Aritz Recalde[1],
junio de 2023
1. Diagnóstico del problema agrario bonaerense: dimensiones sociales,
económicas y culturales
“Yo saludo, trabajadores y campesinos, este nuevo
despertar de una conciencia social en formación y destaco la solidaridad puesta
por todos al servicio del engrandecimiento de la patria. No quiero parias en mi
provincia. Deseo –si la Divina Provincia me ayuda, ella que es factor decisivo
en la vida de los pueblos y en el destino de los hombres – desterrar la miseria
de esta tierra privilegiada”. Manuel Fresco,
julio de 1937
A mediados de los años treinta la Provincia de
Buenos Aires tenía un perfil agropecuario y era de las más importantes
productoras de la Argentina. Según cifras oficiales presentadas por el Poder
Ejecutivo, al año 1940 la provincia de Buenos Aires era la protagonista de las
siembras del 46,6% del trigo, del 75,6 % de la avena, del 74,3% de la cebada,
del 38,3 % del maíz y del 30,2 % del lino de la Argentina. El 38,7% de la
hacienda vacuna, el 42,3% de las vacas de ordeñe, el 42,3% de la hacienda
porcina y el 31,6% de la lanar estaba ubicadas en Buenos Aires (Cuatro Años de
Gobierno 1940, V III: 142-143).
Durante la campaña electoral Manuel Fresco se
había referido a la importancia del campo y a la necesidad impostergable de
implementar una profunda reforma económica y social en el agro bonaerense. En
un acto en la municipalidad de Lincoln del mes de septiembre del año 1936
organizado por la Federación Agraria Argentina, el gobernador recordó sus
propuestas de 1935 de fomentar la pequeña propiedad rural tomando con este fin
las tierras fiscales para “entregarlas al
agricultor que trabaja directa y personalmente la tierra, y la creación y
fundación de chacras experimentales en las diversas regiones de la provincia,
para la práctica o ensayo de maquinarias y selección de semillas y sementales”.
Uno de los lemas más importantes de la campaña electoral
fue el de trasformar el “arrendatario en
propietario” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 92-95). Ni bien asumió
el cargo Fresco creó una comisión para modificar el sistema de arrendamientos. La
comisión efectuó un estudio de legislación comparada y entre otros modelos se
analizaron los de Entre Ríos y de Santa Fe. El resultado de la labor fue un proyecto de
ley presentado en el mes de junio de 1936 y que fue aprobado el día 17 de
septiembre del mismo año con el número 4418[2].
La ley tenía 50 artículos y salió
promulgada con las firmas de Roberto Uzal, Aurelio F. Amodeo, Manuel Fresco y
de su Ministro de Obras Públicas José María Bustillo.
En un gran resumen, para Manuel Fresco la necesaria
e impostergable reforma del uso de la propiedad del suelo bonaerense sería
beneficiosa por temas de política agraria mejorando el rendimiento del campo;
por cuestiones de previsión social otorgando derechos a los trabajadores y a sus
familias reduciendo el enfrentamiento de clases; por el aumento demográfico y
por su contribución a radicar familias en la zona rural; por el fomento de la
organización gremial y colectiva campesina; y por su contribución a la
formación de una nueva cultura nacional y bonaerense.
Sostuvo el gobernador que “hay un problema básico y fundamental que el gobierno ha considerado: es
el problema de la redistribución, que va involucrado con el de la mejor
justicia social” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 97). Fresco tenía
grandes expectativas en la política de colonización ya que entendía que radicaría
al agricultor en la tierra que trabajaba y eso contribuiría a fortalecer la
familia siendo un importante estímulo a la producción y a la labranza más eficiente.
La posesión del suelo fomentaría un agricultor “más apegado a su país, a su nacionalidad: si es extranjero, aprende a
quererla, y si es argentino, se siente más profundamente argentino” (Conversando
con el Pueblo 1940, V 1: 98-99).
