Aritz
Recalde, agosto de 2014
“Luchamos
por la independencia y la soberanía de la Patria, por la dignidad de nuestros
hijos y de nuestros padres, por el honor de una bandera y por la
felicidad de un pueblo (…) soy peronista, entonces, por conciencia
nacional, por procedencia popular, por convicción personal y
por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo”. Eva Duarte
(17/10/1949)
La figura de Eva Duarte (Los Toldos
1919 – Buenos Aires 1952) expresó en buena medida, el proceso de refundación
que protagonizó la clase política argentina de las décadas del cuarenta y
cincuenta. A continuación, vamos a mencionar algunos aspectos fundamentales de
su legado político.
Composición social de
la clase dirigente
Con la asunción del peronismo los
representantes de la oligarquía fueron destronados del mando político del
gobierno y del Estado, profundizando los cambios iniciados por Hipólito
Yrigoyen y el radicalismo.
La clase alta ligada a los factores de
poder de Europa fue derrotada políticamente en las urnas, debilitada en la
economía con las expropiaciones y tema que queremos resaltar, sufrió una capitulación
cultural.
Con la revolución justicialista el
mundo de valores de la oligarquía dirigente entró en una crisis terminal,
frente a un nuevo sujeto político que postuló a los trabajadores mestizos y a
los empresarios nacionales como los actores revolucionarios de la historia. La
denominada “barbarie” que denostó cultural y políticamente la clase dirigente,
era desde ahora, el motor de la historia y del progreso nacional.
Eva Duarte representó el nuevo actor
político y contribuyó activamente a la lucha cultural de la revolución, contra
el sentido del mundo impuesto por las potencias occidentales y sus aliados
internos.
Tal cual demostraron sus biógrafos, Eva
Duarte transcurrió su infancia y juventud en un hogar humilde. Incluso, al
fallecer su padre no fueron pocas las carencias económicas de su familia,
cuestión que condujo a su madre realizar tareas de costura para poder
sobrevivir, entre otras actividades. Eva
provenía socialmente del pueblo trabajador y según sus mismas palabras “no
deben olvidarse ustedes que he salido de las filas de ese pueblo trabajador,
que se forjó en el dolor del taller y en el dolor del trabajo” (30/11/1946).
Su educación lejos estuvo de la universidad y de los ámbitos culturales de la
clase alta y fue su paso por la vida social del pueblo, la que forjó su
personalidad. Su compromiso con los humildes y su clara conciencia política, la
acercaron a los obreros y la vincularon a los destinos nacionales.
Alcanzó el lugar de la Primera Dama
presidencial y cuestión fundamental, ejerció un rol preponderante en las
decisiones de las políticas públicas. El
gobierno estaba, desde ahora, en manos de representantes del pueblo y gobernaba
para el mismo pueblo argentino. En sus palabras “lo esencial del peronismo es, justamente, esa vinculación con la
justicia social con las grandes directivas de la nacionalidad, porque el
Peronismo es, sobre todas las cosas, un esfuerzo magnifico de las masas obrera
para recuperar la Nación (…) por primera vez en la historia de la Patria,
trabajadores y gobernantes constituyen una misma cosa” (3/08/1946).
En otro discurso reiteró que el pueblo
que “había sido gobernado por cien
familias, ha tenido el privilegio de contar ahora con ministros obreros”
(17/04/1948). El inmenso resentimiento que generó la figura de Eva en las
clases adineradas y dominantes, representó cabalmente su envergadura
política. El poder del pueblo y de su
líder era identificado por la oligarquía y no exagera Eva cuando sostiene que
si sus enemigos la “odian es porque les
preocupa mi acción, debido a que ella tiene por objeto la ayuda social” (10/01/1949).
Los
valores de la clase dirigente se derrumbaron estrepitosamente frente a un
gobierno que encontraba las virtudes en los trabajadores descamisados, mestizos
y pobres.
Por procedencia social y por conciencia
política, la figura de Eva fue fundamental en la conformación de la identidad y
de la organización de la clase trabajadora argentina.
La mujer argentina y
el sindicalismo
Eva Duarte intervino activamente en el
proceso de construcción del nuevo sindicalismo argentino, cuyas organizaciones
fueron refundadas a partir del año 1943.
Desde su juventud y trabajando en los
ambientes artísticos, participó de la Asociación Radial
Argentina creada en el año 1943 para defender a los trabajadores. Su
trayectoria con los obreros la encontró convocando la movilización del 17 de
octubre de 1945 o debatiendo con los ferroviarios para que abandonen la huelga
de 1951.
La cultura sindical que poseyó, sus
dotes de dirigente y su cercanía con Perón, le permitieron oficiar como una
polea de trasmisión importante entre los trabajadores, las organizaciones
sindicales y el gobierno.
