Aritz Recalde, mayo 2023
“Las
mujeres argentinas inician una nueva etapa en su evolución social, merced a
tres hechos de gran trascendencia: la concesión de sus derechos políticos, la
generalización del trabajo fuera del hogar y el despertar de la conciencia de
los derechos de las trabajadoras, iniciado con la Revolución”. Lucila De Gregorio Lavié, año 1948
En el año 1991 se aprobó la Ley de Cupo Femenino 24.012,
que le otorgó un impulso fundamental a la participación política de las mujeres
en la República Argentina.
Nuevamente y de manera similar a la reforma electoral del
año 1947 lo hicieron posible la convergencia entre la militancia y el apoyo
gubernamental del Justicialismo.
1. Antecedentes
a la Ley Nacional 24.012/91
·
El Justicialismo y los derechos políticos de las
mujeres
“Tengo fe en las mujeres de mi Patria como reserva moral de la
argentinidad, puesto que ellas, como madres actuales o en potencia, son la raíz
de nuestro pueblo”. Juan D. Perón,
año 1950
La reforma electoral de 1947
“Aquí
estamos, mujeres argentinas, de pie, conscientes de nuestro deber y
conscientes, también de nuestros
derechos. Aquí estamos para servirle, mi General, en esta cruzada histórica que
se avecina, en la que la mujer argentina, al votar, cumplirá con Perón, como
Perón cumplió con nosotras (…) En mi calidad de presidenta del Partido
Peronista Femenino no puedo traicionar a las mujeres que en él se agrupan por
millones. Sus esperanzas no pueden ser defraudadas. No puedo dejar de traer,
valiente y honradamente, el pensamiento que ellas a diario depositan en mis
manos, y por el cual están luchando”. Eva Duarte,
año 1951
El Justicialismo
fue la principal fuerza política en lo concerniente a la consagración de los
derechos políticos de las mujeres en la Argentina.
Con anterioridad al peronismo diversos partidos y
expresiones culturales venían bregando por el tema. Con este fin se habían
impulsado reformas electorales en algunas provincias y varias iniciativas de
ley nacional que nunca fueron aprobadas.
Juan Domingo Perón tuvo el acierto de recuperar esta
militancia y de consagrar muchos de los históricos reclamos. Es oportuno
remarcar el hecho de que la aprobación de la ley de voto femenino de 1947 contó
con el apoyo de los radicales y de los socialistas integrados al oficialismo.
Por ejemplo, el proyecto inicial de la futura ley 13.010 lo escribió el
mendocino Lorenzo Soler de la UCR-JR y en la legislatura fue fundamental el
apoyo del senador Diego Luis Molinari que había sido un histórico militante Yrigoyenista
que se sumó al justicialismo. Por requerimiento de Juan Perón el Ministro del
Interior de origen socialista, Ángel Borlenghi, participó en el recinto y fue
un gran protagonista para que la ley se aprobara.
Buena parte de los dirigentes de los partidos de
oposición, planteando reparos, apoyaron el proyecto oficialista y votaron a
favor de la ley 13.010/47.
Marcela Durrieu destacó que “El fuerte impulso del peronismo al proyecto de voto femenino obligó a
los otros partidos a acompañar afirmativamente la iniciática y eso se vio en
los votos de los legisladores en el recinto. Por fuera del parlamento varios de
sus dirigentes se oponían a la medida por considerar que provenía de un
gobierno autoritario. Es importante remarcar que el peronismo consagró los
derechos y le dio muchos lugares a la mujer en tan sólo algunos pocos años. Si
bien existían mujeres de gran trayectoria de militancia sufragista, luego del
año 1947 ni la UCR, ni el Partido Socialista tuvieron dirigentes femeninas en
sus listas hasta los años setenta. Ni siquiera alcanzaron la banca figuras de
larga trayectoria como Alicia Moreau de Justo. Dentro del socialismo la primera
mujer diputada ingresó luego de la reforma electoral del año 1991”
(Entrevista Marcela Durrieu 2023).
Tal cual mencionamos, el proyecto originario de la reforma
electoral del oficialismo fue elaborado por el senador Lorenzo Soler de antigua
militancia radical. La iniciativa fue aprobada en comisión el día 21 de agosto
de 1946 y se envió al recito con las firmas de Pablo Ramella, de Vicente Leónidas
Saadi y de Diego Luis Molinari.
Lorenzo destacó que había militado 25 años la propuesta y
que el “proyecto representa una promesa
del Poder Ejecutivo de La Nación”. Puntualizó que las primeras iniciativas
de ley se elevaron ya en 1919 y al año 1946 había acumulados alrededor de 15
proyectos parlamentarios.
