CUADERNO DE TRABAJO N° 18 DEL CENTRO DE ESTUDIOS
JUAN JOSÉ HERNÁNDEZ ARREGUI
ARITZ RECALDE
DICIEMBRE DE
2015
“La enorme masa de obreros y empleados tendrá
que ajustar el cinturón a fin de salvar el país de una catástrofe que sólo
existe en la inventiva de Prebisch”. Arturo
Jauretche
“El
doctor Raúl Prebisch (…) empuñaba el cetro del comando en la gerencia del Banco
Central durante el desarrollo de esa tragedia nacional ocurrida en el decenio
1930 – 1940, en el que la inteligencia política británica nos hundió sin
contemplaciones en la ciénaga sin horizontes de una factoría, con una red de
leyes consecutivas complementarias y coincidentes en su objetivo de cercenar
las posibilidades argentinas de autonomía y orientar las subsistencias en el
mejor servicio de las conveniencias británicas (…) no retaceamos los méritos
técnicos, ni la amplitud de conocimientos ni la ductilidad de inteligencia del
autor (…) la técnica es un arma de la política y el problema es saber lo antes posible quien
va a empuñar el arma y a quién se va a apuntar”. Juan D. Perón (1958: 129-130)
En
el mes de diciembre del año 1955 se publicó la primera edición del Plan Prebisch, retorno al coloniaje. El
libro es un estudio crítico y sistemático del Informe Económico elaborado por el economista de la CEPAL Raúl Prebisch,
por recomendación expresa de la dictadura iniciada en el año 1955.
En
la óptica de Arturo Jauretche, la dictadura cívico militar encabezada por Eduardo
Lonardi tenía por finalidad fundamental “encubrir
una contrarrevolución económica y social”. La violencia militar había
permitido que las fuerzas políticas derrotadas en las urnas desde el año 1946,
vuelvan al gobierno y con ellos “los
viejos equipos del país colonial que habían quedado marginados en 1945 (…)
quisieron restaurar un país ya perimido y borrar todo lo que diferenciaba su
presente del pasado” (Jauretche 1974: 13).
El
programa económico de Prebisch y de los grupos que organizaron el golpe de
Estado consistía en lo siguiente:
- Transferir
al sector agropecuario una mayor parte del ingreso nacional, por intermedio
aumentar sus precios (devaluación monetaria y liberar controles de precios), abrir
importaciones, desregular las exportaciones (desandar el Instituto Argentino de
Promoción del Intercambio o IAPI) y congelar salarios. Eliminados los controles
del Estado la riqueza iba pasar de “las
clases populares al sector de los terratenientes y de los exportadores”
(Jauretche 1974: 110). Este asunto fue
retomado por el autor en un artículo en la revista Que del año 1957. Jauretche insistió que al destruir el IAPI los
consorcios Bunge y Born y Dreyfus tomaban directamente el monopolio del comercio
de granos haciendo un “nuevo
intervencionismo donde el Estado no interviene (…) el intervencionismo se
dirige desde fuera” (Jauretche 1957: 363).
- Otorgar
mayor poder al capital extranjero y adquirir onerosos empréstitos
(endeudamiento). El autor entiende que nos iremos “hipotecando con el fin de permitir que falsos inversores de capital
puedan remitir sus beneficios al exterior” (Jauretche 1974: 134).
- Reducir
la inflación bajando el nivel de la ocupación obrera y del consumo popular.
Jauretche
destacó que el Informe de Prebisch tenía deficiencias en la interpretación de
datos y manejaba fuentes erróneas. La finalidad del trabajo era presentar una
Argentina quebrada e inviable económicamente, como resultado de una década de
gobierno peronista y “según Prebisch,
nuestro país atraviesa por la crisis más aguda de su desarrollo económico”
(Jauretche 1974: 22).
La
severidad del diagnostico del economista, fue utilizada por la dictadura para modificar
las estructuras de gobierno nacional y retrotraer la distribución de la riqueza
al país pre peronista.
Situación
de la economía del gobierno peronista
“En
economía no hay nada misterioso ni inaccesible al entendimiento del hombre de
la calle. Si hay misterio, reside él en el oculto propósito que pueden
perseguir el economista y que no es otro que la disimulación del interés
concreto a que se sirve”. Arturo Jauretche
Jauretche
analizó la situación de la economía argentina de la década peronista e indicó
que en el año 1952 el crecimiento se detuvo como resultado de la sequía y de un
contexto mundial caracterizado por el deterioro de los términos de intercambio
de nuestros recursos exportables.
Jauretche
presentó cifras estadísticas que reflejaban que desde “1953 se observa una recuperación que lleva a la renta cerca de los
niveles del año 1951, tendencia que adquiere proporciones destacables en el año
1954 que supera ampliamente todos los registros anteriores” (Jauretche
1974: 25). En particular, el autor destaca que aumentaron la ocupación, los
volúmenes de producción industrial, el comercio minorista y la construcción,
cuestión que se reflejó directamente en el mejoramiento de las condiciones de
vida de la población. Pese a esta realidad contrastable para las mayoría de los
argentinos, Prebisch sostenía que el país estaba quebrado y es “aquí donde el hombre de la calle comienza a
sospechar (…) tenía recuerdo vago de las crisis anteriores, con sus cuadros de
desocupación de miseria popular y se creía ahora en el mejor de los mundos”
(Jauretche 1974: 22).
Jauretche
destacó que pese al negativo diagnostico del autor del Informe, desde el año
1948 al 1955 ingresaron al país 700.000 inmigrantes que se insertaron a la
industria y “es así como la Argentina
vuelve a crecer aceleradamente, después de un período de estancamiento
demográfico” (Jauretche 1974: 75). A diferencia del Informe, Jauretche
concluye que “el pueblo vive mejor y
consume más, no a costa de la descapitalización y del endeudamiento nacional,
sino merced a la limitación del derroche y del lujo de las clases parasitarias”
(Jauretche 1974: 98).
Para
justificar su diagnostico pesimista, Prebisch introdujo las variables de análisis
“divisas”, “transporte”, “energía”, situación del “agro y la industria”, “deuda
pública” e “inflación”.
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