de la cultura. Es imperativo el fortalecimiento de una identidad federal y nacional que oficie como una barrera defensiva ante el avance de todo tipo de imperialismo cultural.

8. Los medios de comunicación son instrumentos de cultura y no negocios corporativos. CAMBIEMOS promueve la formación de oligopolios comunicacionales y la extranjerización de los emisores de radio y televisión. La eliminación del Canal TELESUR de la Televisión Digital Abierta es un mecanismo de censura y de silenciamiento de los pueblos iberoamericanos. Las empresas norteamericanas actualmente manejan internet, los buscadores de datos, las redes y el software. Frente al inmenso poder tecnológico extranjero y sus ramificaciones en la prensa comercial, los pueblos requieren de medios públicos para nacionalizar y comunicar su cultura e información y deben mantenerse y potenciarse las experiencias de las Radios públicas, Canal Encuentro o de los canales universitarios. El Gobierno de Reconstrucción deberá recuperar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y entregar el tercio de licencias que le corresponden a las Organizaciones Libres del Pueblo. La privatización de la televisación del futbol es un retroceso que le quita al pueblo el derecho  a disfrutar del deporte nacional. El CEHA considera que la pluralidad de voces y el acceso popular a la cultura, son banderas irrenunciables que hoy están en riesgo.

9. Por un Continente de paz, unido y solidario. Retomamos el mandato histórico bolivariano y sanmartiniano tendiente a la reunificación de la Patria Sudamericana. Ratificamos la importancia de fortalecer el MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC como ámbitos de articulación y de coordinación con el resto mundo. La unidad y la paz regionales son reaseguros sin los que Argentina carece de posibilidades de desarrollo productivo y social. El Gobierno de Reconstrucción tiene que elaborar un programa para las Fuerzas Armadas retomando el legado nacional, popular y antiimperialista de nuestros militares e integrándose y profundizando la experiencia del Consejo de Seguridad de la UNASUR. Rechazamos la política de CAMBIEMOS de sometimiento geopolítico a los EUA e Inglaterra y de debilitamiento del MERCOSUR. El CEHA repudia los intentos de derogar la Ley migratoria del año 2004 y de criminalizar a los ciudadanos sudamericanos. Iberoamérica debe consolidar una ciudadanía regional que permita la libre circulación de personas y la libertad de trabajo y de acceso a los derechos sociales garantizados por los Estados parte.

10. Malvinas es una causa nacional e Iberoamericana.  Afirmamos la soberanía argentina sobre las Islas y recuperamos como estandarte los acompañamientos y el apoyo por parte del MERCOSUR, la UNASUR, la CELAC, la OEA y de otros Estados del mundo. Los casi dos siglos de luchas y la acción patriótica de nuestros Héroes de Guerra, está siendo humillada con la política de CAMBIEMOS centrada en renunciar a los reclamos de soberanía para priorizar los negocios de las empresas extranjeras. Argentina tiene que desplegar su proyección bicontinental y bioceánica tendiendo al control de los recursos alimentarios, científicos y energéticos. La Recuperación de las Malvinas y el ejercicio pleno de nuestros derechos sobre la Antártida son una causa nacional y sudamericana irrenunciable.

11. Un país sin presos ni perseguidos políticos.  El Gobierno de CAMBIEMOS detiene activistas sociales como Milagro Sala, reprime movilizaciones y politiza la justicia que abandona sus funciones. La actividad parcial de algunos jueces y fiscales se orienta más a la propaganda política que a la aplicación del derecho. El CEHA repudia cualquier tipo de persecución política y mediática como la padecida por la ex Presidenta Cristina Fernández y aboga por la efectiva división de poderes.

12. Primero la Patria, después el Movimiento y finalmente los hombres. El Movimiento Nacional debe ser amplio, plural y no sectario. La unidad es el llamado actual y frente a un gobierno de minorías oligárquicas, el CEHA convoca a conformar una inmensa mayoría plural y democrática. 

Por la grandeza nacional y por la felicidad del pueblo seguiremos trabajando incansablemente para edificar la Argentina Grande con que San Martín soñó.