Entre otros resultados de la trasformación el gobernador
remarcó que “la provincia de Buenos Aires
empezará a reducir la desproporción que existe entre su enorme territorio y su
escasa población y en el trascurso de muy pocos años alcanzará un progreso
insospechado” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 281). Para afirmar este planteo, en el mes de mayo
de año 1939 Fresco remarcó el hecho de que previo a la creación de la Colonia
Santa María vivían allí 42 peones y desde su fundación existían 711
propietarios (Conversando con el Pueblo 1940, V 2: 140). Esta política de
consolidarse evitaría “el éxodo del campo
hacia la ciudad (…) es necesario que se produzca el fenómeno inverso” (Conversando
con el Pueblo 1940, V 2: 236).
En la
opinión del gobernador la democratización de la propiedad y la necesaria expansión
agraria tenían un límite en el accionar del “capitalismo imperialista que está acaparando a marchas forzadas, las
mejores tierras argentinas”. Además y como parte de los factores del atraso
agrario bonaerense, Fresco identificó a la “burguesía
parasitaria que acapara las tierras, que paga bajos jornales (…) son los
cobradores de cupones de títulos, sin trabajo, sin sacrificio y sin esfuerzo”
(Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 100-101).
Como resultado de su política de transformación
agraria, Fresco se proponía terminar definitivamente con un arrendatario al que nominó como
“intermediario” y “que toma por cinco lo que luego da por cincuenta” (Conversando
con el Pueblo 1940, V 1: 100-101).
2. Políticas de colonización agraria
Creación del Instituto Autárquico de la Colonización de la Provincia de
Buenos Aires
“Se ha encontrado la fórmula de la pasificación social
del campo argentino, de la retribución de la tierra, de la repoblación de los
campos y, del aumento de la natalidad”. Manuel
Fresco, junio de 1939
La ley 4418/36 creó el Instituto Autárquico de la
Colonización de la Provincia de Buenos Aires a cargo de conducir la histórica
política de transformación del campo. El Instituto estuvo a cargo de un Director y de cuatro
vocales, siendo tres representantes del Estado y uno de los productores.
Entre sus funciones, estaban las de colonización,
arrendamiento y venta de tierras del Estado, de los bancos y de instituciones
públicas, privadas y de los particulares. El Instituto podría requerir al Poder
Ejecutivo la expropiación del suelo bonaerense. En un acto en la municipalidad
de Las Flores del mes de abril de 1937 Fresco puntualizó que “El gobierno será comprador de cualquier
campo que salga a la venta en la provincia; en esa forma combatirá la acción
nefasta del capital internacional que trata de acaparar nuestras mejores
tierras (…) El Instituto Autárquico al presentarse en el mercado libre de
compra-venta de tierras, advierte al capital internacional que frente a él hay
una institución criolla y nacionalista dispuesta a realizar hasta el fin la
alta misión social que le compete” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1:
239). Un mes después en la localidad de
Tres Arroyos directamente sostuvo que el Instituto sería “el terror de los especuladores de la provincia de Buenos Aires; se
trasformará en un fluido mortífero para esa clase parásita de la economía”
(Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 282).
La norma
puntualizó que las tierras a incorporar tenían que ser aptas para el cultivo y
la comercialización de los productos. Los loteos debían garantizar la absorción
del trabajo de las familias y tenían que permitir generar un excedente para
pagar los servicios de la deuda asumida con el Estado. Con este fin Fresco
remarcó que no se entregaría un “pequeño
lotecito de 20 o 50 hectáreas, sino lotes de 200 o 250 (…) ni latifundios ni
minifundios, tal es el concepto que ha inspirado nuestra ley” (Conversando
con el Pueblo 1940, V 1: 107-108).
Entre los requisitos mencionados en la ley para
acceder al beneficio, se incluyeron ser agricultor de profesión, tener una
familia apta para abordar el trabajo y disponer de un capital inicial para
lograr una explotación del lote. El titular de la colonización se obligaba a
pagar los servicios (cuotas semestrales) y a residir en la tierra recibida y
cultivarla familiarmente. Fresco había destacado que el objeto de la colonización
es el de “proteger al colono, que forma
un sector importante de la actividad social, pero no es una institución de
caridad para repartir tierra y entregarla a cualquiera que no haya jamás
desempeñado trabajo agrícola, que no tenga el sentido místico del amor a la
tierra, ni competencia técnica para realizar esos postulados (…) es necesario
seleccionar al agricultor, hay que buscar aquellos que tienen el espíritu de
sacrificio para el trabajo duro, que requiere robustez, salud, empeño y una
voluntad de hierro” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 102-104).
