Para REVISTA ZOOM
A los trabajadores y empresarios
nacionales el año 2019 los encontrará unidos o dominados. La
unidad es un recurso indispensable para ganar las elecciones y frenar la
política del descarte social y de
destrucción productiva de CAMBIEMOS. Además y tema fundamental, la Unidad Nacional
será necesaria para la reconstrucción de la economía y del Estado que están
siendo demolidos. En el año 2019 el
nuevo gobierno recibirá un contexto internacional no muy auspicioso para el
país y deberá afrontar una “pesada
herencia” resultante de las actuales políticas que benefician a los
CEOS en desmedro del trabajo y de la producción argentina.
CONTEXTO GEOPOLÍTICO. Contexto
sudamericano. En el año 2018 hay elecciones presidenciales en
Venezuela y en Brasil. Éste último país es el principal aliado comercial de la
Argentina y su Presidente Michel Temer viene aplicando un programa de ajuste
cuyo resultado es la recesión económica, la inestabilidad política y un
agravamiento de las condiciones sociales del pueblo. En caso de triunfar una
fuerza neoliberal en Brasil, se profundizaría su estancamiento económico y eso
pone en serias dificultades al proceso de desarrollo argentino.
Los
organismos de integración política regional creados en las últimas décadas como
la UNASUR y la CELAC están en crisis. Los gobiernos de Brasil, de Paraguay y de
Argentina están destruyendo el MERCOSUR con la política de hostigamiento a
Venezuela y a Bolivia.
Como
resultado de estos procesos, puede ocurrir que en el año 2019 el Gobierno Nacional
asuma la Presidencia de nuestro país en un contexto regional adverso, en el
cual los CEOS y las potencias extranjeras tengan considerable capacidad de
decisión.
Contexto internacional. El
mundo está atravesando una férrea disputa comercial, política y militar. La
nueva guerra fría abierta entre los poderes de EUA, Inglaterra, China, Rusia o
la Comunidad Económica Europea, tensionan las relaciones internacionales. La
lucha de los CEOS y de los Imperios por el control geopolítico de Sudamérica,
está derivando en una dinámica de golpes de Estado de baja intensidad y ello
supone un serio riesgo para la gobernabilidad.
CAMBIEMOS
apostó a reforzar un vínculo con los EUA cuando los norteamericanos aplican
aranceles y nos imponen sus programas de protección económica y dificultan la
colocación de nuestro biocombustible, del acero o de los limones, aumentando el
déficit comercial. La reciente suba de tasas de intereses que hizo la Reserva
Federal, acrecentó la deuda externa en dólares de nuestro país. El Gobierno que
asuma en el año 2019 deberá afrontar los onerosos costos resultantes de los
desaciertos de la actual política exterior.
CONTEXTO ECONÓMICO. El
capitalismo internacional no superó totalmente la crisis económica mundial del
año 2008, que ocasionó una caída del 20 % del comercio y del 13% de la
producción. Según un informe de la OCDE
en las próximas décadas el crecimiento anual de la economía mundial será escaso
(cercano al 2,5 %).
Los
precios de los productos de exportación argentinos siguen bajos, con el
agravante que hubo sequías en 2018 y ello supone una merma en las divisas para
el próximo año. El déficit comercial del país de 2017 superó los 8.400 millones
de dólares y el déficit fiscal del mismo año fue de 3,9 puntos del PBI. CAMBIEMOS
está impulsando el acrecimiento de las importaciones y ello aumentará aún más el
pasivo comercial y de divisas. No se sabe ciertamente si esa acción es parte de
una política de regulación de precios o meramente es un negociado de los
intermediarios del Puerto de Buenos Aires. Lo que es seguro, es que como resultado
de estas decisiones el Estado está
siendo debilitado, las empresas nacionales quiebran y se deteriora el empleo
argentino.
Mauricio
Macri inició el ciclo de acumulación de deuda pública más importante de la
historia del país y hoy supera los 300.000 millones de dólares (más del 55% del
PBI). Buena parte de estos compromisos son en dólares, se pagan en el corto
plazo y están destinados a afrontar gastos corrientes. No se espera que como
resultado de este proceso de endeudamiento aumente la competitividad de la
producción argentina. En el año 2019 el gobierno entrante tendrá que afrontar
los costos de la desafortunada renegociación con los Fondos Buitres, los
onerosos préstamos en dólares y las exorbitantes tasas de las LEBACS.
