sábado, 20 de noviembre de 2010

El feriado de la soberanía nacional y la política exterior argentina

Aritz Recalde, 20 de noviembre de 2010

Con el opio en las venas y los ríos de sangre africana, la ambición sobre el canto de olas navega hacia la muerte. Cenizas del 38 incandescentes tejiendo cadenas en el rio.
Tremola en el Paraná el Pabellón celeste y blanco, batalla de la Vuelta de Obligado.
Restaurador vi tu rostro en el mar del pueblo indignado, a Juan Bautista escupiendo las verdades del bronce cañón, a Mansilla y su fuego convertido en sol.
Tremola en el Paraná el Pabellón celeste y blanco, batalla de la Vuelta de Obligado.
Letra de Tercera Posición, Rock Nacional y Popular.

La sanción del feriado del 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, es una acción que corona la aplicación de la mejor política exterior de la historia del país desde su independencia a la fecha. El feriado recupera nuestra conciencia histórica, que y como estableció Juan José Hernández Arregui, es un paso infranqueable en el cual transitan los pueblos para consolidar la conciencia nacional y la vida política independiente. El feriado de la soberanía nacional no es un hecho aislado ya que no fue casualidad que la Batalla de Obligado desfiló en el bicentenario de la patria y que el brigadier General Juan Manuel de Rosas, tiene su imagen colgada en la galería de los patriotas latinoamericanos. En el desfile del 25 de mayo de 2010 en la nueve de Julio y en los cuadros de la Casa Rosada, están expresados los símbolos de lo mejor del revisionismo historiográfico nacional y popular, que es desarrollado por los intelectuales como José María Rosa, Rodolfo Puiggrós, Fermín Chávez, Rodolfo Ortega Peña, Pacho O´Donell, Arturo Jauretche o el gran maestro Norberto Galasso.

El mejor homenaje que hace el gobierno nacional a la Batalla de Obligado de 1845, es su política exterior, que es soberana e independiente y que está fundada sobre las bases de la multilateralidad. Dicha política se organiza a partir de la promoción de la integración latinoamericana como eje vertebral de las relaciones. Este posicionamiento permite que la Argentina se relacione de igual a igual con países como Rusia, India, China, Vietnam, Estados Unidos y con el conjunto de naciones de Europa, de Asia y de África. Dichas vinculaciones se organizan a partir de la cooperación y atendiendo nuestros intereses como país soberano e independiente, dejando atrás las relaciones carnales menemistas. El ingreso del país al “G 20” es emblemático de los logros del gobierno que consolidó una inserción del país en el mundo por la puerta grande. En el plano de la integración de América Latina se han dado los pasos más importantes de la historia del continente, desde la época de Bolívar y de San Martín. La maduración de la integración alcanzó logros desde la UNASUR que son prácticamente inéditos, como fue detener los golpes de Estado contra procesos nacionalistas y populares en Bolivia o Ecuador o a partir de negociar la paz entre Venezuela y Colombia. La UNASUR contiene en su seno a miembros del MERCOSUR y el ALBA y actualmente se perfila con posibilidades reales para sustituir a la OEA y morigerar la injerencia de Estados Unidos en la región.
La política multilateral e integracionista aplicada por Néstor y Cristina, tiene su antecedente directo en Juan Perón. En su gobierno se planteó la tercera posición y se iniciaron las negociaciones multilaterales con los países socialistas, manteniendo además, vínculos con Europa o con Estados Unidos. Fue Perón el fundador del principal antecedente del MERCOSUR que es el tratado del ABC entre Argentina, Brasil y Chile, cuestión que se complementó con la firma de tratados con varios países del continente. Fue Perón además, quien al ver fracasar los acuerdos con los gobiernos, propuso la formación de una asociación entre los pueblos a través de la organización de una central sindical latinoamericana (ATLAS). En su haber quedó marcado el apoyo de Argentina a la Guatemala de Arbenz, a la revolución Boliviana de 1952, la ruptura del bloqueo a Cuba en 1973 y el ingreso del país al bloque de las naciones No Alineadas en Argel. Juan Perón había retomado muchas de las acciones y las opiniones de Hipólito Yrigoyen. Dicho dirigente dignificó la política exterior luego de décadas de sometimiento y defendió la posición neutral del país en la primera guerra, promovió la formación de un frente de países latinoamericanos y rechazó el expansionismo norteamericano. Yrigoyen revirtió la política aplicada tras la batalla de Caseros de 1852 que y salvo algún atisbo marginal como la doctrina Drago, implicó que nuestro país sea una semicolonia británica. Dicha dependencia se profundizó después del golpe de 1930 con acciones como Pacto Roca Runciman o los negociados con las empresas de transporte.
Hipólito Yrigoyen retomó aspectos de la política exterior de Juan Manuel de Rosas, cuyo objetivo fue organizar el Sistema Americano para reunir en un régimen federal al antiguo Virreinato. En este marco, se enfrentó y derrotó al imperialismo francés que protagonizó el bloqueo de 1838 y al anglo francés en 1845. La acción antiimperialista de Rosas fue reconocida por José de San Martín que se ofreció a combatir a Inglaterra y a Francia y le entregó su sable utilizado en la Independencia. Las acciones de los unitarios, la derrota de Oribe en Uruguay, el imperialismo británico y los errores y traiciones políticas de Urquiza, le impidieron culminar su obra. Lo que vino después es conocido por todos: los países del Virreinato divididos y sumergidos en la violencia en las batallas de Pavón o en la Guerra de la Triple Alianza. San Martín lo consideró su heredero al donarle el sable y actualmente Cristina lo reconoce como uno de los fundadores de la dignidad nacional.
Fuera de las acciones de Rosas, de Yrigoyen, de Perón, de Néstor y de Cristina, nuestra política exterior fue dubitativa y dependiente. La triste historia de la dependencia incluyó la participación del extranjero en la batalla de Caseros por el pedido explicito de varios argentinos. Involucró el sometimiento a Inglaterra que fuera el agresor contra el país en 1806, en 1808 o en 1845. Fuimos una semicolonia británica y francesa que llegó al Centenario reivindicando el sometimiento económico, político y cultural. Caído Perón llegaría el ingreso al FMI, la aplicación del Plan de estabilización con Arturo Frondizi, la importación de la doctrina de seguridad nacional norteamericana con Ongania y la participación desde 1976 en las acciones terroristas en Nicaragua o el Salvador. El punto máximo de la dependencia exterior, fueron las “relaciones carnales” con EUA o la venta de armas a Ecuador en el contexto de la guerra con Perú, durante Carlos Menem.
Para revertir este proceso llegó Kirchner y recuperó la perspectiva latinoamericana de la política exterior dando por tierra con muchas de las rivalidades históricas con Brasil o con Chile. Fue Néstor quien y continuando la acción de Juan Perón con el ATLAS y el ABC, convocó a los pueblos y gobiernos a derribar el ALCA en 2005. Fueron Néstor y Cristina los que reivindicaron a los combatientes del atlántico sur luego de la “desmalvinización alfonsinista” y lo realizaron defendiendo nuestros derechos en los organismos internacionales y dignificando económicamente a los patriotas que jugaron la vida peleando al enemigo. Valga este homenaje a Rosas y al pueblo que a lo largo de la historia defendió nuestra soberanía como en 1806, en 1837, en Obligado, en Malvinas y en la defensa diaria e impostergable, de nuestra industria, de los recursos naturales y de los interese del país y los trabajadores.

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