La tierra de los colonos fue desgravada de
impuestos provinciales y quedó hipotecada a nombre del Instituto hasta la
cancelación de la deuda.
Las colonias agrarias en la provincia de Buenos Aires
“Consideramos inadmisible que quienes ostentan el honroso
título de colonos trabajen exclusivamente, como hasta ahora, para ganar su pan
y el de los suyos mientras enriquecen a los propietarios y arrendatarios (…)
Queremos que desparezca el arrendatario intermediario, verdadero cáncer de la
economía agraria”. Manuel Fresco, mayo de 1937
En el año 1940 la documentación oficial de la
gobernación resumió la finalidad de la colonización en que “Romper el latifundio, civilizar el campo,
dar la tierra al que la trabaja constituyeron motivos de preocupación constante
del Gobierno de la Provincia. Por primera vez en la República y desprovisto de
todo fin utilitario, la Provincia de Buenos Aires ensayó en vasta escala la
transformación de los arrendatarios en propietarios” (Cuatro Años de
Gobierno 1940, V III: 9).
En cuatro años el Instituto Autárquico de la
Colonización de la Provincia de Buenos Aires impulsó la creación de cinco
colonias y asignó a los que denominó como “auténticos
trabajadores” una superficie cercana a las 65.000 hectáreas de “primer orden, ubicadas en las zonas típicas
de la provincia de Buenos Aires” (Cuatro Años de Gobierno 1940, V III: 11).
Colonia |
Localidad |
Superficie |
Colonia
Artalejos |
Laprida |
17.850
hectáreas |
Colonia
Claromecó |
Tres
Arroyos |
4.073 hectáreas |
Colonia
el Fortín |
General
Alvear |
5.968 hectáreas |
Colonia
San Francisco |
Tres
Arroyos |
20.566 hectáreas |
Colonia
Santa María |
Carlos
Casares |
14.538
hectáreas |
La distribución de la superficie incluyó espacio
de reservas, escuelas, corrales, parques, montes a explotar, calles y caminos,
quintas y tierras colonizadas, entre otros.
Según Alberto Vitullo en 1936 había 388 arrendatarios
y en 1940 la cifra era de 1318 propietarios en las cinco colonias (Vitullo 1941:
253)
Políticas de impulso a la organización de la comunidad rural
“Pero no se piense que una vez instaladas las colonias el
gobierno ha de abandonar a su propia suerte a los adquirientes. Por el
contrario, hemos de instruirlos acerca de todos los problemas de la granja
técnica, del tambo modelo, de la siembra y el cuidado de los árboles frutales y
forestales y habremos de llegar, mediante la acción del Instituto de la
Vivienda Obrera, a proporcionarles casas cómodas, limpias y alegres, que les
permita elevar su nivel de vida y gozar de los beneficios a que tienen derecho
como habitantes del primer estado argentino”. Manuel Fresco, mayo de
1937
Círculos rurales
“La sola propiedad no es suficiente. Es necesario rodear
la vida de la familia campesina del clima auspicioso para su definitivo
arraigo”. Provincia de Buenos Aires, 1940
Atendiendo el punto de partida del epígrafe, el
Instituto impulsó la formación de “círculos
rurales” orientados al esparcimiento y a la construcción de vínculos entre
las familias. Con este fin la provincia financió la construcción de locales de
reunión social, bibliotecas, salas de primeros auxilios y canchas deportivas de
pelota paleta, futbol, ciclismo y bochas, entre otras (Cuatro Años de Gobierno 1940,
V III).