República Argentina, Abril de 2017.

domingo, 23 de abril de 2017

LA CONDUCCIÓN POLÍTICA SEGÚN JUAN DOMINGO PERÓN

Aritz Recalde, abril de 2017

“Los partidos políticos mueren así, porque ya he dicho muchas veces que los pescados y las instituciones se descomponen primero por la cabeza. El día en que nos descompusiéramos nosotros, no tardaría mucho en descomponerse todo el Movimiento, disolverse y dispersarse”. Juan Perón

Hay diversas maneras de abordar el concepto de Conducción Política de Juan Domingo Perón. Una implicaría analizar la biografía del líder y el origen y la dinámica del Movimiento Nacional Justicialista. Dicha cuestión supone investigar el comportamiento y los roles de los diversos grupos de poder y de los actores políticos que integraron un espacio caracterizado por ser policlasista, plural en procedencias partidarias y en tensiones.
Otra manera de abordar el tema, y la que nos interesa rescatar en el Cuaderno, es la de analizar a Perón desde los artículos, entrevistas y libros que dejó centrados en temas de organización y de conducción de hombres y de grupos.

1-    La conducción política en la obra Juan Perón
El mandatario le dedicó varios documentos al tema y dictó clases en la Escuela Superior Peronista con la finalidad de elaborar y de transmitir un marco conceptual para la acción política.
La teoría de la conducción incluyó aspectos concernientes al Partido, al Movimiento, la masa popular, la Nación y el Estado.

El sistema internacional imperialista y la conducción política nacional
Perón realizó varios estudios sobre aspectos geopolíticos y de política internacional. Entre sus obras se destacan La Defensa Nacional, Significado de la Defensa Nacional desde el punto de vista militar” (1944), “América latina, ahora o nunca” (1965) y la “La Hora de Los Pueblos” (1968) que reitera muchas de las cuestiones del trabajo anterior.
El texto del año 1944 es una conferencia de apertura a una cátedra en la Universidad Nacional de La Plata. Perón describió la dinámica de la política internacional como parte de luchas permanentes entre naciones imperialistas. Mencionó que el desenlace de la Segunda Guerra Mundial no traería la paz, sino que iba a iniciar una nueva etapa de las disputas geopolíticas originadas en la búsqueda de recursos. Las guerras eran fenómenos sociales, planteaba, y ni bien termine la conflagración, los miembros de los Aliados o del Eje iban a lanzar sobre Iberoamérica una campaña de dominio y de sujeción imperial.
En la “La Hora de Los Pueblos” Perón describió la historia del hombre como parte de una constante voluntad de dominio de los imperialismos y de las oligarquías. Grecia, Roma, España, Francia, Inglaterra, EUA o la Unión Soviética eran unidades de poder político, económico y bélico y organizaban y movilizaban a individuos, grupos, naciones y continentes detrás de sus objetivos.
Perón mencionó que la Revolución Francesa de 1789 inauguró un enfrentamiento político y militar de dimensiones nacionales. La revolución industrial, científica y tecnológica del siglo XIX, generó las condiciones materiales para la expansión universal del imperialismo.
En el año 1968 describió la reconfiguración del sistema mundial imperialista, que se caracterizó por conformarse en torno de bloques “continentales” en lucha. El sistema internacional tendía a organizarse en torno de:
a-      dos grandes modelos civilizatorios que eran el capitalismo y el comunismo. El primero impulsado por el imperialismo norteamericano y el segundo por el imperialismo soviético.   
b-      unidades continentales de poder: Comunidad Económica Europea, EUA y Unión Soviética.
La conducción política tenía como tarea impostergable consolidar la unidad y la movilización nacional. En su defecto, el país iba a ser satelizado por los imperialismos y las oligarquías extranjeras. 
Una vez organizado el proyecto nacional, el Justicialismo tenía que integrase al Continente Iberoamericano y luego al Bloque de Países No Alineados. En el libro “América latina, ahora o nunca” se publicó un discurso de Perón del año 1953, donde fijó claramente la necesidad de crear un mercado económico sudamericano tendiendo a organizar una “vida” y una “defensa” en común.
En la IV Conferencia Cumbre de Países No Alineados del mes de septiembre del año 1973 en Argelia, el mandatario argentino sostuvo que la “Tercera Posición” ya había sido proclamada hace treinta años y afirmó que “hoy tiene vigencia en esta misma asamblea”.
 Los vacíos de conducción política nacional son ocupados por los representantes de las potencias extranjeras
Perón escribió varios trabajos sobre la coyuntura económica, social y política que derivó en su caída como fueron los libros “La fuerza es el derecho de las bestias” (1956), “Del poder al exilio” (1956) o los “Vendepatria” (1957). En estos libros describe con detalle lo que consideró era una imposición de un programa de gobierno oligárquico e imperialista.
La contrarrevolución del año 1955 se propuso destruir la organización política peronista, interviniendo y proscribiendo al partido de gobierno o ilegalizando la actividad sindical. Más adelante, los siguientes gobiernos destruyeron paulatinamente el Estado interventor fundado por el Justicialismo.
El objetivo fundamental de la contrarrevolución fue quitarle capacidad de decisión nacional al país. Las organizaciones libres del pueblo iban a perder poder político y la democracia Argentina sería conducida por delegados puestos desde del extranjero. El golpe de Estado del año 1955 transfirió la soberanía de las decisiones:
-  del Estado argentino a las potencias foráneas, a los organismos internacionales y a las empresas extranjeras;
- del productor industrial nacional al agropecuario y al intermediario comercial y financiero;
- del pequeño productor argentino al extranjero oligopólico;
- del trabajador a la empresa.