Ramella argumentó que en la provincia de San Juan en la
época de la gobernación de Domingo F. Sarmiento (1862-1864), las mujeres
votaban en cargos municipales. También detalló que la reforma constitucional provincial
del año 1927 había incluido ese derecho[1]. Lo mismo se había hecho
en la Constitución de Santa Fe del año 1921. Citó además como antecedentes los
casos de EUA (1919), de Inglaterra (1928), de España (1931), de Uruguay (1932) y
de Brasil (1933). Argumentó que la Iglesia Católica bajo los papados de Benedicto
XV y de Pio II auspiciaba la participación política femenina. En su óptica, las
mujeres habían tenido importancia fundamental en la política mundial como fue
el caso de Isabel la Católica o de Catalina de Rusia.
Diego Luis Molinari destacó que ya en la década del
veinte un grupo de diputados seguidores de Hipólito Yrigoyen promovieron una
ley de “derechos civiles de la mujer”.
Su posicionamiento político de apoyo al proyecto del año 1946 significaba
continuar con las banderas del caudillo radical, que fueron retomadas y
actualizadas el 17 de octubre de 1945.
El 9 de septiembre del año 1947 la iniciativa se trató en
la Cámara de Diputados. El proyecto de la mayoría parlamentaria fue discutido
el día 5 del mismo mes en la Comisión de Asuntos Constitucionales y se envió al
pleno con las firmas de Graña Echeverry, Díaz de Vivar, Oscar Abrieu y John W.
Cooke.
Había varios despachos de minoría. Uno de ellos fue
elaborado por el conservador Reynaldo Pastor quien en el recinto destacó que la
Carta Orgánica de su partido incluía el apoyo al “voto femenino”. En el recinto marcó una diferencia con la
iniciativa del oficialismo ya que él promovía el voto optativo y no obligatorio
de la mujer.
Se presentó un proyecto del radical Ernesto Sanmartino.
Dentro del oficialismo formularon iniciativas Petruzzy y Visca quienes en el
recito destacaron la función política de Eva Duarte y apoyaron fervientemente
la ley.
El diputado Graña Echeverry hizo un extenso recorrido
histórico, destacando que en el siglo XIX se inició “el movimiento feminista con una fuerza organizada en el viejo y el nuevo
mundo”. Remarcó que el bloque legislativo mayoritario promovía la “igualdad completa de derechos y obligaciones”
y citó a Eva Duarte a la que caracterizó como la “más alta luchadora del feminismo argentino”.
Abrieu argumentó a favor del proyecto diciendo que la “lucha lleva siglos” y que Cristo “redimió en Magdalena a todas las mujeres. El
mito de la superioridad masculina en naturaleza ha perdido todo su aparente
valor”. Sostuvo que “negar a la mujer
el derecho de conformar la voluntad general es desconocer su dignidad (…) la
entidad del pueblo soberano no tiene calidad si se la cercena en razón de
sexos, en el grado actual que ha alcanzado nuestra civilización”.
Como ya adelantamos, intervino en el recinto el Ministro
de Interior Ángel Borlenghi, quien destacó la centralidad de la mujer en el
mundo sindical y sostuvo que “si ejerce
su defensa económica, también puede ejercer los derechos políticos”. Remarcó
que la mujer fue protagonista en el 17 de octubre y también en la campaña
electoral posterior y “esta ley viene a
reconocer un derecho que a mujer ha conquistado por sus propios méritos”.
Luego de aprobada en el recinto, la ley 13.010 se
promulgó el día 23 de septiembre del año 1947 por intermedio del Decreto 29.465.
“El hecho de que nos aprestemos a trazar nuestra propia trayectoria, como
mujeres y como ciudadanas, no significa ni podría significar separarnos de la
revolución nacional peronista, ni dividir al movimiento peronista, que es el
órgano político de la revolución (…) la unidad femenina peronista debe ser
nuestra preocupación básica y debe constituir nuestro objetivo diario y
superior de ciudadanas y de mujeres. Esa unidad es la palanca a cuyo impulso poderoso
no habrá privilegio que resista, enemigo que contenga, intereses que dominen o
coalición interna o exterior que logre vencer”. Eva Duarte, año 1949
La Revolución del año 1943 había impulsado la formación del Comité Pro Sufragio Femenino (1944). En una reunión de dicho Comité del mes de julio de 1945 Perón manifestó, públicamente, que “soy partidario de otorgar el sufragio a la mujer”.
En el mes de agosto del año 1944 se creó la División de
Trabajo y Asistencia de la Mujer, considerada como el primer organismo
gubernamental abocado al tema. La flamante cartera del Estado estuvo a cargo de
la abogada Lucila De Gregorio Lavié (Recalde 2020: 220).