Acción colectiva y gremial
“Los hombres de campo, los trabajadores del agro, los
obreros rurales y campesinos, tienen una característica que podríamos designar
como típica y que consiste en la incomprensión de lo que es el sindicalismo y
la ausencia casi total de organizaciones para defender los intereses del grupo social que
representan (…) y yo deseo que todos los
grupos de trabajadores con intereses comunes se organicen en sindicatos, porque
la reclamación de un hombre solo no tiene el mismo valor, la misma eficacia que
el anhelo de un grupo social numeroso”. Manuel
Fresco, julio de 1937
Uno de los temas centrales de la gobernación fue
el apoyo a la organización gremial de los campesinos. En el mes de mayo del año
1937 Fresco sostuvo que “nos proponemos
abrirle las puertas del gremialismo y de los sindicatos para que lo que no
hayan aprendido cuando niños lo sepan cuando hombres y se defiendan de los
patrones egoístas que retribuyen su trabajo con sueldos miserables y
alimentación precaria” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 295).
En un acto en la localidad de Arrecifes del mes de
agosto de 1937 Fresco mencionó que le había encomendado al Ministro de
Gobierno, Roberto Noble, una investigación sobre la situación de los
trabajadores campesinos. El mandatario creó una Inspección de Trabajo Rural
dependiente del Departamento de Trabajo de la Provincia. En el informe se
determinó que los “salarios se mantenían
injustamente bajos” y frente a esta realidad el gobernador les recriminó a
los obreros no haberse organizado para “defender
sus derechos frente a los poderosos (…) realicen esa acción sindical cuanto
antes, formando agrupaciones fuertes, capaces de defenderlos contra cualquier
prepotencia y serán respetados”. Puntualizó que “con esta acción que desarrolla el gobierno, no entendemos realizar
una obra de caridad, porque los trabajadores no son limosneros, sino hombres
con todos sus derechos. Hombres a quienes el Estado tiene el deber de hacer
respetar”. Como resultado de la investigación elaborada por el Departamento
de Trabajo el Estado bonaerense fijó el salario que debía pagarse y se controlaron
la calidad del desayuno y del almuerzo y el cumplimiento del tiempo de descanso
de los trabajadores (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 336-339).
El Instituto se propuso desarrollar la acción
cooperativa y colectiva entre los trabajadores y sus familias. Con este fin promovieron
los “consorcios camineros” para
mejorar la conectividad y abaratar costos de producción. Los colonizadores recibieron
maquinaria agrícola por parte de la provincia que permitió encarar las obras
que beneficiaron al conjunto de las unidades productivas. La longitud de los
caminos construidos y arreglados en las cinco colonias alcanzaron los 1000 kilómetros
(Vitullo 1941: 254).
El Instituto fomentó la mejora de la raza animal y
la comercialización conjunta de los colonos. En cada colonia se construyeron
escuelas, parques infantiles, fábricas de ladrillos, depósitos y obras de
infraestructura como alcantarillas, calles y alambrados.
Se realizaron compras colectivas de cebada, trigo
y avena (Cuatro Años de Gobierno 1940, V III).
Se implementaron concursos de vivienda rural. En el
mes de agosto del año 1939 Fresco mencionó que se presentaron 118 proyectos. Gracia a esto, se uniformaron y redujeron los costos
en las obras ejecutadas en las colonizaciones. En base a este concurso, se
construyeron 20 casas en Santa María, 16 en San Francisco, 3 en Claromecó y 26
en el Fortín (Conversando con el Pueblo 1940, V 2: 225).
Educación y capacitación agropecuaria
El Instituto fundó una Dirección Técnica y
Administrativa que brindó asesoramiento permanente a los colonos.
Se fundó la Chacra experimental de Forrajicultura
del Oeste, ubicada en Claromencó y que tendió elevar los rendimientos de la
producción. Desde allí se realizaron concursos de cereales en las colonias. En
un acto en la Ciudad de La Plata del mes de septiembre del año 1936 Fresco remarcó
el hecho de que las “chacras experimentales
cumplirán la función esencial de instruir al campesino y de elevar los rendimientos
en cantidad y clase para resolver el problema económica de la mejor producción
y de la concurrencia de mercados” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1:
87).