Una vez caído el gobierno democrático, cambió radicalmente el componente político y de clase de la conducción del Estado. Las principales decisiones las tomarían desde ahora:
- el poder financiero y los grandes grupos agropecuarios e industriales foráneos (oligarquía);
- los delegados de las potencias y organismos extranjeros (imperialismo);
- un frente político de clases medias y altas, militares y sectores de la iglesia.
 Entre los años 1955 y 1983 las clases dominantes y sus aliados civiles y militares impusieron casi 25 años de proscripciones, violencias, asesinatos y distintos tipos de terrorismo (comandos civiles, fusilamientos, torturas, prisiones y detenciones ilegales y desde 1976 desapariciones forzosas). Para justificar la inusitada violencia política en la opinión pública local y extranjera, utilizaron los medios de comunicación internos e internacionales. El manejo político de la prensa y su influencia en la conducción de la masa popular y de las naciones fue explicado por Perón en sus notas en el periódico Democracia. Estos documentos están reunidos en el libro “Política y estrategia” (1953).

La conducción política y la organización del Estado
El Modelo Justicialista se organizó con el objetivo de lograr la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. La conducción política iba a cristalizar estos principios en la organización del Estado.
El mandatario escribió varios documentos que abordan temas institucionales y de organización de gobierno. Su obra culmine “Modelo Argentino para el proyecto nacional” (1974) sistematizó su concepción sobre la cuestión.
Se puede entender cabalmente el ideario de Perón analizando “las formas de ejecución de su doctrina, expresadas en los Planes Quinquenales (1947 y 1952), la Constitución Nacional de 1949 y en el Plan Trienal (1974). En “Conducción Política” Perón incluyó entre las formas de ejecución exitosas:
“nacionalización del Banco Central; la creación de todo un sistema financiero; la nacionalización de todos los servicios; la anulación de todos los consorcios financieros internacionales; la creación de una marina mercante (…) reglamentos del Banco Central; los reglamentos del Consejo Económico; los reglamentos orgánicos de los bancos y todo tema financiero del I.A.P.I”.

2-    La conducción política del Movimiento Nacional Justicialista
“La improvisación no puede ser un método completo para la realización de las acciones de la conducción”. Juan Perón
 Perón tiene varios trabajos que analizan aspectos doctrinarios y de organización política y partidaria como son las20 verdades peronistas” (1950), “La Comunidad Organizada” (1949) o “Conducción Política” (1951). En el año 1954 formuló algunas clases en la Escuela Superior Peronista que fueron editadas bajo el formato de libro “Filosofía Peronista”.