En el año 1948 Lavié destacó que el Justicialismo había
contribuido positivamente a la formación de la conciencia política de la mujer
con la reforma electoral de 1947 y “como
una preciosa conquista de la Revolución se han consagrado sus Derechos Cívicos
y dentro de dos años podrán ejercitar por primera vez el voto, para elegir sus
representantes y ser elegidas”. Además, el peronismo garantizó que “la enseñanza secundaria y universitaria
están abiertas para las mujeres y gracias a las previsiones del Plan
Quinquenal, la vocación y las aptitudes podrán ser cultivadas por todos,
aboliendo el privilegio de los recursos familiares”. Lavié remarcó como un
hecho positivo que el proceso de industrialización había favorecido la
inserción laboral de la mujer y las “obreras
pueblan fábricas y talleres realizando las más diversas tareas con seriedad y
rendimiento en los grandes centros industriales. Las trabajadoras a la par de
sus compañeros, bregan por la justicia social y luchan por las condiciones de
trabajo”. Puntualizó que la Secretaría
de Trabajo y Previsión había avanzado en la regulación del trabajo
femenino, aunque aún no había igualdad en las remuneraciones con el conjunto de
los obreros. En sintonía directa con el ideario de Eva Duarte, también remarcó
que el trabajo de la mujer “no debe
significar el abandono del hogar” (Lavié 1948).
Estas acciones fueron apoyadas activamente por Eva Duarte
y por el presidente Juan D. Perón. El acompañamiento de los conductores del
espacio político permitió la reforma normativa y su posterior efectivo
cumplimiento[2].
Luego de aprobada la ley 13.010 Eva se dedicó activamente
a la organización política de la mujer. Fomentó los Centros Cívicos Femeninos y
el empadronamiento de las mujeres[3]. El día 26 de julio de
1949 se reunió la Primera Asamblea Nacional del Movimiento Peronista Femenino.
Pocos días después se fundó el Partido Peronista Femenino (Recalde 2020: 280).
Al año 1951 existían 3600 Unidades Básicas de la rama femenina en todo el país
(Duarte 1951).
El oficialismo y marcando una clara diferencia con todos
los partidos de la época, inició la política de incluir el tercio de los
lugares para las mujeres en sus listas de legisladores. La primera elección fue
en el año 1951 y desde esa histórica jornada y hasta el día de la fecha el Justicialismo
siempre tuvo mujeres en sus listas.
El resultado fue que por muchas décadas el peronismo se
convirtió en el partido con mayor representación política de la mujer de la
Argentina. En el marco del debate de la Ley del Cupo Femenino del año 1991 la
diputada nacional Ángela Sureda (UCR) mencionó que con el peronismo “llega al Congreso cl porcentaje más alto de
mujeres que hubo en nuestra historia. El 25 por ciento se encontraba en el
Senado y el 16 por ciento en esta Cámara”.
El importante rol político de Eva Duarte condujo a que el
Movimiento Obrero Organizado apoyara su candidatura a la vicepresidencia. La
Primera Dama venía siendo el interlocutor directo entre la Revolución y los
trabajadores y había adquirido un poder institucional y político nunca alcanzado
antes por ninguna mujer en el país.
Es bueno destacar el hecho de que la mera aprobación de
la reforma electoral del año 1947 no garantizó el ingreso de mujeres en las
listas de todos los partidos. Por ejemplo, la primera diputada de la UCR fue María
Teresa Merciadri de Morini y alcanzó el cargo de legisladora nacional recién en
el año 1973. En el marco del debate de la Ley de Cupo de 1991 la diputada
radical Gómez Miranda estableció que “La
verdadera inspiradora ha sido la primera diputada radical, a la que recién
tuvimos como en todo partido muy machista en el año 1973. Me refiero a la que
fuera diputada de la Unión Cívica Radical por la provincia de Córdoba, quien se
encuentra en el Palco Bandeja, Teresa Morini”.
La recuperación democrática del año 1973 de la mano del
Justicialismo le aportó un nuevo impulso a la participación femenina.
Integraron las listas y luego asumieron las bancas varias diputadas y senadoras
del oficialismo y también de otros partidos de la oposición.
En línea con la centralidad que tuvo Eva Duarte en el primer
Justicialismo, en el año 1974 María Estela Martínez ocupó la vicepresidencia. Muerto
Juan Domingo Perón asumió la presidencia siendo la primera mujer del mundo en
alcanzar esa función (Mazzieri 2020: 199). En el año 1975 la Presidenta destacó
que “La igualdad que la mujer anhela es
la del mutuo respeto, conviviendo armoniosamente con el hombre y tomando parte
activa en la lucha por la existencia Hombre y Mujer, avanzando en la vida lado
a lado, enfrentando el porvenir con decisión y fe, unidos solidariamente” (Martínez
1975).
