Aritz
Recalde, diciembre 2019
“No vamos a salir de esta crisis sólo con planes
macroeconómicos o ajustando el déficit fiscal. Esto es más profundo, en lo
ético, en lo moral, en los subsuelos en donde se edifica la sociedad visible de
nuestro tiempo. Tenemos que buscar la salida y resolver cómo concretamos la
Comunidad Organizada”. Antonio Cafiero
La Globalización Neoliberal
“No puede haber organización económica mundial con el
inmenso poderío de unas pocas naciones por un lado y el resto del orbe
empobrecido por el otro”. Antonio Cafiero
La noción
de Globalización Neoliberal fue formulada y difundida por las Naciones
occidentales anglosajonas. Sus impulsores postulan que explica una inevitable mundialización
y que describe un proceso natural del desenvolvimiento de las relaciones
internacionales. En realidad, no es la única y necesaria forma de organizar el
sistema mundial, sino que representa y que beneficia a los intereses de un
grupo reducido de Estados y de corporaciones.
La Globalización
Neoliberal impone y justifica la división internacional del subdesarrollo. Su
vocación de universalidad la hace totalitaria y sus detractores niegan el
derecho a la autodeterminación nacional de los pueblos y de los países del
mundo. En su sistema de pensamiento binario existe la libertad de ser
neoliberal, pero está suprimida la posibilidad de no serlo.
La Globalización
Neoliberal edifica y justifica el caos político en el mundo contemporáneo, que
está caracterizado por cinco aspectos:
- Primero:
por la existencia de pocas Naciones ricas y de una mayoría de países pobres y
subdesarrollados.
-
Segundo: hay Naciones soberanas que deciden y que planifican sus proyectos de
desarrollo y otras que acatan los mandatos externos.
- Tercero:
por el desenvolvimiento de un sistema económico internacional que privatiza ganancias
en unos pocos bancos y empresas financieras radicadas en los países centrales;
y que en paralelo socializa las pérdidas sobre el conjunto de los pueblos del
mundo.
-
Cuarto: por la existencia de países que exportan alimentos y que en paralelo y
paradójicamente, producen millones de hambrientos. Hay Estados que acumulan deuda
externa y al mismo tiempo acrecientan la deuda social. En la división
internacional del subdesarrollo los países débiles entregan a las Potencias
anglosajonas sus mercados, sus recursos naturales y su soberanía.
-
Quinto: por la conformación de un orden político que genera profundas
divisiones dentro de cada Nación. El neoliberalismo divide las áreas
geográficas entre zonas desarrolladas integradas al consumo capitalista y
periferias pobres de descarte social. Políticamente, separa a la elite que
decide de la masa que a lo sumo delibera, pero que nunca gobierna. En el
terreno social, la Globalización Neoliberal divide a los habitantes de la Nación
en tres grandes sectores que son los excluidos, los explotados y los integrados
al sistema.
Fundamentos ideológicos de la Globalización
Neoliberal
“El neoliberalismo, si bien minoritario como corriente
política, trata de instalar –con el auspicio de los poderosos- una cultura
hegemónica y se presenta como la ubica alternativa racional al progreso. Sus
aires mesiánicos evocan los del marxismo en el siglo pasado. Está tratando de
imponer sus creencias, valores, paradigmas al peronismo: se afirma en las
supuestas virtudes del mercado máximo y del Estado mínimo y se despreocupa de
la autonomía nacional, la igualdad, la equidad y la solidaridad”. Antonio Cafiero
La Globalización
Neoliberal se sostiene en base a una ideología que es asimilada y aceptada por
un sector importante de la sociedad. Principalmente, adquiere consenso entre las
clases altas y los sectores medios. Los pilares ideológicos en los que se
apoyan son los siguientes:
- El
materialismo: las personas se reúnen sobre principios económicos y se integran
y se relacionan a partir del mercado con la única finalidad de acumular bienes.
- El
individualismo: se niegan los valores de comunidad y se desestima que la
cultura nacional pueda edificar un principio de solidaridad social y una unidad
de destino.
- La
sociedad estratificada: se profundizan las diferencias sociales y se conforman clases
antagónicas. Los neoliberales proponen un Estado de clase y le otorgan el poder
político al sector económicamente dominante.
