Desde
la denuncia del fiscal Alberto Nisman contra el gobierno nacional y en
particular a partir de su muerte, se está profundizando una estrategia política
tendiente a desestabilizar la administración de Cristina Fernández. Entre los
objetivos de la maniobra, se encuentra el intento de alinear geopolíticamente a
la Argentina a los planes de los EUA.
El
desafortunado y tendencioso manejo que realizó de la causa AMIA el fiscal
fallecido y la campaña internacional contra el país desatada el último mes,
exceden el mero ámbito de la política interna y forman parte de una estrategia
más amplia. Su objetivo fundamental intenta:
- Alejar
a la Argentina de Irán y de todos aquellos países que no apoyaron en las
últimas décadas la estrategia política norteamericana y de Israel en Medio
Oriente.
- Ligar
a la Argentina a la geopolítica de los EUA en América Latina. Parte de la
estrategia norteamericana fue rechazada públicamente en el año 2005 con el “no
al ALCA”.
- Deteriorar
el poder de los gobiernos nacionales y populares de América Latina. En paralelo
a la Argentina, buena parte de los proyectos populares están recibiendo un
enfrentamiento mordaz por parte del poder económico y mediático internacional.
- Debilitar
políticamente al gobierno nacional de Cristina Fernández, de cara al recambio electoral
del año 2015. Una salida estrepitosa del Frente Para la Victoria permitiría el
regreso de los EUA y de los capitales financieros internacionales al control
del Estado argentino. Derrotado el programa de Cristina Fernández se
debilitarían los gobiernos populares de Uruguay, Venezuela, Brasil o
Bolivia.
En
el terreno judicial y como resultado del accionar político de Nisman y de sus
antecesores fiscales y jueces, los 85 muertos del atentado de la AMIA siguen
sin encontrar justicia a más de 20 años del terrible atentado. Entre los
causantes de la dificultad de la justicia argentina para llegar a los
verdaderos ejecutores, debemos destacar que la causa es utilizada como un
“botín” de la lucha política internacional.
Nisman
y los EUA
Hay
varios indicios de que el fiscal Nisman no actuó imparcialmente en su condición
de miembro de la justicia argentina. Por el contrario, hay pruebas de que en
diversas oportunidades siguió indicaciones de los Estados Unidos y de Israel. En
los papeles del Departamento de Estado de los EUA que difundió Wikileaks, el
titular de la Unidad de Investigaciones de la causa AMIA aparece
dialogando en reiteradas ocasiones con la Embajada norteamericana. Según los
cables difundidos, los diplomáticos extranjeros le “sugirieron” investigue la
“pista iraní” y no la “pista siria” o la “conexión local” (O´Donell 2011:31-39).
Los
norteamericanos tuvieron un rol central en las investigaciones del atentado de
la AMIA. Desde el origen de la causa Carlos Menem había decretado la
“extraterritorialidad” de la zona del siniestro, favoreciendo el ingreso de
militares y personal de inteligencia de los EUA (CIA) y de Israel (Mossad). La
estrategia originaria de los EUA en la causa AMIA , fue la de sostener que el atentado lo
ejecutó Irán. Extrañamente por la prematura, el gobierno de los EUA impulsó la
culpabilidad de Irán y del Hezbollah libanés desde el mismo día del terrorífico
atentado (18 de julio de 1994). Desde dicha fatídica jornada a la fecha, tanto
el Juez Juan José Galeano, como Rodolfo Canicoba Corral y los fiscales Nisman y
Martín Burgos, reiteraron casi exclusivamente esa misma línea de investigación.
Los resultados fueron casi nulos y no hay culpables juzgados y detenidos en una
causa que ya acumuló la desorbitante cantidad de un millón de fojas en casi
5000 cuerpos (Labaké 2012).
