Entrevista a Aritz Recalde
Por: Exequiel Cáceres
Por: Exequiel Cáceres
24 ago - P&M dialogó con el sociólogo y
profesor de la UNLA, Aritz Recalde, quien
recientemente ha publicado su último trabajo “Intelectuales, Peronismo y
Universidad”.
A continuación reflexiona sobre el panorama político y económico
en nuestro país, Latinoamérica y el mundo.
PRIMERA
PARTE:
-¿Cómo
podemos entender este cambio en el plano económico que se está viviendo en
nuestro país, tanto de manera interna, como también para con el mundo?
La situación económica mundial, regional y
nacional forma parte de una crisis. El modelo de desarrollo centrado en la
especulación financiera diagramado por las “corporaciones multinacionales”, los
“fondos de inversión” y las “calificadoras de riesgo” de las Potencias
occidentales, condujo a los centros del poder mundial a una situación de
estancamiento económico. La quiebra del banco Lehman Brothers del año 2008 fue
una de las manifestaciones de una crisis económica y financiera profunda de
carácter mundial.
Con la supuesta finalidad de superar la crisis
los EUA y Europa se abocaron a rescatar con recursos “públicos”, los negocios
financieros “particulares” de los bancos. El resultado esperable de estas
medidas, es la consolidación de un sistema financiero que sigue acumulando
ganancias, en paralelo a una economía internacional con bajas tasas de
crecimiento o incluso de recesión. El sistema capitalista actual privilegia la
especulación financiera y el salvataje de bancos, en lugar de la actividad productiva
y el consumo popular. En este contexto, las condiciones sociales de vida de
gran parte del planeta se deterioraron considerablemente. De manera similar a
Iberoamérica en los 1980 y 1990, las familias de Europa o Estados Unidos están
perdiendo los derechos sociales ganados en el siglo XX.
Varias economías de los países centrales están
en recesión y/o bajo crecimiento. Esto deriva en menores importaciones de
Latinoamérica y en la conformación de un excedente productivo que buscan
imponer a nuestros países. EUA se propone recuperar el terreno perdido frente a
esquemas como el BRICS. En este cuadro, los gobiernos de las potencias
protagonizan una disputa comercial, política y bélica por la apropiación de
recursos naturales y de los mercados mundiales. La desestabilización a las que
se ven enfrentados Brasil, Venezuela o la Argentina en 2015, se encuadró en
esta disputa entre imperialismos. No exageró el Papa Francisco cuando caracterizó
a las tensiones internacionales como una potencial “tercera guerra mundial”.
Desde entrado el siglo XXI, Iberoamérica venía
atravesando un importante ciclo de crecimiento, favorecido por el buen precio
de parte de sus recursos de exportación (soja, petróleo, minería, etc.). Las
condiciones macroeconómicas fueron aprovechadas por los gobiernos
nacionalistas, que se propusieron saldar las deudas sociales de sus pueblos
luego de décadas de crudo liberalismo. La revolución boliviana de Evo Morales impulsó
el Bono Juancito Pinto y creó universidades indígenas. El Partido de los
Trabajadores aplicó la Bolsa Familia y consolidó un sistema de becas para ciudadanos
negros y pobres. En la Argentina el Frente Para la Victoria sancionó la
Asignación Universal por Hijo y federalizó el sistema universitario creando más
de 15 Casas de Altos Estudios. En estos tres países y en otros como Ecuador,
Uruguay o Venezuela, se crearon nuevos empleos y los habitantes accedieron al derecho
a la vivienda, la salud o la educación.
Además y con resultados disimiles, los
gobiernos nacionalistas desarrollaron su estructura económica e impulsaron un
nuevo proceso de industrialización. Con esta finalidad estimularon varias
nacionalizaciones de empresas estratégicas como la YPF Boliviana o la YPF y las
AFJP argentinas. Países como Brasil son exportadores de recurso naturales y
además, de aviones (EMBRAER) y administran una empresa petrolera con
participación internacional (PETROBRAS). Argentina inició un importante proceso
de sustitución de importaciones y consiguió producir satélites y bienes
atómicos. Pese a los avances generados, buena parte de Iberoamérica no alcanzó
y no consolidó su independencia económica.