Su estrecha vinculación con el mundo
sindical y su innegable capacidad política, permitió que las organizaciones de
trabajadores la propongan para que forme parte de la formula presidencial en el
año 1951. En el Cabildo Abierto del Justicialismo dirigentes de la envergadura
de José Espejo o de Armando Cabo, la impulsaron como candidata. Frente a la
reacción militar y a su deteriorado estado de salud, Eva no aceptó la
candidatura aclarando que renunciaba a los “honores”, pero no a la “lucha” y al
“trabajo” (31/08/1951).
Será
la primera y la última mujer trabajadora en la historia del país, que ocupe ese
lugar de poder y de legitimidad dentro del sindicalismo.
Modelo de activista
político: vocación solidaria y formación de cuadros
“La
injusticia social no sólo es odiosa porque niega torpemente los derechos del
pueblo, sino porque es la incubadora, el caldo de cultivo de todas las
tragedias colectivas que han cubierto de luto y de oprobio a la humanidad”.
Eva Duarte (1/08/1950)
En su corta vida Eva realizó un
importante trabajo social. Incluso y es bueno destacarlo, conoció a Perón en el
contexto de las acciones solidarias organizadas luego del terremoto de San Juan
del 1944 que dejó el saldo de miles de muertos.
Como
militante política, Eva desarrolló una acción integral que la encontró de
organizadora, en la gestión de gobierno y en la formación doctrinaria.
Acompañó la movilización del 17 de
octubre de 1945 y participó activamente de la campaña electoral que llevó a Perón
a la presidencia en febrero de 1946.
En el terreno de formación de
dirigentes, dictó clases de “Historia del Peronismo” en la Escuela Superior
Peronista (1951). Resultante de sus cursos se publicó en
formato de libro una obra con el mismo nombre.
Con dotes de naturales de oradora que
fueron perfeccionados por su paso en el cine y la radio, protagonizó encendidos
discursos caracterizados por una prédica anti burocrática, anti oligárquica y
antiimperialista.
Su figura fue reapropiada en los años
sesenta y su humanismo social y su filosofía de la acción política radicalizada
y crítica, se incluyó en los discursos de un sector importante de las
organizaciones libres del pueblo. Dijo en sus discursos cargados de fervor
revolucionario que “la justicia social se
cumplirá inexorablemente, cueste lo que cueste y caiga quien caiga”
(20/05/1947) o que “nosotros debemos ser
fanáticos, no peronistas vergonzantes” (28/05/1952). Conformó un discurso
combativo que sostuvo que “no quiero para
el peronismo, a los ciudadanos sin mística revolucionaria” (17/10/1949).
Eva propugnó una prédica clasista que cuestionó
el accionar de los poderosos del extranjero y tema no menor, incluyó a los
actores del mismo movimiento peronista. Dijo Eva sobre la injerencia de los
poderes externos y sus aliados “la mano
de la oligarquía, pagada por el oro extranjero, quiere ahora en sangre al
General Perón, al líder de los trabajadores” (30/09/1948). En sus palabras
“nosotros luchamos por que haya menos
pobres, y para ello es necesario que haya menos ricos” (18/03/1950). Sobre
los “enemigos” de adentro aseveró que “es
necesario que cada uno de los trabajadores argentinos vigile y no duerma,
porque los enemigos trabajan en la sombra de la traición y a veces se esconden
detrás de una sonrisa o de una mano tendida” (17/10/1951).
Su relato y su prédica incluyeron la
lucha y el enfrentamiento de clases, de Estados y de partidos. En varias
ocasiones, fustigó a los enemigos de la revolución y lejos estuvo de ser
conciliadora con sus adversarios políticos del “imperialismo” y de la “oligarquía”.
El 17 de octubre de 1948 ante una Palaza de Mayo colmada aseveró que “Una vez más, mis queridos descamisados,
capitalismo foráneo y sus sirvientes oligárquicos y entreguistas han podido
comprobar que no hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia
de sus derechos (…) el capitalismo foráneo y la oligarquía se llenaba la boca
con la palabra libertad para poder encadénanos fácilmente” (17/10/1948). Un
año después insistió en la misma Plaza de Mayo que “los viejos enemigos no han desparecido” (17/10/1949),
Los derechos
políticos de las mujeres
Eva contribuyó a la sanción de la
ley 13.010/47 de voto femenino y cuestión fundamental, impulsó la organización
de la rama femenina dentro del movimiento justicialista. En su punto de vista,
el voto femenino “restablecerá esa
apremiante ausencia de iniciativa pública de
la mujer, ente el panorama dinámico de su país. El voto femenino
avasallará el tutelaje incomprensible que las leyes ejercen sobre la mujer
argentina y la colocará, por fortuna, en el plano de la vigencia política a que
su sacrificio permanente le ha dado justo derecho” (12/02/1947)
La mujer argentina ingresó a las
legislaturas y comenzó a formar parte del gobierno, ya que en palabras de Eva “en el seno de nuestra democracia no cabe
distingo absurdo entre sexos, sino la unidad moral, recia y firme, sin cuyo
requisito la política carece de responsabilidad y de conciencia” (26/02/1947).