Durante
toda una década el fiscal Nisman insistió sin resultados concretos y con
dudosas pruebas, dicha hipótesis norteamericana. La obsesión del fiscal
(¿imposición norteamericana?) por acusar a los iraníes, lo llevó a cometer
improcedencias judiciales importantes. En el año 2003 y formando parte de una
actitud que el periodista Jorge Lanatta caracterizó como una “fiebre de
detención”, el fiscal requirió a Interpol la detención de 22 iraníes. En el
universo de acusados estaba Hadi Soleimanpour, ex embajador de Irán en la Republica Argentina
al momento del atentado de 1994. Soleimanpour fue detenido en una prisión de
alta seguridad y fue juzgado por tribunales ingleses, que lo declararon libre
por la debilidad de las pruebas presentadas por la Argentina. El Estado
de nuestro país pagó las costas del juicio a los británicos, que superaron la
abultada cifra de 200.000 libras.
Tanto
el embajador iraní como el agregado cultural de ese país Moshen Rabbani, habían
sido inculpados con información de la hoy disuelta SIDE. Los informes acercados
al fiscal fueron elaborados por la gestión del cuestionado Miguel Ángel Toma. El
ex diputado Mario Cafiero mencionó que Toma se vinculó estrechamente a los EUA
y apoyó las pistas de la CIA. La improcedencia judicial y la falencia de
los documentos probatorios de la justicia y de la SIDE, fue reclamada en más de
una ocasión por el gobierno de Irán. Varios de sus argumentos pueden leerle en
el libro de Juan Labake y fueron explicitados en 2006 por el encargado iraní de
negocios, Mohsen Baharvand, al periodista de diario Página 12 Raúl Kollmann
(Labaké 2012: 125-200) (Kollmann 2006).
En
otro acto improcedente en términos judiciales y cuestionable de cara al buen
manejo de las relaciones internacionales del país, Alberto Nisman manifestó
públicamente haber encontrado testigos que demostraban la presencia de la
persona que detonó el coche bomba (es bueno destacar que la existencia de la Traffic
blanca también es dudosa existencia según obra en la causa). El supuesto inculpado
terrorista era el libanes Ibrahim Berro y quedó demostrado que murió en el
Líbano y no en el atentado en la Argentina. Las pruebas de los falsos testigos
habían sido otorgadas por la jefatura de contrainteligencia de la SIDE, a cargo
del hoy denunciado Antonio Stiusso y por la CIA. Semejante
proceder en un tema tan delicado que hace al honor de los 85 muertos y a las correctas
relaciones con el mundo, le permitió decir a Jorge Lanatta que a Nisman “bien
podría costarle un juicio político, pero parece que la Argentina da para todo” (Lanatta
2006).
Acusado
de mal desempeño, de impulsar encubrimientos y sobornos con apoyo de la SIDE, el
Juez Galeano fue destituido. Entre otras cuestiones, se comprobó que intervino
en el pago de 400.000 dólares a Carlos Telleidín con la finalidad de que
declare falsamente e involucre a un grupo de policías bonaerense. La salida del
juez hizo público los infructíferos y preocupantes manejos de la justicia y de
la SIDE, desprestigiando aun más el funcionamiento de la investigación del
atentado. La disolución actual de la agencia de inteligencia nacional tiene en la causa AMIA un
antecedente importante.
La
denuncia por encubrimiento contra Cristina Fernández, Héctor Timerman, Luis
D`Elia, el miembro de una mezquita Alejandro Khalil, Andrés Larroque o el
dirigente Fernando Esteche, carece de solidez y forma parte de la estrategia
política que Nisman aplicó a lo largo de su desempeño como fiscal de la causa AMIA. La
posibilidad de que Timerman sea el “instrumentador del plan de impunidad” “ideado
por la Presidenta”, suena a verdadero disparate. Lo mismo debe decirse acerca
de que el ministro Julio De Vido podría involucrase en un accionar de este
tipo, para dotar a la Argentina de petróleo. Todo el bloque de legisladores que
aprobó el Memorándum con Irán, ¿también serían instrumentadores del
encubrimiento?: en este caso, ¿la Argentina sería un país terrorista?. Absurdo,
falto de pruebas y realmente delirante, dada la trayectoria de cada uno de los
inculpados por Nisman. La improcedencia judicial y la inexistencia de
evidencias, llevó al juez Daniel Rafecas a desestimar rápidamente la denuncia
contra Cristina Fernández (en éste caso requerida por el fiscal Gerardo
Pollicita).
Es
importante no perder de vista que en una década él y sus 45 empleados de la
Unidad Fiscal de Investigaciones de la causa AMIA que fue creada en 2004, no
aportaron prácticamente nada más allá de profundizar la hipótesis de los EUA y
del destituido Galeano. A Nisman y tal cual lo sugirió Jorge Lanata, también
pudo -o debió como insinúa el periodista-, haberle caído un requerimiento de
destitución.
Las
relaciones exteriores y la muerte del fiscal
Desde
el año 2003 la República
Argentina viene desenvolviendo una política exterior con
vocación independiente. Con avances y retrocesos, con limitaciones y con
importantes logros, el país encaró la determinación de ser una nación soberana,
dejando atrás la humillante y perniciosa etapa del neocolonialismo con los EUA.
Históricamente la estrategia de los norteamericanos y del bloque de poder
Europeo (principalmente Inglaterra), es que Argentina no alcance lazos
políticos estratégicos con otros Estados.
En
cuestiones de integración iberoamericana los logros no son pocos y el Frente
Para la Victoria acompañó la creación de la UNASUR y Néstor Kirchner fue su
primer secretario general.
Los
principales aliados comerciales de nuestro país son China y Brasil, dos
miembros del bloque de los BRICS.
Hay
que destacar que en pleno embate del imperialismo financiero y judicial de los
EUA (fondos buitres y juez Thomas Griesa), visitó el país el presidente Ruso
Vladimir Putin, quien impulsó acuerdos para desarrollar de manera conjunta la
energía nuclear y petrolífera. Como corolario, el presidente ruso apoyó la
reivindicación del país en la causa Malvinas.
En
el año 2014 Argentina recibió la histórica visita de una delegación de China,
que otorgó al país apoyo financiero (“swap” por el equivalente a 11 mil
millones de dólares, inversiones en represas hidroeléctricas y en transporte de
cargas) y soporte tecnológico (ferrocarriles o energía atómica). En línea con
el planteo de Putin, el presidente Xi Jinping se solidarizó con la causa Malvinas y acompañó
las negociaciones frente a los fondos especulativos. Resultante de los acuerdos,
paulatinamente, la Argentina avanzaría en la estrategia de remplazo del
monopolio de las reservas en dólar, incluyendo el yuan chino entre otro paquete
de monedas.
También
en el “Grupo de los 77”
(son 133 países), el gobierno consolidó un apoyo fundamental en las
negociaciones contra los grupos financieros y en la causa de recuperación de la
Malvinas.
El
triunfo de la Argentina en ambas causas implicaría una derrota fundamental del
imperio norteamericano y de sus socios europeos, que construyen su poder sobre dos
pilares:
Poder
financiero: EUA controla las principales plazas financieras y tiene un manejo importante
del FMI y del Banco Mundial.
Poder
militar: las Islas Malvinas son una base militar de la OTAN en el Atlántico Sur.
Desde su plataforma en las islas tienen acceso al petróleo y manejan una puerta
de entrada y base de operaciones sobre el Como Sur y la Antártida.
En
la carrera por el control del mundo, los miembros de los BRICS están disputando
el poder militar y financiero de los EUA. La lucha económica mundial parece
estar siendo ganada por China, quien en breve será la primera potencia mundial
desplazando a los EUA. La década actual es una bisagra en la geopolítica de la post Segunda Guerra
y el avance de China y Rusia en Iberoamérica está replanteando el ordenamiento
mundial.
El
accionar de Nisman en la
causa AMIA y la campaña de prensa actual, se inscribe en esta
disputa internacional que intenta detener el avance de China y de Rusia en la integración
regional abierta en la última década.
Los
poderes de segundo orden
En
su disputa geopolítica el establishment ordena y moviliza a los otros poderes
internos. Entre ellos, tiene importante injerencia en el comportamiento de sectores
de la clase política, el periodismo, la justicia o los servicios de
inteligencia. La acción de enfrentamiento al gobierno por parte de estos
poderes, se aceleró por el hecho de que en agosto de 2015 hay elecciones nacionales.
Los
grupos mediáticos concentrados locales y sus redes regionales y mundiales,
efectúan un hostigamiento permanente contra el país. La masiva cobertura de la
marcha de los fiscales aduciendo la muerte Nisman , es su última y más clara expresión[1].
Tal
cual mencionamos anteriormente, en sectores de la justicia y la SIDE existe una
relación estrecha con poderes extraterritoriales. El enfrentamiento que le
realiza parte del poder oligopólico insertado en la justicia, el gobierno lo
disputó con una ley de democratización (frenada por la misma justicia),
movilizando y organizando sectores progresistas del mismo poder (Justicia
Legitima), con una disputa de los colegios de abogados y otros ámbitos
institucionales y con una reforma de códigos y de normas. La intervención de la
SIDE se propone cortar una red de negocios y de complicidades entre la
inteligencia nacional, la justicia y los poderes trasnacionales. La respuesta
no se hizo esperar y el poder judicial bloqueó leyes fundamentales como la de servicios
de comunicación y otras causas por delitos económicos de grupos oligopólicos.
Actualmente está en una campaña de “procesamiento” masiva de los funcionarios
públicos. La movilización del día 18 de julio forma parte de la disputa y los
fiscales enfrentados a Gils Carbó y el gobierno nacional, apuestan a la salida debilitada
de Cristina Fernández y a ocupar los lugares en el Ministerio Público.
Poderes
locales e internacionales están moviendo sus jugadores en la Argentina y en Iberoamérica.
No es el primero, ni tampoco será el
último intento de desestabilización. En algunos países están aplicando la
estrategia política y mediática que Moniz Bandeira describió en Formula Para el
Caos y que posibilitó la caída de Salvado Allende en Chile. La injerencia nociva
de los EUA en las políticas de nuestros países es denunciada actualmente por
Evo Morales, por Nicolás Maduro o por Lula Da Silva. Anteriormente en nuestro
sufrido y combativo continente, la perniciosa acción norteamericana había sido revelada
por los mandatarios Juan Perón, Fidel Castro, Getulio Vargas o Joao Goulart.
Textos
citados
Kollmann
Raúl (2006) Irán versus la fiscalía,
Diario Página 12, 19/11/2006.
Labaké
Juan Gabriel (2012) AMIA, Embajada ¿verdad o fraude?, Ed. Reconquista, Buenos
Aires.
Lanata
Jorge (2006) Tócala de nuevo Nisman, Diario Perfil, 19/11/06. http://www.perfil.com/columnistas/Tocala-de-nuevo-Nisman-20061119-0005.html
Moniz
Bandeira Luiz Alberto (2001) Formula para el caos. La caída de Salvador Allende
(1970-1973), Ed. Corregidor, Buenos Aires.
O´Donell
(2011) ArgenLeaks. Los cables de Wikileaks sobre la Argentina, Ed.
Sudamericana, Buenos Aires.
[1] La muerte del fiscal y la marcha del 18 N fue reproducida
por la prensa concentrada mundial. La
noticia tuvo una cobertura importante en los diarios norteamericanos
The Washington Times o The Washington Post; los españoles El
País y El Mundo; el británico The Guardian o el francés
Liberátion. La CNN norteamericana está operando permanentemente para dar
entidad a las acusaciones de Nisman contra el gobierno nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario