Aritz Recalde, febrero 2017
El manejo
de la imprenta facilitó mucho el manejo de la opinión pública, y el cine y la
radio contribuyeron en gran escala a acentuar este proceso. Con el desarrollo
de la televisión y el adelanto técnico que hizo posible recibir y transmitir
simultáneamente en el mismo aparato, terminó la vida privada. Todos los
ciudadanos o por lo menos todos aquellos ciudadanos que poseían la suficiente
importancia para que mereciese la pena vigilarlos, podían ser tenidos durante
las veinticuatro horas del día bajo constante observación de la policía y
rodeados sin cesar de la propaganda oficial, mientras que se les cortaba toda
comunicación con el mundo exterior”. George
Orwell
¿Libertad de imprenta o de empresa?
Arturo
Jauretche analizó y dilucidó con claridad la matriz de poder que está detrás de
los constructores de cultura e información en los países dependientes. En el
año 1941 sostuvo que “Grupos capitalistas
tienen en sus manos la universidad, la escuela, el libro, el periodismo y la
radiotelefonía”. En la óptica de autor, el sector política y socialmente
predominante manejaba las principales instituciones de producción y de difusión
del conocimiento y este control le permitía mantener su dominio al punto de que
“no necesitan recurrir a la violencia
para reprimir los estados de conciencia que le son inconvenientes”.
Los
principales medios de comunicación eran organizaciones comerciales y los “grupos capitalistas” y otros factores de
poder podían influenciar o directamente dirigir las líneas editoriales y las
agendas públicas. Jauretche en el año 1968 lo definió con claridad y aseveró
que “El cuarto poder está constituido en
la actualidad por las grandes empresas periodísticas que son, primero empresas,
y después prensa. Se trata de un negocio como cualquier otro que para
sostenerse debe ganar dinero vendiendo diarios y recibiendo avisos (…) Así, el
diario es un medio y no un fin, y la llamada “libertad de prensa”, una
manifestación de la libertad de empresa a que a ella se subordina, porque la
prensa es libre sólo en la medida que sirva a la empresa y no contraríe sus
intereses”.
En
nuestro continente los resortes fundamentales de la economía estaban en manos
de grupos extranjeros aliados a las oligarquías locales. Ingleses y
norteamericanos en paralelo a que disponían del control de los servicios
públicos, de los bancos y del comercio exterior, ejercían una influencia fundamental
sobre los diarios, televisores, radios y cadenas de noticias.
La división internacional de la cultura
En el
plano cultural, como en el militar, político y económico, el mundo no es democrático
y las principales decisiones no se toman de manera horizontal. En el planeta
hay más de 190 países y el Consejo de Seguridad de la ONU tiene meramente quince
miembros y solamente cinco son permanentes y detentan el poder de veto. Paradójicamente,
las potencias que controlan la vida y la muerte universal y que declaran las supuestas
guerras justas o ilegales, son las mismas que cometen diversos atropellos
colonialistas como es el caso de Inglaterra que ocupa las Islas Malvinas o de Estados
Unidos que viola derechos humanos en la base de Guantánamo en Cuba. No es
casualidad que los países que detentan el predominio bélico, son los que ejercen
un control de las principales instituciones y ámbitos de regulación de la
finanza o el comercio internacional como la OMC, el BM o el FMI.
El
enfrentamiento bélico, la disputa comercial y la lucha territorial entre las naciones
también se desarrolla en el terreno cultural. Apoyadas por su poder militar y
económico, las corporaciones y gobiernos de las potencias internacionales
controlan los principales flujos mundiales de la información y del entretenimiento.
Juan José Hernández Arregui describió este fenómeno destacando que “La opinión pública es una de las caras del
poder social. La estabilidad misma del Estado depende de ella. De acuerdo a lo
que el Estado representa frente a las relaciones de poder, así será la
propaganda periodística, radial o cinematográfica”. El cine de Hollywood es
la infantería cultural que construye los escenarios de la guerra y que
justifica la política exterior norteamericana frente a la opinión pública mundial.