3. Otras políticas agrarias de la Provincia de Buenos Aires
Caza e industria Pesquera
“La pesca que fue siempre explotada de manera desmedida e
irracional, ha sido orgánicamente reglamentada por la ley 4416, en forma que
regula la producción, protege las especies útiles y propicia la destrucción de
la fauna y la flora perjudiciales a la riqueza biológica de las aguas
apropiadas”. Manuel Fresco, mayo 1938
La ley 4416/36 reglamentó la pesca en la provincia
de Buenos Aires. Con este fin se creó la Oficina de Piscicultura y Pesca a
cargo del cumplimiento de la normativa. La Oficina adquirió competencias para
la investigación científica y fundó en su seno la Estación Pesquera
Experimental de Mar del Plata.
La provincia asumió el dominio marítimo y fluvial
de sus aguas. Para explotar los recursos las empresas y particulares estarían
obligados a inscribirse en un registro.
La norma promovió la industrialización de la
actividad. La Reglamentación de la ley impulsó el cooperativismo cuyo sector
tendría preferencia para adquirir los permisos de explotación de las lagunas
privadas del Estado.
La ley protegió algunas especies ictícolas y
prohibía la contaminación y la inclusión de especies exóticas sin autorización.
Con el fin de hacer cumplir la normativa se creó
una policía de lagunas que y en palabras de Fresco “cuando sea necesario tendrá lanchas veloces y ametralladoras para
concluir con los que roban hace más de 50 años un alimento que es del pueblo
pobre” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 254).
La provincia instaló las estaciones para la cría de
embriones de pejerrey en Monte y en Chascomus. Se mejoraron los accesos a las lagunas
Salada Grande en Madariaga y a Mar Chiquita. Se repoblaron las lagunas de Junín y de
Carhué.
Con la ley 4659/38 se reglamentó la caza. Participaron en su redacción técnicos del
gobierno y también representantes de Sociedades Protectoras de Animales. La ley
reguló el método de caza y definió los periodos y las vedas. La normativa reglamentó
e impidió la comercialización de algunas especies y definió a la tierra fiscal
como reserva natural impidiendo allí la actividad.
La pasteurización de la lechea
En un acto en la localidad de Lobos del mes de
abril de 1937 Fresco recordó que el gobernador Marcelino Ugarte había dictado
una ley de pasteurización de la leche (3607/15) que se había abandonado y “no hubo gobierno que la ponga en práctica ni
fuera capaz de vencer el cumulo de intereses creados alrededor de la
producción, comercialización, transporte y venta de la leche”. Frente a
este diagnóstico, el gobernador llevó a la práctica la pasteurización
obligatoria en las ciudades con más de diez mil habitantes (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 200).
Obras y acciones de promoción del Delta
“Un
congreso de isleños del Delta me invitó a concurrir a una asamblea que congregó
a la casi totalidad de los trabajadores de aquellas tierras desoladas, no por
sus condiciones climatéricas o agrológicas, sino por obra de la indiferencia de
los gobiernos. Esa invitación no fue para pedirme libertad sino para decirme:
necesitamos escuelas, un mercado en el Tigre y una bolsa para vender nuestros
productos. El gobierno de la provincia les dio escuelas para sus niños, amplió
el mercado de frutos para que lleven sus productos; está dragando los canales
para que esos trabajadores puedan circular libremente por los vericuetos del
Delta de Paraná, y les dio una Bolsa para que los especuladores no exploten el
sacrificio de su esfuerzo y puedan regular el valor de su producción”. Manuel
Fresco, agosto de 1937
Manuel Fresco le dio una importancia fundamental a
la promoción de la región y en el año 1936 creó una Comisión Asesora del Delta
conformada por funcionarios y por nueve vecinos productores de la zona. El
encuentro con los trabajadores de la zona que es mencionado en el epígrafe,
contribuyó a la formulación de una agenda de política de marcado contenido
social.
Con apoyo de la provincia se amplió el mercado de
frutos de Tigre en más de 30.000 metros cuadrados. Se construyeron dos nuevas
dársenas y se generaron las condiciones para habilitar 111 puestos nuevos de
venta.
La Dirección de Hidráulica implementó una
importante política de limpieza y de profundización de canales, ríos y arroyos
favoreciendo la eficiente navegación por intermedio del trabajo de dragas y de cuadrillas
de obreros. En el mes de octubre del año 1939 Fresco puntualizó que se habían
removido alrededor de 120 mil metros cúbicos (Conversando con el Pueblo 1940, V
2: 266).