- La
inmoralidad: se considera a los pueblos como una variable de mercado y se
desconoce a la persona humana integral. Es por eso, que proponen la explotación
y el descarte social como un supuesto medio para atraer inversiones. No tienen
moral y con el objetivo de acumular riquezas están dispuestos a romper todos
los códigos culturales e históricos y se comportan más allá del bien y del mal.
- El
cosmopolitismo económico: no creen en la capacidad del productor y del
trabajador nacional para construir y comandar un programa económico. Le otorgan
al capital extranjero el manejo de los principales resortes de la producción y
éste actor deja de ser un aliado para conformarse como el centro del proyecto
de desarrollo.
- La
ideología agroexportadora: proponen orientar toda la actividad productiva al
comercio exterior. El mercado interno y la búsqueda de la calidad de vida del
pueblo desaparecen como metas del desarrollo. El sector exportador se vuelve el
fin de toda la programación económica y deja de ser un medio para el progreso
integral del país.
El Estado de Justicia
“El fin propio de la sociedad civil no consiste solamente
en garantizar el respeto a las libertades individuales y a los derechos de cada
uno, y asegurar el bien material: debe asimismo procurar el bien verdaderamente
humano de la sociedad, que es de orden moral”. Jaques Maritain
“La ley tiene un oficio moral: es maestra de
los hombres en la ciencia de ser libres; y los deberes que impone, cuando es
justa, obligan a la conciencia. La prescripción injusta no es formalmente ley;
por eso es permitido resistirla”.
Jaques Maritain
En
el marco de unos cursos del año 1989 el pensador y político bonaerense Antonio
Cafiero, mencionó que “los liberales
hablan del Estado de Derecho, nosotros hablamos del Estado de Justicia. Los
liberales hablan de los Derechos del Ciudadano, nosotros hablamos de los
Derechos del Hombre, que es más que un ciudadano: el hombre es una persona que
genera familia, trabajo, profesiones, vida barrial, vida vecinal, partidos
políticos y una multitud de acciones sociales. Los liberales creen en la magia
del mercado libre, nosotros no creemos en la mano invisible y tampoco creemos
en la mano de hierro que ahoga toda iniciativa y conduce toda actividad;
creemos más bien en lo que Perón llamaba la “mano que guía”, que es la
planificación concertada”.
En
la óptica de Cafiero, el Estado de Justicia incluye al Estado de Derecho, pero
lo supera ampliamente al proponer la organización de un gobierno y de una
comunidad cuya meta es la dignidad, la justicia y la libertad humana. El Estado
de Justicia contiene una ética nacional, un humanismo social y una voluntad
política de realización histórica.
En
la visión doctrinal del pensador bonaerense, la democracia no puede subsumirse
a la aplicación de un régimen político formal o meramente procedimental. En
realidad, para Cafiero la democracia debe consolidarse como la voluntad de
realización de un pueblo en un tiempo histórico. La actividad política no se
reduce a lo jurídico institucional, sino que incluye los “derechos sociales, económicos y culturales y hasta espirituales” de
un pueblo.
En
el Estado de Justicia la vocación de formar comunidad es fundamental. No se
pueden construir vínculos sociales estables con individuos egoístas y
materialistas. Destacó Cafiero que los “pueblos
no avanzan en la historia detrás de los objetivos de consumo, sino guiados por
pasiones elevadas”. El egoísmo del mercado no es un factor de aglutinación social,
sino que ese lugar lo ocupan los valores trasmitidos por la cultura y por el
legado histórico de un pueblo.
La
comunidad no nace de un contrato o de un mero pacto legal y racional, sino que
implica la unidad moral y afectiva de la comunidad. La Nación es una unidad
política y emocional de destino y no una acumulación gregaria de individuos
capitalistas.
El orden internacional
Cafiero
consideró que la inmensa desigualdad existente entre las Naciones era un factor
desestabilizador del orden mundial. Asimismo, cuestionó el colonialismo, el
intervencionismo y las diversas violaciones de la soberanía que ejercieron los organismos
internacionales, las Potencias y las corporaciones.
En
su óptica, las comunidades tenían que reivindicar el irrenunciable derecho a la
autodeterminación política, económica y cultural frente a la Globalización
Neoliberal. En el 2006 propugnó forjar un “nacionalismo
competitivo” que “defiende la
identidad de nuestras naciones y sostiene que la globalización no debe avanzar
ignorando las patrias. Que defiende la propiedad nacional de los recursos
naturales. Que alienta la participación de las empresas nacionales. Que
estimula el orgullo nacional”.
La
esfera nacional sería la base para constituir la soberanía regional y la “paulatina ciudadanía latinoamericana”.
El individuo y la comunidad
“La comunidad a la que debemos aspirar es aquella donde
la libertad y la responsabilidad son causa y efecto de una alegría de ser
fundada en la dignidad propia, donde el individuo tenga algo que ofrecer al
bien general y no sólo su presencia muda”. Antonio
Cafiero
Cafiero
creyó primordial impulsar la autonomía del individuo en tanto persona y
caracterizó críticamente a los Estados comunistas, ya que en el “sistema colectivista no existe la libertad,
y el Estado va absorbiendo paulatinamente todas las funciones, insectificando
al individuo”. En su ideario, se tenía que garantizar la integridad de la
persona y el reconocimiento del justo valor del trabajo.
Por
otro lado, consideró que la libertad individual debía ser entendida desde una
función social. Los pueblos tenían que actuar a partir de los valores de
solidaridad y de patriotismo. El individuo debía asumir la misión de acompañar
los fines colectivos del pueblo y de la Nación. En 1989 Cafiero destacó que “al egoísta perfecto lo suplantaremos por la
personalidad comunitaria trascendente, queremos al hombre que aspira a un
destino superior”.
La
propiedad privada y el Estado social
Para
edificar el Estado de Justicia debe refundarse el Estado Liberal. La función
del gobierno no puede ser solamente la de garantizar o la de imponer el egoísmo
de una clase social. En la óptica de Cafiero el Estado tiene que fijar las
directivas políticas y los objetivos tendientes a consumar los derechos de la
colectividad. En sus palabras “el bien
común es la meta y la razón de ser de todos los actos de gobierno”.
Cafiero
destacó que no hay orden económico viable si no se “respeta la economía nacional como unidad nacional”. En este marco,
el Estado debe contribuir a consumar la independencia económica que es la base
de la soberanía política nacional. En 1952 mencionó que en el Justicialismo “la riqueza es considerada como un bien
individual que debe cumplir una función social”. Nadie tiene derecho absolutos
sobre las riquezas de la tierra: ni el hombre, ni la sociedad”.
Tal
cual plantea el pensador bonaerense, le corresponde al Estado la indelegable
tarea de ser el garante de la justicia distributiva y de la dignidad humana. Destacó
que “la solución de los graves problemas
de la marginalidad y la pobreza no puede ser librada a las leyes del mercado ni
al asistencialismo. Reclama una política común del Estado y las organizaciones
libres del pueblo”.
La voluntad política de realización histórica
“El peronismo no es una etapa en la marcha hacia el socialismo
democrático o marxista, ni nació para evitar el comunismo, ni puede confundirse
con el radicalismo (…) el nuestro es un proyecto específico y original”. Antonio Cafiero
A lo
largo de su destacada trayectoria partidaria, Cafiero reflexionó acerca del
origen, de la historia y del futuro del Justicialismo al cual le atribuyó un
protagonismo político indelegable. En 1984 mencionó que “el peronismo no será absorbido en otros movimientos en tanto siga
expresando un modo de pensar y sentir la Argentina que le es propio e
intransferible”.
En
su óptica, el peronismo no podía ser caracterizado como un mero mecanismo
electoral y tampoco como un sistema de gestión de los problemas sociales.
En
su punto de vista, el Justicialismo es una organización y una doctrina
humanista en movimiento detrás de una misión trascendente. El peronismo
contiene y emana una doctrina de “filiación
socialcristiana” que “es al
Movimiento lo que el alma al cuerpo”. Es por eso, que sus militantes deben
convencerse del valor de su causa y tal cual sostiene Cafiero “no se puede luchar sin verdades”.
El Justicialismo
en la perspectiva de Cafiero, es una tradición histórica hecha voluntad
política, es una realidad cultural en desenvolvimiento y un Movimiento de
realizaciones económicas y sociales.
El peronismo
es una causa nacional y democrática por la reparación social y contiene un
anhelo de justicia que busca liberar al país y dignificar al hombre argentino
en una Comunidad Organizada.
Cafiero
sostiene que el “peronismo no nació para
las tareas pequeñas; está en política para las grandes causas”. El Justicialismo
es un proyecto de desarrollo integral, una emoción en marcha, un pensamiento
que se renueva, una mística de grandeza nacional y una fe popular en la
capacidad del triunfo de la causa.
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