CAMBIEMOS
bajó las retenciones a las exportaciones de soja o a la minería y redujo el
impuesto a los bienes personales. De no mediar resistencia política, el
Gobierno Nacional privatizaría el ANSES, las obras sociales del Estado y todo
otro conjunto de actividades públicas con la finalidad de transferir el ahorro
argentino a los CEOS extranjeros. Quien
asuma en 2019 va a tener que pagar el actual defalco a la economía nacional y
va a encontrar un Estado que tiene más deudas y menos capacidad recaudatoria.
CONTEXTO ECOLÓGICO Y TECNOLÓGICO. El
mundo está entrando en un ciclo de agotamiento de las fuentes tradicionales de energía
y vamos directo a una transición histórica en la cual se acrecentarán las luchas
comerciales y las guerras. El país forma parte de la disputa por los recursos
naturales (hidrocarburos, minerales o agua) del continente sudamericano, de la
Antártida y del Atlántico Sur. En un mundo al borde de la Tercera Guerra
Mundial la Argentina es un país sin Fuerzas Armadas y sin política de defensa
nacional. La reciente desaparición del
submarino Ara San Juan en la zona de las Malvinas, lo demostró cabalmente.
El
acatamiento de CAMBIEMOS a la división internacional del trabajo profundiza
nuestra condición de Estado agroexportador y reduce la capacidad del país de
producir manufacturas. En paralelo, la tecnología está sustituyendo la labor
del hombre en muchas actividades. En una Comunidad Organizada el avance
tecnológico derivaría en mayores grados de libertad y de desarrollo. En un país
neoliberal la tecnología va a concentrar el excedente financiero en los CEOS y
dejará aún más trabajadores fuera del sistema.
CONTEXTO SOCIAL. En Argentina
hay 4,5 millones de trabajadores informales (33 % del total) y 1,5 millones de
desocupados (tasa cercana al 8 %). Según
datos del INDEC en el primer semestre del año 2017 el 28,6 % de los argentinos
de los aglomerados urbanos era pobre y el 6,2 % de ese universo es indigente. Esa
cifra supone que hay casi 8 millones de pobres y según el Observatorio de la
Universidad Católica Argentina en realidad serían 13,5 millones.
El “crecimiento
económico del segundo semestre”, la “pobreza cero” y la “lluvia de inversiones”
anunciados en la campaña electoral del 2015 no existen. El gobierno del 2019 encontrará menos PYMES, más empleo informal y
menos trabajadores en la industria. Recibirá millones de familias subsidiadas viviendo
en la pobreza o en la más cruda indigencia.
CONTEXTO POLÍTICO. CAMBIEMOS
es la versión argentina del programa de restauración neoliberal internacional y
dispone de apoyos de CEOS foráneos poderosos. El bloque nacional enfrenta un
adversario que tiene poder económico, mediático y judicial en Argentina y en
varios lugares del mundo. Controlan radios, televisoras, portales, redes
sociales y los buscadores de internet en donde ejercen un férreo control. La dirigencia política debe concientizarse que
en el año 2019 hay que tocar poderosos intereses y que se va a gobernar con el
periodismo local e internacional en contra. Frente a este panorama, el peronismo puede
tomar el “atajo” y aliarse con los grupos económicos como hizo Carlos Menem en
1989 y profundizar las medidas de gobierno neoliberal. La otra alternativa es
reconstruir reconstruir el Movimiento Nacional y apoyarse en las Organizaciones
Libres del Pueblo.
