martes, 13 de noviembre de 2012

El 8N

Aritz Recalde, noviembre de 2012

 El 8 de noviembre se movilizó la derecha argentina, formando parte de una operación política planificada. Es importante señalar, que el análisis de lo ocurrido tiene que distanciarse del mero estudio de la “legitimidad” de los reclamos de los manifestantes. Atender solamente el tratamiento de la agenda introducida en la movilización, podría suponer: 
a-      aceptar que la manifestación fue “espontánea” y que allí se expresó “libremente” una parte de la sociedad argentina, a la que hay “que entender e interpelar”.
b-      que el gobierno no está interviniendo en la resolución de gran parte de los temas allí mencionados.    
c-      que el interlocutor son los “ciudadanos”, desconociendo que en realidad, son los factores de poder económico concentrado.

PRIMERO: el 8N no es el resultado de una “autoconvocatoria” de una red social. Más allá de su origen, es evidente que dejó de serlo en el mismo momento que los oligopolios mediáticos le proporcionaron un tratamiento permanente con una única finalidad, que fue la de darle masividad y visibilidad. Tal es así, que es oportuno resaltar que la verdadera movilización se generó antes y después del 8N, por intermedio de las operaciones periodísticas. Carece de seriedad alguna, suponer que fueron “las redes sociales facebook o twitter” las organizadoras de la convocatoria. Los verdaderos movilizadores del 8N son el grupo Clarín, el capital económico concentrado y los partidos políticos de la oposición.

SEGUNDO: se pudo observar que los dirigentes políticos de la oposición fueron a la marcha sin identificación y sin banderas. El causante de dicha actitud, no fue el hecho de que iban a una “autoconvocatoria” y que las personas que participan en ella repudian a los “partidos políticos”. Por el contrario, la tarea de ocultamiento de los dirigentes es una estrategia mediática premeditada y tiene como finalidad, instalar el supuesto de que “toda la sociedad” repudia al gobierno. Los periodistas insisten que “todos los argentinos” sin distinción partidaria, están “cansados”, incluyendo a muchos que “la votaron y que están arrepentidos”. La dirigencia de derecha es minoritaria electoralmente y es por eso, que no se muestra como alternativa. El 8N es una operación de desgaste contra el gobierno nacional, que busca marcarle una agenda y debilitarlo, para luego iniciar la campaña electoral del 2013.

TERCERO: es importante tener en cuenta que buena parte de la agenda enarbolada por los manifestantes, es interpelada por las políticas del Estado nacional. La habilidad de los medios, está dada por su capacidad para:
a-      Desviar cuáles son las soluciones de fondo para esos problemas.
b-      Evitar el tratamiento objetivo de las responsabilidades que le corresponden a cada actor dentro del sistema político.
Los participantes del 8N, se expresaron a partir de dos maneras de enunciar su descontento con el gobierno nacional. Un sector de la movilización, explicitó una retórica sumamente intolerante y reaccionaria, enarbolando públicamente su oposición a las políticas sociales y distributivas del gobierno nacional. En plena movilización, golpearon a periodistas, pidieron la caída del gobierno y reiteraron frases cargadas de odio y de resentimiento social contra el pueblo argentino y latinoamericano. Frente a  dichas concepciones, el proyecto nacional encarna posiciones ideológicas y políticas irreconciliables. En este marco, es positivo que la derecha se manifieste en la calle: en otra época, lo hacía con los golpes de Estado.

Por otro lado y cuestión fundamental a tener en cuenta, la movilización difundió una agenda de cuestiones sensibles al sentido común de un sector importante de la sociedad. A diferencia del estilo estridente y reaccionario mencionado anteriormente, muchos de los manifestantes se expresaron “pacíficamente y en orden”, cumpliendo el mandato reiterado por los formadores de opinión. Los medios de comunicación se preocuparon especialmente en mostrar solamente éste tipo de manifestaciones. Sobre esos postulados, se organizó la disputa cultural de sentido contra el gobierno nacional. La operación busca:
a-    Definir una agenda de política pública.
b-  Difundir el supuesto de que el gobierno nacional no está interesado en resolver esa agenda, por un tema de “soberbia” o de “exceso de poder”.

Contra ésta última opinión, es importante destacar que buena parte de  las consignas planteadas por los manifestantes, son cuestiones interpeladas por la agenda del gobierno nacional y no es cierto que no se esté trabajando para resolverlas. El proyecto nacional busca “resolver de fondo” gran parte de las cuestiones sustanciales planteadas en la movilización. Por el contrario y tomando distancia de cualquier búsqueda de solución, los medios de comunicación instalan la agenda con la única finalidad de impedir el triunfo político del proyecto nacional.
Consideramos que la cuestión principal, no se refiere a la veracidad o no, de buena parte del temario que introdujeron los manifestantes. El aspecto sustancial, tiene que ver con poder comprender cómo los instalan y cómo les dan tratamiento particular. A continuación vamos a mencionar algunos ejemplos de lo queremos decir.