·
La apertura democrática del año 1983 y después
“Si la mujer vive dentro de un ámbito de respeto y goza de los mismos
derechos que el hombre, su aporte a la comunidad será de gran valor para el
país, puesto que dentro de su espíritu femenino, posee grandes valores
intuitivos y su imaginación alcanza alturas insospechadas, que pueden derivarse
en importantes adelantos para su comunidad (…) La mujer por su actuación permanente
en todos los terrenos, tiene mucho que aportar a la solución integral y
equitativa de estos graves problemas”. Presidenta María Estela Martínez, año 1975
La apertura democrática del año 1983 no supuso un aumento
del número de dirigentes femeninas en las listas. Incluso, en algunas fuerzas ocurrió
lo contrario y se redujo su intervención en relación a los años cincuenta y
setenta. Mabel Muller se refirió a esta cuestión y mencionó que “Con Eva Duarte tuvimos las primeras
diputadas mujeres en la historia. Dada su embestidura y su poder nadie
enfrentaba sus iniciativas. Desde 1983 en adelante y ya sin una figura como
ella, tuvimos muy poca representación y mucha resistencia masculina”
(Entrevista a Mabel Muller 2023). En el
año 1991 en el marco del tratamiento de la Ley de Cupo la diputada Matilde Quarracino
(UCR) puntualizó que entre los años “1952
y 1955 el Parlamento tuvo un piso del 22 por ciento de mujeres; en 1963 y 1964 bajó al 1% a y
partir de 1983 no pasó del 7%”.
Dentro del Justicialismo un grupo de mujeres empezó a
reclamar la participación del 33% de los lugares en las listas, exigiendo el
histórico rol de la rama femenina. Juliana Marino mencionó que el debate se dio
en el marco de la “transición democrática”, que estuvo caracterizada por un
considerable espíritu de compromiso y por unas altas expectativas en la
capacidad de la política para transformar la realidad. Puntualizó que “El justicialismo de la Capital discutía la forma de la conducción tras
la desaparición de Perón, quién dirigía un Movimiento con eje en el Movimiento
Obrero, al que se sumó la rama femenina y luego la juventud. El Partido en la
etapa de Perón era meramente la herramienta electoral y el centro del
dispositivo era el Movimiento. A la vuelta de la democracia nos propusimos
hacer un partido con una estructura dinámica, movimentista y democrática. Las
mujeres intervinimos activamente desde 1983 en el marco de un clima de
participación y compromiso. Nos afiliamos y empadronamos en muchos casos más
que los hombres” (Entrevista a Juliana Marino 2023).
Marcela Durrieu sostuvo que en esa época sus acciones
recuperaban la figura de Eva Duarte que “fue
forjadora de una tradición partidaria que si bien estuvo en disputa, fue
favorable a nuestras reivindicaciones” (Entrevista a Marcela Durrieu 2023).
Tal cual vamos a comentar en el punto siguiente del
artículo, dentro de UCR también las mujeres se movilizaron detrás de cambios
partidarios y políticos y redactaron dos iniciativas de ley que fueron
presentadas en las Cámaras de Diputados y de Senadores.
La Plataforma Nacional del Partido Justicialista de 1989
Carlos Menem y Eduardo Duhalde alcanzaron la presidencia
en el año 1989. La Plataforma Nacional
del Partido Justicialista[4]
había incluido un apartado titulado “La
Mujer”. Allí se estableció que “el
sentido justicialista de la política con relación a la mujer no se caracteriza
por considerarla en situación de diferencia con el hombre, sino junto a él
preservando los derechos y funciones sociales que le son propios. Se estimulará
la participación de la mujer en todos los ámbitos de la política social y sus
organismos, en la actividad productiva, científica y cultural; en escuelas,
hospitales servicios sociales abastecimiento y precios. Se promoverá la
adecuación de algunos de los estatutos profesionales, para asegurar el
principio de igualdad distributiva y laboral de la mujer, evitando aspectos
discriminatorios”.
En cumplimento de la plataforma, Carlos Menem apoyó la
sanción de la Ley de Cupo de 1991 y creó con dependencia directa del Presidente
de la Nación el Consejo Nacional de la Mujer (Decreto 1426/92). El organismo
tenía entre sus objetivos los de implementar la “Convención sobre la eliminación de toda forma de discriminación contra
la mujer” de la ONU, a la cual la
Argentina adhirió por la ley 23179/85 y que luego fue incluida en la
Constitución de 1994.