La provincia construyó cinco nuevas estaciones
telegráficas que se sumaban a las tres existentes, compró cinco lanchas
ambulancias, construyó un edificio para la Gendarmería de las Islas y en
palabras de Fresco “a fin de que los
servidores del orden público no vivan como antes, como las bestias, sino como
hombres y como argentinos que merecen el respeto y la consideración de todos”.
Se creó la Estación Agrícola Experimental del
Delta y en palabras del gobernador del mes de octubre de 1939 “allí los isleños podrán recoger la enseñanza
objetiva de la técnica en las plantaciones y todas las informaciones útiles que
les han de permitir que sus cultivos rindan más y mejor, y que los precios que
se obtengan en el mercado sean más remuneradores y justos” (Conversando con
el Pueblo 1940, V 2: 272). Fresco resaltó la importancia del estudio realizado sobre
las maderas blandas y en particular el álamo que permitió identificar un una especie
inmune a la infección parasitaria de la roya.
Según la opinión del mandatario, al mes de octubre
de 1939 y como resultado de limitantes presupuestarios, se cumplió solo parcialmente
el plan de construcción de escuelas en el Delta y se inauguraron cuatro y se
licitaron otras cuatro. Durante la etapa el personal docente aumentó de 41 a 58 y el número de estudiantes de 1166
a 1657 en el marco de una campaña contra el analfabetismo y la deserción
escolar impulsada por la Dirección General de Escuelas (Conversando con el
Pueblo 1940, V 2: 269).
Con la ley 4658/37 se creó la Bolsa y Mercado de productos del Delta del Paraná con asiento y
domicilio legal en la localidad de Tigre, compuesta como entidad mixta. El
nuevo ente le aportó a la producción isleña un “organismo estimulador y directriz que le ha de permitir y facilitar el
mejoramiento de la producción y del comercio de la misma, ya que puede actuar
como entidad habilitadora” (Cuatro Años de Gobierno 1940, V III: 193). En
el mes de mayo de 1939 Fresco reivindicó esta medida ya que le permitía a los
fabricantes “comerciar su producción, sin
la explotación despiadada de intermediarios y acopiadores (…) los productores
tienen en sus manos los medios de regular la producción y conseguir precios
justamente remunerativos de su esfuerzo” (Conversando con el Pueblo 1940, V
2: 140).
Parques Provinciales
La gobernación encaró varios proyectos de gran
envergadura. Entre otros, no pueden dejar de mencionarse la construcción del
Parque San Martin de Mar del Plata de 38.495 metros cuadrados.
Se creó el Parque Provincial de Sierra de la
Ventana con una superficie total de 4674 hectáreas.
Con la ley 4621/37 se declaró de utilidad pública a
las fracciones de tierras ocupadas con montes naturales existentes en los
partidos de Magdalena, Castelli, Dolores, Conesa y General Madariaga con el
objetivo de que sean reservas naturales o que instalen Parques provinciales.
El gobierno apoyó la creación y reorganización de
Viveros oficiales para el fomento de la floricultura y el arbolado
provinciales. Se forestaron los Bañados de la Ensenada y solamente entre los
años 1937 y 1938 se plantaron 79 mil eucaliptos y 15 mil casuarinas.
Se inició la gestión para instituir la Reserva
Forestal de Punta Lara en la localidad de Ensenada. En paralelo, se construyó
un camino que unió Punta Lara con la ciudad de La Plata que tenía fines
turísticos favoreciendo la llegada de la población de Quilmes y de Capital
Federal (Cuatro Años de Gobierno 1940, V III).
Se realizaron acciones de fijación de playas y
dunas en San Clemente y en Miramar contando con los árboles y especies vegetales
del vivero Florencio Ameghino de esta última localidad costera. Se proyectaron
nuevos balnearios como el de Pinamar y de Claromecó realizando obras de
infraestructura poniendo en valor inmobiliario a la tierra y fomentando la
actividad turística del pueblo. Fresco destacó la importancia que tenía
expandir el turismo social por el hecho de que “las playas no sirven para esparcimiento de las clases pobres y
constituyen para ellas un terreno vedado (…) la clase pudiente se ha apoderado
de las riberas del mar y nosotros pensamos que debe ocurrir exactamente lo
contrario” (Conversando con el Pueblo 1940, V 1: 158).