jueves, 6 de abril de 2017

Choripaneros


Aritz Recalde, 4 de abril 2017


Luego de la marcha oficialista producida el día 1 de abril, el Presidente de la Nación realizó una ofensiva y preocupante declaración en Youtube SUBESTIMANDO LA LEGITIMIDAD DE TODOS los reclamos de la sociedad argentina.
En el último año y medio se movilizaron los trabajadores de la economía popular a San Cayetano y por todo el país, cuestión que permitió sancionar la Ley Emergencia Social (que nunca termina de aplicarse). Los obreros sindicalizados en la CGT realizaron distintas acciones de protesta, entre las cuales se destacó el inmenso acto del último 7 marzo. Los docentes y la comunidad científica efectuaron numerosos reclamos y movilizaciones como la multitudinaria acción colectiva del día 6 de marzo. La CTA y otras entidades gremiales y sociales hicieron pública la disconformidad con las políticas del gobierno en un importante acto el 30 marzo. A los docentes, científicos, obreros ocupados o desocupados y a los empresarios argentinos que le piden respuestas para superar la recesión, la inflación o la pérdida de empleos, Mauricio Macri los bautizó con “CHORIPANEROS”.
El Mandatario dividió los reclamos entre aquellos que considera legítimos y conscientes (actos oficialistas), del conjunto de acciones colectivas que surgirían de mercenarios de la tripa o de irracionales impulsos a subirse a “colectivos” y a cobrar en el nuevo patrón monetario: el “choripán”.
Me parece perfecto que las clases medias altas y altas se movilicen, ya que su gobierno beneficia a las corporaciones y a sus gestores locales cuestión que potencialmente les permitiría acceder al “efecto derrame”. Defienden la legitimidad de un privilegio social adquirido: tienen conciencia de clase o al menos suponen que pagarán menos impuestos y que acumularan mayor riqueza en base a la desaparición del Estado.
El 1 de abril Federico Kucher elaboró un informe para el diario Pagina 12 que en nuestra opinión, da cuenta de algunas de las causas por las cuáles las clases adineradas se movilizan. Por decisión de Macri, los ricos cada día pagan menos impuestos y ello seduce a los grupos de altos ingresos. Los números son elocuentes y como resultado de la baja de retenciones a las exportaciones, la pérdida de recursos fiscales del Estado es de $ 70.000 millones (equivalente a 5.000 millones de dólares y al 1 % punto del PBI). Si bien CAMBIEMOS sostuvo que la concentración de riqueza tenía que derivar en inversiones y en la creación de puestos de trabajo, eso no está ocurriendo. Los datos estadísticos indican que las exportaciones de estos sectores aumentaron solamente $ 15.000 millones en el año 2016 (1000 millones de dólares) y según Kucher “El complejo exportador aportó menos de un dólar por cada cinco que recibió del Estado”.  En 2016 la minería dejó en la calle a 5410 obreros y los empleos del agro aumentaron meramente en 5535 trabajadores. En el año 2016 el sector agropecuario dejó de pagar impuestos por $ 48.015 millones. Las exportadoras de aceite de soja no le aportan al Estado $ 11.777 millones de pesos. Las empresas mineras pagaron de retenciones meramente $ 24 millones, cuando y de no mediar la reforma de CAMBIEMOS debían haber aportado $ 9.841 millones.

Los CHORIPANEROS que el Presidente identificó como todos aquellos argentinos que no piensan como él, también tienen razones para manifestarse. Según el INDEC de Todesca y de Macri, la inflación del año pasado superó los 35% y la caída del PBI fue de 2,3 %. Solamente en el año 2016 quedaron 127.905 personas sin empleo formal. En el año 2015 y según información del INDEC del actual gobierno, el país creció el 2,1 % y se generaron 61.640 nuevos puestos laborales. En este contexto y según Macri, ¿los CHORIPANEROS no tenemos derecho a manifestarnos por una mejor educación para los pibes humildes, por una mejor calidad de vida de los abuelos, por el derecho a la dignidad de los desocupados o por la supervivencia de las pymes que bajan sus persianas?.
En el mismo vídeo subido a las redes sociales, el Presidente cuestionó la voluntad de ir en colectivos a las movilizaciones. Macri tiene que saber que los CHORIPANEROS hace décadas que tomamos la decisión de financiar a nuestros sindicatos y que con ese dinero pagamos los ómnibus. Agremiarse y hacer aportes es una actitud consciente del trabajador, guste o no a Macri y a CAMBIEMOS.
Si bien está claro la animadversión del Presidente hacia los trabajadores y los sindicatos, al menos podría decir la verdad sobre la marcha oficialista. Para hacer el acto del 1 de abril CAMBIEMOS gastó millones en publicidad. Les paga a los periodistas que se dicen “independientes” y que durante las últimas semanas fueron los organizadores fundamentales de la movilización. El gobierno (o sus testaferros) gastan mucho dinero para garantizar el impacto de sus acciones en redes sociales. Hasta se dieron el lujo de convocar (sutilmente) a la movilización en el entretiempo del partido “Boca vs Defensa y Justicia”. Esos segundos cuestan cientos de miles de pesos y aunque lo nieguen, no hay que ser un experto de comunicación para entender que CAMBIEMOS destina dinero en Clarín, TELEFE o La Nación y que “persuade” a la opinión pública de hacer o no determinadas acciones.  Más allá de que la movilización “fue organizada” por un Gobierno con el cual no comulgo, respeto la convocatoria y no les quito mérito. Están manifestando su derecho al privilegio social adquirido y dicha actitud de clase es lógica en el corto plazo. A la larga, este gobierno conduce el país a otra crisis como la del 2001, pero para eso aún falta: más vale ganancia en mano, que país y patria volando. Hay que destacar que estos grupos ya se habían movilizado activamente contra Cristina Fernandez en el año 2008 o por el caso Nisman. No son improvisados y eso es un acierto.