La agencia de noticias CNN en español oficia
como una escuela norteamericana de formación política de las clases medias y
altas de Iberoamérica, que piensan la realidad regional con la lente del
imperio.
Finalmente
y tema de éste artículo, los EUA utilizan las redes sociales con fines
políticos y ejercen un poder fundamental sobre el mundo Internet.
EUA y la cultura iberoamericana
Las
últimas décadas evidenciaron el deterioro comercial de los EUA en relación a China
o a Brasil que ganaron mercados y aumentaron su influencia política en
Sudamérica. Si bien en los planos productivos o tecnológicos los
norteamericanos pierden paulatinamente su histórica preponderancia, en el
terreno militar y cultural siguen conservando su hegemonía en la región.
China
provee a Iberoamérica muchos de los bienes tecnológicos para la emisión de
contenidos como televisores, computadoras, tablets o teléfonos y son los
norteamericanos quienes mantienen el predominio en la disposición de la programación,
la información o el software.
Las
cadenas de noticias y de esparcimiento CNN o FOX tienen un alcance muy superior
a sus pares informativas sudamericanas (TELESUR o Prensa Latina), rusa (RT en español), británica (BBC o Reuters argentina) o china (Xinhua en español).
En el
terreno del entretenimiento Walt Disney, Time Warner (HBO o Cinemax) y el
conjunto de la industria cinematográfica de Hollywood, poseen una influencia considerable
en los consumos de las clases medias y populares. No ocurre lo mismo con el
cine producido en la India (Bollywood) o el financiado por China Film Group que
es proyectado en su inmenso mercado por Wanda Cinema. Más allá del volumen de
producción, los films chinos o indios tienen escasos lugares en las pantallas
iberoamericanas.
Los
chinos desarrollaron sus propios motores de búsqueda de información (Baidu) y de
videos (Youku). El gigante asiático dispone de aplicativos de redes sociales
(Renren, kaixin001
o pengyou)
y con los grupos Alibaba o Tencent ya crearon sistemas de mensajería (WeChat) y
recursos similares a Twitter (Sina Weibo).
Más
allá de la existencia de éstos y de otros aplicativos comerciales o de software
libre como LINUX, los ciudadanos y empresas argentinas tienen una dependencia
plena de los paquetes de software que provee Microsoft y manipulamos
masivamente los productos corporativos norteamericanos Google, Facebook o
Amazon.
El uso político de la información
El
fundador de WikiLeaks Julian Assange se refirió en varias oportunidades a los
vínculos existentes entre las corporaciones Facebook (whats App, Messenger,
etc.-), Google (Maps, Earth o YouTube,
Chrome,
casillas de correo o noticias) y el Departamento de Estado norteamericano. Assange
analizó comunicaciones diplomáticas secretas y documentos del Pentágono que fueron
desclasificados y que evidenciaron las violaciones de derechos humanos
cometidas por soldados norteamericanos en la guerra de Irak o las acciones de
espionaje y de desestabilización de los EUA sobre buena parte de los gobiernos
del mundo.
Assange
viene denunciando públicamente que Google y Facebook entregan la información privada
y confidencial de los individuos a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), a la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) y a la Casa Blanca. El informático australiano
denunció el hecho de que Internet y las redes sociales están siendo utilizadas
como instrumentos de control político de alcance planetario.
El
analista Martin Hilbert sostiene que Facebook es utilizado políticamente en las
campañas electorales de los EUA. El investigador mencionó que “teniendo entre 100 y 250 likes tuyos en Facebook,
se puede predecir tu orientación sexual, tu origen étnico, tus opiniones
religiosas y políticas, tu nivel de inteligencia y de felicidad, si usas
drogas, si tus papás son separados o no. Con 150 likes, los algoritmos pueden
predecir el resultado de tu test de personalidad mejor que tu pareja. Y con 250
likes, mejor que tú mismo”. Los presidentes Obama y Trump contrataron a las
corporaciones que les vendieron información personal y confidencial que fue
utilizada para “crear los perfiles de
cada ciudadano que puede votar. Casi 250 millones de perfiles. Obama, que
también manipuló mucho a la ciudadanía, en 2012 tenía 16 millones de perfiles,
pero acá estaban todos”. Cada ciudadano sin saberlo recibe en su teléfono y
casilla de mail o de Facebook un mensaje construido por el gobierno
norteamericano o por corporaciones financiadas por los partidos demócrata y
republicano. La acumulación y utilización de la información generada por los
usuarios permite interpelar al individuo según su ideología, orientación sexual
o condición económica.
