Aritz Recalde, noviembre
2016
Sociólogo y docente
universitario
La
crisis económica norteamericana internacionalizada desde el año 2008, el
deterioro de los precios de producto de exportación de Iberoamérica (soja, hidrocarburos
o hierro) y la caída del crecimiento chino, produjeron serias dificultades productivas,
sociales y políticas en la región. Frente al adverso contexto internacional,
los gobiernos aplicaron diversas propuestas de política económica. En el texto
vamos a mencionar de manera sucinta, dos programas de desarrollo para superar
la crisis.
El neoliberalismo argentino
El
gobierno de Mauricio Macri propone resolver los problemas de la economía con
medidas de corte liberal y en pleno siglo XXI se reiteran recetas ya
implementadas en el siglo XIX. Los conceptos de libre mercado, apertura
comercial, vuelta a los mercados, confianza inversora, desregulación financiera
o reducción de costo del trabajo, ocupan un lugar fundamental del programa de CAMBIEMOS.
El nuevo patrón de acumulación iniciado desde fines del año 2015 está centrado
en dos estrategias:
PRIMERO:
crecer con inversiones extranjeras. Para garantizar esta propuesta se bajan
salarios, se permite la libre movilidad de capitales especulativos y se flexibiliza
la potencial repatriación de ganancias a las casas matrices (“confianza
inversora”). Resultado de estas y otras medidas, en lo que va del año ya
salieron de la economía local más de 20.000 millones de dólares.
SEGUNDO:
potenciar tres áreas de la economía interna garantizando ganancias
extraordinarias a un grupo pequeño de actores concentrados. El gobierno postula
que el excedente acumulado por el sector financiero, las exportadoras de
recursos naturales y las empresas de servicios, serán un incentivo para la
reinversión y el aumento de la producción.
SECTOR
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MEDIDAS
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RESULTADOS PARA EL SECTOR
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DERIVACIÓN PARA EL CONJUNTO DE LA ECONOMÍA
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Sector
financiero
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Pago de los bonos en default sin quita. Emisión
de LEBAC. Toma de deuda en moneda extranjera.
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Alta rentabilidad en dólares para bancos y
organismos financieros. Formación de un
negocio de deuda superior a los 45.000 millones de dólares en 2016.
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Incentivos a la especulación financiera y deterioro
de la actividad productiva. Altos costos de los préstamos productivos
internos. Ajuste de cuentas públicas como resultado del pago de deuda.
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Grupos
agroexportadores y mineros concentrados
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Devaluación. Eliminación paulatina de
retenciones a las exportaciones de empresas mineras y sojeras. Reducción de
impuestos a los bienes personales. Liberalización de operaciones de
exportación.
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Ganancia extraordinaria para las exportadoras
y los productores superior a los 90.000 millones de pesos en 2016.
Ganancias extraordinarias para las mineras de
3000 millones de pesos en 2016.
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Aumento del precio de los alimentos. Deterioro de las cuentas públicas. Ingreso
de divisas por exportaciones de alimentos y fuga vía ganancias y giros al
extranjero. Empobrecimiento de la familia argentina y consumo suntuoso de una
minoría.
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Empresas
de servicios públicos
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Aumentos
iniciales del 1000 %. Ajustes entre 200 y 400% en 2016 y 2017.
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Aumento sideral de la rentabilidad.
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Pérdida de competitividad de la empresa
argentina. Crisis social de las familias. Reducción del gasto público (baja
de subsidios).
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Con
la finalidad de aumentar ganancias del sector exportador y deprimir el costo
del salario en dólares, se impulsó una fuerte devaluación. Ésta última se
trasladó a precios agudizando un proceso inflacionario inducido por una
estructura económica oligopólica con poderosos formadores de precios, con la
eliminación de controles internos y a las exportaciones y con el alza desmesurada de las tarifas de
servicios. Las paritarias de los trabajadores, las jubilaciones y la AUH
cerraron por debajo de una inflación que se estima, será entre el 40 y el 45%
anual.
Como
resultado del programa económico se deterioró la capacidad de consumo del MERCADO
INTERNO (60% de la economía). A diferencia del postulado de campaña electoral de
CAMBIEMOS, cayó la INVERSIÓN nacional y es escasa la extranjera (ambas son el
20 % de la economía). En el plano de las EXPORTACIONES (15% de la economía) y exceptuando
algunos rubros como la soja, hay una importante caída de los volúmenes. La
recesión de Brasil y la baja del crecimiento chino mantendrían esta situación
en el corto y mediano plazo. La decisión de reorientar la economía hacia los
EUA, acarrea la dificultad de un marcado déficit comercial a favor de los
norteamericanos.