La enseñanza agrícola
La provincia implementó obras en las escuelas de
“Fruticultura Osvaldo Magnasco” de Dolores y en la “Nicanor Ezeyza” de coronel
Vidal. En la primera se sumaron 37 hectáreas a las 67 existentes y se mejoró la
infraestructura. La escuela “Nicanor Ezeyza” sumó 300 hectáreas expropiadas por
la provincia y se renovó totalmente el edificio internado y la maquinaría
agrícola.
Con la ley 4417/36 se adquirieron 70 hectáreas del
ex Mercado General de Haciendas de la Provincia. El fin fue fomentar la
instalación de las tres estaciones experimentales agrícolas del sudeste
(cultivo de papas), del oeste (forrajes) y del Delta de Paraná. Las estaciones tenían
a cargo tareas científicas, de asesoramiento y el fomento a la producción de
nuevas semillas y el mejoramiento de los cultivos (Cuatro Años de Gobierno
1940, V III).
Ferrocarril provincial y reforma vial
Fresco le dio centralidad al transporte
ferroviario de cargas, hacienda y pasajeros. El gobernador presentó un plan trienal de
trabajos públicos 1937/39 en el marco de la Ley 4539/37, incluyendo inversión
en galpones de cereales, viviendas de trabajadores y mejora del material rodante
y de las instalaciones ferroviarias.
En este marco, la provincia adquirió un sistema
nuevo de Control de Trenes “Block Staff” en el ramal La Plata y Avellaneda. Los
talleres ferroviarios repararon locomotoras, realizaron trabajos de herrería,
de fundición, carpintería, reparación de vagones, construcción de tanques para
nafta y de vagones vivienda, entre otros (Cuatro Años de Gobierno 1940, V III).
Unas de las políticas más destacadas de la
gobernación fue la vial y se desarrolló un importante programa de obras públicas
que mejoró los caminos rurales y modernizó rutas y puertos estratégicos para la
comercialización del agro (Coll Cárdenas 2010).
Oficina de Tierras Públicas provincial
Intervino activamente en toda la política de
colonización y de promoción agraria la Oficina de Tierras Públicas provincial
que tenía alcance y jurisdicción en los entones 110 municipios bonaerenses.
El organismo contribuyó a la aplicación de las
leyes 4207/34 de venta de Tierras
Fiscales del Delta de Paraná, de la 4276/34 que autorizaba al Poder Ejecutivo a
vender tierras en Ensenada, Berisso e Isla Santiago, de la 4614/37 de
Concesiones de tierra fiscal a titulo precario y de la 4398/36 de
Empadronamiento de Tierras Fiscales.
Bibliografía citada
Balsa Javier (2010)
“La política de colonización y la nueva discursividad agrarista de Manuel
Fresco”, en Emir Reitano (compilador) El
gobierno de Manuel fresco en la Provincia de Buenos Aires (1936-1940),
Instituto Cultural de Buenos Aires.
Coll Cárdenas Marcelo (2010) “La obra vial en Buenos Aires bajo la gobernación de Fresco
(1936-1940)”, en Emir Reitano (compilador) El
gobierno de Manuel fresco en la Provincia de Buenos Aires (1936-1940),
Instituto Cultural de Buenos Aires.
Cuatro Años de Gobierno (1944) Colonización, Dirección de
Tierras, Agricultura, Ganadería e Industrias, Ferrocarril Provincial de Buenos
Aires, Provincia de Buenos Aires, V III.
Fresco Manuel (1940) Conversando con el Pueblo, compilado por
Luis Balesta, Buenos Aires. T 1 y 2.
[1]
El artículo forma parte del Proyecto de Investigación de la UNLa Amílcar
Herrera “La Gobernación bonaerense de
Manuel Fresco (1936-40): matriz de pensamiento y acción de gobierno”.
[2]
El gobernador Manuel Fresco impulsó
dos modificaciones a la norma con las leyes 4566/37 y con la 4642 promulgada en
el mes de enero de 1938.
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