No considero correcta la mención a la supuesta “defensa de la democracia” de los manifestantes del 1 de abril. La Argentina atravesó por golpes de Estado (1930, 1955, 1962, 1966 o 1976), por crisis económicas como la hiperinflación o el dramático 2001 y enfrentó desde 1983 acciones violentas de derecha (Carapintadas de Aldo Rico) o de izquierda (La Tablada de Gorriaran Merlo). Allí sí que estuvo en riego la democracia y pese a todo, el sistema político continuó en pie.
Durante el mandato de Cristina Fernández se produjeron extendidos cortes de ruta fogueados por el poder patronal, fuga de capitales, retención de cosechas o evasión fiscal, huelgas de la CGT o la CTA, levantamientos policiales o hechos terribles como la muerte del activista Mariano Ferreira. No cayó el gobierno y tampoco la democracia.  La historia debería ser una escuela para la dirigencia y el Presidente y sus seguidores no están evaluado objetivamente la etapa. CAMBIEMOS y sus activistas confunden una manifestación pacífica de científicos y maestros con un golpe de Estado que pondría en riesgo el sistema político.

El próximo 6 de abril hay una huelga general nacional de CHORIPANEROS. Guardapolvos blancos docentes, obreros tiznados de los talleres, profesionales, colectiveros o changarines, se van a quedar en la casa para que Macri escuche sus reclamos. Ojalá les alcance el dinero para comprar un choripán y comer en familia y reflexionar en paz. Lamentablemente, la inflación y la recesión económica le están quitando la carne de la mesa a los argentinos.  El paro va a ser contundente.  Solamente espero -¿ingenuamente?- que el gobierno escuche a los de “abajo” y que deje de favorecer solamente a los de “arriba”. O al menos y siendo más humilde, me gustaría que evite las provocaciones y agresiones a las cuales nos tiene acostumbrados.


domingo, 2 de abril de 2017

¿Perdón ingleses por sus soldados muertos en Malvinas?

