En
una entrevista con Posición Adelantada, Aritz Recalde, Sociólogo, Doctor en
Comunicación y docente de la Universidad de Lanús, reflexiona sobre los
factores que incidieron en el ascenso de la alianza CAMBIEMOS al gobierno, las
severas consecuencias del modelo económico imperante, los desafíos de la
oposición y el escenario político nacional y regional hacia el año 2019.
– Luego de aquel “que se
vayan todos”, los sucesos del 19 y 20 de diciembre del 2001 y el corolario caracterizado por las
serias consecuencias económicas y sociales para nuestro país, el contexto
permitía pensar que un retorno a las políticas neoliberales era, al menos,
impensado. ¿Cuál es su análisis sobre ello?
En
el año 2015 CAMBIEMOS triunfó en las elecciones presidenciales y en varias
provincias que eran controladas hasta ese momento por el peronismo, como fue el
caso de Jujuy, Mendoza o Buenos Aires. Si bien en cada distrito o provincia
existen particularidades políticas y sociales, se pueden trazar algunos rasgos
generales para comprender los resultados.
Por
un lado, la situación económica mundial, regional y nacional no era buena en
2015. La caída de los precios de exportación del país, la recesión de Brasil
(principal aliado comercial) y el menor crecimiento de China (segundo aliado
comercial) indujeron un bajo crecimiento. En el año 2013 se había producido una
alta devaluación seguida de inflación, que si bien tendió a estabilizarse hacia
el 2015, generó cierto malestar en un sector importante de la población. Este
inconveniente fue amplificado por la estructura oligopólica y extranjerizante
de los medios de comunicación y por las redes.
El
segundo elemento a tener en cuenta en la elección es la pobreza estructural no
resuelta. Néstor Kirchner encontró un país quebrado, con la mitad de la
población pobre (54%) y con un tercio de los trabajadores desocupados (27%). La
recuperación económica y el proceso de sustitución de importaciones generaron
casi 5 millones de puestos de trabajo. Pese a eso, sigue sin resolverse la
situación de subempleo y marginalidad de millones de compatriotas. En ese
marco, el gobierno kirchnerista universalizó la cobertura social con fondos
públicos (Asignación Universal, Plan Progresar y masificación de jubilaciones).
La decisión fue fundamental y sumamente trascendente en términos históricos.
Debido a las dificultades macroeconómicas y políticas los programas sociales
dejaron de ser un “piso” de dignidad a mejorar y a superar, para convertirse en
un “techo”. En la elección de 2015 el oficialismo no ofreció a los sectores
populares un proyecto superador y una esperanza real de mejora de vida. Algunos
funcionarios del oficialismo hablaban en campaña de un país idílico, más propio
del nivel de consumo de la clase media, que el de las barriadas populares.
Éstos últimos legítimamente querían mejorar su vida, conseguir seguridad, una
mejor educación, salud o infraestructura para su barrio. El error del votante
humilde a Macri no fue su legítimo deseo de querer mejorar, sino suponer que
CAMBIEMOS podía garantizarlo.
El
tercer elemento es el armado político. CAMBIEMOS es un frente político
electoral y un poderoso entramado de poder económico trasnacional. Se subestimó
a Mauricio Macri y no se le dio la entidad real que representa: es el principal
operador en la región de los intereses de la Embajada norteamericana, del
capital financiero y de los CEOS de EUA e Inglaterra. Macri tuvo la virtud de
convertirse en el conductor de la oposición al FPV y utilizó en beneficio
propio el poder mediático, judicial y económico de los sectores concentrados
locales e internacionales.
Por
el contrario, desde el año 2011 el FPV se dividió y no consolidó una estrategia
de poder coherente para garantizar la sucesión de Cristina Fernández. La muerte
de Néstor Kirchner le quitó al espacio un hábil armador político y electoral.
En 2013 se intentó crear el “Cristinismo”, que se constituyó con la función de
conducir al armado “justicialista” de gobernadores e intendentes y a los
aliados iniciales del “kirchnerismo”. El eje del nuevo armado cristinista
fueron Unidos y Organizados y las agrupaciones de la juventud de clase media.
Los resultados electorales de la nueva estructura política no fueron buenos y
se perdieron las elecciones 2013, 2015 y 2017.
En 2015 las divisiones políticas de la provincia de Buenos Aires y la
inexistencia de un justicialismo unificado y con agenda propia, facilitaron el
ascenso de Vidal y esos votos llevaron a Macri a la presidencia.
El
cuarto elemento es cultural. De manera similar al planteo de Perón de La
Comunidad Organizada, en la Argentina existe una crisis cultural profunda
caracterizada por el individualismo y la falta de sentido de las
responsabilidades sociales y públicas de millones de personas. El
neoliberalismo es una ideología predominante en un sector importante de la
sociedad. Esta ideología se imparte y se reproduce en las instituciones
educativas y en los medios de comunicación, construyendo una perspectiva de
vida hedonista, consumista e individualista. Muchos argentinos exigen derechos,
pero no están dispuestos a reconocer obligaciones para con su comunidad. Este
necesario cambio de valores demandará mucho tiempo y eso no se consiguió en una
década de gobierno kirchnerista.
De
las cuatro variables la que mejor explica la derrota del FPV en 2015 es la
incapacidad política de organizar la sucesión presidencial. Lo ocurrido en
Argentina no es frecuente en la región y los gobiernos populares que tuvieron
la voluntad de triunfar y una conducción decidida a consumar su sucesión,
ganaron la elección presidencial como es el caso de Alianza País de Ecuador, el
PSUV de Venezuela, el PT de Brasil o el Frente Amplio de Uruguay. Luego, en cada proceso, se abrieron disputas
entre líderes y sectores, pero es innegable que existió una mayor voluntad
política en ganar las presidenciales y lograr la sucesión. En 2015 Scioli llegó
debilitado a la elección por la acción de sectores del mismo oficialismo.
-En uno de sus artículos
planteó que este gobierno es de “descarte social”, ¿cómo se manifiesta?
El
“descarte social” es una definición del Papa Francisco y expresa los alcances
concretos de la política y de la ideología neoliberal mundial que destruyen la
economía real, que le quitan el derecho a trabajar al ser humano y que impiden
la vida digna a una parte importante de las familias de los países en
desarrollo.
En
nuestro país los números hablan por si solos y según un estudio reciente de la
UCA el 39, 7% de los menores de 14 años son pobres. Crecen las villas miseria y
aumenta la violencia sobre una parte importante de los argentinos “caídos” del
país de los CEOS. En nombre de la “racionalidad económica”, se construyen
políticas de Estado irracionales que condenan a generaciones enteras al hambre
y a la exclusión.
Este
modelo descarta al ser humano para garantizar la perversa acumulación de
riqueza en pocas manos. En un informe reciente de la UNDAV se destaca que se
pagaron $ 5.550 por segundo en concepto de intereses de las LEBACS, solamente
en los dos primeros años de CAMBIEMOS. El informe calcula que con esos recursos
se podrían haber construido 9.513 escuelas. El esfuerzo y el dolor de los
argentinos sirven, solamente, para acrecentar ganancias de los especuladores
financieros y de los CEOS extranjeros. El programa de CAMBIEMOS destruye la
producción, concentra ganancias, extranjeriza nuestros patrimonio y aumenta
inmoralmente la desigualdad social.
– El avasallamiento a
los derechos civiles y sociales ha sido desde los primeros días de gobierno de
Mauricio Macri una constante ¿Considera que tiene algún tipo de límites?
¿Cuáles podrían ser?
Para
poner un límite al neoliberalismo el país requiere de un proyecto de desarrollo
nacional. Para poder implementarlo hace falta poder nacional. Se deben
fortalecer las organizaciones libres del pueblo que son la base del poder
nacional.
Las
organizaciones de la producción, el trabajo y la cultura son las estructuras
fundamentales del poder nacional. El día que en la Argentina no existan los
sindicatos, van a desaparecer gran parte de los derechos civiles y laborales.