El ciclo de altos precios de los recursos
naturales empezó a revertirse. En algunos casos, la caída de los precios fue impulsado
deliberadamente: por ejemplo, el petróleo bajó, entre otras cuestiones, porque intervinieron
los EUA explotando y comercializando reservas no convencionales de energía. Frente
a este nuevo escenario, aquellos países que no consolidaron la
industrialización encontraron grandes dificultades para afrontar la falta de colocación
de sus exportaciones o la carencia de divisas. Venezuela atraviesa una crisis
económica severa. Dilma Rousseff aplicó un ajuste de las cuentas públicas en
Brasil. Argentina creció a bajas tasas durante los últimos años y mantuvo
déficit fiscal y comercial.
Los problemas económicos mencionados, la guerra
mediática interna e internacional y la presión de los factores de poder
mundial, están induciendo cambios de gobierno. En lugar de los líderes
nacionalistas, se produce una tendencia a que asuman mandatarios neoliberales
apoyados por los EUA. En la Argentina triunfó
CAMBIEMOS que organizó un gabinete de empresas multinacionales y de referentes
políticos conservadores. Una vez en el mando del país impulsaron un patrón de
desarrollo que beneficia a tres sectores que son: el Capital financiero
especulador internacional, los
Grandes terratenientes y exportadores agrícolas
y las empresas oligopólicas de servicios e importadores de manufactura
extranjera. Las ganancias del sector financiero aumentan exponencialmente la
deuda externa. Para garantizar la rentabilidad del sector agroexportador
devaluaron la moneda generando una inflación acelerada y aumentando ganancias a
los grupos concentrados. Las empresas de servicios aumentaron más del 1000 %
las tarifas...
El
Resultado está a la vista
El resultado económico del primer semestre es
evidente del nuevo perfil productivo. Las PYMES y el comercio bajaron el
volumen de ventas e incluso están quebrando empresas fruto de la apertura
económica y la caída del consumo. Se perdieron más de 180.000 puestos de
trabajo en seis meses. El país está en
recesión y acumulará en el año una inflación superior al 40%...
En paralelo, los negocios financieros dejaron
como resultado un incrementó de deuda para el Estado argentino superior a
32.000 millones de dólares. Fruto de la devaluación cayeron los salarios de los
trabajadores. La diferencia de exportar la cosecha de $ 9, 5 a $ 15 dejó como
resultante una ganancia adicional superior a los $ 50.000 millones de pesos.
-¿Qué
objetivo tiene la última toma de deuda por parte del gobierno nacional de
Cambiemos?
Al eliminarse los topes para la adquisición de
dólares y permitirse la fuga de divisas, Argentina se ofrece al mundo como una
plaza financiera óptima para especular. En tan sólo unos meses, el gobierno
emitió 16.500 millones de dólares para sufragar a los Fondos Buitres. Las
letras del Banco central (LEBAC) pagan una tasa del 34% en pesos, dejando como
saldo en los primeros meses del año una ganancia superior a los 3.000 millones
de dólares. En el mes de enero el Banco Central tomó un préstamo puente de
5.000 millones de dólares, a una tasa cercana al 7% en dólares. Las provincias
consiguieron el aval de Nación para acrecentar una deuda que ya superó los
8.200 millones de dólares.
Debido a la apertura económica, la caída del
consumo, la suba de los servicios públicos o la recesión económica
internacional, se hace poco viable el desenvolvimiento de la actividad
industrial en Argentina. El país va camino a reprimarizar su economía y a
aumentar exponencialmente la deuda externa y dicho proceso puede culminar en un
nuevo 2001.
El país se torna una semicolonia económica de
las Potencias extranjeras, que nos venden sus excedentes comerciales y obtienen
y giran fabulosas ganancias financieras y empresarias. El productor y el
trabajador argentino subsidian las economías y el nivel de vida del extranjero.
Que le vaya bien al gobierno de CAMBIEMOS no
implica la prosperidad del conjunto del país, sino meramente la acumulación de
riquezas de las empresas extranjeras que administran los Ministerios.
-¿A qué
se debe el triunfo de la derecha, tanto en nuestro país como en gran parte de
América Latina?
Hay factores económicos que generaron
dificultades de crecimiento y ello conlleva a la pérdida de capital electoral.
