Aritz Recalde, julio 2017
“El
pentagonismo es una amenaza para todos los pueblos del mundo debido a que es
una máquina de guerra que necesita la guerra en la misma forma en que los seres
vivos necesitan aire y alimento para no perecer”. Juan Bosch
Juan
Bosch y el concepto de pentagonismo
Juan Bosch
(1909- 2001) fundó el Partido Revolucionario Dominicano[1] y en el año 1962 triunfó
en las elecciones presidenciales tomando posesión en febrero de 1963. Ese mismo
año fue derrocado por un golpe militar que dispuso del apoyo de la oligarquía
dominicana y de los EUA. Los seguidores de Bosch iniciaron un proceso de
resistencia al gobierno de facto y en el año 1965 impulsaron una revolución
cívico militar.
Para
detener el regreso al poder de Bosch y con apoyo de la Organización de Estados Americanos,
el presidente de los EUA Lyndon Johnson intervino militarmente la Republica
Dominicana en abril de 1965. Era la segunda oportunidad en la cual los
norteamericanos ocupaban el pequeño país antillano.
En el
año 1967 Juan Bosch presentó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo el
libro “El pentagonismo, sustituto del
imperialismo”[2].
En el texto desarrolló la hipótesis de que el imperialismo clásico fue
sustituido por una nueva forma de dominación, que bautizó como “pentagonismo”. Bosch
destacó que hasta el año 1945 los países opresores ocupaban militarmente
Estados y territorios con la finalidad de:
·
extraer “materias
primas”.
·
obtener “mercados
compradores”.
·
invertir “capitales
sobrantes”.
La
posesión colonial le permitía al agresor explotar a los trabajadores, obtener
recursos naturales a bajo precio, monopolizar servicios públicos o conseguir
suculentas ganancias bancarias de una población cautiva por la fuerza.
El pentagonismo
surgió luego de la Segunda Guerra Mundial y formó parte de la geopolítica norteamericana tendiente a sustituir a
Inglaterra de sus antiguos dominios coloniales.
Bosch
explicó que la Guerra Fría con la Unión Soviética llevó a los EUA a montar una
nueva estructura de defensa. El Pentágono tuvo a cargo la conducción militar del
país y adquirió cada vez más poder económico como derivado de la expansión
mundial norteamericana. Bosch resaltó el hecho de que el poder castrense de los
Estados Unidos “dispone de más dinero que
el gobierno federal”.
A
diferencia del imperialismo clásico, el pentagonismo tenía como prioridad la
venta de armas del complejo industrial militar. Si bien conservaba las tres
finalidades antes mencionadas, la nueva opresión no tenía como propósito principal
conquistar “dominios coloniales”,
sino impulsar la “producción industrial
de guerra”. En la óptica de Bosch, el pentagonismo norteamericano implicó cuatro
grandes cambios políticos:
1. No se
explota meramente a las colonias, sino además a “su propio pueblo” que también financia la guerra. Se busca un
beneficio donde se “fabrican las armas,
no donde se emplean” y el “pueblo
pentagonista es explotado como colonia, puesto que es él quien paga a través de
los impuestos los aviones de bombardeo que enriquecen a sus fabricantes” (Bosch
1968: 21-22).
2. La
guerra es más rentable que la explotación económica imperial y “rinde varias veces más, y en tiempo mucho
más breve, un contrato de aviones que la conquista del más rico territorio
minero” (Bosch 1968: 21). Bosch destacó que la guerra era un negocio
excepcional y que los vendedores de armas cobran “antes aun de que los equipos militares hayan sido puestos en uso” y
no importa el resultado del proceso bélico sino solamente el cumplimiento del
contrato de los proveedores.
3. El
poder militar controla al gobierno civil. La sociedad de los EUA designaba
presidente, gobernadores o legisladores “pero
no puede elegir ni a los generales ni a los coroneles que disponen de sus bienes
y de su vida. Tampoco puede el ciudadano elegir a los jefes de la CIA” (Bosch
1968: 33). La tarea del gobernante derivaba en una actividad burocrática en el
marco de un sistema político carente de líderes y de programas. Más allá de lo
que ocurra en las elecciones, los dirigentes estaban obligados a implementar la
política exterior impuesta por el pentagonismo.