2. La aprobación de la Ley Nacional 24.012/91
A partir del año 1989 y en un gran resumen, se produjeron
tres cuestiones que auspiciaron la sanción de la Ley de Cupo Femenino:
- La asunción de un gobierno Justicialista que de manera
similar al año 1947 apoyó la reforma del código electoral. El Presidente Carlos
Saúl Menem y su Ministro del Interior, José Luis Manzano, fueron protagonistas
directos y auspiciaron la militancia femenina y garantizaron la aprobación
legislativa en el recinto;
- El activismo de un grupo de mujeres que en línea con el
Comité Pro Voto Femenino de los años cuarenta, salieron a militar la iniciativa
enfrentando oposiciones dentro y fuera de su partido. Tuvieron conciencia
histórica y generaron las condiciones políticas de posibilidad para el
reconocimiento de su derecho a participar en igualdad de condiciones;
- El acuerdo entre sectores de los dos principales
partidos nacionales Unión Cívica Radical y Partido Justicialista. La militancia
de varias fuerzas políticas fue fundamental para habilitar este acuerdo y
también para aprobar la ley en el recinto.
Se inicia
el debate legislativo sobre el cupo femenino
Finalizando el gobierno de Raúl Alfonsín un grupo de
legisladoras de la UCR entre las que se destacaban Margarita Malharro de Torres
y Norma Allegrone, presentaron dos proyectos de Ley de Cupo en las Cámaras de
Senadores (EXP-SEN: 0518-S-89) y de Diputados (EXP-DIP: 1526-89). Con la
certeza de que ya no tendrían tratamiento y tras el triunfo del Justicialismo
del año 1989, dichas militantes se reunieron con sus pares del Consejo Nacional
del PJ. Participaron por el peronismo Olivera Del Valle Rivas, Juliana Marino y
Liliana Gurdulich, entre otras (Entrevista a Marcela Durrieu 2023).
En base a estos encuentros y debates se logró un acuerdo básico
inicial entre las militantes de las dos
principales fuerzas políticas de la Argentina. Ese núcleo de legisladores y de
activistas inició un importante número de acciones públicas tendientes a darle
el tratamiento al proyecto de Margarita Malharro de Torres. Las dirigentes del
Justicialismo diagramaron la estrategia política de iniciar el tratamiento en
Senadores y luego ir a Diputados donde sería más difícil su aprobación (Entrevista
a Marcela Durrieu 2023).
En el mismo año 1989 se le dio media sanción a la
iniciativa de ley en la Cámara de Senadores. Marcela Durrieu entiende que,
posiblemente, algunos senadores que estaban en contra de la reforma la
auspiciaron creyendo que la propuesta no se aprobaría luego en la Cámara de Diputados.
A partir de acá, las militantes Justicialistas del núcleo
inicial se fueron ampliando y se implementó una activa campaña nacional. Marcela
Durrieu recuerda que “recorrimos el país
y entramos en contacto con dirigentes de todas las fuerzas. Dentro del PJ había
legisladoras como Irma Roy e Inés Botella que acompañaban. Otras mujeres como
María J. Alsogaray de la UCEDE directamente se oponían[5]”
(Entrevista a Marcela Durrieu 2023).
En este contexto un grupo de dirigentes femeninas del PJ
se reunió con el presidente Carlos Saúl Menem. Tal cual sostiene Marcela
Durrieu quién participó del encuentro, el mandatario les recomendó que se
militara el tema en todo el país y que se instalara en la agenda pública la
necesidad de la reforma electoral. Además y cuestión fundamental, el Presidente
se comprometió con la sanción de la norma asunto que posteriormente cumplió.
Debate en la Cámara de Senadores
El tema se discutió e 20 y 21 de septiembre de 1990. A
diferencia de año 1947 y si bien eran muy pocas, en los años noventa había
mujeres en el recinto. En la Cámara de Senadores de La Nación eran cuatro sobre
46.
La Senadora Liliana Gurdulich (PJ) defendió la iniciativa
remarcando que el Justicialismo le había otorgado el 33% de los lugares en las
listas a las mujeres y que se trataba de recuperar el impuso de la ley 13.010.
En su punto de vista ello potenciaría “a
la sociedad argentina para salir de la crisis presente, con una verdadera
acción de conjunto que es lo que pretendemos todas las mujeres”.
La senadora de la UCR y promotora de la ley Margarita Malharro
de Torres hizo un extenso alegato. Puntualizó la importancia de las acciones de
Perón y de Eva y recuperó la trascendencia del proyecto del radical Miguel
Ortiz de Zarate del año 1939. Sostuvo críticamente que en la apertura
democrática de 1983 nadie convocó a las mujeres a afiliarse y que tuvieron que
hacerlo por su cuenta y sin apoyo partidario.