Las medidas de ajuste del Estado de Dilma Rousseff mermaron su electorado y
alcanzó la relección presidencial con un estrecho margen. En nuestro caso, la
caída del crecimiento y la regulación del mercado de divisas (corralito) acarrearon
costos electorales para el oficialismo. Al problema económico, hay que sumarle
cuestiones sociales no resueltas como la violencia, la desigualdad o la
precariedad en el empleo que llevaron a muchos trabajadores a buscar un
“cambio” o una alternativa. En este marco, el poder económico manejó con
destreza los resortes mediáticos que convencieron a muchos trabajadores acerca
de que su legítimo reclamo iba a ser atendido por los representantes de las
derechas neoliberales. A este esquema hay que sumarle la acción judicial, la
desestabilización económica y la tarea permanente de las ONG norteamericanas
dedicadas a hacer propaganda e inteligencia contra los gobiernos populares.
Finalmente, hubo problemas de construcción
política que derivaron en serias dificultades para conformar herramientas
políticas que garanticen la alternancia de los candidatos. En el caso de la
Argentina, en 12 años no se construyó un candidato o un espacio político capaz
de continuar el proyecto y por el contrario, el Frente Para la Victoria llegó a
la elección dividido y no existió una estrategia de campaña capaz de potenciar
la militancia.
Si habría que ordenar la importancia de las
variables económicas, sociales, culturales o políticas para explicar la derrota
política argentina, ésta última es fundamental. La interna entre la Conducción
nacional y el Partido Justicialista y la CGT fue perniciosa. La tendencia de
Cristina a armar un espacio propio con candidatos de escasa relevancia
electoral, facilitaron la estrategia neoliberal de CAMBIEMOS y del capital trasnacional.
La histórica derrota en la provincia de Buenos Aires fue una de las
manifestaciones de los serios errores de construcción política.
Entrevista extraída de:
SEGUNDA
PARTE
-¿Cuáles
son los desafíos de estos tiempos para el Peronismo?
En la época de Perón, el justicialismo era la
organización dinámica de una revolución nacionalista y obrerista. Desde el 1 de
julio del año 1974 el peronismo fue mutando y siendo el partido del orden llegó
a acompañar el liberalismo menemista. No hay “un peronismo”, sino varios. La
diversidad del peronismo es ideológica, política o social.
En este marco, el desafío del peronismo es el
de reconstruir un Proyecto nacional alternativo al neoliberalismo (Unidad de
concepción). Como “modelo” a seguir están el peronismo histórico y sus planes
quinquenales o la Constitución de 1949 y los derechos recuperados en los
últimos 12 años. Recientemente se reunió el peronismo en Formosa y se publicó
la “Declaración de Formosa” que trabaja la unidad de concepción.
Habiendo acordado aspectos básicos de un Proyecto
nacional, el siguiente paso fundamental es la unidad del Movimiento (unidad de
acción). Por un lado, está el Partido Justicialista, los intendentes,
diputados, concejales o gobernadores. El movimiento obrero organizado y sus
organizaciones deben formar parte fundamental del espacio. Cristina impulsa un
Frente cívico con participación de sectores externos al peronismo que deben
sumarse. Luego hay un inmenso espacio de organizaciones libres del pueblo, sociales,
deportivas o culturales, que deberían integrase activamente. Estos son tiempos
de debate y debe trabajarse la unidad, luego van a ir surgiendo los candidatos
y acuerdos electorales.
En el año 2003 Néstor Kirchner recuperó un Proyecto
Nacional desarrollista para el peronismo. Además y tema fundamental, el nuevo
Presidente conformó una conducción política fuerte y eficaz. El Proyecto nacional
que en buena parte se fue tejiendo sobre la marcha, permitió la reconstrucción
de la industria e impulsó la intervención del Estado en infraestructura básica
y en el terreno social. En el ámbito geopolítico el Frente Para la Victoria
apostó a la unidad regional y a la búsqueda de nuevos aliados como los BRICS. Néstor
tuvo en claro que la Argentina tenía que dejar de ser un satélite de los EUA,
para conforman una política exterior soberana como postuló Perón.