El
intelectual brasileño Alberto Moniz Bandeira sostiene que las cadenas de
noticias internacionales BBC (Inglaterra), CNN (EUA), Al Arabiya (Arabia
Saudita) y Al Jazeera (Qatar) desinformaron y falsearon datos con el objetivo
de que el Consejo de Seguridad de la ONU apoye el bombardeo de Libia y el
posterior el asesinato de Muammar Gaddafi. La línea editorial de los canales y
portales árabes coincidió con la política exterior de Arabia Saudita y de
Qatar, que son aliados de la OTAN en la región.
Baideira
destaca que las cadenas informativas sostuvieron la agenda política definida
por los mandatarios de EUA (Barak Obama), de Francia (Nicolás Sarkozy) e
Inglaterra (David Cameron). Estos tres países actualmente administran las
empresas encargadas de la “reconstrucción” de las ciudades bombardeadas y
manejan las firmas explotadoras y comercializadoras del petróleo de Libia.
La muerte del individuo liberal
En una
ponencia en la Universidad de Alicante el impulsor de LINUX y promotor activo
del software libre Richard Stallman, sostuvo que “los teléfonos móviles serían el sueño de Stalin (…) es un gran hermano
que permite seguir a la gente y escucharle siempre (…) Es una amenaza a la
libertad”. Stallman resaltó el hecho de que los teléfonos móviles retienen las
conversaciones aún estando apagados y las transmiten y almacenan en las casas
centrales de las corporaciones. El informático destacó que toda esta
información es recopilada junto con las ubicaciones de cada una de las personas.
Stallman
sostiene que la empresa Apple reúne los datos generados en todas las tablet,
teléfonos o Apps y los utiliza comercial y políticamente.
Según
el autor, Skype guarda las conversaciones de las personas. Facebook hace lo
mismo con el agravante de que ya reconoce lugares y rostros en las fotos y
archiva las ideas religiosas, políticas o sexuales de sus usuarios. Los gustos
y las opiniones personales son ordenados con imágenes, zonas y por nivel de
aceptación (me encanta, me divierte, me
alegra, me asombra, me entristece y me enfada). El informático mencionó que
“Facebook, Instagram y Whats App no
tienen usuarios, sino usados”.
Stallman
recalcó que la corporación norteamericana Amazon
espía e informa permanentemente a la empresa sobre las acciones de cada
individuo consumidor. El programa construye los perfiles de las personas
sistematizando los títulos y páginas de los libros leídos e incluso registra los
subrayados que realizan los usuarios. El autor sustenta que la empresa borró
libros a distancia y que tiende a consolidar un sistema de control total u “Orwelliano”.
El
informático argumentó que los titulares de Windows espían a los usuarios y que
conjuntamente a Google implementaron un aplicativo para regular los sistemas
operativos de todos los procesadores. Stallman bautizó al programa como “puerta trasera” y le permite a la
empresa norteamericana borrar o bloquear software de los dispositivos
personales sin que el individuo lo sepa y menos aún que lo apruebe.
Describiendo la cotidianeidad
Millones
de argentinos encienden diariamente su computadora / teléfono y se conectan a
una red que actualiza los datos personales y que los envía a una base de datos
de alguna empresa norteamericana.
Los
dispositivos tablet o teléfonos pueden requerir ser activados con una cuenta de
correo y es frecuente programarlos en función GPS. Este tipo de aplicativos permite amalgamar los
datos de movimientos personales, con opiniones, conversaciones y gustos de los
usuarios.