El chaqueño Deolindo Bitell (PJ) apoyó la propuesta y
citó como antecedente a la senadora por la entonces provincia Presidente Perón,
María del Carmen del Casco Aguer, quien ocupó el cargo en el año 1953. También
detalló el reparto de los cargos del PJ que incluyó inicialmente el “tercio”
femenino y desde los años setenta el “cuarto” de representación con el fin de
que ingrese la juventud.
Debate en la Cámara de Diputados
El proyecto fue tratado en las Comisiones de Asuntos
Constitucionales, Familia, Mujer y Minoridad. Se consiguió la adhesión al
proyecto del diputado justicialista Jorge
Rodríguez.
El proyecto se debatió en varias sesiones y los últimos
días de tratamiento fueron el 6 y 7 de noviembre del año 1991. Días antes la
Rama Femenina del Justicialismo realizó un acto de apoyo a la iniciativa en la
localidad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires, con la participación de
10.000 mujeres (Entrevista a Marcela Durrieu 2023).
Las mujeres ocuparon la sala del Congreso y se
movilizaron en las inmediaciones. La diputada Inés Botella (PJ) sostuvo en el
recinto que “Las mujeres que han venido a
presenciar este debate recorrieron muchos kilómetros. Han venido de Córdoba, Mendoza,
Santa Fe, Rosario, la provincia de Buenos Aires, Río Negro; hay obreras
textiles y de plantas automotrices, entre otras; y amas de casa y docentes.
Queremos que todas puedan participar políticamente”.
La legisladora Gabriela González Gass (UCR) recordó que
casi en paralelo al proyecto de Malharro de Torres, las diputadas Inés Botella
(PJ), Norma Allegrone (UCR) y María Gómez Miranda (UCR) habían formulado una
iniciativa de tercio. Remarcó la importancia de que en ese momento Raúl
Alfonsín y Carlos Menem apoyen la iniciativa. Hizo un recuento de las luchas
feministas, anarquistas, socialistas y radicales.
La diputada formoseña Marta Martín De Nardo (PJ) realizó
un extenso alegato. Puntualizó que el proyecto de cupo tenía originar un cambio
en la composición de los partidos políticos. Citó la importancia de la
11.357/26 de Derechos Civiles de la Mujer, la reforma constitucional de
Federico Cantoni en San Juan y la ley 13.010. Remarcó que desde la muerte de
Eva la mujer había sido desplazada de los “lugares
de conducción política, no de los lugares de la militancia y del esfuerzo”.
La diputada Ruth Monjardín de Masci (UCR-Partido
Federal) sostuvo que la reforma de
1947 continuó el “anhelo de la Ley Sáenz
Peña”. Reivindicó la labor histórica del Partido Socialista de Alfredo Palacios.
Sostuvo que en los últimos 40 años se produjo una “involución” en la participación política de la mujer.
Con el fin de apoyar la propuesta, el diputado Guillermo Estévez
Boero (Partido Socialista Popular) argumentó “La educación gratuita no significa ir contra los mejores, sino dar a
todos la misma oportunidad. De igual forma, el cupo no significa favorecer a
las mujeres ineptas para que accedan a puestos de responsabilidad, sino otorgar
a todas las mujeres, ineptas o no, las mismas responsabilidades que se les da a
todos los hombres, ineptos o no”.
La diputada correntina Emma Tacta de Romero (PJ) sostuvo
que “soy consciente de que es necesario
sancionar esta iniciativa, pero también se debe complementar con leyes
esenciales y modificaciones fundamentales al estatuto ele los partidos
políticos (…) Si aprobamos el proyecto de Ley de Cupos sin modificar el
Estatuto de los Partidos Políticos, seguirán siendo los hombres quienes elegirán
a las favorecidas por esta merced”. Puntualizó que luego del año 1947 “las primeras mujeres que ocuparon estas
bancas -entre las que destaco a Delia Parodi, Juana Larrauri, Nélida de Miguel,
Magdalena Álvarez y otras-, no llegaron al Parlamento señaladas por el dedo de
ningún interventor (…) Eva Perón les enseño a luchar y a ganar sus cargos”.
La diputada por Santa Cruz Ángela Sureda (UCR) mencionó
que “16 mujeres integramos esta honorable
Cámara (…) detrás de esta iniciativa estamos las mujeres del norte y las del
sur, las radicales y las peronistas”. Remarcó que “La lucha de las mujeres no es solamente la lucha por el cupo. Debemos
tener presentes otras banderas: la lucha contra la trata de blancas y contra la
violencia en la familia, el acoso sexual y la discriminación en el trabajo”. Culminó
su alocución remarcando que “Queremos
estar al lado del hombre. Cuando a alguna mujer la escucho hablar contra del
hombre, me siento incómoda, porque creo que en nuestro país no podemos
permitirnos un enfrentamiento con el hombre, desde ningún punto de vista”.
La legisladora María Gómez Miranda (UCR) destacó que “les aseguro que el voto femenino lo tuvimos
porque hubo una mujer con poder político. Si Eva Perón no hubiera tenido poder
político aún estaríamos luchando por el voto femenino. Tan cierta es esta
reflexión que cuando murió Eva Perón, los hombres no se acordaron más del poder
político de Eva Perón y fueron quitándonos día a día nuestra participación
política”.
La diputada María Cristina Guzmán (Movimiento Popular
Jujeño) sostuvo que “Desde el punto de
vista sociocultural, recuerdo que en la Cámara de 73 participamos en una lucha por los derechos
de la mujer. Se recordó a la diputada radical María Teresa Merciadri de Morini.
Éramos solamente dos las diputadas de la oposición. Pero había 25 legisladoras
del Partido Justicialista en una época en la que se respetaba aquello de la
rama femenina, que a algunos les parecía reaccionario pero que implicaba una
mayor participación de la mujer”. Sostuvo que “Llegamos al momento actual, en el que las mujeres estamos en la plena
igualdad jurídica. Es cierto, tenemos la plena igualdad jurídica, pero todos
sabemos que no tenemos la igualdad social”.
Habían pasado casi 12 horas de debate y el proyecto de
ley parecía entrar en un pantano. Por pedido del presidente Carlos Menem estuvo
en el recinto el Ministro del Interior José Luis Manzano. El Ministro destacó
que existía una oposición mediática a la propuesta y que la “postura de avanzar en una ley que determine
por cupo la presencia femenina, en términos de resultado electoral posiblemente
signifique un costo y no un beneficio para quienes la impulsamos. Pero el
ejercicio de la condición de políticos y de dirigentes de la sociedad nos
obliga a la búsqueda de la justicia sin especulaciones políticas”.
Manzano sostuvo que “la
sociedad, como el mercado, no es neutra. Se ha construido de determinada
manera, asigna y quita poder y asigna y quita riquezas. No está constituida por
escenarios quietos donde los actores se desenvuelven libremente. La historia de
la humanidad está cargada de luchas por la libertad y la justicia. Ningún
espacio de libertad o de justicia del que ahora disfrutamos se ha obtenido
gratuitamente, tampoco éste se obtendrá fácilmente”. El Ministro argumentó
que la no intervención estatal era una manera de profundizar las desigualdades
y si a las mujeres las “dejamos solas
tendrán un 3 % de participación a pesar del 22 % que tuvieran otrora. Si las
dejamos solas, en cuatro años no quedará ninguna mujer en este cuerpo (…) Venimos con una norma escrita a destruir una
norma no escrita, pero con una vigencia secular: que las mujeres no son capaces
de hacer las cosas igual que los hombres”.
Luego del extenso debate parlamentario y tras la votación
la Secretaria de la Cámara leyó los resultados y “Sobré 153 señores diputados presentes, 142 han votado por la afirmativa
y 7 por la negativa, registrándose 3 abstenciones”.
La Ley 24.012 estableció que “Las listas que se presenten deberán tener mujeres en un mínimo del 30 %
de los candidatos a los cargos a elegir y en proporciones con posibilidad de
resultar electas”. La norma fue la primera en el mundo en la materia y
según Marcela Durrieu “introdujo la
noción de “acción positiva” que fue superadora del mero concepto de igualdad
ante la ley. La norma fue la primera internacionalmente y tuve la suerte de
visitar varios países para explicarla y difundirla. El modelo de “acción
positiva” lo tomaron desde las Naciones Unidas y luego de dos años ya 18 países
habían aplicado esquemas similares” (Entrevista a Marcela Durrieu 2023).
3. De la ley al
hecho hay un largo trecho
Luego de la sanción de la ley se inició un difícil
proceso de implementación en las provincias y en las municipalidades.
Marcela Durrieu destaca el hecho de que la
redacción de la norma no fue del todo clara
y eso permitió en muchos casos que las mujeres no ingresen a las
legislaturas ya que podían ser ubicadas en los puestos 3, 6 y 9 de las listas (Entrevista a Marcela Durrieu 2023).
Mabel Muller remarcó que “la sola aprobación de la ley no fue garantía de su cumplimiento y menos
aún de igualdad de posibilidades de acceso al poder político. En el año 1993 de
un total de 257 diputados solo 12 eran mujeres. Para esa misma época, solamente
había 3 senadoras mujeres sobre 48” (Entrevista a Mabel Muller).
La Reforma Constitucional de 1994
Marcela Durrieu mencionó el hecho de que la ley 24.012 contradecía
la Constitución vigente y que se corría el riesgo que los conflictos y litigios
por las listas llegaran a la Corte Suprema y que ésta los impugnara. Es por eso
que la Reforma de la Carta Magna impulsada por Menem se volvió un tema
estratégico para consagrar el avance político femenino.
Si bien inicialmente el tema no se había incluido en las
coincidencias básicas del Pacto de Olivos, eso no impidió su tratamiento y
posterior aprobación en la constituyente.
Finalmente, en el año 1994 se incluyeron los derechos de
la mujer en la nueva Carta Magna. El artículo 37 de la CN estableció que “Esta Constitución garantiza el pleno
ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de la soberanía
popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es universal,
igual, secreto y obligatorio. La igualdad real de oportunidades entre varones y
mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por
acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen
electoral”.
La Constitución incluyó la figura de “acciones positivas” en los partidos y en
régimen electoral que fue introducida en la reforma 1991. Además postuló la
adhesión de la Argentina a la “Convención sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer” (Art. 75 Inc 22).
Textos Citados
- Barry
Carolina (2020) Chicas de provincias
argentinas: notas sobre la inclusión y representación femenina en legislaturas
y convenciones constituyentes entre 1951 y 1955, CERAC-UNLPam, en línea
https://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/quintosol/article/view/4163/6704
-
Debates Parlamentarios para la sanción de las leyes 13.010 y 24.012/91. En línea https://www.hcdn.gob.ar/secparl/dgral_info_parlamentaria/dip/debates
- De
Gregorio Lavié, Lucila (1948) Las mujeres
de América y la Paz, Instituto Social UNL, Santa Fé.
- Duarte
Eva (1951) Resolución firmada por Eva
Perón, en su carácter de presidenta del Partido Peronista Femenino, 21 de
febrero de 1951.
-
Martinez María Estela (1975) El año
internacional de la mujer, Hechos e Ideas, Año 2, N 8, Tercera Época, Enero-Abril,
Buenos Aires.
- Mazzieri
Diego (2020) María Estela Martínez por
siempre de Perón, FABRO, CABA.
- Menem,
Duhalde (1989) Plataforma Electoral 1989,
Partido Justicialista, Buenos Aires.
- Recalde
Iciar (2020) Santa Eva Perón, FABRO,
CABA.
Entrevistas
Marcela Durrieu, marzo y mayo 2023.
Mabel Muller, abril 2023.
Juliana Marino, mayo 2023.
[1]
En el marco del debate de la Ley de Cupo del año 1991 el diputado Héctor Seguí
(UCR) reivindicó la iniciativa de Federico Cantoni (UCR bloquista), remarcando
que la provincia fue “la primera en América
que sentó a una mujer en la banca”. El diputado se refería a Emar Acosta
quien fue electa en el año 1934 por el Partido Demócrata Nacional.
[2]
Marcela Durrieu puntualizó que “Además de
la ley de 1947, Eva Duarte mandó a modificar el Código Electoral en lo
concerniente a las trayectorias necesarias de las candidatas de los partidos.
Esta medida permitió armar las listas en el año 1951” (Entrevista a Marcela
Durrieu 2023).
[3]
El empadronamiento lo realizó el Registro Nacional de las Personas creado por
ley 13.482 del año 1948. Según estimaciones, las mujeres representaron alrededor
del 48 % del padrón y participaron de la elección el 90% de las inscriptas.
Según un estudio de Carolina Barry el número total de legisladoras es de “133, compuesto por 23 diputadas nacionales,
3 delegadas territoriales, 6 senadoras nacionales y 97 legisladoras
provinciales. A ellas deben sumarse 4 convencionales constituyentes pampeanas”
(Barry 2020).
[4]
El Consejo Nacional del Partido
estaba a cargo de Antonio Cafiero. Las mujeres integrantes del Consejo eran
Olga Riutort (a cargo de la Secretaría de la Mujer del PJ), María Oldra,
Azucena Zarate, Irma Guglielmo, Olijela de Valle, Liliana Gurdulich, Teresa
Soto, Silvia Soto, Lucía Cruzat, Juliana Marino y Graciela Giannetassio.
[5]
Adelina Inés Dalesio de Viola de la
UCEDE se opuso en Comisión de la Cámara de Diputados al proyecto de Ley de
Cupo. El diputado Alberto Albamonte de su bloque siguió la misma política en el
recinto cuando se trató la propuesta de la ley. Allí argumentó que en la UCEDE
no había discriminación contra las mujeres y que la reforma tendría que nacer
de los propios partidos políticos. Puntualizó que en su fuerza “hace dos años los primeros candidatos a
diputado y senador eran mujeres (…) En
esta Honorable Cámara hay más de veinte bloques y sólo dos mujeres con el cargo
de secretaria parlamentaria: en nuestro bloque y en el del Partido
Justicialista”.
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