Kirchner interpretó la crisis del año 2001 y
convocó a los diversos actores sociales y políticos que habían impulsado la
lucha social desde la CGT, la CTA o las organizaciones sociales. Además,
integró a representantes del aparato político (siempre “oficialistas”), al
empresariado concentrado nacional y extranjero y a otros diversos representantes
de la producción, la cultura y el trabajo. Había que salir del “infierno” y lo
apoyaron piqueteros, sectores de clase media, la SRA, Clarín o la UIA. Con el
tiempo, estos apoyos económicos y políticos iniciales se fueron perdiendo o
modificando. El debate sobre las retenciones móviles es un ejemplo de ello.
En lo programático, Cristina tuvo la tarea de
la “sintonía fina” y enfrentó aliados circunstanciales como el complejo
agroexportador o los medios de comunicación oligopólicos. Durante sus mandatos
se tomaron decisiones fundamentales como la sanción de la AUH o la recuperación
de YPF. En el plano político y a diferencia de Néstor, Cristina intentó con más
fuerza conformar un espacio político al cual consideró como “propio”. El Gobierno
nacional rompió vínculos con la conducción de la CGT e intervino en las listas
de varias provincias y municipios. Intentó consolidar su herramienta política con
Unidos y Organizados y luego directamente con la Campora. En el plano electoral,
la estrategia aplicada en 2013 y 2015 obtuvo escasos resultados o incluso
estrepitosas e históricas derrotas. En el aspecto político de mediano plazo, el
futuro dirá si esta estrategia deja resultados positivos para el Movimiento.
La estrategia política de Cristina puede
relacionarse con la ruptura con el complejo agroexportador, con Clarín o con la
UCR de Julio Cobos. Estos momentos fueron un llamado de atención sobre la
necesidad de consolidar un espacio propio y coherente con el proyecto. Ahora
bien, el fracaso de Unidos y Organizados también mostró que solamente con la
“tropa propia” se pueden perder elecciones otorgando al neoliberalismo y al
capital extranjero el gobierno nacional y el de varias provincias y municipios.
Para consolidar la necesaria unidad política que
demanda la hora, todos los actores deben pegarse un “baño de humildad”. Sin las
organizaciones libres del pueblo y los miles de dirigentes de todo el país que
lucharon arduamente, no existiría el 2001 que expulsó al gobierno neoliberal y
tampoco iba a ser fácil la asunción y el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner.
Por otro lado, es innegable que el kirchnerismo le dio nueva vitalidad al
peronismo y a las cientos de organizaciones populares. La decisión de sectores
del kirchnerimo de gobernar sin reconocer representaciones intermedias
(sindicales, sociales o políticas), no parece ser viable como estrategia de
poder. La inversa (gobernar sin reconocer 12 años de gobierno y la importancia
de Cristina), no parece ser posible. Juntos son una alternativa nacional, separados
van a ser derrotados. El año 2019 nos encontrará unidos o dominados.
-¿Cuál es
el rol que le corresponde a la juventud?
Tradicionalmente, el peronismo realizó un
ordenamiento por frentes políticos, de clase, de género y etarios. Había una
rama política (Partido), una rama femenina, una representación de trabajadores
y en los años setenta un espacio juvenil. Perón le otorgó lugares estatales al
empresariado nacional, a los militares, a los sindicatos o a la iglesia, ya que
consideró que la verdadera democracia es la que ejecutan las organizaciones
libres del pueblo. Dentro de este espacio, la diferenciación de clase fue
considerada fundamental ya que Perón entendió que los “trabajadores” eran la
columna fundamental del justicialismo.
Durante los últimos años, pareció que la
cuestión etaria se antepuso a la de clase y Cristina le otorgó buena parte de
la representación institucional a la juventud. Néstor apoyó la creación de
espacios de juventud en los diversos ámbitos. Posiblemente, consideró que los
dirigentes políticos se forman fundamentalmente en la lucha social y partidaria.
Cristina les otorgó los principales resortes del Estado, apostando a que se capaciten
desde la gestión de cargos públicos. Cristina desplazó a sectores partidarios y
sindicales y apostó a conformar una herramienta política de clase media,
apuntalada con cargos del Estado.
Sigo pensando que el peronismo debe ser un
movimiento político compuesto y destinado, principalmente, a los trabajadores. Las
organizaciones libres del pueblo deben ser el centro del dispositivo. La
juventud debería integrarse, humildemente y sin sectarismos, a construir un
proyecto de país con los sindicatos y con el conjunto de las organizaciones
sociales.