En
caso de utilizar una computadora sin datos del titular -como puede ser una maquina
del trabajo-, al momento de abrir una casilla de mail o red social queda un
registro, que es utilizado comercial e ideológicamente por las corporaciones dueñas
del software. En caso de buscar información en Google u otros navegadores y
aplicativos (compra de entradas, hospedajes, pasajes, autos, etc.-),
automáticamente en la cuenta personal del usuario de Facebook o de mail,
aparecen publicidades comerciales o partidarias (opiniones de candidatos, propuestas
de páginas, etc.-). En un mismo tiempo a la persona le pueden estar ingresando
mensajes SMS al teléfono, datos de publicidad en los bordes laterales del mail y
una imagen en la plantilla de Facebook.
La
mera utilización de una red social deja un rastro que las corporaciones
identifican, administran y utilizan para imponer tendencias comerciales,
ideológicas y políticas.
Al momento de abrir alguna casilla Yahoo o Hotmail,
y sin excepciones, recibimos la propaganda política de los EUA y su visión
acerca de la actualidad de Iberoamérica. Si bien la línea política es matizada
con anécdotas de actores, con videos de animales, con referencias a la moda o al
deporte, en todos los casos es imposible evitar la propaganda comercial e
ideológica del proveedor del software.
Al
momento de indagar información en un buscador es frecuente que aparezcan solamente
algunos portales. Las mismas empresas de información o de entretenimiento que emergen
frecuentemente en los buscadores, tienen accesos directos en los teléfonos y en
otros bienes tecnológicos que se adquieren en el mercado. Los mismos grupos que
detentan el poder económico y político mundial, hoy son los que definen qué
deberías leer en Internet y en tus dispositivos.
Hay
estudios que demuestran que la mayoría de las personas no lee diarios y no
construye la información a partir del uso direccionado de Internet. Por el
contrario y cuestión que se potencia en muchos jóvenes, la información y noticias
que reciben les viene dada a partir del consumo vinculado al esparcimiento y el
uso de redes. Inconscientemente, millones de personas conforman sus estados de
ánimo o sus opiniones por la ideología que les impone Facebook, YouTube o
instagram cuyas principales tendencias son manipuladas por corporaciones y
gobiernos extranjeros.
La
Constitución Nacional argentina sostiene que “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al
orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas
a Dios”. Con el manejo actual de Internet y de las redes sociales, el
ámbito del individuo desaparece y los pensamientos y opiniones religiosas,
sexuales o políticas están siendo apropiadas y utilizadas con fines de control
comercial, partidario y geopolítico.
¿El fin de la democracia popular?
Las
denuncias públicas efectuadas por Richard Stallman, Julián Assange o por Martin
Hilbert son un serio llamado de atención que debería llevar a los pueblos,
gobiernos y organismos internacionales a abordar la cuestión del uso y de los
peligros potenciales que conlleva que Internet
sea controlado por un grupo reducido de corporaciones con finalidades comerciales
y geopolíticas imperiales.
Los
análisis de Moniz Bandeira muestran una faceta del inmenso poder de los grupos
informativos que pueden mentirle a la opinión pública mundial, con la única finalidad
de apropiarse de los recursos de países que son totalmente destruidos. La
democracia está siendo severamente debilitada frente a las operaciones
desinformativas y de control emocional que son ejecutadas por un grupo reducido
de factores de poder económico, político y cultural.
Las
nuevas tecnologías y sus centros administradores están ocupando el lugar
educativo que cumplían históricamente las iglesias, escuelas, universidades o
partidos políticos y las potencialidades o perjuicios que ello conlleva debería
preocupar a la humanidad.
De no
democratizarse o regularse socialmente el inmenso poder que hoy adquieren las
corporaciones de medios de comunicación y los administradores de Internet y del
software, se pone en riesgo la soberanía cultural y política de las naciones y
de los pueblos.
De
continuarse la tendencia actual, los derechos individuales de las personas y de
sus familias pueden perderse en un sistema de control total que hará realidad
la ficción de Orwel.
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