4. Se
justifica la agresión en nombre de la libertad y a los soldados norteamericanos
se les “hace creer que están yendo a la
muerte para beneficiar al país atacado, para salvarlo de un mal” (Bosch
1968: 21).
Bosch tomó
como caso de análisis de Vietnam y destacó el hecho de que el Congreso de los
EUA no declaró la guerra y se vio obligado a aprobar los gastos ocasionados. Resaltó
que el oneroso costo de un mes de guerra, no podía ser recuperado ni en cinco
años de explotación económica de Indochina. El autor mencionó que un año
después de la escalada militar de 1965, en EUA había 164 nuevos millonarios.
La
reproducción del sistema pentagonista
“El arma
más poderosa con que puede contar una nación, sea a su favor o sea en su
contra, no es la bomba H ni el anti cohete orbital; es la opinión pública
mundial”.
Juan Bosch
Bosch
se preguntó por qué los trabajadores, científicos, periodistas o empresarios norteamericanos
no cuestionaron la muerte de decenas de miles de jóvenes de su país o los altos
costos de las guerras.
Por un
lado, mencionó que la “atmosfera pública”
era moldeada por la propaganda masiva efectuada luego de la Revolución Rusa y que
operó con habilidad el “miedo al
comunismo”. El poder militar alcanzó influencia en la radio y la “televisión se convirtió en el rey de los
medios de propaganda de la gran industria (…) la televisión libró al
norteamericano medio del trabajo de escoger; le acostumbró a obedecer, en el sentido
de motivaciones profundas, y por tanto le acostumbró a no plantearse dilemas”
(Bosch 1968: 60, 61).
El
pentagonismo adquirió preponderancia en universidades, centros de estudio y en
la vida cotidiana de los científicos que recibieron dinero para investigar
(Bosch 1968: 46-56).
Además,
Bosch indicó que el pueblo norteamericano era históricamente racista y tenía
una inclinación hacia las “glorias
guerreras” como derivado de la fuerte presencia de la comunidad alemana en
el país y del “sentir germano” (Bosch
1968: 37-38). Una de las manifestaciones de la cultura belicista de los EUA era
la admiración popular por los jefes militares Washington, Jackson, Taylor,
Grant, Roosevelt o Eisenhower.
El
proceso de imposición cultural legaba como resultado una “sociedad pentagonizada” que “ha
colocado su afán de bienestar y seguridad personal por encima de sus deberes
con la Humanidad. Si acepta que para él vivir con automóvil y refrigerador un
compatriota suyo – o tal vez un hijo o su hermano- queme con napalm a un niño
de Vietnam, no hay duda de que ese obrero norteamericano es un ser antihumano.
La droga del bienestar lo ha hecho indiferente” (Bosch 1968: 56-57).
La
doctrina de la “guerra defensiva”
“El
pentagonismo no es el producto de una doctrina política o de una ideología; no
es tampoco una forma de vida (…) el pentagonismo fue producto de necesidades,
no de ideas”.
Juan Bosch
Los
intelectuales norteamericanos se hicieron sumisos al poder militar y
contribuyeron a conformar la “doctrina de
guerra defensiva” que justificó los atropellos norteamericanos en el mundo.
Bosch explicó que la “sustancia es bien
simple: toda pretensión de cambios revolucionarios en cualquier lugar del mundo
es contraria a los intereses de los Estados Unidos; equivale a una guerra de
subversión contra el orden norteamericano”. Esta ideología conformó la “Doctrina Johnson” y el gobierno de los Estados Unidos asumió el
derecho de juzgar los conflictos políticos de todos los países y de intervenir
unilateralmente como hizo en la República Dominicana en el año 1965 o en la
Cuba de Fidel Castro. Santo Domingo fue brutalmente bombardeada por aire y por mar
por las fuerzas de ocupación norteamericanas, al punto de hacer “moral el uso del terror” (Bosch 1968:
87- 97).
Frente
al peligro en que estaba inmersa la humanidad Juan Bosch concluyó que “El pentagonismo podrá tener de su lado el
interés de los que acumulan poder y dinero, pero no tendrá de su lado a los que
aspiran al reino de la justicia sobre la tierra. La simple palabra de Jesús
acabó siendo más poderosa que las arrogantes legiones de Roma”.
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