El intento vanguardista de la juventud de los
años setenta fracasó y actualmente puede ocurrir algo similar.
-¿Hay por
parte de sectores económicos y mediáticos que perdieron terreno en el gobierno
Kirchnerista, una suerte revanchismo y buscan la encarcelación de Cristina
Fernandez de Kirchner?
En Argentina y para simplificar, existen “tres
tercios” sociales:
- un tercio de clase baja que vive de sus
trabajos informarles (“en negro”). Con
el kirchnerismo consiguieron AUH, jubilaciones mínimas o un trabajo en
cooperativas. Una parte importante de
los sectores populares votó a CAMBIEMOS para mejorar sus condiciones de vida.
Pese a mejorar con el kirchnerismo, su calidad de visa era deficiente: hoy con
Macri están mucho peor.
- segundo estrato de clase media o de trabajadores
formales. Estos fueron los principales beneficiados dentro del universo de
trabajadores. En la última década pudieron viajar, comprar autos o casas y
reclamaban seguridad, la baja del impuesto a las ganancias y el derecho a
comprar dólares. Hoy CAMBIEMOS los está dejando sin trabajo y les bajó el
salario vía inflación y devaluación.
- un tercer sector empresarial y de clase alta,
numéricamente reducido, pero políticamente influyente. Durante los últimos 12
años hicieron mucho dinero los grupos agroexportadores, los bancos, los supermercados
o los grupos económicos oligopólicos y concentrados. Hoy son gobierno.
Durante el kirchnerismo muchos pobres dejaron
de serlo, cosa que no ocurrió con los ricos que lo fueron mucho más. Con
excepción de la recuperación de las AFJP o de YPF (con el precio del petróleo a
la baja…), el gobierno no realizó grandes recuperaciones de patrimonio a
diferencia del primer peronismo que nacionalizó bancos, comercio exterior o
recursos naturales.
Lo que sí ocurrió es que el gobierno les
requirió que aporten a la comunidad nacional mayores cuotas de sus altos y
excesivos ingresos. Los intentos de regular precios con supermercados, el
debate sobre las retenciones a la exportación o la reforma de la Carta Orgánica
del Banco Central se inscribieron en estas iniciativas. Actualmente, gobiernan
el país ya sin intermediarios. Los sectores agroexportadores aumentaron sus
ganancias, que antes ya eran altas. Los bancos mejoran su rentabilidad, que fue
muy positiva en diez años. Las empresas extranjeras pueden fugar mayores
márgenes de sus ganancias, cosa que antes hacían con mayores controles y con
algunas obligaciones. Las empresas de servicios consiguieron aumentos del mil
porciento y antes y tal cual mencionó recientemente Cristina en C 5N, obtenían
importantes rentabilidades.
El empresariado trasnacional no está dispuesto
a aportar nada a la comunidad nacional. Carentes de una visión de mediano
plazo, van director a destruir el país y conducirlo a un nuevo 2001. Por mucho
o poco que el kirchnerismo los obligó a aportar, están decididos a dar por
tierra con el gobierno anterior. Tienen poder económico y eso les otorga
influencia mediática y judicial. CAMBIEMOS impidió que Clarín aplique la ley de
servicios de comunicación y les renovó las licencias a los medios oligopólicos.
Los servicios de inteligencia que el gobierno anterior intervino y no llegó a
modificar, están actuando de manera fundamental en la elaboración de causas y
operaciones políticas.
La aristocracia del dinero, el poder judicial,
los grupos de medios y los servicios de inteligencia locales e internacionales,
se proponen erradicar del continente los derechos de los trabajadores, quebrar las
empresas sociales y evitar la posibilidad de que los recursos naturales sean
administrados por los Estados. Con esa visión estratégica, se proponen destruir
los partidos populares, debilitar a sus dirigentes y obstruir el accionar de
las organizaciones libres del pueblo.
Entrevista extraída de:
http://www.politicaymedios.com.ar/nota/8750/aritz_recalde_el_ano_2019_nos_encontrara_unidos_o_dominados/
Entrevista extraída de:
http://www.politicaymedios.com.ar/nota/8750/aritz_recalde_el_ano_2019_nos_encontrara_unidos_o_dominados/
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