ARITZ RECALDE
Septiembre
de 2014
“Iberoamérica reúne las condiciones de una Nación
integral.” Juan
José Hernández Arregui
El
filósofo argentino Juan José Hernández Arregui sostuvo en el año 1957 que
Iberoamérica era una unidad cultural e histórica que revelaba “la presencia de todos los elementos
sustantivos y adjetivos de una Cultura.” Mencionó, además, que la unidad
espiritual del Continente transcurría en una etapa convulsionada por la acción
imperialista mundial y que la incomprensión de nuestras Naciones entre sí había
sido fomentada por la “injerencia de
fuerzas ajenas al derrotero de América Latina.” Frente a un mundo
atravesado por la lucha imperialista Arregui profetizó: “debemos concebir nuestro destino en términos de política intercontinental.”
Para alcanzar la unidad regional, los
pueblos debían conformar una conciencia política y una “conciencia histórica de su destino futuro.”
Presentamos
a continuación un análisis razonado de un conjunto de iniciativas para contribuir
a la comprensión mutua e impostergable de la integración de Iberoamérica.
¿América
Latina, Panamérica, Hispanoamérica, Iberoamérica?
El
filósofo Alberto Buela analizó las diversas formas de nombrar al Continente. Mencionó
los términos Latinoamérica, América
Latina, Panamérica, Indoamérica, América Mestiza, América Española,
Hispanoamérica, Iberoamérica e Indias
Occidentales. Estableció que la denominación más utilizada era la de América Latina. El nombre proviene de
una construcción política originaria de Francia y era el resultante de la
traducción de Amerique Latine,
promovida por Luis Napoleón y el Emperador de México, Maximiliano, quien
ocupaba su cargo por intermedio de la agresión francesa del año 1861. Mencionar
el componente “Latino” ligado a “América”, les permitió introducir al proceso
de colonización del Continente a los franceses y a los italianos.
Hernández
Arregui ratificó la opinión de Buela y sostuvo que: “La denominación América latina, a más de culturalmente imprecisa y cercana, se extendió al
término de la centuria pasada apoyada por escritores encandilados por Francia,
se aclimató finalmente en este siglo XX, bajo el ascendiente de personajes
como Clemenceau o Poincaré, y es en alguna medida el resabio con
cosméticos modernos de aquella inquina hacia España que viene de la política
continental europea de los Siglos anteriores, no sólo de parte de Inglaterra,
sino de Francia, interesada por igual en el reparto de los restos del antiguo
imperio español en América.”
Methol
Ferre reivindicó la utilización de América
Latina por considerar que el idioma castellano o portugués también deriva
del latín. El autor destaca que
Hispanoamérica, fue utilizado por Miranda en su Manifiesto a los Pueblos
del Continente Colombiano en 1801. En lugar de América Latina o de Panámerica,
proponemos en línea con Juan José Hernández Arregui, utilizar la palabra Iberoamérica por el hecho de que incluye a los
territorios y tradiciones étnicas españolas y portuguesas (Brasil).
I- LA INTEGRACIÓN REGIONAL
Integrar
significa articular intereses y proyectos sobre la base de un objetivo
común. Resultante de la vocación integracionista los Estados y los pueblos:
-
destinan
recursos y bienes : integración económica
-
delegan facultades políticas : integración política e institucional
delegan facultades políticas : integración política e institucional
-
fortalecen valores conjuntos : integración cultural
fortalecen valores conjuntos : integración cultural
La
integración supone la planificación
de acciones conjuntas tendientes al cumplimiento de una agenda compartida.
Juan Domingo Perón y el Continentalismo
Juan
Domingo Perón participó de la IV Conferencia Cumbre de Países no Alineados,[1]
realizada en el mes de septiembre del año 1973 en Argelia, África. En su
intervención sostuvo: “Ayer fue la época
de las nacionalidades, hoy es la época del Continentalismo.” La preponderancia geopolítica de
naciones del estilo de Alemania, Inglaterra o de Francia, era desplazada por
unidades regionales de poder como la Unión Soviética o la Comunidad Económica
Europea. Perón mencionó que la Unión Soviética se
organizó en Estado bicontinental y se expandió política y territorialmente
sobre otros espacios, fortaleciendo su control sobre sus aéreas de interés en
Europa, en Asia, en África y, en menor medida, en Iberoamérica. Sostuvo,
además, que la nación bioceánica e industrialista de los Estados Unidos,
expandió su dominio neocolonial en varias regiones y, en particular, en
Iberoamérica. Las dimensiones económicas y el poder político de los EUA, lo
posicionaba como un actor central del orden mundial.
Asimismo,
Perón destacó que Europa occidental marchaba hacia el Continentalismo a partir
de la creación de la Comunidad Económica Europea. El bloque surgió como un
contrapeso a los intereses de los EUA y de la Unión Soviética. La
disputa imperialista mundial condujo a las dirigencias europeas a la unidad y
en palabras de Perón: “El Viejo
Continente no olvidó tomar las
medidas necesarias para neutralizar los avances americanos: la Comunidad
Económica Europea, su Mercado Común, el Pacto del Carbón y el Euratón, fueron
las más importantes y definidas. Con ello echaron las bases para una Europa
unida por lo menos en lo esencial, que pusiera en marcha el objetivo de unos
posibles Estados Unidos de Europa. (…) Desde entonces la lucha entre Estados
Unidos y la
Comunidad Europea no ha cesado.”
Frente
a la fuerte disputa imperialista por el control del plantea y sus recursos
Perón impulsó: “La existencia e
integración de un “Tercer Mundo” que acciona dentro de las integraciones
actualmente en marcha, no responde a otra cosa que a esa lucha sorda,
disimulada, pero no menos decisiva para el futuro del mundo.”
[1] Argentina integra el Movimiento de Países no Alineados como
“observador” a partir de los años sesenta. En 1973, se hace miembro pleno y en
1991 por decisión de Carlos Menem se retira del Movimiento. Actualmente, la
Argentina adquiere el rango de observador.
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