También será destruida la industria nacional como ocurrió desde 1976: los
sindicatos eran la garantía política del modelo de desarrollo industrial.
Algunos empresarios no lo comprendieron así y luego de conseguir la clausura
del sindicato, el modelo económico de Martínez de Hoz no tuvo oposición y
destruyó la economía y la actividad de la PYME local fue remplazada por la de
los grupos extranjeros.
Si
se debilitan las sociedades de fomento, los clubes, las capillas o los centros
culturales, la comunidad no tendrá identidad y el país quedará a merced de los
aparatos culturales de la oligarquía trasnacional, que controla los principales
contendidos de internet y de la televisión.
El
segundo paso es el de construir una herramienta electoral y una estrategia de
campaña. En ese marco, si no se rehace el peronismo bonaerense (la provincia
alberga casi el 40% de los votos del país) CAMBIEMOS tiene grandes chances de
ganar las elecciones presidenciales del 2019. Debería reforzarse el concepto de
justicialismo como federación de agrupaciones sindicales, sociales y culturales
de base. De esta manera, el partido recuperaría vitalidad y adquiriría una
representatividad que está perdiendo hace tiempo.
A
nivel nacional sería deseable una oposición unificada por consenso o por
intermedio de unas PASO amplias. En mi óptica, el peronismo y el Partido
Justicialista podrían ser el centro del armado y luego deberían sumarse a todas
las fuerzas en una gran interna. La militancia tiene la obligación de
reclamarle este gesto a sus dirigentes. Luego de consumada la elección, el que
gana conduce y el que pierde acompaña desde un lugar útil dentro del frente.
Para alcanzar esta última condición, hay que consumar una fórmula electoral de
distribución de cargos que le de participación a los distintos sectores de las
PASO.
– La “pobreza cero”, “La
luz al final del tunel” anunciados durante la campaña presidencial del 2015 o
“el crecimiento del segundo semestre” nunca llegaron y tal vez no lleguen. Las
falacias parecen ser una constante en el relato CAMBIEMOS ¿Cómo lo describiría
usted?
Este
modelo económico ya se aplicó, con altibajos y matices, desde 1976 al 2001.
Terminó en la peor crisis de la historia de la Argentina. La experiencia de CAMBIEMOS no será la
excepción.
Ningún
país puede desarrollarse en base a la inversión extranjera, sino que debe antes
organizar antes el destino de su ahorro e invertirlo en un Proyecto Nacional.
El país no va a tener industria si la actividad más rentable es la especulación
financiera, como es el caso de las LEBAC y demás instrumentos de especulación
actuales. Es inviable la Argentina si no regula la entrada y salida de divisas
y de capitales especulativos y si no se organiza un programa de protección
industrial de áreas estratégicas.
Argentina
requiere un proyecto político, institucional y productivo regional que
fortalezca la unidad de Iberoamérica, como paso necesario y previo para
ingresar a un mundo en plena guerra comercial. La destrucción del MERCOSUR y de
la UNASUR que impulsa Macri es una decisión contraria al vital interés del
empresariado nacional y de los trabajadores argentinos y solamente se explica
por el mandato de los EUA.
El
desastre del plan económico de CAMBIEMOS (recesión, inflación, fuga de
capitales y endeudamiento) podría ser conceptuado de “negligencia” o “errores”
de algún funcionario, pero en realidad es una gran estafa al pueblo argentino.
En nombre de la “libertad de mercado”, están organizando el vaciamiento
nacional y una transferencia gigantesca de recursos a los CEOS. La industria
argentina desaparecerá o será adquirida por grupos internacionales. El
trabajador perderá aun más derechos.
-Teniendo en cuenta el
poder político de los medios concentrados, las operaciones de algunos
periodistas afines al gobierno de turno y la censura imperante ¿Es este un
desafío para las bases políticas opositoras de repensar otras estrategias de
comunicación que contribuyan a una deconstrucción de ese escenario?
La
comunicación de CAMBIEMOS se apoya en el inmenso poder del sistema de medios de
comunicación oligopólico y
extranjerizante de la Argentina. Macri sancionó el DNU 267/15 y profundizó este
rasgo y le dio más poder a un grupo reducido de actores (principalmente
Clarín), que ponen en jaque a la democracia. Hoy pueblo no delibera ni
gobierna, sino por medio de los periodistas y grupos económicos que ponen a sus
representantes y a sus autoridades.
La
decisión del gobierno de salir de TELESUR y destruir TELAM forman parte de la
estrategia: en su lugar veremos la norteamericana CNN y el Estado importará las
noticias de las agencias de las potencias occidentales. Los contenidos de los
buscadores de internet y de las redes sociales son direccionados por las
corporaciones, principalmente norteamericanas. Están desapareciendo las
libertades individuales y un grupo reducido de firmas y factores del poder
reúnen toda la información de las personas (ubicación, gustos, orientaciones
sexuales, partidarias, etc.-) y la están utilizando comercial y políticamente.
Ese
inmenso poder mediático hoy es potenciado por el aparato judicial y por los
servicios de inteligencia que construyen el temario y la agenda de la TV, diarios,
portales y radios. Con la información reunida montan causas que son
publicitadas masivamente y extorsionan a políticos y a sindicalistas.
En
este escenario, CAMBIEMOS seguirá teniendo mayor poder de comunicación en TV,
portales y radios. La oposición deberá maximizar la tarea de la organización
popular para marcar agenda y comunicar su mensaje de cara al 2019. El intento
de la oposición de copiar el modelo de comunicación de CAMBIEMOS no le dio
resultados a Scioli en 2015 y tampoco a Cristina en 2017. Posiblemente, antes de comunicar, hay que
tener un frente político opositor sólido y saber qué se quiere hacer con el
país para enviar un mensaje claro al electorado.
En
el mediano y largo plazo, la Argentina e Iberoamérica tienen un serio problema por
la forma actual que adquiere la distribución de información en la prensa e
internet. Se deben regular los medios de comunicación con la finalidad de
garantizar la libertad de expresión, la pluralidad de voces y la identidad
nacional. El actual sistema de medios debilita la democracia de partidos.
Además, oficia como un ordenador del consumo y el comercio e impide la
planificación económica y el desarrollo de la producción nacional.
– ¿Cuál es la perspectiva sobre la coyuntura
política, económica y social que vislumbra para el 2019, en nuestro país
principalmente y a nivel regional?
El
2019 nos encontrará unidos o dominados. La oposición debe ser consciente de esa
histórica responsabilidad que encarna.
En
la región se consolidaron programas nacionales y populares como es Bolivia o el
Uruguay del Frente Amplio. Otras experiencias están en crisis, como ocurre con
el sandinismo en Nicaragua y el chavismo en Venezuela. En ambos casos, no se
puede aventurar una pronta resolución. El ascenso en México de un gobierno de
orientación popular es una buena noticia, pero hay que ver qué ocurre cuando
tome el mando del Estado y ver los márgenes de acción que tiene MORENA de López
Obrador.
Para
la Argentina y Sudamérica en general, el gran interrogante es la elección
presidencial en Brasil. La destrucción
del PT es parte de un programa de recomposición del poder norteamericano. El
Brasil de Lula estaba consolidándose como potencia sudamericana y apostaba a
conformar los BRICS reformulando la geopolítica regional. El frente opositor al
PT y al empresariado industrial nacional de ese país tiene poder mediático,
judicial y financiero. El golpe institucional contra la ex presidenta Rousseff
careció de legitimidad y es de dudosa legalidad. La detención de Lula denota la
falta de imparcialidad y el alarmante partidismo judicial que construye causas
por mandato de las potencias extranjeras y de la oligarquía brasileña. La
estrategia de “lucha contra la corrupción” inaugurada en la causa de Odebrecht,
no terminará con la corrupción en el país, sino que culminará con el proyecto
de Brasil potencia industrial. Las empresas del país serán adquiridas por CEOS
extranjeros y Sudamérica permanecerá definitivamente bajo la egida
norteamericana.
Por Andrea Rivas
Periodista PosiciónAdelantada
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