Diciembre
2014
“Únicamente
con el dominio absoluto de sus finanzas un país es soberano (…) la revolución
comienza en las finanzas”. Salvador
Ferla
En el artículo queremos resaltar dos
cuestiones. Primero: que el origen de la deuda externa no es una cuestión
meramente económica, sino que es ante todo, un problema eminentemente político.
Segundo: el endeudamiento es utilizado por las potencias occidentales como un
instrumento de colonialismo y de dominación.
Los
países sin una política nacional profundizan los ciclos de endeudamiento y sus
economías son eternamente subdesarrolladas
En la Republica Argentina
los gobiernos que impulsaron una política nacional independiente, desendeudaron
al país en paralelo a que lo desarrollaron. Fue el ciclo político de Juan
Domingo Perón el que inició una política nacional de recuperación de los
principales resortes de nuestra soberanía y demostró con ello, la potencialidad
del país para desarrollarse con sus propios recursos. Néstor y Cristina Kirchner continuaron
algunas de sus políticas y Argentina protagonizó una etapa de importante
crecimiento sin el apoyo de organismos como el FMI.
Por el contrario, los proyectos
liberales y dependientes endeudaron a los argentinos y como resultado de su
gestión, no se produjeron aportes considerables al desarrollo nacional. Un caso
que expresa lo dicho, es el ciclo neoliberal que condujeron Carlos Menem y
Fernando De La Rua. En
el año 1989 la deuda externa era de 63.000 millones de dólares y en el año 2001
aumentó a 142.000 millones. Mientras tanto, el Estado vendió las empresas
públicas, privatizó buena parte del patrimonio nacional y la sociedad
protagonizó al año 2002 un deterioro social dramático, alcanzando cifras de
desempleo del 24%, de indigencia del 27% y de pobreza del 54 %.
En el siglo XX la cuestión de la deuda
externa adquiere relevancia a partir del golpe de Estado del año 1955. Éste
último año la deuda era de 500 millones de dólares, en 1976 subió a 8.000
millones y en 1989 alcanzó la cifra de 63.000 millones. La dictadura cívico
militar que derrocó a Perón trajo consigo el abandono de una política nacional
y ello determinó la pérdida de soberanía financiera, judicial, política y
cultural.
-
Soberanía financiera.
La revolución justicialista iniciada
en 1945 nacionalizó los depósitos bancarios y el comercio exterior. Ambas
medidas le daban al Estado soberanía financiera y altos niveles de autonomía
frente al sistema financiero internacional. Completó el esquema la nacionalización
del Banco Central, que generó las condiciones para poner el ahorro nacional y
la política financiera al servicio de los planes de la revolución (primer y
segundo Plan Quinquenal).
Luego del golpe militar de 1955 el
Banco Central adquirió “autonomía”, cuestión que en los hechos implicó que lo
controlen los grupos económicos trasnacionales. Algo similar ocurrió con la
desnacionalización de los depósitos bancarios, que favoreció el manejo del
sistema por parte de los especuladores. Los bancos privados trasnacionales
fueron ganando mercados, captando y acaparando el ahorro nacional. Actualmente
incluso, los depósitos del pago de deuda son efectuados en instituciones del
extranjero. Luego de 1955 el comercio exterior quedó en manos de oligopolios y
de empresas extranjeras y el Estado perdió un instrumento estratégico de
adquisición de divisas.
Desde el año 1955 el país dejó de
apostar al ahorro nacional como fuente primaria de financiamiento, para
ingresar al Fondo Monetario Internacional (FMI) o al Club de París. El capital
extranjero dejó de estar subordinado al interés nacional y obtuvo importantes
beneficios para la exportación de remesas y para el manejo de la política
económica.
-
Soberanía judicial.
Luego de derrocado Perón, el Estado
argentino fue delegando soberanía política, económica, científica, cultural y
tema importante, a partir del año 1958 el país incluyó a los tribunales
extranjeros como ámbitos para la negociación de diferendos. A partir de acá, la
Argentina delegó soberanía judicial e inició un camino que décadas después nos
incluyó en el CIADI y que actualmente permite a los tribunales de Ney York y a
la justicia de los Estados Unidos, favorecer al imperialismo financiero (fondos
buitres).
Con el CIADI los Estados Unidos están
promoviendo una judicialización mundial de los diferendos, permitiendo a sus
corporaciones ubicarse por sobre los intereses de los Estados.
-
Soberanía política y cultural.
Desde el año 1955 y cuestión que
profundizaron la dictadura de 1976 y
Carlos Menem, el Estado Argentino es manejado por corporaciones locales
y extranjeras. Estos mismos grupos económicos controlan los instrumentos de
formación de opinión pública y ocupan lugares importantes en las universidades
y centros de estudio.
Como resultado de la pérdida de
soberanía, representantes directos del establishment
dominaron lugares de responsabilidad decisiva en las acciones de gobierno. La
intervención de éstos intelectuales al servicio del extranjero, permitió que se
generen estafas de la talla del Mega-canje de De La Rua, que aumentó la deuda
externa en más de 50.000 millones de dólares. La propuesta original fue de David Mulford y la impulsó activamente Domingo Cavallo
en su condición de Ministro de Economía.
Organismos como el FMI o el Banco
Mundial adquirieron potestades importantes en la planificación de las políticas
públicas de la Argentina e Iberoamérica. Ambas instituciones son, ante todo,
representantes de los intereses norteamericanos. El Banco Mundial tiene su sede
en Washington, sus 12 presidentes fueron ciudadanos de los EUA y varios de
ellos ocuparon lugares en instituciones políticas de ese país, como es el caso
de Robert McNamara (Secretario de Defensa) o en instituciones financieras como
el Bank of América o el JP Morgan. Conociendo el resultado de éste tipo de
manejos antinacionales, Brasil y Argentina cancelaron la deuda con el FMI y
países como Bolivia y Venezuela se retiraron del CIADI.
En el caso argentino, posiblemente fue
Bernardino Rivadavia uno de los iniciadores del vinculo estrecho entre las
finanzas públicas y la banca extranjera. El Banco de Descuentos que promovió el
mandatario se componía con directores ingleses y Rivadavia recibió dividendos
de empresas mineras y comerciales extranjeras, con las cuales el Estado inició
contratos. Desde ésta época, el imperialismo financiero y las potencias
occidentales, impusieron un control político e institucional de los destinos
del país.
El
endeudamiento es utilizado por las potencias como un instrumento de
colonialismo
“La
deuda externa se ha convertido en una actualizada forma de esclavitud, que
condiciona de manera irreversible las posibilidades de desarrollo de cualquier
país soberano”. Alejandro
Olmos
Durante los últimos dos siglos las
potencias occidentales utilizaron la deuda como un instrumento de dominio
político. Existen diversos sucesos históricos que documentan las prácticas
colonialistas de las potencias y de los grupos financieros.
A partir del año 1861 España, Francia
e Inglaterra aduciendo que México no pagó sus deudas, ocuparon militarmente el
país. La asonada militar permitió a los franceses organizar un imperio
imponiendo a Maximiliano de Habsburgo.
Con la supuesta finalidad de cobrar
una deuda, en el año 1902 Inglaterra, Alemania e Italia agredieron a Venezuela
con una numerosa flota naval. José María Drago en su condición de canciller
argentino, repudió la medida inaugurando la “Doctrina Drago ”,
que establece que un problema de deuda no puede vulnerar la soberanía de un
Estado y derivar en un acto de fuerza.
Con estos antecedentes, debe quedar
claro que el reciente secuestro de la Fragata Libertad
argentina, lejos de ser una anomalía histórica, es una expresión más de la
impunidad de los grupos financieros.
Los procesos de endeudamiento
debilitan políticamente a los Estados y generan las condiciones para que los
organismos financieros ocupen lugares preponderantes en los países morosos. Una
vez que los Estados caen bajo la égida de entidades como el FMI o el Banco Mundial,
van perdiendo capacidad de decisión y son obligados a tomar medidas de política
económica contrarias a sus intereses nacionales y populares.
Los organismos financieros
internacionales utilizan el crédito con fines políticos, favoreciendo o
perjudicando a gobiernos considerados afines a los EUA. Un caso paradigmático
de ésta actitud, fue el apoyo de los EUA y del FMI al gobierno golpista de
Carmona que derrocó ilegalmente al proceso democrático de Hugo Chávez en el año
2002. Algo similar ocurrió en Brasil cuando el FMI no autorizaba préstamos a
Juscelino Kubitschek y a Joao Goulart y si lo hicieron ágilmente en el año 1964
con la dictadura pro norteamericana de Castelo Branco.
Además de económica y financiera, la
tarea de los organismos es cultural y de sus usinas de pensamiento se
difundieron las teorías de ajuste estructural, de reducción del Estado y de
apertura comercial que aplicó América Latina y buena parte del planeta. Los
países de distintas latitudes y realidades que se valieron de éstas formulas,
hoy se encuentran en plena crisis.
Frente a éste diagnóstico,
consideramos que la única solución de fondo al problema de la deuda externa, es
la conformación de una política nacional independiente que recupere la
soberanía financiera, judicial, cultural y política de Argentina e
Iberoamérica.
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