Los
datos de la macroeconomía del país son elocuentes y hay una recesión y una caída
del PBI de 1,5 % (frente a un crecimiento cercano al 2 % del año 2015). La
inflación es la más alta de los últimos años y existe un aumento preocupante de
los déficits comercial y fiscal (para el 2017 éste último está calculado en
480.801 millones de pesos). Resultado del cierre de empresas se calculan que se
perdieron más de 150.000 empleos. Para enfrentar este preocupante estado de
situación, la cartera económica nacional barajó tres alternativas:
a-
Llegada
de inversiones extranjeras: no se produjo la lluvia de inversiones esperada,
más allá del ingreso fondos especulativos con altos costos para el conjunto de
la economía y la sociedad.
b-
Endeudamiento
en moneda extranjera: en lo que va del año se acumuló una deuda cercana a los
45.000 millones de dólares. En el año 2017 se calcula sumar otros 25.000 millones
cuyo destino sería un 80 % a cubrir
gastos corrientes. Los servicios de la deuda aumentarán de 186.900
millones de pesos en 2016 a 247.328 millones en 2017.
c-
Recorte
de gasto público -exceptuando el especulativo financiero-: en términos reales
el presupuesto 2017 incluyó recortes en las carteras de producción (-15%),
agroindustria (-14%) o salud (-12%). Se produjeron reducciones en ciencia y
técnica y en las universidades nacionales la inversión en infraestructura bajó
un 70% y hay ajustes en la asignación de las becas de bajos recursos, para carreras
prioritarias o las destinadas a las ingenierías. El presupuesto 2017 contempló
una paritaria salarial del 17 %, cuando se calcula una inflación del mismo
monto y una devaluación del 19 %. Con estas cifras no se recuperará la
capacidad de compra del salario de año 2015 y podría empeorarse de cumplirse
los guarismos de organismo como el FMI que vaticinan una inflación superior a
dos dígitos.
El nacionalismo boliviano
Según
datos publicados recientemente por la CEPAL, Bolivia crecerá en el año 2016 un
4,5%. A diferencia del modelo argentino, la gestión de Evo Morales apuesta a
crecer con recursos propios y a mantener la capacidad de consumo del mercado
interno. El gobierno sostiene una alta inversión pública que deriva en obras de
infraestructura, en el control de áreas productivas estrategias por parte del
Estado y en el desenvolvimiento de políticas sociales. Para garantizar el
proyecto, el MAS reformó la Constitución en el año 2009 y nacionalizó los hidrocarburos
en 2006, en el marco de un paquete de reformas que incluyó la democratización
de varias áreas económicas.
Las
cifras son elocuentes y la renta petrolera que quedaba en Bolivia en el año
2005 era de 300 millones de dólares y en 2014 alcanzó la cifra de 5.330
millones de dólares. El PBI de Bolivia se triplicó entre 2005 y 2014 y lo mismo
ocurrió con el salario mínimo que aumentó en ese valor, en paralelo a que
bajaron las tasas de pobreza y de indigencia.
El gobierno
aumentó las transferencias a gobernaciones, municipios y universidades que
pasaron de 6.669 millones de bolivianos en 2006, a 29.221 millones en 2014. Según
fuentes oficiales, la inversión estatal boliviana subió un 795% entre 2006 y
2014, frente al escaso crecimiento del 15% registrado entre 1997 y 2005.
En
un momento en el cual el principal producto de exportación del país (gas y
petróleo) está a la baja y que su vital destinatario Brasil se encuentra en
recesión, el país no detiene su desarrollo y mantiene un crecimiento con
justicia social. Entre las causas del éxito, se encuentra en que Bolivia
recuperó los principales resortes de su economía y destina los excedentes
económicos al desarrollo nacional y social.
Pese a
evidentes diferencias de escalas y de perfiles productivos y sociales entre
Argentina y Bolivia, la comparación de modelos económicos puede ser efectuada. El
MAS se opone a aplicar una apertura liberal indiscriminada de la economía y continúa
la línea nacionalista de la economía peronista de los años cincuenta. La
decisión de Morales parece coincidir con la tendencia internacional, reflejada en la decisión del pueblo ingles de
salir de la Comunidad Económica Europea y de evitar los resultados de la
apertura comercial y financiera. Algo similar ocurre con la elección del
presidente Trump en los EUA, quien anunció en campaña electoral una mayor
protección económica para su país. A
diferencia de la tendencia internacional, Mauricio Macri aplica un programa liberal
que ya fue practicado hasta el año 2003 y que derivó en la mayor crisis
económica y social de la historia en el 2001.
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