¿Los manifestantes piden SEGURIDAD?: el gobierno nacional también y tal es así, que le dio a la problemática un tratamiento central creando el Ministerio de Seguridad o el operativo centinela. Además, el proyecto está impulsando políticas sociales para revertir la conflictividad  en el largo plazo. En éste marco, la operación mediática se centra en dos cuestiones:
-          Sostener que el gobierno nacional no se preocupa del tema por mera “soberbia”;
-          Desviar las responsabilidades institucionales evitando que los reclamos se dirijan a los responsables primarios de la seguridad, como es el caso del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Quieren detener la INFLACIÓN?: el gobierno nacional también. Es por eso, que propone los acuerdos de precios, regula el desplazamiento de los precios internacionales con las retenciones, aporta créditos baratos para el sector productivo o subsidia empresas de servicios y otras actividades estratégicas que permiten bajar los costos de producción. En este cuadro, la operación mediática se centró en:
-          Evitar decir que son las empresas y no el gobierno, ni el INDEC, los que suben los precios.
-          Profundizar las críticas contra los funcionarios que protagonizan la lucha contra la inflación, como es el caso de Guillermo Moreno. En su lugar, le dan cobertura a los políticos neoliberales que fueron protagonistas del desastre, que culminó en la hiperinflación de 1989 y en la crisis del 2001.
-          Instalar el discurso neoliberal contra la inflación, que propone:
a-      “Enfriar la economía”. La propuesta en los hechos, va a generar una profunda recesión como ocurre en España, metiendo en el “congelador” a los problemas sociales de los argentinos. Van a crear desempleo y van a bajar los salarios para “enfriar” el consumo.  
b-      Mejorar la “competitividad”. Ello implica bajar los sueldos de los trabajadores y favorecer las importaciones del extranjero, reiterando las recetas de desindustrialización de la gestión de López Murphy o de Domingo Cavallo.
c-      Enviarle “señales a los mercados”. Esto implica y por ejemplo, desregular las operaciones bancarias y favorecer la especulación financiera como se está haciendo en Grecia. Los resultados están a la vista.
d-     Defender la “seguridad jurídica”. En los hechos, ello va a implicar retomar las privatizaciones de los años noventa.      

¿Piden DEMOCRACIA?: desde el 2003 está claro que el kirchnerismo garantizó en todas las elecciones con transparencia y asumió los resultados electorales con la mayor pluralidad y apertura. La derrota que sufrió el gobierno en el 2009 es un buen ejemplo. No existen en el periodo que transcurre del año 2003 a la fecha, denuncias comprobadas de fraude electoral, ni de falta de democracia. Incluso, es oportuno recordar que el gobierno rescató la democracia de una  crisis profunda que derivó en el que se “vallan todos” y el “voto en blanco”.
Distinta es la metodología política, por ejemplo, de dirigentes como Mauricio Macri que introdujo líneas telefónicas para denunciar niños que fueron declaradas ilegales por la justicia; o que está procesado por escuchas telefónicas violando las libertades individuales. ¿Cuál es el problema entonces?: que la derecha no acepta -como si lo hizo el kirchnerismo en 2009- una derrota electoral.  

¿Quieren LIBERTAD DE EXPRESIÓN?: el gobierno también y por eso aprobó con apoyo de buena parte de la oposición, la ley de medios. La norma  favorece la pluralidad de voces y otorga participación en la emisión y en el control de medios audiovisuales, a todas las personas, las organizaciones y las fuerzas políticas. ¿Qué es lo qué piden entonces los medios?: la libertad de empresa de Clarín y de sus aliados de la oligarquía mediática.

¿Quieren COMPRAR DIVISAS para atesorar?: el gobierno también quiere cuidar el poder adquisitivo de los argentinos y es por eso, que no olvida que en el año 2001 las cacerolas sonaron por el asalto que implicó el “corralito”. En el 2001 en nombre de la “libertad de mercado”, les robaron los ahorros en dólares a los argentinos y en su lugar les dieron bonos (patacones o Lecop). El gobierno nacional está protegiendo el ahorro de los argentinos y es por eso, que evita la fuga de capitales y las operaciones de desestabilización financiero que lo originan. Lo que no va a permitir el gobierno nacional, es que los grandes especuladores bursátiles sigan ganando fortunas sin generar riqueza y a costa de confiscar nuestros ahorros.

 

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