Aritz Recalde, septiembre 2018
Vasconcelos en la
Universidad Autónoma de México (UNAM)
“El cargo que ocupo
me pone en el deber de hacerme intérprete de las aspiraciones populares, y en
nombre de ese pueblo que me envía os pido a vosotros, y junto con vosotros a
todos los intelectuales de México, que salgáis de vuestras torres de marfil para
sellar pacto de alianza con la Revolución. Alianza para la obra de redimirnos
mediante el trabajo, la virtud y el saber. El país ha menester de vosotros. La
Revolución ya no quiere, como en sus días de extravío, cerrar las escuelas y
perseguir a los sabios”.
José Vasconcelos, 1920
El
pensador, escritor y político mexicano José Vasconcelos (1881-1959) asumió el
cargo de rector de la Universidad Nacional Autónoma[1] de
México, en el período que transcurre de junio de 1920 al mes de octubre de 1921.
En el momento de la toma de funciones sostuvo que:
"Yo soy en estos instantes, más que
un nuevo rector que sucede a los anteriores, un delegado de la Revolución que
no viene a buscar refugio para meditar en el ambiente tranquilo de las aulas,
sino a invitaras a que salgáis con él, a la lucha, a que compartáis con
nosotros responsabilidades y los esfuerzos. En estos momentos yo no vengo a
trabajar por la Universidad, sino a pedir a la Universidad que trabaje por el
pueblo. El pueblo ha estado sosteniendo a la Universidad y ahora ha menester de
ella, y por mi conducto llega a pedirle consejo”.
En
la UNAM puso en práctica muchas de sus ideas elaboradas en el Ateneo de la Juventud fundado en 1909 junto
a Antonio Caso, Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña, entre otros. Estos
pensadores y hombres de la cultura abogaron por el compromiso político del
intelectual e hicieron una activa campaña por la renovación educativa del país
y de la región. Los miembros del Ateneo se
enrolaron en la lucha partidaria de su tiempo y fundaron organismos de prensa,
dictaron conferencias y crearon la Universidad
Popular (1912) que ofició como una experiencia de difusión social del saber
que Vasconcelos retomó en la UNAM. En palabras de Alfonso Reyes, la Universidad
Popular tenía su origen en que “Si el pueblo no puede ir a la escuela, la escuela debe ir al pueblo.
Esto es la Universidad Popular, la escuela que ha abierto sus puertas y
derramado por las calles a sus profesores para que vayan a buscar al pueblo en
sus talleres y en sus centros de agrupación”[2].
Vasconcelos
impulsó las campañas nacionales contra el analfabetismo, congregando una
cruzada educativa con más 1500 “profesores
honorarios”. Convocó a los pensadores y hombres de la cultura a erradicar
la ignorancia y mencionó que “un peligro
inmenso amenaza a nuestra patria mientras no redimamos la miseria del pueblo,
mientras no ilustremos la mentes de todos nuestros compatriotas”.
En
el rectorado trabajó para garantizar el derecho a estudiar de los jóvenes de
bajos recursos, que fueron eximidos del pago de cuotas y la universidad creó
comedores[3]
para facilitar la educación popular. En su libro De Robinson a Odiseo remarcó el hecho de que durante su gestión el
estudiante “rico” pagó cuotas altas, permitiendo al pobre acceder a las aulas.
En
línea con la tradición reformista del año 1918, promovió los Departamentos de “Intercambio”
del cual dependía la “Escuela de Verano para extranjeros” y el de “Extensión
Universitaria”. Desde su punto de vista, la extensión no implicaba una
“distracción a la angustia” humana, sino el “remedio” y la solución a los
problemas sociales. El universitario hispanoamericano no debe y no “puede eximirse del contacto humano, siquiera
ocasional, a través del consejo técnico, la conferencia, el discurso y el
libro”[4]. Estas experiencias fueron potenciadas e
institucionalizadas en el rectorado de uno de los miembros de aquel Ateneo, Antonio Caso (1921-1923).
Vasconcelos
sostuvo que la universidad tenía que orientar a los estudiantes a realizar
carreras “cortas de carácter inmediatamente práctico”, sin por ello abandonar
el “espíritu del tiempo en asuntos que no
son de ocasión, sino de raíz y perennidad”. No debía emularse el modelo institucional
norteamericano que imponía un esquema práctico y materialista desligado del
problema social general. Vasconcelos propuso seguir el programa francés que
ubicaba a la ciencia en el “cuadro general de los conocimiento humanos”.
El
autor concluyó que las universidades tendrían que ser vanguardia de la
“investigación especializada” y “conservar la cultura y difundirla, aumentarla
por obra de la investigación y de creación, organizar y defender el alma
nacional, reglamentar y crear el profesionalismo, colaborar en la educación
pública construyendo una aristocracia del espíritu y con ella aconsejar,
dirigir los destinos patrios con miras de universidad”.
[1] Luego de
diversas manifestaciones de la comunidad académica, la institución alcanzó la
autonomía en el año 1929 por intermedio de la promulgación de la Ley Orgánica de la Universidad Nacional
Autónoma.
[2] Gallegos Carlos,
Pensamiento y acción política de José
Vasconcelos, México, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales,
1992.
[3] En el libro “De Robinson a Odiseo” Vasconcelos se
refirió a la importancia de los comedores en la escuela pública. La asistencia
social en ámbitos educativos permitió reducir enfermedades y la institución
dejó el típico hábito de “catalogar calamidades”, para pasar a desterrarlas. La
escuela tenía como tarea central la prevención de la salud, el aseo de los
estudiantes humildes, la alimentación sana, el servicio dental y la promoción
del deporte. Vasconcelos José, De Robinson a Odiseo, México, H. C. de
Senadores, 1935.
[4] Vasconcelos
José, De Robinson a Odiseo.
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