TRES INTERROGANTES DEL PROGRAMA POLÍTICO
DE RECONSTRUCCIÓN NACIONAL. Si en el año 2019 el bloque
nacional conforma un frente electoral y gana las elecciones sin resolver los
problemas sociales y económicos del país, puede generar una frustración
política en el pueblo. El resultado de esta incapacidad en el mediano plazo, será
otorgarle mayor poder a los CEOS extranjeros y profundizar el ajuste. Es por
eso que consideramos que además de un frente electoral, deben diagramarse un Movimiento
y un Proyecto Nacional. Con esa finalidad, no pueden obviarse tres grandes
interrogantes:
Primero:
¿cuál es el sujeto social del proceso
político?. ¿A quién queremos representar?, ¿cómo nos vamos a organizar? y
¿con qué actores sociales vamos a gobernar?. El peronismo clásico era
fundamentalmente un Movimiento de la producción nacional y del trabajo y se
constituyó como una federación de Organizaciones Libres de Pueblo con eje en
los sindicatos industriales. El Movimiento Nacional va a fracasar si no logra conformar
un Movimiento y un Proyecto Nacional colectivo e integrador de todos los
sectores (clases sociales, franjas etarias, género y ramas política y sindical).
Si la estructura partidaria no incluye a los sindicatos, a las organizaciones
populares y al empresariado argentino, difícilmente se puedan revertir la
destrucción productiva y la hecatombe social que dejará CAMBIEMOS.
Segundo: ¿qué Proyecto Nacional vamos a impulsar?. ¿Cuál
es la agenda de desarrollo federal que vamos a promover?. La pregunta que hoy nadie parece hacerse es ¿cómo
vamos a financiar el programa de reconstrucción?. El peronismo clásico
nacionalizó el comercio exterior, los bancos y los recursos naturales y con eso
costeó la industria y la justicia social. En 2019, ¿vamos a promover una
reforma fiscal, financiera o de la propiedad de la riqueza extranjera?.
Tercero:
¿Cuál será la inserción de la Argentina
en el mundo?. El peronismo clásico
postuló la multilateralidad (Tercera Posición) y el continentalismo y esas
pautas guiaron la política exterior desde 2003 al 2015. ¿El país debe promover
el MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC? y ¿cuál será nuestra relación con China,
Rusia, la Comunidad económica Europea o con los EUA?.
¿SE PUEDE REEDITAR EL KIRCHNERISMO?. El
gobierno de Néstor Kirchner se inició en el marco de un ciclo de alza de los
precios de exportación del país, hoy inexistente.
En un
contexto de crisis, Eduardo Duhalde aportó los votos de la Provincia de Buenos
Aires y diagramó un frente de gobernadores. Actualmente, el peronismo pierde
elecciones en el bastión electoral del país y está debilitado en diversas e
infructuosas internas. CAMBIEMOS obtuvo los recursos del Fondo de Reparación
Histórica de Buenos Aires y piensa fortalecer sus votos en la Provincia.
Eduardo
Duhalde le dejó a Kirchner las retenciones a la soja en dos dígitos, luego de
que Carlos Menem las eliminó en los años noventa. Mauricio Macri las está reduciendo
y en el año 2019 serán la mitad que en 2007 llegando al 18% (decretos 133/2015
y 1343/2016 y modificatorias).
En el año
2002 el entonces Presidente se reunió con Fernando Enrique Cardozo fortaleciendo
el vínculo con Brasil y Néstor Kirchner lo profundizó con Lula Da Silva dando
vitalidad al MERCOSUR. En el 2003 Hugo Chávez era un pilar fundamental de la
unidad regional. Hoy CAMBIEMOS, Michel Temer y la Embajada de los Estados
Unidos están destruyendo el MERCOSUR.
En el año 2019 no habrá margen para
mantener la alta rentabilidad de los grupos económicos y distribuir la riqueza como
en el ciclo histórico de 2003 a 2011. Esta realidad se evidenció
desde el año 2012 en el que el país empezó a tener déficit fiscal y en especial
desde el 2015 cuando le sumamos el déficit comercial. El próximo gobierno
estará obligado a modificar la estructura económica concentrada, extranjera y
oligopólica de la Argentina. En su defecto, el peronismo del futuro será un
mero administrador y perpetuador en el tiempo de la actual crisis económica y
social.
En la
dura y compleja etapa histórica que se avecina, el país requiere el compromiso
de una dirigencia política con vocación nacional y patriótica. Actualmente y
por el contrario, un sector importante de los dirigentes se comporta como una
clase política que le vende sus servicios al poder de turno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario