Aritz
Recalde, diciembre 2014
“Los
Pueblos fuertes no temen su propia realidad.” Raúl
Scalabrini Ortiz
La
estrategia neoliberal
En el año 2015 hay elecciones
presidenciales en la república Argentina. Los factores de poder económico
intentan instalar en la opinión pública, que en el cambio de gabinete nacional
solamente se jugaría una cuestión de
personas y no de modelos de desarrollo. Se proponen borrar de la escena el
debate ideológico y de modelo de país que conlleva toda elección de cambio de
autoridades.
Los candidatos opositores no definen
un programa de acción, más allá de vagas definiciones elaboradas en torno de ENCUESTAS
de opinión. Las encuestas de las consultoras se presentan como palabra divina y en realidad suelen ser
más instrumentos de propaganda, que representaciones de una realidad observada.
En la antesala del inicio de la campaña, los candidatos son puestos en los
primeros lugares de las encuestas como parte de la estrategia electoral, que de
antemano, ya define quiénes compiten y quiénes no.
Las supuestas tendencias electorales que
repiten los medios de comunicación, son desprovistas de reflexión política y de
análisis histórico. En lugar de preguntar ¿usted votaría a Mauricio Macri?, debería
averiguarse ¿está de acuerdo en privatizar las empresas públicas?, ¿quiere volver
al esquema de las AFJP y eliminar los programas sociales como AUH?, ¿usted
considera que la Argentina tiene que tener una relación con los EUA como en la
etapa de Menem, que envió tropas a la guerra del Golfo Pérsico?, ¿está
dispuesto a bajar su salario y enfriar la economía con la promesa de terminar
la inflación?.
La oposición al gobierno nacional se
compone de un sector de los grupos económicos y financieros internos y
trasnacionales. Estos grupos movilizan a parte de la clase política y tienen
poder financiero, mediático y judicial. El PODER ECONÓMICO les permite fugar
capitales, generar inflación e impulsar corridas cambiarias, entre otras
acciones desestabilizadoras.
Con el poder del dinero suman a buena
parte de la CLASE POLÍTICA, que fue desplazada de los cargos desde el año 2003.
La “clase política” a diferencia de una “dirigencia política”, actúa con el
sólo objetivo de perpetuarse en el poder y las elecciones son una instancia
para renovar sus contratos. Para buena parte de la clase política tradicional,
las ideologías son estrategias de comunicación que varían a lo largo del
tiempo. Los partidos políticos derivan en consultoras de empleo público. Algunos políticos trabajan de “peronista”, de
“radical” o de “PRO” y no son obreros o empresarios con definiciones
ideológicas o partidarias. La clase política no tiene ideología y actúa con “instinto
de supervivencia”, apostando al proyecto ganador sin medir la consecuencia de
sus decisiones. Por ejemplo, en los años noventa algunos sindicalistas apoyaron
las privatizaciones a cambio de acciones en las empresas: pervivían como clase
política destruyendo a la clase obrera. Si se quiere entender el comportamiento
de la clase política, no hay que leer a Maquiavelo, sino a la obra de Charles
Darwin el origen de las especies. Por
el contrario, la DIRIGENCIA POLÍTICA actúa con vocación nacional y subordina
los intereses individuales al proyecto colectivo de nación. Una dirigencia
puede profesar diversas concepciones ideológicas, sean estas socialcristianas o
socialistas. Su rasgo político definitorio es su objetivo y su acción
irrenunciable para engrandecer la nación y emancipar a su pueblo de todo tipo
de dominación externa. Sin una
dirigencia nacionalista las posibilidades de desarrollo de un país son nulas y
la clase política, más tarde o más temprano, va a vender su caudal electoral a
los representantes del extranjero y de la oligarquía.
Con el control de los órganos
culturales, los factores de poder construyen opinión pública. La categoría de “libertad
periodística” es un eslogan de propaganda y en realidad son los parámetros de
la prensa comercial los que explican buena parte del comportamiento del
periodismo argentino.
El poder judicial lo utilizan para
bloquear leyes y decisiones de la democracia de masas y como parte de las
campañas electorales. La prensa y la corporación judicial trabajan en conjunto,
impulsando causas con alta exposición mediática y bloqueando otras de
trascendencia nacional.
Si
la oposición neoliberal alcanza la conducción política del país, van a detener
el proceso de industrialización, a
reprivatizar la economía y a aumentar la rentabilidad del capital financiero y de
la oligarquía.
La variable de ajuste va a ser el productor nacional y el conjunto del pueblo, que va a ver
deteriorados sus derechos sociales de la misma manera que ocurrió con la salida
de Hipólito Yrigoyen y de Juan Domingo Perón.
La elección argentina adquiere
importancia regional y el bloque neoliberal dispone del apoyo de los EUA en su
disputa por el control geopolítico de Iberoamérica, frente a la centralidad que
están adquiriendo los BRICS. La nación del norte dispone de poder financiero
(FMI o Banco Mundial), mediático (CNN y cadenas de noticias internacionales) y
judicial (justicia de New York y CIADI).
La
elección para el nacionalismo popular
“Todo partido político, para que ejerza una
acción eficiente, requiere no solamente valor numérico de sus integrantes, sino
también de una base ideológica explícitamente establecida. Tal aspecto podrá
evidenciarse a través de una clara plataforma política, que no será otra cosa
que lo que el partido conciba como Proyecto Nacional” Juan Domingo Perón
A diferencia de la clase política
neoliberal, para el nacionalismo popular las elecciones son solamente una etapa
de la disputa por el poder y no la finalidad de la política. El objetivo de la militancia
es la de emancipar al pueblo y alcanzar la soberanía nacional en el teatro
mundial imperialista. Es por eso, que la construcción política se desenvuelve
los 365 días del año en los frentes barriales, sindicales, culturales,
universitarios o de género. Las organizaciones libres del pueblo sobre las
cuales se asienta el movimiento nacional, no nacen en las elecciones y tampoco
dependen meramente de los cargos públicos.
El Frente Para la
Victoria: movimiento antiliberal, antiimperialista y popular
El momento electoral es estratégico, atendiendo
que en las votaciones una fuerza social traduce su representación al terreno
político e institucional. Los partidos políticos son unidades de fuerza que
organizan y potencian los intereses de clase y de los grupos de presión. El
proceso político iniciado en 2003 modificó el componente de clase del Estado
argentino. Los sectores financieros y las corporaciones que controlaron la
política argentina desde 1955 y en especial a partir del año 1976, fueron
subordinados en parte, a una nueva estrategia de construcción de poder. El año 2001 hizo crisis un modelo neoliberal
y a partir de ésta bisagra histórica, Néstor Kirchner condujo un nuevo patrón
de crecimiento. El presidente entrante motorizó un frente político que por un
lado, era el resultante de la resistencia al neoliberalismo y de una histórica
lucha popular contra las privatizaciones y las medidas de gobierno
antinacionales. Pero además, Kichner incluyó a un sector del empresariado y a parte
importante de la clase política tradicional, que fue acusada en el 2001 por su
responsabilidad en la crisis en la frase “que se vallan todos”.
Como resultado del proceso mencionado,
el kichnerismo conformó una herramienta electoral que es el Frente Para la
Victoria (FPV). El FPV articuló desde su nacimiento a sectores de los partidos
tradicionales como son el justicialismo, la UCR y la izquierda (grupos del PS, del
PC o del PC Congreso Extraordinario). Además,
el kirchnerismo movilizó a un conjunto de organizaciones libres del pueblo
caracterizadas por la militancia sindical (CGT y CTA), social barrial (FTV,
Barrios de Pie, Mov. Evita, etc.-), cultural (Carta Abierta, centros
culturales, intelectuales, artistas o medios de comunicación alternativos) y militancia
juvenil (barrial, universitaria, secundarios, etc.-). El entramado político
incluyó a sectores del empresariado argentino y trasnacional, en el marco de
una alianza inestable con los sectores agrarios (SRA, FAA, etc.-) e
industriales (UIA, CGE, APYME, etc.-).
Desde el 2003 a la fecha, el FPV
perdió y sumo aliados económicos y políticos. La disputa con las corporaciones
agrarias y con el Grupo Clarín desde 2008, son expresiones de un proceso histórico
que varió en su composición y en su entramado político. Eduardo Astesano se
refirió a éste tipo de modificaciones como situaciones normales de la lucha
política, atendiendo que “en cada etapa
se renuevan las contradicciones, y los militantes políticos se ven impulsados a
encontrar otras formas de lucha”.
El gobierno iniciado en 2003 es una
forma de peronismo moderado y reformista. El FPV impulsó medidas antiliberales e
industrialistas en lo económico; antiimperialistas y americanistas en lo
político; y populares en el plano social.
En línea con el proceso político de
1946, se le otorgó centralidad al Estado disminuyendo el poder de las
corporaciones. Las dos nacionalizaciones más importantes del gobierno son las
de las AFJP e YPF, que se complementan con la recuperación de otras empresas
como la aerolínea, correos, agua y con la regulación del Banco Central. El
programa industrialista en marcha permitió que la actividad creciera un 9 %
entre 2003 y 2012, cuando en la década de 1991 a 2002 la producción industrial lo
hizo solamente al 0,5%.
El kirchnerismo tiene rasgos antiimperialistas
tal cual quedó demostrado en la resistencia al ALCA en 2005, en la ruptura con
el FMI y en la intervención de nuestra cancillería en los foros internacionales,
en temas cruciales como Malvinas, la regulación financiera (fondos buitres) o
el embargo a Cuba por parte de los EUA. Desde el año 2003 nuestra política
exterior está asentada en la unificación regional, como paso previo para la
integración al sistema mundo. No fue casualidad que la UNASUR tuvo a Néstor
Kirchner como primer secretario general, cuando en otras etapas históricas
nuestra dirigencia impulsó una articulación con Europa o con EUA. Aseveró Sarmiento
“Seamos la América, como el mar es el
Océano. Seamos Estados Unidos”: Carlos Menem cumplió la obra del sanjuanino
a fines del siglo XX.
La política exterior del gobierno es multilateral
y tiene su antecedente en el peronismo histórico y permite que el país diversifique
y profundice sus relaciones con Asia y África, además de que conserva los históricos
vínculos con Europa y los EUA.
El kirchnerismo es un proyecto de raíz
popular que generó 5 millones de empleos y que otorgó cobertura social al 93 %
de los miembros de la tercera edad (2, 5 millones de jubilaciones), que
garantizó un ingreso universal a la infancia (3, 5 millones de AUH) y que dio un
apoyo a la juventud (plan progresar). En una década el desempleo bajó del 24 %
al 7%, la pobreza pasó del 54,7 al 4, 7 % (16 millones de personas salieron de
la pobreza) y la indigencia se redujo del 27,7 % al 1,5%.
La dimensión regional
del 2015
“En
política internacional no hay una verdad, sino tantas verdades como intereses
internacionales están en pugna; y no hemos de hacer al imperialismo el reproche
pueril de aprovechar las oportunidades que se le ofrecen”. Manuel Ugarte
En el año 2015 se pone en juego el
destino de los programas de gobiernos populares, que fueron iniciados en el
continente iberoamericano con la asunción de Hugo Chávez en Venezuela. La
revolución bolivariana impulsó y apoyó a los proyectos populares del siglo XXI
y actualmente existe una fuerte interdependencia de todos los procesos. De la
misma manera que las organizaciones populares del continente necesitan del
triunfo del PT en el Brasil, el conjunto de los gobiernos de izquierda de la
región, están ligados al resultado del proceso electoral argentino del 2015.
Está demostrado que la unidad de
Iberoamérica sobre la base de gobiernos populares, alcanzó logros políticos,
económicos y sociales. Solamente en el terreno económico, la modificación del
patrón de desarrollo permitió que la UNASUR crezca entre 2003 y 2008 a una tasa
de 5, 3% y que las crisis económicas mundiales de 2009 y 2012, tengan menor
incidencia en la región que en Europa o en los Estados Unidos que están en
plena recesión y perdieron miles de empleos. La unidad política en la
diversidad de Iberoamérica, oficia como garantía para las nacionalizaciones de los
recursos naturales como es el caso de los hidrocarburos de Argentina y Bolivia
y como un instrumento para garantizar la paz y evitar el enfrentamiento entre
Estados. En la etapa histórica actual caracterizada por la disputa mundial
imperialista por la apropiación de los recursos naturales y por los mercados,
la unidad de Iberoamérica es estratégica e irremplazable. En su defecto, la
región puede retomar la etapa de golpes de Estado y la inestabilidad política
permanente típica del siglo XX y que tuvo en Paraguay de Lugo y en la Honduras de Zelaya dos antecedes a tener en
cuenta.
Las posibilidades del
2015
El FPV tiene grandes posibilidades de
conservar el poder en el año 2015. Tal cual mencionó Artemio López, el
oficialismo alcanzó en las distintas elecciones un piso cercano a los 30 % del
electorado nacional. En el caso de que el FPV se mantenga unido y que dirima
sus candidaturas por dentro del espacio en las PASO, sería lógico que triunfe
un candidato de sus filas. Tal cual mencionó López, la oposición en sus
variantes Frente Renovador, PRO o UNEN están divididas y en las últimas
elecciones no superaron el 17 % de los votos a nivel nacional. Frente a ese
panorama, el FPV tiene que sumar los 10 % que le restan para llegar al 40 % y
ganar en primera vuelta al quedar a más de 10% de diferencia con la segunda
formula.
El candidato del FPV que asuma la
presidencia, tendrá que profundizar el proyecto de reparación nacional iniciado
en 2003. No estamos en un “fin de ciclo” como mencionan los miembros de la
oposición neoliberal, sino que estamos a “mitad de camino” en el tránsito hacia
la consolidación de la segunda independencia nacional.
La independencia económica es la base
de la soberanía política y es el principio sobre el cual se va a producir la
emancipación social del pueblo. El país debe aumentar sus cadenas de valor
profundizando el proyecto de industrialización y de desarrollo científico y
tecnológico propio. No existe fin de ciclo para la política de construcción de satélites
(INVAP) o de creación de nuevas universidades:
la década que viene será de profundización e institucionalización de la
soberanía científica y tecnológica. Existe un plan estratégico industrial 2020
que deberá cumplirse, generando las condiciones para relanzar otro proyecto con
metas al 2030.
La independencia económica tiene un impedimento
en la extranjerización y la concentración económica, que fue iniciada desde la
contrarrevolución del año 1955. El proceso político de 2003 inició un camino y
el próximo gobierno tiene que ahondarlo tomando el punto de vista de Perón que
estableció que “el progreso económico
dependerá exclusivamente de nuestro propio esfuerzo; de allí que el capital
extranjero deba tomarse como un complemento y no como un factor determinante e
irremplazable del desarrollo”. En el terreno de la energía la recuperación
de YPF y el desarrollo atómico son medidas estratégicas para revertir el
déficit en el mediano plazo y demuestran la capacidad de nuestros recursos
humanos para superar todo tipo de impedimento.
En la etapa de recuperación nacional
actual, los programas sociales son una medida importante, pero poco a poco,
deberían ir dejando lugar a la consolidación de empleo registrado con plenos derechos
sociales.
La desaceleración económica del año
2012 de los principales socios del país (Brasil y China), la inflación de inicios
de 2013, la baja de las divisas y la
salida de capitales vía pago de deuda, de remesas y de fuga de capitales,
aparecen como desafíos importantes a superar. A las contracciones de la economía
mundial el gobierno las enfrentó diversificando mercados y con obra e inversión
pública. Para resolver el problema de las divisas el gobierno tiene a mano la
solución peronista clásica: nacionalizar el comercio exterior.
El candidato del FPV en la elección de
2015, debería ser el aquel que garantice la profundización del proyecto de
desarrollo nacional.
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