Aritz Recalde, abril 2017

Los días 2 de abril conmemoramos la recuperación –temporaria- de las islas Malvinas, Geogias y Sandwich del Sur. La sociedad argentina está dividida en la apreciación del suceso y hay opiniones disímiles acerca de las causas que la originaron, del desenvolvimiento de los combates y del tipo de acciones implementadas en la posguerra.
Los gobiernos inglés y argentino tenían objetivos políticos que excedían las Malvinas. Leopoldo Galtieri buscó legitimar y perpetuar la dictadura criminal iniciada en el año 1976 como respuesta al nacionalismo revolucionario surgido luego del 17 de octubre de 1945. Margaret Thatcher intentó conseguir apoyo para profundizar el programa conservador, contrario a los intereses de los trabajadores. Ambos actores buscaron acrecentar el poder de las elites en base al deterioro social de los pueblos.
La dictadura argentina, los EUA e Inglaterra contribuyeron a implantar en la región el sistema económico neoliberal. El gobierno de Videla se integró al Plan Cóndor norteamericano ejecutando acciones terroristas y de capacitación militar en países de Centroamérica. En diversas ocasiones Inglaterra participó en guerras o apoyó dictaduras en distintos continentes con el objetivo de apropiarse de recursos naturales y económicos. La guerra de Libia de año 2011 fue una de sus últimas expresiones belicistas y el país agredido está en ruinas por la acción criminal conjunta del Reino Unido, Francia y los EUA.
En el año 1982 los británicos sostuvieron que Galtieri fue el causante principal del conflicto y que la Primer Ministro aplicó un correctivo político justo que garantizó los derechos a la libre determinación de los kelpers. No es nueva esta justificación colonialista y Europa históricamente realizó propaganda política con el asesinato de extranjeros. Desde la época de Grecia en adelante bautizaron a los “otros pueblos saqueados” como barbaros y luego como infieles. Hoy manifiestan que los gobiernos populares o nacionalistas de Sudamérica son terroristas o populistas. Uno de los más sinceros intérpretes del colonialismo británico fue Herbert Spencer, quien sostuvo con entusiasmo que el “soterramiento de los débiles por los fuertes obedece a los decretos de una benevolencia inmensa y previsora”. La ideología de Spencer y de otros intelectuales británicos sirvió para destruir Estado de Bienestar en los años ochenta y también justificó el colonialismo ingles en el siglo XIX en la China, la India, Egipto o en la Argentina a la cual agredieron militarmente en 1806-8, 1833 y 1845.
Algunos argentinos también consideran que el causante del enfrentamiento y de la muerte de soldados en combate fue meramente Galtieri, que envió “chicos a la guerra”. No es casualidad por eso, que piensan que la decisión de muchos argentinos de defender con las armas las Malvinas fue un absurdo o meramente el resultado de un hábil artilugio de medios de comunicación. Habría sido un engaño la masiva manifestación de apoyo a la recuperación de las islas o el acompañamiento de civiles a la asunción del gobernador Benjamín Menéndez en el archipiélago. Esta última delegación que viajó a Malvinas se compuso de sindicalistas (Saúl Ubaldini), de dirigentes del Justicialismo (Deolindo Bittel), de la UCR (Carlos Contin), de la Izquierda Nacional (Abelardo Ramos) o del médico René Favaloro.
En nuestra óptica, la movilización de apoyo a la recuperación expresó un sentimiento de soberanía y de hostilidad al ocupante extranjero que es legítimo, necesario y propio de todas las Naciones del planeta. La defensa del territorio es un valor fundante de la Nación, sin el cual la población está condenada a desaparecer frente la ocupación de otra Potencia extranjera o de una empresa multinacional. Es en este sentido que al referirse a Malvinas José Hernández destacó que “si la indiferencia del pueblo agravado consolida la conquista de la fuerza, ¿quién le defenderá mañana contra una nueva tentativa de despojo, o de usurpación?”. Sin esta vocación de dominio territorial y de voluntad de defensa, no existirían los países iberoamericanos independientes y tampoco varios otros del planeta que serían anexados por Inglaterra, Alemania, Francia o los Estados Unidos.
El negativo registro histórico argentino acerca de la guerra de Malvinas, no es habitual en otros países de la región. Por ejemplo, la opinión pública de los bolivianos tras la derrota y las decenas de miles de muertos de la Guerra del Pacifico (1979-83) y del Chaco (1932-35), no los llevó a negar u ocultar la voluntad de lucha y de patriotismo de sus soldados. Los ciudadanos que fueron a combatir contra Chile o Paraguay son considerados héroes y no meramente “chicos víctimas de malos militares”. La conducción política y castrense de ambas conflagraciones –de manera similar a lo ocurrido en 1982-, fue considerada deficiente por su pueblo y sus titulares fueron acusados de ser los responsables de la derrota. Atendiendo esa cuestión, los bolivianos repudiaron a los jefes castrenses y no acusaron a los soldados y civiles de ser “inconscientes” o “estúpidos que se dejan llevar por tiranos”. El pueblo reivindica la vocación de defensa nacional, incluso al punto de poner en juego la vida para mantener la integridad territorial. Luego de la derrota de la Guerra del Chaco, los grupos nacionalistas del ejército comandados por Germán Busch y David Toro impulsaron una revolución que expropió las empresas petroleras que estaban empujando a la guerra e implementaron reformas sociales a favor de sus habitantes.
Thatcher se alió al imperio norteamericano, consolidó el apoyo de la ONU y en la Comunidad Europea y sobornó al dictador Pinochet para sumar al país trasandino en un acto de piratería a 12.000 kilómetros de Londres. Los sectores medios de la Argentina prácticamente no cuestionan la decisión de Thatcher del año 1982, caracterizada por impedir cualquier mediación que evite el enfrentamiento. La recuperación argentina de las islas se hizo sin matar ingleses (los argentinos si tuvieron bajas) con la decisión consciente y pública de obligar a negociar al colonialista. Thatcher por el contrario, evitó las mediaciones y utilizó a Malvinas y a los muertos de su país y del nuestro como un acto de publicidad política interna. A partir de acá, es que mandó a asesinar argentinos y cometió el Crimen de Guerra del hundimiento del Crucero General Belgrano fuera del teatro de operaciones (323 caídos sobre 649 del total). De manera similar a las agresiones de los años 1808 o 1845, los ingleses actuaron con el lema que el mejor argentino es el “argentino muerto”.
En no pocos casos, la guerra desató en los sectores medios locales un sentimiento contradictorio. Argentina agredía al país que admiraban y al cual querían emular siguiendo los mandatos de Alberdi, Sarmiento, Mitre o Julio argentino Roca. Todavía se escucha en las mesas de los domingos, el mito de que si “triunfaban las invasiones inglesas de 1808 ahora seríamos una potencia como los norteamericanos”. Alberdi manifestó que “civilizar es poblar” y Sarmiento convocó al exterminio militar de las razas que consideró débiles para remplazarlas por las anglosajonas. Una solución de salida honrosa al “humillante desacato nacional” contra el país que supusieron la “madre patria” y el ejemplo de “civilización”, consistió en subestimar y deslegitimar la tarea de los civiles y soldados argentinos. Los caídos bajo las balas inglesas dejaron de ser víctimas del Imperio Británico, para convertirse en los idiotas útiles de Galtieri o en los bobos “chicos de la guerra”.
Pese a los problemas estratégicos de planificación y de desenvolvimiento de la conflagración que quedaron referenciados en el Informe Rattenbach, la actitud de la mayoría de nuestras tropas fue de heroísmo y de coraje. Martín Balza que participó de las acciones bélicas en las islas, las caracterizó como parte de una “gesta e incompetencia”. Luego del triunfo militar, los ingleses armaron un guión cultural de posguerra que buscó negar la lucha argentina y que presentó a nuestras tropas como “chicos” y no como soldados. A partir de acá, es frecuente escuchar que los ingleses fueron solidarios y alimentaban a nuestros “pibes” a diferencia de los argentinos crueles, dictadores y egoístas. El ocupante colonialista que cometió crímenes de guerra, se presenta como como una víctima que venía a liberar a los “chicos de su infame dictadura”.
Poco se dice del reclutamiento voluntario de civiles en la Argentina e Iberoamérica, de la férrea resistencia militar al invasor durante semanas y de la heroicidad de muchos actos de guerra. Los argentinos se comportaron como soldados y la acción militar del país se vio reflejada en los considerables daños materiales y bajas humanas del enemigo. La lucha contra la OTAN de 1982 fue dispar en recursos y pese a eso sin el apoyo norteamericano, chileno y europeo el triunfo británico no estaba garantizado fácilmente. Como sostuvo José de San Martín, “los interventores habrán visto por este “hechantillón” que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que el de abrir la boca”.
Nadie quiere negar el dolor o el sufrimiento de muchos ex combatientes que denunciaron maltratos y serios problemas logísticos. Sin desconocer estos aspectos, sería justo también relatar en la prensa, en el teatro o en el cine los actos heroicos, ejemplares y los valores de las tropas argentinas que dieron la vida por el país.
Si la historia de la Independencia y de la formación del Estado Nacional se contara describiendo meramente el dolor y los errores propios del combate, no habría símbolos patrios, ni himnos, ni monumentos, ni recordatorios a batallas, sino meramente relatos de padecimientos civiles y de soldados que sufren y que mueren. De aplicarse esta perspectiva, tampoco existirían el cine Hollywood que propagandiza las acciones militares norteamericanas y desaparecerían los relatos fundadores de todos los Estados del planeta.
Juzguemos con la misma vara
En otras circunstancias históricas la clase media argentina no aplicó la misma severidad para juzgar los hechos políticos - militares y los abusos de poder. En los años sesenta el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), fusiló a miembros de su propia organización -cuestión repudiable en nuestro punto de vista-. Pese a ello, a partir de acá no se puede decir que toda las agrupaciones de izquierda guevarista fueron criminales y que solamente se dedicaron a matar a sus correligionarios.
La teoría de los “chicos de la guerra” hace hincapié en la ineptitud de la conducción militar y en la absurdidad de la ocupación frente a la evidente diferencia tecnológica de los adversarios. Extrañamente, no son pocos los que niegan la guerra de Malvinas por la incapacidad de los jefes y en paralelo elogian el coraje, los valores o ideales de Santucho (ERP) o del Che Guevara cuyas direcciones políticas guerrilleras fracasaron rotundamente y culminaron con la muerte de miles de jóvenes. ¿La ideología marxista justifica el fallecimiento de activistas y la defensa del territorio es un absurdo?.
Los mismos que dicen que es inadmisible que un argentino fuera a Malvinas, participan de partidos políticos que reivindican los escuadrones de voluntarios de la Guerra Civil Española o los de la Segunda Guerra Mundial. ¿Los anarquistas, socialistas, comunistas o radicales creen “racional” morir en la defensa territorial de Europa y cuando se refieren a Malvinas lo consideran ilógico?. Con la finalidad de movilizar a los jóvenes a participar en guerras en otros continentes, estas agrupaciones políticas realizaron movilizaciones, publicaciones y colectas de recursos.
Malvinas desató un sentimiento pacifista que si bien puede ser legítimo, no suele ser aplicado a la hora de analizar otras circunstancias de la historia nacional. Algunos sectores afirman que el deseo de combatir a Inglaterra fue alocado, mientras consideran honroso y reivindicable la acción de la guerrilla contra el Ejército Argentino durante los años setenta o la intervención de éste último en la represión interior. Derecha e izquierda coinciden en legitimar la muerte de jóvenes en conflictos internos y se escandalizan por combatir al Imperio Británico.
No son pocas las personas que creen negativa la guerra por el hecho de que hubo 649 caídos, cuando en paralelo reconocen como libertadores a Bartolomé Mitre que metió al país en la Guerra del Paraguay o a Justo José de Urquiza que fusiló cientos de adversarios luego de la Batalla de Caseros. Estos mismos pacifistas admiran a Domingo Faustino Sarmiento, quien comandó personalmente el exterminio de decenas adversarios políticos en las guerras civiles. Los sucesos en el país y el Paraguay causaron decenas de miles de compatriotas argentinos muertos, en su mayoría civiles y milicias que fueron perseguidos, torturados y asesinados.
Grupos de activistas socialistas y radicales siguen reivindicando el golpe castrense del año 1955 y el apoyo personal de Miguel Ángel Zabala Ortiz al bombardeo y el ametrallamiento de civiles que dejó más víctimas indefensas en la calle que los ataques ingleses en suelo malvinense.

Perspectivas actuales
La dependencia cultural del siglo XIX fue la garantía para que los británicos manejen por décadas los ferrocarriles, puertos o bancos.
Los ingleses triunfaron militarmente en el año 1982 y se propusieron borrar el sentimiento nacionalista local. Por mandato neocolonial, Argentina tiene que abandonar su voluntad de defensa del territorio que caracteriza a todos los nacionalismos en el mundo. La decadencia de la conciencia nacional permitió que Carlos Menem firme los tratados de Madrid (1990), otorgando deshonrosas concesiones económicas al colonialista. Para reparar en parte este daño se sancionó en el año 2011 la ley 26.659 “condiciones para la exploración y explotación de hidrocarburos en la Plataforma Continental Argentina”.
Recientemente, Mauricio Macri se reunió con sus pares británicos David Cameron y Theresa May para promover “negocios” de pesca o de hidrocarburos. Por el contrario, CAMBIEMOS no entabló diálogos con el Partido Laborista de Irlanda que acompaña nuestra causa soberana en el Reino Unido. Poco tiempo después del encuentro de mandatarios, el Reino Unido realizó ejercicios militares en las islas en un acto de provocación.
En el Ministerio de Energía Macri designó a un representante de la empresa anglo – holandesa Shell, favoreciendo que hagan grandes negocios los representantes directos de la Nación colonialista que asesinó nuestros soldados y que deshonra la patria con la ocupación ilegal de las islas.
Los ex combatientes no recibieron el mismo trato que los ingleses y el Presidente derogó parcialmente el Régimen Previsional Especial de los ex soldados de Malvinas, con el objetivo de evitar que se les pague al menos “dos jubilaciones mínimas”.
La aristocracia del dinero de CAMBIEMOS entiende que los negocios empresarios están por delante de la soberanía y del reconocimiento a los soldados que combatieron en defensa de la patria.

Reivindicamos el hecho de que la Argentina es una tierra de paz y que somos un país pacífico.
Los kelpers son ocupantes ilegales representantes de una potencia colonial y no un pueblo con derechos a la autodeterminación. 
La recuperación de Malvinas es una causa nacional y latinoamericana. Éste último aspecto quedó manifestado en los apoyos otorgados por el MERCOSUR, la UNASUR, el ALBA y la CELAC. La Argentina obtuvo importantes acompañamientos internacionales como los manifestados en las cumbres de los Países No Alineados, por China (Hu Jintao en 2010 y Xi Jinping en 2014) o los conseguidos en la OEA (2010).  


Recordemos y honremos a nuestros soldados que elevaron la bandera de la soberanía frente a un Imperio que sigue plagando el mundo de guerras y de inequidades. 

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