A partir de Eva, el sector femenino
intervino de la vida sindical y de los debates de poder, cambiando para siempre
el rol de la mujer en la sociedad y en la política.
Modelo de gestión de
políticas públicas
La revolución justicialista modificó
de raíz la estructura del Estado Argentino. Por un lado, el gobierno se propuso
la emancipación social del pueblo trabajador y organizó las instituciones del
Estado social de derecho. Por el otro, el objetivo de la independencia
económica derivó en la promoción de un nuevo sistema de instituciones y de
regulaciones de los recursos naturales, del comercio o del conjunto de los
servicios públicos.
El Estado liberal no tenía como objeto
central de su política al pueblo, sino y principalmente, a las clases altas. A
partir de acá, es que la revolución fundó un nuevo sistema institucional que la
Constitución de 1949 legalizó.
En éste marco, Eva trabajó en la recientemente
conformada Secretaría de Trabajo y Previsión y luego creó y condujo la Fundación
de Ayuda Social Eva Duarte de Perón (1948). La labor de ésta última se
orientó a la ayuda social de las clases populares. En su punto de vista “la limosna humilla y la ayuda social
dignifica y estimula” y una vez resuelto los problemas del pueblo argentino
“no serán tampoco necesarias la Fundación
de Ayuda Social y nuestra asistencia” (5/12/1949).
El modelo de gestión caracterizado por
la acción operativa, directa y ejecutiva del Estado, fue sumamente exitoso. La
Fundación incluyó una logística de distribución masiva de bienes y de servicios
y promovió ambiciosas obras públicas como escuelas, proveedurías, hospitales,
hoteles de recreación como Embalse o Chapadmalal, la ciudad universitaria de
Córdoba y diversos hogares de la tercera edad.
La intervención de Eva en la gestión
del Estado, incluyó la formación de ámbitos educativos como es el caso de la "Escuela de
Enfermeras Eva Perón".
Embajadora política y
cultural ante el mundo
“La República Argentina
tiene en Europa una jerarquía que jamás alcanzó (…) Los principios sociales
expuestos por nuestro líder, el general Perón, son ya destinos del mundo”. Eva Duarte (17/08/947)
Eva viajó a Europa en el año 1947. A diferencia de lo
ocurrido en buena parte de la clase política de la Argentina en los siglos XIX
y XX, no regresó segada por el extranjero. En su viaje por el Europa sostuvo
que “he visto desolación, hambre,
miseria, angustia, y vuelvo con la certidumbre de que es inútil cerrar los ojos
a la realidad y dejar que la oligarquía y el capitalismo no siga atacando (…)
me sentía orgullosa de ser parte del pueblo y de ser argentina”
(23/08/1947).
Según registros periodísticos, les
habló a 300.000 españoles que la recibieron efusivamente, demostrando el lugar
central de la revolución justicialista y de su Primera Dama, en el teatro de la
política mundial. En su viaje por España, Italia, Portugal, Francia, Suiza y el
Vaticano la recibió el Papa, entre otras figuras relevantes del poder mundial.
En sus discursos públicos disertó sobre
la impostergable tarea de la justicia social y visitó casas en barrios humildes.
Desde Madrid sostuvo que “La Argentina
dio otra vez al mundo la certeza de que los derechos del trabajador no eran
mera letra muerta (…) hemos defendido y combatido por le hombre olvidado,
desechando combatir solamente por su habilidad para producir (…) nos hemos
permitido ser justos, equitativos y solidarios para con nuestros hermanos que
no tienen ya diferencias sociales” (9/06/1947). Desde Italia mencionó que
Perón lucho para que no “haya hombres
demasiado pobres, ni nadie demasiado rico, con miras a una justicia social para
todos los hogares, aboliendo las diferencias sociales” (7/8/1947).
Con
su práctica Eva estaba desarrollando una campaña internacional de exportación
de la revolución justicialista y de su ideología de gobierno. El programa nacionalista
realizó ayuda social a varios países y tema importante, marcó una concepción
ideológica acerca del rol del Estado, de la política internacional, de los
trabajadores en el poder y de la necesaria regulación de la economía por parte
de los gobiernos.